libreto: La italiana en Argel - La Arcadia Jerez

monsieur crescendo
monSieur CreSCenDo
En cualquier obra de arte suele haber bocetos
previos, apuntes, esquemas, retazos del
trabajo que se va a desarrollar, lo que facilita al
compositor la tarea más ingrata, que es la de organizar
la obra . Pero en La italiana no lo hay, ni
se va a encontrar entre unos papeles perdidos
de alguna biblioteca . No hubo tiempo ni para
eso . Un joven de 21 años triunfaba en Europa
por su genio, reconocido por sus contemporáneos
desde un primer momento, entendiendo
por tal una intuición dramática única y un tino
para dotar de música fresca, directa, inagotable
y cercana . Tan sólo unos meses antes, el éxito
de Tancredi lo había encumbrado a lo más
alto, tras una serie de éxitos cada vez mayores,
que arrancaban con La cambiale di matrimonio
(1810), tres años antes, cuando el joven Gioachino
sólo contaba con 18 años .
A este dato debemos añadir su relación en
estos comienzos con los teatros venecianos,
que le brindaron su apoyo y creyeron en él .
Acaso esta Italiana fuese el mejor ejemplo . A
partir de 1810, Rossini se adueña de la escena
de la República, primero con la farsa en un
acto La cambiale di matrimonio (Teatro San
Moisè), a las que seguirán más tarde (1812)
tres nuevas en un acto: L’Inganno felice, La
scala di seta y L’Ocasione fa il ladro . Pero a este
torrente creativo hay que añadir los estrenos
de Ferrara (Ciro in Babilonia) y Milán (La
pietra del paragone) . En 1813 nuevamente
San Moisè vería el estreno de Il signor Bruschino,
sin mucho éxito, la verdad, para que
luego Ferrara asistiera al triunfo incuestionable
del melodramma eroico que es Tancredi .
Desgraciadamente, la notoriedad conseguida
por La pietra del paragone en su estreno milanés
no obtuvo la misma respuesta entre el
público veneciano, a pesar de un reparto de
lujo . Estaba previsto que tendría que relevarla
una ópera de Carlo Coccia, que no llegó a
entregarse, y La pietra no daba para más en
Venecia . Se intentó con una obra popular entonces,
Ser Marcantonio de Pietro Generali,
y en la desesperación, se ofrecía una entrada
doble para un acto de cada una, y ni así . Y es
ahora cuando viene la confianza, porque no
se culpa de esta situación a Rossini a quien,
por el contrario, su empresario, Giuseppe Gallo,
le encarga que componga otra, y en un
tiempo récord . Gosset habla de los famosos
27 días para crearla, si se cuenta desde la llegada
de Rossini a Venecia, pero recoge los 18
que contabiliza un periódico alemán, teniendo
en cuenta los días reales de trabajo del
compositor . Es verdad que Rossini sigue en el
Guinness por componer El barbero de Sevilla
en 13 días, pero uno y otro supusieron el consiguiente
disparate para un autor que había
dispuesto de meses para escribir Tancredi . Y a