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Esta investigación, no hace falta decirlo, trata de corrientes alternas, y, para ser más preciso, con corrientes<br />
alternas de alto potencial y alta frecuencia. Cuán esencial es la alta frecuencia para la producción de los<br />
resultados obtenidos es una pregunta cuya respuesta, incluso con mi experiencia hasta el presente, iba a<br />
ponerme en aprietos Algunos de los experimentos pueden ser realizados con bajas frecuencias, pero muy altas<br />
frecuencias son deseables , no solo teniendo en cuenta los muchos efectos asegurados por su uso, sino también<br />
como un medio de obtener en los aparatos de inducción empleados los altos potenciales que , a su vez, son<br />
necesarios para la mayor parte de los experimentos aquí contemplados.<br />
Entre las varias ramas de la investigación eléctrica, quizás la más interesante y la más inmediatamente<br />
prometedora es la que trata con las corrientes alternas. Los progresos en esta rama de las ciencias aplicadas han<br />
sido tan grandes en los últimos años que se justifican las esperanzas más optimistas. Con mucho esfuerzo nos<br />
hemos familiarizado con un hecho, cuando nuevas experiencias nos han hecho ver abiertas nuevas vías de<br />
investigación. Incluso en este momento las posibilidades soñadas antes, con el uso de estas corrientes, están<br />
ahora parcialmente realizadas. Como en la naturaleza todo es vaivén, todo es movimiento ondulatorio, así parece<br />
que en todas las ramas de la corriente alterna la onda eléctrica va a tener oscilación.<br />
Quizás una razón por la que esta rama de la ciencia está siendo desarrollada tan rápidamente se puede<br />
encontrar en el interés puesto en el estudio experimental. Si colocamos una bobina en un simple aro de acero y<br />
lo conectamos a un generador, vemos maravillados los efectos de extrañas fuerzas que ponemos en juego, que<br />
nos permiten transformar, transmitir y dirigir energía según nuestros deseos. Si construimos los circuitos de forma<br />
apropiada, vemos la masa de acero y cables comportarse como si hubiera sido dotada de vida, girando una<br />
pesada armadura a través de invisibles conexiones con gran fuerza y velocidad –con la energía posiblemente<br />
enviada desde gran distancia. Observamos como la energía de una corriente alterna que atraviesa un cable se<br />
manifiesta- no tanto en el cable como en el espacio circundante de la más sorprendente manera, tomando la<br />
forma de calor, luz, energía mecánica y, lo más sorprendente de todo, incluso química. Todas estas<br />
observaciones nos fascinan y nos llenan de un gran deseo de saber más acerca de la naturaleza de estos<br />
fenómenos. Cada día vamos al trabajo con la esperanza de descubrir, con la esperanza de que alguien, no<br />
importa quien, pueda encontrar una solución para alguno de estos grandes problemas pendientes y cada día<br />
volvemos a nuestra tarea con renovado ardor sabiendo que, incluso si no hemos tenido éxito, nuestro trabajo no<br />
ha sido en vano porque en estos afanes, en estos esfuerzos hemos encontrado horas de indescriptible placer y<br />
hemos dirigido nuestros esfuerzos en beneficio de la humanidad.<br />
Podemos tomar (al azar si así lo preferimos) uno de los muchos experimentos que pueden ser realizados con<br />
corrientes alternas, unos pocos de los cuales, y de ninguna manera los más impactantes son el objeto de la<br />
demostración de esta tarde. Todos ellos son igualmente interesantes, todos dan que pensar.<br />
Aquí tenemos un simple tubo de cristal del cual el aire ha sido parcialmente extraído. Lo tomo en mi mano y<br />
pongo mi cuerpo en contacto con un cable con corriente alterna de alto voltaje y el tubo y mi mano están<br />
brillantemente iluminados. En cualquier posición que lo ponga, donde quiera que lo ponga en el espacio tan lejos<br />
como pueda alcanzar su dulce y agradable luz persiste con igual brillantez.<br />
Aquí tenemos un bulbo en el que se ha hecho el vacío colgado de un solo cable. Estando en un soporte aislado<br />
lo tomo en mi mano y un botón de platino montado en él se pone vívidamente incandescente.<br />
Aquí, conectado a un cable de alimentación, tenemos otro bulbo que se llena con magníficos colores de luz<br />
fosforescente cuando yo toco su zócalo metálico<br />
Aquí hay otro sobre el cual mis dedos proyectan una sombra (la sombra de Crookes) del vástago que hay dentro.<br />
Aquí todavía, aislado como estoy en esta plataforma, pongo mi cuerpo en contacto con uno de los terminales del<br />
secundario de este bobinado inductivo (con el final de un cable de varias millas de largo) y ustedes ven los haces<br />
de luz escapar desde su distante final, que esta bajo una violenta vibración.<br />
Una vez más aquí yo conecto estas dos chapas de malla de alambre a los terminales de la bobina, las coloco a<br />
una cierta distancia y conecto la bobina. Ustedes pueden ver una pequeña chispa saltar entre las chapas. Coloco<br />
una gruesa placa del mejor dieléctrico entre ellas y, aunque parezca imposible, allano el camino de la descarga,<br />
la cual, cuando inserto la placa, simplemente cambia su apariencia y toma la forma de corrientes luminosas.<br />
¿Hay algo, pregunto, puede haber algo más interesante que el estudio de las corrientes alternas?<br />
En todas estas investigaciones, en todos estos experimentos, que son muy muy interesantes durante muchos<br />
años (desde que el más grande investigador que se presentó en esta sala descubrió su principio) siempre hemos<br />
tenido un compañero, un aparato familiar para todos, una vez fue juguete, algo muy importante ahora, la bobina<br />
de inducción. No existe aparato más querido por los electricistas. Desde el más capaz de entre ustedes, me<br />
arriesgaría a decir, hasta el más inexperto estudiante, hasta ustedes, todos hemos pasado deliciosas horas