Illich Ivan - La sociedad desescolarizada.rtf - Mundo Libertario
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a que se destinan, matan o mutilan infaliblemente. Pero los costos de entrega aumentan<br />
vertiginosamente; el coste de un vietnamita muerto subió de 360 000 dólares en 1967 a 450 000<br />
dólares en 1969. Sólo unas economías a una escala cercana al suicidio de la raza harían<br />
económicamente eficiente el arte militar moderno. Se está haciendo más obvio el efecto boomerang<br />
en la guerra: cuanto mayor es el recuento de cuerpos de vietnamitas muertos, tantos más<br />
enemigos consigue Estados Unidos por todo el mundo; asimismo, tanto más debe gastar Estados<br />
Unidos en crear otra institución manipulativa -motejada cínicamente de "pacificación"- en un vano<br />
intento por absorber los efectos secundarios de la guerra.<br />
En este mismo lado del espectro hallamos también oganismos sociales que se especializan en la<br />
manipulación de sus clientes. Tal como la organización militar, tienden a crear efectos contrarios a<br />
sus objetivos conforme crece el ámbito de sus operaciones. Estas instituciones sociales son<br />
igualmente contraproducentes, pero lo son de manera menos evidente. Muchas adoptan una<br />
imagen simpática y terapéutica para encubrir este efecto paradojal. Por ejemplo, hasta hace un par<br />
de siglos, las cárceles servían como un medio para detener a las personas hasta que eran<br />
sentenciadas, mutiladas, muertas o exiliadas, y en ocasiones eran usadas deliberadamente como<br />
una forma de tortura. Sólo recientemente hemos comenzado a pretender que el encerrar a la gente<br />
en jaulas tendrá un efecto benéfico sobre su carácter y comportamiento. Ahora, más que unos<br />
pocos están empezando a entender que la cárcel incrementa tanto la calidad de los criminales<br />
como su cantidad, y que de hecho a menudo los crea a partir de unos simples incomformistas. No<br />
obstante, es mucho menor el número de los que al parecer entienden el que las clínicas<br />
psiquiátricas, hogares de reposo y orfanatos hacen algo muy parecido. Estas instituciones<br />
proporcionan a sus clientes la destructiva autoimagen del psicótico, del excedido en años, o del<br />
niño abandonado, y proveen la justificación lógica para la existencia de profesiones completas, tal<br />
como las cárceles proporcionan ingresos para guardianes. <strong>La</strong> afiliación a las instituciones que se<br />
encuentran en este extremo del espectro se consigue de dos maneras, ambar coercitivas:<br />
mediante compromiso obligado o mediante servicio selectivo.<br />
En el extremo opuesto del espectro se sitúan unas instituciones que se distinguen por el uso<br />
espontáneo -las instituciones "conviviales". <strong>La</strong>s conexiones telefónicas, las líneas del metro, los<br />
recorridos de los carteros, los mercados y lonjas no requieren una venta a presión o sin ella para<br />
inducir a sus clientes a usarlos. Los sistemas de alcantarillado, de agua potable, los parques y<br />
veredas son instituciones que los hombres usan sin tener que estar institucionalmente<br />
convencidos de que les conviene hacerlo. Todas las instituciones exigen, por cierto, cierta<br />
reglamentación. Pero el funcionamiento de instituciones que existen para ser usadas más bien que<br />
para producir algo, requiere normas cuya índole es totalmente diferente de la de aquellas que<br />
exigen las instituciones-tratamiento, las cuales son manipulativas. <strong>La</strong>s normas que rigen las<br />
instituciones para uso tienen por fin principal el evitar abusos que frustarían su accesibilidad<br />
general. <strong>La</strong>s veredas han de mantenerse libres de obstrucciones, el uso industrial de agua potable<br />
debe someterse a ciertos límites y el juego de pelota debe restringirse a zonas especiales dentro<br />
de un parque. Actualmente necesitamos una legislación especial para evitar el abuso de nuestras<br />
líneas telefónicas por parte de computadores, el abuso del servicio de correo por parte de los<br />
anunciantes, y la contaminación de nuestros sistemas de alcantarillado por los desechos<br />
industriales. <strong>La</strong> reglamentación de las instituciones conviviales fija límite para su empleo; conforme<br />
uno pasa del extremo convivencial del espectro al manipulativo, las normas van exigiendo cada<br />
vez más un consumo o participación no queridos. El diferente coste de la adquisición de clientes es<br />
precisamente una de las características que distinguen a las instituciones conviviales de las<br />
manipulativas.<br />
En ambos extremos del espectro encontramos instituciones de servicio, pero a la derecha del<br />
servicio es una manipulación impuesta y al cliente se le convierte en víctima de la publicidad,<br />
agresión, adoctrinamiento, prisión y electrochoque. A la izquierda, el servicio es una mayor<br />
oportunidad dentro de límites definidos formalmente, mientras el cliente sigue siendo un agente<br />
libre. <strong>La</strong>s instituciones del ala derecha tienden a ser procesos de producción altamente complejos<br />
y costosos en los cuales gran parte de la complicación y el gasto se ocupan en convencer a los<br />
consumidores de que no pueden vivir sin el producto o tratamiento ofrecido por la institución. <strong>La</strong>s<br />
instituciones del ala izquierda tienden a ser redes que facilitan la comunicación o cooperación<br />
iniciada por el cliente. <strong>La</strong>s instituciones manipulativas de la derecha son formadoras de hábito,<br />
"adictivas", social y psicológicamente. <strong>La</strong> adicción social, o escalada, consiste en la tendencia a<br />
prescribir un tratamiento intensificado si unas dosis menores no han rendido los resultados<br />
deseados. <strong>La</strong> adicción psicológica, o habituamiento, se produce cuando los consumidores se