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Por: Alejandra Montoya
E
l Concilio Vaticano
II convocado
por el Papa Juan
XXIII en el año
1959, fue uno
de los grandes eventos que
marcaron el siglo XX y tuvo
como objetivos principales el
promover el desarrollo de la fe
católica, lograr una renovación
moral de la vida cristiana de
los fieles, adaptar la disciplina
eclesiástica a las necesidades
y métodos de nuestro tiempo,
así como lograr la mejor
interrelación con las demás
religiones.
Veinte años después, el Papa
Juan Pablo II convocó el SINO-
DO extraordinario, sintetizando
de la siguiente manera los
grandes documentos de ese
magno acontecimiento: “LA
IGLESIA, BAJO LA PALABRA
DE DIOS, CELEBRA LOS MIS-
TERIOS DE CRISTO PARA LA
SALVACION DEL MUNDO”.
La Arquidiócesis de Cali no
ha sido ajena a los grandes
cambios que el concilio vaticano
II sugirió; es por esto que
entre los años del concilio y
el año 2011 cada uno de sus
pastores han llevado la marcha
de esta iglesia particular
asumiendo a su manera, los
nuevos retos pastorales.
Por los años 1984, 1988
y 1998 se publicaron unas
normas pastorales y administrativas
que respondían a
momentos precisos del caminar
eclesial arquidiocesano.
Fue así como Monseñor Juan
Francisco Sarasti con motivo
del primer centenario de
nuestra iglesia local, convocó
el PRIMER SINODO DIOCESA-
El Papa Juan Pablo II convocó el SINODO extraordinario,
sintetizando de la siguiente manera los grandes
documentos de ese magno acontecimiento: “LA IGLESIA,
BAJO LA PALABRA DE DIOS, CELEBRA LOS MISTERIOS DE
CRISTO PARA LA SALVACION DEL MUNDO”.
NO que se celebró entre el 13
y el 21 de mayo de 2010. De
ese acontecimiento se han
publicado dos folletos con las
proposiciones y recomendaciones
pastorales.
En mayo del año 2011, monseñor
Darío de Jesús Monsalve
Mejía, toma en sus manos la
dirección de esta Iglesia Particular,
invitándonos a darle
un gran impulso a la nueva
evangelización, a la cultura
cristiana de la familia y a la
reconciliación social, a construir
una experiencia de paz
y testimoniarla como unidad
de espíritu y de misión que
haga creíble el anuncio de la
Palabra, asumiendo nuestra
renovación de creyentes y de
Iglesia, recuperando el curso
del Evangelio identificado ahora
bajo tres términos: KERIG-
MA, KOINONÍA Y DIACONÍA;
significando con ellos que el
anuncio renovado y permanente
de la persona de Cristo
Jesús y del Reino de Dios, genera
comunidad de discípulos
misioneros y aporta a la socie-
dad humana servidores de sus
semejantes y constructores de
la “civilización del amor”.
Las Vicarías Episcopales
puente entre el pastor
y la comunidad
Para darle el ordenamiento
y la directriz necesaria a la
pastoral en la Arquidiócesis,
monseñor Darío nombra
unas VICARIAS EPISCOPALES,
que sirvan de puente entre
el pastor y la comunidad,
siendo las primeras líneas de
acción; garantizando con ellas
la comunión eclesial, la misión
permanente y la continuidad y
calidad de los procesos en la
Arquidiócesis; tomando como
fundamento la celebración del
misterio pascual.
Papel fundamental de las
comunidades parroquiales y
los movimientos apostólicos
Los elementos fundamentales
de toda acción pastoral en
la Iglesia, aunque se enfoquen
con distintas ópticas, deben
ser siempre la palabra de Dios,
la fe, la conversión y el bautismo;
así como la EUCARISTIA,
la RECONCILIACIÓN y LA ORA-
CIÓN. Estos son los ejes que
ayudan a impulsar en todas
las parroquias y movimientos
apostólicos el proceso de pequeñas
comunidades bajo la
guía y animación del párroco y
del concejo pastoral. La experiencia
de Comunidad parroquial,
no debe ser sustituida
por la de ningún movimiento
o carisma, ni estos deben ser
absorbidos por la parroquia.
Se trata de potenciar la Iglesia,
su espiritualidad de edificación
recíproca, la formación y
unidad entre los evangelizadores,
la misión permanente, la
iniciación cristina de adultos
y alejados; la acogida y acompañamiento
a los adolescentes
y jóvenes, la cultura de la familia,
es decir, el compromiso
social de los creyentes. A esto
ayudarán cada uno de los carismas,
movimientos y servicios
apostólicos existentes en la
Arquidiócesis, no caminando
cada uno por su lado, sino
fortaleciendo unidos, el nivel
comunitario.
Para vigorizar fuertemente
el testimonio, la formación,
la vida y el ministerio de los
pastores, tanto el seminario
como el presbiterio y la escuela
diaconal deben ser los espacios
que retomen todo este
movimiento de renovación.
De igual manera, se hace
indispensable dedicar más
tiempo y más impulso a los
espacios de espiritualidad
misionera y de comunión en
templos, capillas y centros de
culto. Para avanzar en este
camino y aportar las luces q lo
iluminen, es necesario tomar
como base La misión continental,
la celebración del año de la
fe y la exhortación del Sínodo
de Obispos sobre la Nueva
9
Santiago de Cali,
Febrero de 2013
Reorganización Pastoral y Administrativa
de la Arquidiócesis de Cali
Evangelización y transmisión
de la fe.
Las Zonas pastorales
La reorganización de las Zonas
Episcopales de Pastoral:
Yumbo, Jamundí, La Divina
Misericordia y San Nicolás;
el desarrollo armónico de las
Vicarías Episcopales y de las
delegaciones Arzobispales,
los nuevos departamentos u
oficinas de servicio en la curia:
Jurídico, arquitectónico, de
planeación, administrativo y
finanzas; así como la reorientación
de las instituciones como
la pastoral social, el Camposanto
Metropolitano, Banco de
Alimentos, Universidad Católica,
Fundaciones Educativas,
la Oficina de Comunicaciones,
Tribunal Eclesiástico, el Instituto
para la Familia Benedicto
XVI y Obras de beneficencia;
así como la auditoría y la administración
certificada; permitirán
a la Arquidiócesis de Cali
contar con personas, acciones,
organismos, instituciones y
recursos para impulsar toda la
obra de la Iglesia en esta Iglesia
Particular, impulso que no
saldrá de un escritorio como
tal, sino que cada parroquia lo
irá realizando, en el arciprestazgo
entra en comunión con
los párrocos y toma su forma
total en la zona episcopal.
La iglesia está antes que los
modelos de acción pastoral y
el Espíritu Santo es el verdadero
protagonista, es él quien
une y compagina los diversos
modelos escogidos.
El nuevo Plan Pastoral nos indica
la necesidad de ponernos
en actitud de conversión personal,
de renovación y de un
necesario ímpetu misionero.
Apoyados en el encuentro
gozoso con Jesús resucitado,
que el Papa Benedicto XVI
expresa de múltiples formas y
que se concentra en el anuncio
del Dios amor como centro
de todo el mensaje cristiano,
se nos invita como miembros
activos de esta iglesia de Cali,
conscientes del momento en
que vivimos, a trabajar por la
construcción de una Iglesia
que vive siempre orientada al
encuentro con Cristo.
“No se comienza a ser cristiano
por una decisión ética
o una gran idea, sino por el
encuentro con un acontecimiento,
con una persona,
que da un nuevo horizonte a
la vida y, con ello, una orientación
decisiva” (Benedicto
XVI).