libreto: La italiana en Argel - La Arcadia Jerez

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20.04.2013 Views

Foto superior, el director de escena Gustavo Tambascio con su ayudante Susana Gómez. abajo a la izquierda, los actores eduardo aguirre de Carcer y David ortiz. a la derecha, marco moncloa, Haly, con emilio Gavira, jefe de los eunucos.

diríamos incluso que antigua, corta, en un solo bloque . Es seguro que no corresponde a la mano de Rossini, sino a un colaborador del que no conocemos su nombre . En ella se dibujan affetti estereotipados, sentimientos cantados al aire, al público, puros ejercicios retóricos –que recuerdan al asexuado Don Ottavio mozartiano-, pero como aquél, de una belleza arrebatadora, en su cándido arcaísmo . Es difícil pensar otra cosa, si nos paramos a pensar un momento en el argumento: en una época de roles sexuales muy definidos, no deja de llamar la atención que Lindoro en los tres meses de cautividad lo único que había hecho era añorar el amor perdido y maldecir su suerte, para que finalmente sea su amada la que llegue a rescatarlo a él y al otro pretendiente, Taddeo . El papel de éste, bien claro lo deja Gossett: “cualquier doncella italiana que se respetase debía tener su propio caballero servidor, su propio cortejador . Taddeo sí que es un estereotipo del mundo casi de máscaras que para ciertos personajes reserva Rossini . Por eso su escritura es, tanto melódica como armónica, de una simpleza acorde con el personaje . Es el barítono bufo que pone el contraste con el amor de la pareja, y en este sentido termina siendo más pareja de Mustafà que de Isabella, que le viene muy, muy grande . Por supuesto que para él reserva Rossini pasajes hilarantes, sobre todo jugando de nuevo con el lenguaje, con palabras cantadas a toda velocidad fácil e intencionadamente ininteligibles . Recordemos que las prisas hicieron que además de la mencionada aria de Lindoro su colaborador escribiese otra para Haly, Le femmine d’Italia, que en términos estrictamente la iTaliana en arGel 23 operísticos sería un aria di sorbetto (del sorbete, porque el público aprovechaba en este momento para salir de la sala y comer o beber algo) . Por último, hablaremos de la obertura, que figura con frecuencia por sí misma en los programas de concierto, para iluminar con su fulgor el resto de la velada . Como decimos, y a pesar de la urgencia extrema, el compositor da vida a una obertura absolutamente nueva, que además no está sacada de los números más destacados de la obra, como solía ser habitual (lo que aligeraba por otra parte el trabajo) . Eso sí, respeta el esquema característico de las oberturas rossinianas, que tanto efecto causaban -y causan- en el público . Se trata de una forma sonata, característicamente sin desarrollo, y al que precede una introducción lenta (para favorecer más el contraste) . Efectivamente, un pizzicato de las cuerdas pianissimo obliga a la máxima atención en el oyente, hasta que un acorde en forte rompe este silencio para comenzar el primer tema, una disposición al contrario de lo que suele ser normalmente en Rossini . Recordemos por último que ésta es la primera ópera cómica en la que Rossini utiliza el crescendo, un recurso que lo caracterizará en adelante, hasta ser llamado en París Monsieur Crescendo . Pero visto con la necesaria perspectiva, Rossini con esta Italiana había abierto una puerta que le llevaría definitivamente a consagrarse como uno de los grandes compositores de la historia de la ópera . Y con sus 21 años, con esta madurez, esta intuición y semejante dosis de genialidad, bien habría que llamarlo Monsieur Crescendo . CarloS TarÍn

diríamos incluso que antigua, corta, <strong>en</strong> un<br />

solo bloque . Es seguro que no corresponde<br />

a la mano de Rossini, sino a un colaborador<br />

del que no conocemos su nombre . En ella se<br />

dibujan affetti estereotipados, s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos<br />

cantados al aire, al público, puros ejercicios<br />

retóricos –que recuerdan al asexuado Don<br />

Ottavio mozartiano-, pero como aquél, de una<br />

belleza arrebatadora, <strong>en</strong> su cándido arcaísmo .<br />

Es difícil p<strong>en</strong>sar otra cosa, si nos paramos a<br />

p<strong>en</strong>sar un mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> el argum<strong>en</strong>to: <strong>en</strong> una<br />

época de roles sexuales muy definidos, no<br />

deja de llamar la at<strong>en</strong>ción que Lindoro <strong>en</strong> los<br />

tres meses de cautividad lo único que había<br />

hecho era añorar el amor perdido y maldecir<br />

su suerte, para que finalm<strong>en</strong>te sea su amada<br />

la que llegue a rescatarlo a él y al otro pret<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te,<br />

Taddeo .<br />

El papel de éste, bi<strong>en</strong> claro lo deja Gossett:<br />

“cualquier doncella <strong>italiana</strong> que se respetase<br />

debía t<strong>en</strong>er su propio caballero servidor, su<br />

propio cortejador . Taddeo sí que es un estereotipo<br />

del mundo casi de máscaras que para<br />

ciertos personajes reserva Rossini . Por eso su<br />

escritura es, tanto melódica como armónica,<br />

de una simpleza acorde con el personaje . Es<br />

el barítono bufo que pone el contraste con el<br />

amor de la pareja, y <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido termina<br />

si<strong>en</strong>do más pareja de Mustafà que de Isabella,<br />

que le vi<strong>en</strong>e muy, muy grande . Por supuesto<br />

que para él reserva Rossini pasajes hilarantes,<br />

sobre todo jugando de nuevo con el l<strong>en</strong>guaje,<br />

con palabras cantadas a toda velocidad fácil e<br />

int<strong>en</strong>cionadam<strong>en</strong>te ininteligibles .<br />

Recordemos que las prisas hicieron que<br />

además de la m<strong>en</strong>cionada aria de Lindoro su<br />

colaborador escribiese otra para Haly, Le femmine<br />

d’Italia, que <strong>en</strong> términos estrictam<strong>en</strong>te<br />

la iTaliana <strong>en</strong> arGel 23<br />

operísticos sería un aria di sorbetto (del sorbete,<br />

porque el público aprovechaba <strong>en</strong> este mom<strong>en</strong>to<br />

para salir de la sala y comer o beber algo) .<br />

Por último, hablaremos de la obertura,<br />

que figura con frecu<strong>en</strong>cia por sí misma <strong>en</strong> los<br />

programas de concierto, para iluminar con su<br />

fulgor el resto de la velada . Como decimos,<br />

y a pesar de la urg<strong>en</strong>cia extrema, el compositor<br />

da vida a una obertura absolutam<strong>en</strong>te<br />

nueva, que además no está sacada de los números<br />

más destacados de la obra, como solía<br />

ser habitual (lo que aligeraba por otra parte el<br />

trabajo) . Eso sí, respeta el esquema característico<br />

de las oberturas rossinianas, que tanto<br />

efecto causaban -y causan- <strong>en</strong> el público . Se<br />

trata de una forma sonata, característicam<strong>en</strong>te<br />

sin desarrollo, y al que precede una introducción<br />

l<strong>en</strong>ta (para favorecer más el contraste)<br />

. Efectivam<strong>en</strong>te, un pizzicato de las cuerdas<br />

pianissimo obliga a la máxima at<strong>en</strong>ción <strong>en</strong> el<br />

oy<strong>en</strong>te, hasta que un acorde <strong>en</strong> forte rompe<br />

este sil<strong>en</strong>cio para com<strong>en</strong>zar el primer tema,<br />

una disposición al contrario de lo que suele<br />

ser normalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> Rossini .<br />

Recordemos por último que ésta es la primera<br />

ópera cómica <strong>en</strong> la que Rossini utiliza<br />

el cresc<strong>en</strong>do, un recurso que lo caracterizará<br />

<strong>en</strong> adelante, hasta ser llamado <strong>en</strong> París Monsieur<br />

Cresc<strong>en</strong>do . Pero visto con la necesaria<br />

perspectiva, Rossini con esta Italiana había<br />

abierto una puerta que le llevaría definitivam<strong>en</strong>te<br />

a consagrarse como uno de los grandes<br />

compositores de la historia de la ópera . Y con<br />

sus 21 años, con esta madurez, esta intuición<br />

y semejante dosis de g<strong>en</strong>ialidad, bi<strong>en</strong> habría<br />

que llamarlo Monsieur Cresc<strong>en</strong>do .<br />

CarloS TarÍn

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