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“PARA PREVENIR, PARA DECIDIR, ...SABER ES UN DERECHO”
66 . Manuela Ramos
Fomentando equidad e inclusión en la participación
Además de reflexionar sobre vivencias e historias personales de adolescentes de la comunidad, se
aprovechaban situaciones que ocurrían en los mismos talleres para pensar y aplicar los enfoques de
género, interculturalidad y derechos sexuales. Esto fue muy relevante en el ámbito de promover la
participación y relaciones equitativas entre las y los adolescentes.
Salvo excepciones, en la mayoría de distritos, eran los chicos quienes participaban más que las
chicas. La diferencia era más marcada aún en el caso de las comunidades rurales de Huancavelica
o Ayacucho, o las comunidades shipibas en Ucayali, donde las posiciones de liderazgo y autoridad
eran asumidas fundamentalmente por los hombres. En algunas de estas comunidades las chicas no
miraban a los chicos y no expresaban ninguna palabra en su presencia. Para facilitar que tanto chicas
como chicos puedan expresarse con más soltura, sobre todo en temas de sexualidad, los trabajos en
grupo de las primeras sesiones se realizaron en grupos separados de hombres y mujeres. Así mismo,
durante plenarias y espacios mixtos se promovió la participación de diversos modos, como dando
un turno a hombres y otro a mujeres, o llamando a cada participante por su nombre para pedirles su
opinión.
El mayor reto… fue que participen más las chicas. La participación era más de los chicos, siempre
querían quedar bien, a ellos desde jóvenes les preparan para ser líderes en sus comunidades, pero a
las mujeres no.
Ya en el desarrollo del taller es un poco difícil porque las mujeres se cohíben, especialmente cuando
se trata del tema de sexualidad. Se les daba más oportunidad a las chicas a participar, llamándoles por
su nombre o diciéndole a los chicos que ahora había que dar oportunidad para que hablen las mujeres
al igual que ellos ya habían hablado.
Los primeros temas no se trabajan en grupos mixtos: género, así es mi cuerpo e identidad cultural,
porque no es inmediata la interacción con los varones, eran grupos separados. Cuando solo son
mujeres participan más.
(EQUIPO REGIONAL, HUANCAVELICA).
Las relaciones entre chicos y chicas durante su convivencia en el taller también fueron motivo
de reflexión, especialmente cuando se presentaban situaciones conflictivas en las que terminaban
empujándose o jalándose. Trabajar con chicas y chicos por separado ayudó especialmente a fortalecer
a las chicas y reflexionar sobre asuntos considerados íntimos.
Así mismo, en varios distritos se enfatizó en el tema de la diversidad y los derechos sexuales, lo
que se siguió trabajando a lo largo de los subproyectos, pues la presencia de chicos considerados
“afeminados” o que se auto-identificaban como gays o travestis, generaba comentarios incómodos
o bromas entre los participantes de los talleres (al inicio) y de otros chicos de sus colegios o barrios.
Varios de estos chicos ocuparon cargos en los comités de gestión de los SP y sus compañeros
cambiaron de actitud hacia ellos (ver Cap. 3).