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“PARA PREVENIR, PARA DECIDIR, ...SABER ES UN DERECHO”
24 . Manuela Ramos
Las mayores controversias en materia de educación sexual giran alrededor de la oposición de la
Iglesia católica y agrupaciones laicas conservadoras 4 a políticas públicas que contravengan la moral
sexual promovida por esta institución religiosa (la que se convierte en un equivalente de tener o no
“valores”). Según la Iglesia católica, la única forma de sexualidad moralmente permitida y “normal”
es heterosexual y se ejerce dentro del matrimonio con fines principalmente reproductivos. El
único método anticonceptivo permitido es la abstinencia, la que junto con la fidelidad marital son
reconocidas como las únicas formas seguras de prevenir el VIH-SIDA. De allí que en el caso de las
y los adolescentes no casados, la única manera aceptada de prevenir los END, las infecciones de
transmisión sexual (ITS) y el VIH, sería la postergación de las relaciones sexuales. En el caso del
VIH-SIDA, los argumentos además de morales, pretenden ser científicos al referirse a la falta de
eficacia del condón (Chávez & Cisneros, 2004).
En los distritos donde trabajó el proyecto, la moral sexual influenciada por la Iglesia católica está
presente en la visión de la sexualidad de las y los diferentes actores de la comunidad (por ejemplo,
algunos padres y madres de familia, docentes y autoridades), generando fuertes corrientes de
oposición especialmente en algunos distritos de Huancavelica y Ayacucho. Otras confesiones
religiosas, como la evangélica, también influencian de modo significativo la manera de entender la
sexualidad de padres y madres de familia que profesan este credo, algunos de ellos decidieron retirar
a sus hijos del proyecto aun en contra de su deseo de continuar, debido a que estaban en desacuerdo
con que se hablara de manera abierta sobre la sexualidad. En el caso de los adolescentes, su filiación
religiosa no fue vista, en general, como contradictoria respecto a la propuesta del proyecto.
De otra parte, en todos los distritos hubo grupos de personas favorables a la educación sexual de
los adolescentes, incluyendo madres y padres de familia, personal de salud, docentes y autoridades,
además de adolescentes y jóvenes interesados en el proyecto SserR Jóvenes.
Muchas de estas personas tenían especial expectativa en una iniciativa como esta debido a que no
había otro espacio donde se aborde la sexualidad y salud sexual de las y los adolescentes de una
manera amplia y sostenida. Así por ejemplo, la Coordinadora Regional de SserR Jóvenes en Ucayali,
expresa:
El tema de la salud sexual y reproductiva de los adolescentes llamaba la atención. La mayoría de
instituciones y personal de salud decían que sí era necesario porque no se estaba trabajando, no
había presupuesto, no se hacían muchas actividades. En educación, no se trataba el tema, no se sabía,
no había muchas competencias desarrolladas en los docentes.
(COORDINADORA REGIONAL, UCAYALI).
4 La injerencia de la iglesia católica en el tema de educación sexual se evidenció claramente cuando se intentó implementar un programa de educación sexual
en 1996. En ese año el Programa Nacional de Educación Sexual elaboró unas guías que fueron resultado del diálogo entre especialistas que conformaban el
programa y expertos, así como validadas por un grupo de adolescentes. Sectores conservadores de la Iglesia católica objetaron estas guías arguyendo que se
abordaban temas “controversiales” como el aborto, la orientación sexual, la masturbación, entre otros. La oposición a estos contenidos tuvo como consecuencia
la devolución de las guías, que ya estaban distribuidas, para volver a ser revisadas. Al final se realizó una nueva edición, cuyo contenido tenía un énfasis más
conservador, en la que se extrajeron varios temas del ejemplar original por considerarlos controversiales o que podrían incitar “conductas sexuales no convencionales”
o la promiscuidad (Arias & Bazán, 2006).