Illich Ivan - La sociedad desescolarizada.rtf - Mundo Libertario
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frustracción usa el eufemismo de "revolución de expectativas crecientes".<br />
Pero el crecimiento concebido como un consumo sin términos -el progreso eterno- no puede<br />
conducir jamás a la madurez. El compromiso con un ilimitado aumento cuantitativo vicia la<br />
posibilidad de un desarrollo orgánico.<br />
[65]<br />
El juego ritual y la nueva religión mundial<br />
En las naciones desarrolladas, la edad para salir de la escuela excede el aumento de los años de<br />
vida probable. Dentro de una década se cortarán ambas curvas y crearán un problema para<br />
Jessica Mitford y para los profesionales que se interesan en una "educación terminal". Me hace<br />
recordar la Edad Media tardía, cuando la demanda por los servicios de la Iglesia sobrepasó la<br />
duración de vida, y se creó el "purgatorio" para purificar las almas bajo el control papal antes de<br />
que pudiesen ingresar en la paz eterna. Lógicamente, esto condujo primero a un tráfico de<br />
ingulgencias y luego a un intento de Reforma. El Mito del Consumo Sin Fin ocupa ahora el lugar de<br />
la creencia en la vida eterna.<br />
Arnold Toynbee señaló que la decadencia de una gran cultura suele ir acompañada por el<br />
surgimiento de una nueva Iglesia Universal que lleva la esperanza al proletariado interior mientras<br />
atiende al mismo tiempo las necesidades de una nueva casta guerrera. <strong>La</strong> escuela parece<br />
eminentemente apta para ser la Iglesia Universal de nuestra decadente cultura. Ninguna institución<br />
podría ocultar mejor a sus participantes la profunda discrepancia entre los principios sociales y la<br />
realidad social en el mundo de hoy. Secular, científica y negadora de la muerte, se ciñe<br />
estrechamente al ánimo moderno. Su apariencia clásica, crítica, la hacer aparecer, si no<br />
antirreligiosa, al menos pluralista. Su currículum define la ciencia y la define a ella misma mediante<br />
la llamada investigación científica. Nadie completa la escuela -todavía. No cierra sus puertas a<br />
nadie sin antes ofrecerle una oportunidad más: educación de recuperación, para adultos y de<br />
continuación.<br />
<strong>La</strong> escuela sirve como una eficaz creadora y preservadora del mito social debido a su estructura<br />
como juego ritual de las promociones graduadas. <strong>La</strong> introducción a este ritual es mucho más<br />
importante que el asunto enseñado o el cómo se enseña. Es el juego mismo el que escolariza, el<br />
que se mete en la sangre y se convierte en hábito. Se inicia a una <strong>sociedad</strong> entera en el Mito del<br />
Consumo Sin Fin de servicios. Esto ocurre hasta tal punto que la formalidad de participar en el<br />
ritual sin término se hace obligatoria y compulsiva por doquier. <strong>La</strong> escuela ordena una rivalidad<br />
ritual en forma de juego internacional que obliga a los competidores a achacar los males del mundo<br />
a aquellos que no pueden o no quieren jugar. <strong>La</strong> escuela es un ritual de iniciación que introduce al<br />
neófito en la sagrada carrera del consumo progresivo, un ritual propiciatorio cuyos sacerdotes<br />
académicos son mediadores entre los creyentes y los dioses del privilegio y del poder, un ritual de<br />
expiación que sacrifica a sus desertores, marcándoles a fuego como chivos expiatorios del<br />
subdesarrollo.<br />
Incluso aquello que en el mejor de los casos pasan unos pocos años en la escuela -y éste es el<br />
caso de la abrumadora mayoría en América <strong>La</strong>tina, Asia y África- aprenden a sentirse culpables<br />
debido a su subconsumo de escolarización. En México es obligatorio aprobar seis grados de<br />
escuela. Los niños nacidos en el tercio económico inferior tienen sólo dos posibilidades sobre tres<br />
de aprobar el primer grado. Si lo aprueban, tienen cuatro probabilidades sobre cien de terminar la<br />
escolaridad obligatoria en el sexto grado. Si nacen en el tercio medio, sus probabilidades aumentan<br />
a doce sobre cien. Con estas pautas, México ha tenido más éxito que la mayoría de las otras<br />
veintiséis repúblicas latinoamericanas en cuanto a proporcionar educación pública.<br />
Todos los niños saben, en todas partes, que se les ha dado una posibilidad, aunque desigual, en<br />
una lotería obligatoria, y la supuesta igualdad de la norma internacional realza ahora la pobreza<br />
original de esos niños con la discriminación autoinfligida que el desertor acepta. Han sido<br />
escolarizados en la creencia de las expectativas crecientes y pueden racionalizar ahora su<br />
creciente frustración fuera de la escuela aceptando el rechazo de la gracia escolástica que les ha<br />
caído en suerte. Son expulsados del paraíso porque, habiendo sido bautizados, no fueron a la<br />
Iglesia. Nacidos en pecado original, son bautizados al primer grado, pero van al Gebenna (que en<br />
hebreo significa "conventillo") debido a sus faltas personales. Así como Max Weber examinó los