LIBRO SEGUNDO - Bicentenario
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<strong>LIBRO</strong> <strong>SEGUNDO</strong><br />
LXS PODREDUMBRES DE LA DICTADURA<br />
CAPfTULO I<br />
EL CONGRESO DF LA uxMN<br />
Cuando escribo estas lineas oigo en torno mfo una seric de protestas,<br />
lanzadas contra los escAndalos de la famosa Convenci6n revolucionaria.<br />
Con esas protestas, que son sinceras y merecidas, eseucho tambi4n<br />
un coro gemebundo y lacrimoso, con hi pos y garraspeos, acompaAado<br />
de. encubiertas amenazas, de anlielos v, deseos viles y menguados,<br />
que es obra exclusiva de todos los reaccionaricis riacionales.<br />
jEstos son los eternos traidores.. . .!<br />
Son los mismos ( 1 ,ie ayer mendigaron la intervenei6u francesa<br />
en Las rLIllerias; los mismos que hoy In solicitan, Mstreros y falaces,<br />
en las ante.caimarus de la Casa Blanca. Antaflo invocaban los desastres<br />
causados por las guerras civiles emanadiks, del Plan de Ayntla y que<br />
produjeron lit Refornw, despu4s de baber s ido aplastados los euartelazos<br />
de Flaro N. Tarnariz, Comonforty Zuluaga; ogafio invocan los<br />
males ocasionados con lw- guerrits civiles que se litin originado del<br />
Plan de San Luis Potosi, despn& de fiRber sido apla-stados los cuartelazos<br />
de Pascual Orozco, Bernardo Reyes, Felix Dfaz y Victoriano<br />
Huerta.
-84—<br />
Para esa gente men guaday bellaca, )a Patria consiste en cohrar<br />
fntegros los cuantiosos r6ditos do sus agios e hipotecas; en que no se<br />
mermen sus rentas; en hacer sudar sangre al infeliz que tienen in&niatado<br />
con embargos y lanzamientos; en acaparar abundantes cosechas<br />
y luernr con el hambre del pueblo; en colocar sus capitales con<br />
intereses usurarios y hartarse do pitanza y satisfacciones. 4Lea falta<br />
a1Kuna do estas granjerfas? Ponen on seguida el grito en el Cielo y<br />
claman venganza 3, terrible escarmlWO contra el causante do tal<br />
iniquidad. ;.Fs una justa reclamaci6n do los obreros de una fibrica.<br />
que piden aumento de jornal o bueD trato do las eapaht^—W.. .. Que<br />
Is autoridad intervengra eb6rgicamente; cque Is vindicta pt^iblica quede<br />
satisfecha3 , ; que degilellen, fusilen y aborquen a esos ?auaro-<br />
SOP– .. - f 8Es, por evento, algona disposici6n administrativa que los<br />
obliga. a hacer tin gasto? (wnstruccift de albafiales, obras de saneamiento,<br />
etc.) ;Que se derogue en el acto tal disposici6h! inbajo Ins<br />
tiranins.. ..! ihorror a Ins iniqu i dades! jUn nuevo irnpuo^ito 0 Cl aumento<br />
de una gavela? Que se casti.-ue al atrevido flue tal hace; que<br />
sederoguen los impuestos; quese decrete que 4ellos^ no deben pagar<br />
nada. ;Son In gento decente.... ! Lo tinico quo quieren y les preocu-<br />
Pa es no perder u n solo centavo y ejercer, en toda omi6n, su despiadada.<br />
usum.<br />
Es por todo ello por lo que aliora piden a gritos In intervencift<br />
norteamericana con una avilantez que subleva el Animo. ^No puedom<br />
cobrarJas rentas de las accesorias, Di de Jos cuchitriles que arriendan<br />
con filantropla do Shylocks.. .. ? ;Que vengun los yanquis .... !<br />
tN'o pueden arrebatar sus muebles, por una bicoca, al deudor moroso..<br />
.. ? Que vengRn los vanquis.... ! ^No pueden especular con el<br />
hambre del pueblo; no han tenido cosechas; lea han quitado sus autom6viles;<br />
sus rentas no les alcanza para viviren Europa; han benido<br />
que disminuirel cargamento do coffac que antes ingrurgitaban; ya no<br />
reciben confecciones do Lundres ni de Paris; el tabaco babano estA<br />
muY Caro .. .. ? Tronto, pronto! .... I que vengan los yRnquis....!<br />
Y que la Patria se pierda, y que In nacionalidad perezea y que la<br />
rw.a quede eneadenada y humillada .... I 4Qu6 les importa a ellos<br />
si, en realidad, do tatarabuelos a oboznos no han sido jamAs mexicanos<br />
.. . ? Ellos son ricos, tgente deccnte^, atmbiliarios, vampiros de<br />
In. sangre del pueblo, serviles y bajos por temperarnento y por<br />
herencia, son hueros o q uieren serlo, angl6manos, haraganes, hinchados<br />
de vanidad y de vicios. No quieren ser mexicanos. Ser<br />
mexicano significa. ser trittueflo, estar quemado por el sol y vigorizado<br />
por el trabajo, rendir culto de adomci6n a Hidalgo, Morelos y
- 85—<br />
JuArez; eilos no sienten esos carifios, ni comprenden ese culto. Son<br />
extraflos'a todo sentimiento nacional; y si In Patria so encuentra amagada<br />
por tin invasor o conmovida por una crisis social, ellos eson<br />
gente decento-, de maAera firia., no pueden codearse con Is pelusa y<br />
no estAn hechos para exponer stis preciosisimas vidas. Para eso sirve<br />
Veracruz: para salirse bonitamente del pais y marcharse a Europa<br />
o los Estados Unidos, a fin de ver los toros desde In. barrera. 8Que<br />
la crisis so prolonga.. .. ? A gritar con todo 4nfasis: e Monsieur Napole6n<br />
III: s'i1 vous plait: . .. invada usted, ocupe, mancille, robe<br />
nuestra querida tierra, donde liny muchos indios muy fcos. Rasgue<br />
nuestra ensefia nacional. Aplaste nuestra soberanla. Asesine a nuestra<br />
Patria, con tal de que nosotros sigamos gozflndo de todo confort<br />
y cobrando, fntegras, nuestras rcntas3^ ...... %lister Woodrow Wilson,<br />
iny deart.. . . linzate a In. intervenci6n armada., bloquea, bombardea,<br />
nuestros puertos, ilLsembarca. en Veracruz y ametralla al pueblo,<br />
aplastAL a C.SOS indios que se han levantado rompiendo sus eAidenas:<br />
son de maders corriente. y ordinaria; anexi61 ' iaw la Baja California<br />
y los Rstados froDterizos como corretaje do tu misi6n paci6eadors;<br />
restablece de nuevo cualquicri dictadura reaccionaria que impida cl<br />
ejercicio de, Ins libertades y el uso de los derechos: lo importarite es<br />
quo nosotros sigamos cobrando. integramente, nu pstras rentas; que<br />
gocemos de todo confort y nos hartemos do sinecuras y gollcrlas^.. . .<br />
Esto es lo que han hecho siompre, y contintian haciendo, los<br />
odiosos reaccionarios. Ayer con In complicidad de los Almoute, Nliranda,<br />
Labastida y Guti4rrez Estrada; aliom con las criminales intrigas<br />
do los que rodean % Wilson, enardecen a Roosevelt, azuzan a<br />
la prensit amarilla y mendigan por dondequiera la intervenci6n norteamericana.<br />
Los de antaflo vendfan a su patria on nombre do In. Iglesia ro-<br />
Mana, criminal y corrompida, quo hacia nulos, con sus enorines riquezas,<br />
todos; lo- estuerzos del pueblo para manumitirse y crearse<br />
derccho5 politicos; ios do o.-afio venden a la patria, SOfIRDdo en restableeimientos<br />
imposibles, en In resurrecci6n de la dictadura porfiriaria,<br />
con otro amo, con los hombres del 4 cientificismo- quo estAn<br />
MACOIados y que ostontan estigmas ind6obles. Aquilillos ansiabaa<br />
retrogradur a. los tiempos de Su Alteza zScrenisima; 6stos quieren<br />
volver a Ins 4pocas del incondicionalismo, de la abolici6n de)a justicia,<br />
del apliistamiento de ]as libertudes y do la oxistencia de aquellos<br />
focos de corrupciOn social que so Ilamaron CCUDgreso do lit Uni6no,<br />
c Corte Suprema de Justicia>, eSecretarfas de Estadox-, t(Tobiernos<br />
de los Estados^, -cjefaturas politicas, comisarfas y Direcciones gone-
-86—<br />
rales3,, c elero, terratenientes y encomenderos ,, 4 bantlueros judlos,<br />
especulaclores, grandes industriales y concesionarios^, ^zonas militares^,<br />
etc., ett--.<br />
Este libro, como lo dije on sus primeras lineas, no estA escrito<br />
Para halagar a los verdugos, sino Pam fortalecer a las victimus, con<br />
el fin do vigrorizar nuestras resoluciones de quo ya no debernos tolemr<br />
la tirania de nadie, en ningun instante, ni por ningtin motivo.<br />
Pam los (jue echan do merios los oprobios del pasado; Para los clue<br />
suspiran poraquellas 4.poms de avilantez y servidumbre: Para los<br />
que s6lo quieren ver do la dictadura los millones atesoraclos, la Paz<br />
mecaDica y tantos oropeles de quo nos envanceimos , ]as lincas clue<br />
vienen en seguida van a ser unadura revelacio'n. Aquellit-spodredumbres<br />
se cubrfan siempre con formulismos y condescondencias criminales,<br />
a guisa de mamparas y biombos, que todos sablamos muy bien<br />
quo eran en extremo fnIgiles. Es necesario levantAir HqUellOS SUntuosos<br />
tapices blasonados^ aquellos cortinajes de brocatel y felpa quo<br />
ocultaban las cloacas, haciendo obra de sanearniento Para que scan<br />
extirpados de una vez aquellos antros de corrupci6n. Las ptistulas<br />
deben abrirse y cauterizarse, si se quiere dar vida y salud a] enfermo.<br />
El bisturf es cruel, pc^ro sano.<br />
El gran c6mplice de ladictadura porfiriana en toda ocasi6n;<br />
e6mplice gustoso, consciente, fervoroso, anhelaute de hiteerse U'til,<br />
implidico siempre y con Cinismo horripilitnte, fue la instituci6n politico-social<br />
que esL4 hecha Para salvar a LIM naci6n, Para darle vida<br />
independiente y sana, Para defenderla do todas las tiranias, Para<br />
enaltecerla, Para asegurarle gitruntfits y libertades, Para srjr la expresi6n<br />
de Jos Rnbelos y de )a voluntad nacional: el Conglwo dela<br />
U71 idn..<br />
Los Congresos todos do la dictadu ra porfiriana, a exccl)ci6n del<br />
primero, que f ue f ru to de las elecciones do 1877, todos, todos sin otra<br />
excepci6n, fueron los serviles auxiliares del tirano; sin tasa on sus<br />
complicidades, ni vacilaciones en sus actos, ni retardo en stj acci6n;<br />
dando siempre mAS do lo quo so les pedia; armstrai nclose y humillAndose<br />
ante el amo, sin clignidad ni decoro, y entonando en Wda, ocasi6n<br />
y con cualquier pretextA) un coro de vergonzantes lisonjas, indecorosas<br />
y bajas, cantado con entusiasmos desenfrenados, que en<br />
m6s do una ocasi6n sonrojaron al mismo dictador.<br />
Esos fueron los Congresos porfirianos.
-87—<br />
Pam Ilegar a ellos, para ocupar aquellas curules, para ungirse<br />
padre de )a Patria y cubrirse con el manto augusto del fuero constitucional.<br />
era innecesario recurrir a los comicios: bastaba tener el<br />
voto del Gran Elector: del general Diaz. 91 seleccionaba a sus protegidos<br />
o a los protegidos de sus Intimos; y despu4s de asegurarse<br />
de su incondicionalismo, de su docilidad y disciplina, y del sacrificio<br />
voluntario que hacian de toda iniciativa personal, los hacia senadores<br />
o diputados.<br />
De euando en cuando se introdLICia cen ]a caballuda> (1) alguno<br />
que resultaba indisciplinado y nervioso. El suceso casi producia una<br />
crisis, y el atrevido o deslenguado, si no era posible su inmediata<br />
eliminaci6n, sabia perfect q mente quo estabR decretada su muerte<br />
civil. 4 Se era diputado o senador pam ver, oir, callar y votar come,<br />
lo ordenaba el seflor President".<br />
Tambie'n, en alganas ocasiones, el amo concedia libertad de v(>to<br />
y de neci6n. Era en aquellos asuntos de ninguna relaci6n politi.<br />
ca, verdaderamente anodinos, que s6lo tenfan importancia doctrinaria,<br />
que jamil)IS dicron resultados pra'cticos y que producian passjeras<br />
algaradas parlamentarias, con )as cuales pretendia cubrir Ins<br />
apariencias para dar colorido y remedo de ccuerpos legisladores^ a<br />
sus grandes agrupaciones de inxitiles.<br />
Los C-ongresos do ]a Uni6n que asi laboraron Ilevar sobre si gmmdes<br />
responsabilidades quo depurar: todos ellos, segdn frase de Bulnes,<br />
4 .... en Ins orgias de ]a tirania escanciaron sin tasa ni reparo<br />
el vino de Lesbos, colmando ]a copa del dictador.. ..^<br />
Examinemos separada y detalladamente lo que fueron aquellos<br />
qSenados- y eCimams do Diputados^.<br />
El Senado fue el asilo do todos los fracasados de la politica porfiriana;<br />
^los Invitlidosi- de los gobernRdores depuestos, de los geDemles<br />
removidos del mando de zonas, de los magistrados de In Corte<br />
nauf ragados 3, de las estantiguas que no tenian cabida posible en<br />
ninguna parte. Allf fuerona dar: Curiel, Ar6chiga, Morfin, Cahuantzi,<br />
Lauro Carrillo, Martinez Arredondo, L6pez Garrido y tantos<br />
mas; alli so reunicron: Ortegay Reyes, SebastiAn Carnacho, Mance-<br />
(1) El general Diaz, eu algona ovasi6n en que rehue6 hacer diputado<br />
a una persona de reconocida independencia de rarfict-cr, dijo de un mr,do cho.<br />
carrero: -'No, porque ese rne va a alborotar la caballada."
— 88—<br />
ra, Agustin del Rio, etc., etc., etc., en plena senectud; allf Ilegaron-<br />
Gumersindo Enriquez, Guillermo Obreg6n, Carlos Flores y otros.<br />
El Senado ni ruido haefs.; lievaba uns existencia patriarcal, egolst&,<br />
met6dica; (ilia a ruibarbo y a flor de malva, y al ver c6mo iban<br />
Ilegando a sus sesiones aquellos veletudinarios exangoes, y contar<br />
los poquisimos minutos que duraban aquellassesiones, comprendis,<br />
uno el aburrimiento que tenia que reinar en aquel recinto, donde se<br />
ostentaban tantas ruinas humanas, coro fatal de los desengaflados de<br />
Is politics, que ya on los umbrales de I& tumba se empefiabaD, todavie,<br />
en quemar sus tiltimos inciensos on loor del viejo Caudillo, mis<br />
viejo quizds que todos ellos, pero que continuaba fuerte y erguido,<br />
mientras ellos apenas si pudian ya geork Is eruz do su rosario^. Habia<br />
algunos, entre aquellos septuagenarbs, que eran vistos como jovenzuelos,<br />
con todoy que pasaban de Is cincuentena.—tMuchachito-,—le<br />
docia el doctor Ortega y Reyes a Guillermo Obreg6n.—cJovcn>—Ie<br />
Ilamaba don Sebastian Camacho a Pancho Sosa.<br />
Lo cierto era que aquellos vejestorios Dads, hicieron, nada intentaron<br />
bacer en bien de Is. Naci6n, del pueblo o de Is. Patria; apresurfindose<br />
tan s6lo a der su aprobaci6n on la forms que lo mandaba<br />
el Caudillo, respecto do los asuntos que iban en so conocimiento. ED<br />
todo el periodo porfiriano no hay on solo acto do abnegaci6o o patriotismo<br />
por parte del Sonado; no hay una manifestacio'n de valor<br />
civil personal. Todavla en la C4mara de Diputados do vez on cuando<br />
so presentaba unarranque de virilidad y civismo: Duret, Salvador<br />
Diaz Mir6n y Viffas, en Lin tiempo. 11criberto Barr6n, Pe6n del<br />
Valle, Ferrel y Zubaran en otro, dieron prueba do ello. ED el Senado<br />
jamis se vi6 un acto semejante.<br />
El Senado olia a muerto y casi era on verdadero museo de momiss.<br />
So existencia ba comprobado su inutilidad.<br />
La Camara do Diputados fue muy distinta en su modo de ser,<br />
aunque contenida siempre dentro de los limites de una obediencia<br />
milicianit.<br />
I.,a Cimara era formada u5 nica. y exclusivamente por el Caudillo.<br />
Podfan Ilegar a ella, tal vez, individuos desconocidos personalmente<br />
del dietador; pero Ilegaban introducidos por so venia y como resultado<br />
de algui3a conde-scoudencia suya bacia un privado. La formuci6n<br />
de aquellos Congrosos presentaba matices curiosisimos.<br />
Primero venian los miembros de Is familia reul: Porfirito, Ig-
-39 -<br />
nacio de I& Torre y Mier, Rinc6n Gallardo. Pepe Teresa, Juan B.<br />
Castel 16, cEl Chato^ Elizaga, Ignacio Muffoz, FOix Diaz, E utimio<br />
Cervantes, Pedro Laclaud y Alonso, Enrique, Luis y Francisco Forndndez<br />
Castello'. Luego se sefialaban los hijos de los viejos compafferos<br />
y privados del Caudillo: Jenaro, Daniel y Roberto Garcia,<br />
Luis Curiel, Julio L6pez Masse, doctor Wrez, Arturo Paz, Rtun6n<br />
Prida, Martinez Peregrina, Michel, Bandala, Cravioto, el bijo de<br />
Martin Gonzalez, Gonzalez Cosio, Mercado, Rondero, Julio Espinosa,<br />
etc., etc., etc.<br />
A continuaci6n debo mencionar a c los yernos*, la famosa partida<br />
de los cyernuv, de los tenorios que, por haberse casudo con ]as hijas<br />
do los ministros, gobernadores, subsecretarios, jefes de zona, goneralotes<br />
y altos personajes, aseguraban la pitanza cobrando dietas.<br />
Y entre ellos los hubo curiosisimos. Escribientillos y gente sin valer,<br />
que gneias a lit explotaci6n do tsu fisico^, llegabim a la curul merced<br />
a la divina llama amorosa que habla heclio conmoverse el comzoneito<br />
de sit c6nytige. Eran los buenosmozosde ]a Cimara. auLque<br />
habia algonos que.. ..<br />
El 1-rupo de los cniflos fims;o se seffalaba en seguida-, losque deblan<br />
la curtil it lo finniudo do su pro sapia, a ]a influencia femenil, a<br />
]as recomenclaciones del arzobis jw o a fit benevolencia de Carmelitat.<br />
&Aos eran gente de grandes IDfulas, blasones y pergaminos; angl6manos<br />
rubiosos, hijos de reaccionarios recalcitrantes, clericales in-<br />
6tiles y apoeados.<br />
. ]"or ditin3o. el grupo de lois que debfan la curul a sus propios<br />
m4ritos, apreciados Runque siempre tardiamente. por el Caudillo. ya<br />
por haberle pre-stado servicios politicos on la Administrac16n, por<br />
haberse distinguido en sus empleos o comisiones, o por haber ganado<br />
famay renombre en sus respectivas profesiones. Citar4, entre<br />
4StOS, a EMiliO Pardo, Emilio Rabasa, Jonquin Casoistis, Manuel Flores,<br />
Jos6 Gamboa, 'Manuel Calero Sierni, Jos4 Pe6ti del Valle, Antonio<br />
Itamos Pedrueza, Aloriso Rodriguez Miratn6n, Rifitel Zubaran<br />
Capmany. Gabriel Gonza'lez Mier, Jo ,;6 Ferrel, Jesils Uructa, Francisco<br />
Le6n de ]a Barra, etc., etc., eve, F inalmente, of grupo cientifico,<br />
que ya nos es conocido, y gel gran mont6n^, g la capirowda- de innumerables<br />
desconocidos.<br />
Toolos, absolutamente todos los que ingresaron a los Congresoa<br />
porfirianos lo desearony lo solicitaron directa o indircct-amente del<br />
Caudillo, como tin galard6n o tina lionrosisima distitici6i); v todos<br />
fueron electos por el nUmer g ) 8 do la calle de Cadena, donde habitaba<br />
el general Diaz. Los distritos clectorales que representaban les
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erazi perfectamente desconocidos, como ello-,^ a sn vez, eran completamente<br />
ignorados on los colegios cloctorales quo los habian electo.<br />
Nadie sabia si saldrut vclecto^ diputado, ni por d6nde, hasta el<br />
lunes siguiente del domingru on que so verificaban las elecciones secundarias,<br />
pues entonces cEl Imparcial , comenzabit a publicar Ins<br />
listas incompletas de los favorecidus en aquellos sorteos extraordinarios<br />
de la lowria porfirinna. Y entonces comenzaban Ins sorpresits.<br />
Nadie, a excepci6n de Chausalito, que era mAs mudo que unit<br />
tapiay ma'8 marrullero que tin gitano de feria, conocitt aquellas famosas<br />
listas de Jos elegidos, , y muchHs veces ni el misino diminuto<br />
Chausal conoci6 Is lista completa. Eso era obra personalisima del<br />
Caudillo, on la CLMI nunca dej6 inaagonear a nadic. r',I formaba sus<br />
listas, las corregia, las reformaba y his comunicaba a los gobernadores;<br />
61 solo imponia los castigos A de supresi(')n^, que evan serial in.<br />
equivoca de cfalta de privanza> y como sintoma de muerte civil. Ni<br />
Romero Rubio, ni DublAn, ni Baranda, ni Limanlour on susmejores<br />
tiempos, iii Corral con todo y su vicepresidencia inkil. Tii Da,<br />
die, sup) jamm's qui6nes iban a salir diputados o senadores, 11i tuvo<br />
influenein stificiente para imponer tal o cuut candidatura. El Caudi-<br />
Ilo se encerraba a piedra y lodo pars fritguar su chancliullo electoral,<br />
y 41 mismo ordonaba el cumplimiento do) ctlkase^, que Jos gobernadores<br />
acatAtban con una fidelidad asonibrosa, so pena de verse climinados<br />
de sus respectivos Gobiernos. Y cilazido por un evento extraordinario<br />
se cometia algtin error, o se colaba quien no habia sido<br />
cnombrado , por el dictador, no habin que apurarse: ]as credenciales<br />
buenas se perdian y se fabricaban otras por artk, de magia, que eran<br />
las que resultaban aprobada&<br />
Asi fue que aquellos favorecidos on los sorteos electorales s6lo<br />
debian su curul al general Ma y., y de witil venfa st, incondicionalismo.<br />
Y por eso tambi6n los Congresos do Is Unio'n s6lo eran porfiristas.<br />
Romero Rubio, Dubitin, Pacbeco, Limantour y Corral s6lo<br />
tuvieron I& representacio'n y valor que quiso concederles el Caudillo;<br />
y 4ste manciaba el Senado y Is Cilmam do Diputados a su voluntad,<br />
haciendo maniobrar a estos dos cuerpos legislativos con Is misma facilidad<br />
que lo hubiera hecho con un pelot6n do infanteria. Arguinzonis<br />
on el Senado y Chavero (in Is Camara eran los portadores do Is<br />
consigna quo habla que respetar y acatar como si fuera una enciclica<br />
del Sumo Pontifice. Arguinzonis desempeM siempre su misi6n<br />
sin desagrados, ni desatenciones pars. nadie; pero Chavero jams's lo<br />
hizo asi. Don Alfredo Chavero, vanidoso, agrio de carai cter, violento,<br />
cre.y4ndose una notabilidad y con Is categoria de
- 91 —<br />
cartem>, no tuvo nunca el tino y la cordura necesarios para cumplir<br />
su encargo, y do aqui quo su gerencia resultam on muchas oc&siones<br />
dura, inconveniente, sierapre molesta, Ilegando 61 a ser cordialmente<br />
odiado do todos. A la muerte do Chavero, su cargo lo licred6<br />
e El Cliato3 , Elfzaga, quo con su caricter afable y cordialisimo lo<br />
hizo mejor quo Chavero.<br />
Pineda, Cisasus, los,%facedo, Pimento), ett,, etc., nada significaban<br />
dentro do la Qimara, ni Hisladamente ni reunidos. Sus grandes infulas<br />
se deslefan on la muchedumbre, y no oran sino coristas quo es.<br />
taban obligados a representur todas las farsas quo les imponia
-92—<br />
a la rotonda, asaltaba al presidente con a1guna petici6n carabina, o<br />
se pordfa por los pasillos pars, cumplimentar In orden quo so le daba.<br />
Y aquel saco de bilis cont^nusba impasible, digndndose tinicamente<br />
dar audiencia a clos padres inaestrov , del cientificismo. Pablito Macedo<br />
era niiis comunicativo, aunque siempre hip6crita, y Miguelito<br />
em tan risuefio, que parecia sufrir algu'n mal nervioso. Menus mal.<br />
Y mientras cel maestroi, se daba aquellas fitfulas, era objeto de<br />
todas las bu Has y erf ticas do Is cmontaffa-, donde so reti nfa cl gru po<br />
compacto de sus francos desafectos, enemigos irreconciliables de los<br />
cient1ficos. Atli estaban Bonito Juarez, Pe6n del Valle, Ireueo Paz,<br />
Antonio Tovar, Ignacio Luchichf, Alonso Rodriguez Miram6n, Arturo<br />
Paz, Cadena y Marin, Lorenzo Septilveda, Ignacio Mairloz, Fenochio,<br />
Melesio Parm, Rafael Zubarsn, Heriberto Barr6n, JoA Ferrel,<br />
Francisco Romero, etc., etc., y on los dItimos ticinpos Jestis<br />
Urueta y Manuel Calero Sierra.<br />
Con bado y Is consigns, on muchas ocasione-s aquella falange do<br />
incondicionares so conmovi6 hondamente, dejando escapar la indignaci6n<br />
quo les causaba la vil polftica li=ntollriaDa-corralista. Fueron<br />
do esos momentaneos arranques de independencia, In razonada<br />
oposici6n que so prpsent,5 contra ]a ley corralista que reforino', hasta<br />
hacer imposible y nugatoorio, el recurso do amparo-, proyeew de ley<br />
presenutdo por ]a secretarfa do GobernaciOn, y on cu.N-o astintose em.<br />
p et -16 personalmouLe cl mismo Corral. asistiendo it todas las sesiones<br />
en que so discuti6 Aquella moustruosa nititilticio'n que se hizo do nuestro<br />
salvador chabeas corpus^.<br />
Entonces so escucharon frases vibrantes que parecfan ser tin<br />
pn-)nOstico: -cVamos at abismo^, dijo Heriberto Barr6n, y ft fe (JUe<br />
no so equivoco'.<br />
En cambio, tits pruebas de sumisi6n vergonzosas fueron por<br />
millares. Este proponin eque se erigriera unit estittua at general<br />
Dfaz^z aquel iniciaba -la creaci6n ile unit medulla navional, Hamada<br />
do<br />
la Paz, (like deborflL imponerse solemnemente nI Caudillo,: el de<br />
in^s allA pedfa -que se concediera este %) aquel voto de gracias at<br />
glorioso Ejecutivo^, etc., etc. La buicza no reconocil l) limiu-s.<br />
Entre todas aQUeIIUS lisonjas at Caudillo, Imbo unit que fue<br />
traseendental en extrento: Ix reforma constitucion8l iniciada por el<br />
licenciado Ajonso Rodriguez Itiram6n y sostenida por Is diputaci6n
-98—<br />
del Estado de Veracruz, que propuso se ampliam el t4rmino do duraeik<br />
de los perfodos presidenciales, de cuatro a ocho afios.<br />
El dfa do Is iniciaci6n de tal reforma, su autor Ileg6se a la CAmara,<br />
con un verdaAero cargamento de libros, pantletos, diccionarios,<br />
infolios, monograffas 3 , hasta almanaques. Los diputados se estremecieron,<br />
el numeroso pilblico que Ilenaba las galoripus so aterroriz6<br />
y algu'n padre do la Patria pretendi6 mandar aviso a su casa que<br />
no regresaria a ells sino dentro de una o dos semanas. Llegado el<br />
momento de discursear, Rodriguez Miram6n se adelanO a la barandills<br />
del hemiciclo frente a su sill6n, do un modo teatral; y sin ocuparse<br />
do ]a biblinteca que Ilev6 consigo y que s6lo parecia, servirle<br />
de trinchera, espet6 a ]a CII'mam un discurso kilom4trico, on el cual<br />
comprob6 con ]its opiniones do Cayo, Justiniano, Ilerbert Sp6neer,<br />
I& madre Matiana, Bourdaloue, Balmes y el moro Muza, quo los periodos<br />
presidenciales del geneml Diaz deberfan ser do ocho afios.<br />
El proyecto triunf6 a medias, puesto que la. Coustituci6n se reform6<br />
on el sentido de que el t6rmino del periodo presidencial seria,<br />
en lo sucesivo, de seis aFios; pero el autor do ]a reforma triurIf6 por<br />
completo, meveciendo por su. adhe,-i6n al Caudillo ser premiado con<br />
una avigistrittura de ]a Corte Suprema, de Justicia do la Naci6n.<br />
Otro suceso sen gacional fue la reforma coDstitucional que cre6<br />
]a Vicepresidencia do ]a Repilblica para que el general Dfaz nombmra,<br />
en vida, a su sucesor. Lit discusi6n parlamentaria que asegar6<br />
esa reforma fue torpe. incolora. sin convicciones y sin sinceridad.<br />
Como quo iba manchada por el aliento corruptor de los cientificos.<br />
Ya me ocupare' do la Vicepresidencia de la Repui blica. de tin wodo<br />
especialisimo.<br />
Y yase sabin que cuando ]as CAmaras iban a cerrarse al final de<br />
cada periodo, fo rzosamente se producirfan dos sucesos sensacion8jes:<br />
uno, )a serie de decretos aprobados de mogoll6n, on virtud de los cuales<br />
se concedian facultades a] Ejecutivo para que legislam sobre los ramos<br />
de flacienda, Gobernaci6n, Justicia y Guerra. El otro: un discurso<br />
sensacional quo indefectiblemente tenfa que pronunciar el viejo<br />
y popular tribuno don Juan A. Mateos.<br />
Con aquellas autorizaciones que se daban al dictador pam que<br />
legislara sobre todos los ramos de la Administraci6n, la Camara hacia<br />
renuncia expresix do sus derechos y prerrogativas, declaraba su inutilidad,<br />
se abolla, se anulaba. voluntariamente. Y aunque esas facul-
-94—<br />
tades legislativas se concedfan con ]a obligaci6n de que el Ejecutivo<br />
v dierit cuenta, sobre lo que hiciera, esa ccuenta^ era s6lo informati-<br />
Va Y jaM§S COMSUltiVa. Asf fue como el general Diaz acumul6 en su<br />
persona el enorme poder que de becho ejercfa. Podia reforinar las<br />
tarifas aduanalM aumentar o disminuir los impuestos, modificar los<br />
medios de percepci6n sin acudir a los cuerpos colegisladores. Podia<br />
aumentar el ejdrcito, cambiar su modalidad, suprimir la , y de los em.<br />
pleados do ]a admiDistraci6n de Justicia, desdefiada en lo absoluto<br />
por aquella pandilla, sobre todo cuando fue ministro el seflor Baranda.<br />
Todos los sueldos se aumentaron notablemente, menos los de<br />
los magistrados, jueces, agentes del Ministerio ptibboo, defensores<br />
y empleados. Para cesos^ Limantour no daba* ni un centavo, pues<br />
los consideraba sus cytemigos.<br />
Tampoco queria dar dinero pam el ramo de Guerra. De aqui<br />
que nuestros almacenes militares estuvieran exbaustos de municioties;<br />
que tuvi6ramos poquisinto armamento; que se careciera de lo<br />
m6.* necesario: ruindades voluntarias de Liniantour que tuvieron<br />
tristfshnas y fatales consecuencias. Cuando la revoluciOn estalle) en<br />
191o. aquella dictadurn, que se considerabn inconmovible, etet-DIL Y<br />
Hvits"djadora, se eacontt-6 falta de todo para reprimir In grandiosa<br />
insurre^-ci6n popular. [)(,- eso tuvo la culpa, (inicamente, 11L MeZ( I tlindad<br />
de don Jos6 Ives Limantour.
- 96 —<br />
Pero bubo millones pars, las obras del Teatro Nacional, pam Jos<br />
edificios que se tenian que inaugurar en las fiestas del centenario y<br />
quo so concluyeron despu6s de aquellos festejos, pam el parque de<br />
Chapultepec y para favorecer las grandes empresas de los geonsentidos^:<br />
comolos millones que se dieron o prestaron a Manuel Cuesta<br />
Gallardo para su empresa agricola del lago de Chapals; los que se<br />
proporcionarou a ffiigo Noriega pars. ^La SauteFia^ y los despilfarmdos<br />
en el lago de Texcoco, etc., etc.. etc.<br />
El discurso obligado de.luan A. Mateos era cel bouquet> que<br />
anunciaba el final de log fuegos artificiales parlamentarios. Matcos,<br />
previa venia del Caudillo, se lanzaba a la tribuna, impa'vido e implacable,<br />
con su dial4etica especialisima, fulgurante.v sonora, aportan-<br />
do siempre un cargamento de denuestos contra of clero; ciego, sordo<br />
c inconmovible ante la verdad, faiscando ]a Historia, y atropellando<br />
Is cronologfa, siempre con uD humorismo radical, delicioso y sarcAstico,<br />
solazando at Parlamento por sesenta o setenta minutos. Aque-<br />
Ito era casi siempre una explosi6n do hilaridad, que clausuraba c6micamente<br />
las labores de cada legislatura. Todus lfks iniciativas de ley<br />
presentadas por los hombres do recta conciencia, por los que habian<br />
alentado algo util y provechoso, quedaban olvidadas y eubiertas de<br />
polvo on los cerrados cajones do los pupitres, desdefladas por las comisiones<br />
y condenadas a muerw antes de nacer.<br />
8610 habia surgido, s6lo so habia aprobado, s6lo se habia discutido<br />
y votado to que habfu querido y mqndado el dietador omnipotentey<br />
soberano. Aquella protesta: cdc cumplir y hacer cumplir la<br />
Constituci6n y hts leyes quo do ella emanen-; 'tants, frase sonoray oropelesca<br />
cdc engrandecer at pueblo^, e de enaltecer la Justicia^, ^de<br />
mejorar la condici(')n del infsero> y c de moralizar la Administracilin<br />
p Ulbhcn^,<br />
habfan sido humo y unicamente. humt) que pronto se habla<br />
desvanecido, quedando como verdad do tanto engafio, que todo aque-<br />
]to habia sido tan s6lo: Kpalabras, palabrm y.... palabrRs^.<br />
Y a fuerde sinceroadorador de la verdad, debo de seffular ciertas<br />
excepciones Y hacer a1guims considerandos respecto a una fracei6n<br />
minimn, poro impurtante, de tiquOku; CAmaras de Diputados, entre
- 96 —<br />
Jos cusles bubo muchos quo merecen complets exculpaci6n y cnya<br />
actitud digna, levantada y siempre honorable, los hace merecedores<br />
do toda considemei6n social.<br />
8f, lo repito, todos JOS que formaron parte do aquellos Congre-<br />
SOS lo de-earon y solicitaron del Caudillo, y s6lo a 61 debieron 4sus<br />
nornbramientos^. Pero muchos, rauchisimos obraron asi por adhe.<br />
si6n sincera y lea] a] general Diaz y considerando que sus actividades,<br />
en un remoto nada lejano, podrian ser ul tiles a ]a Patria. Ade.<br />
m6s, pam oponerse con todas sus energiAs y valor civil al encumbramiento<br />
del odioso partido cientifico.<br />
La verdad es que hubo una 6poca cuya dtiraci6n fuede muchos<br />
affos, en Is cual de un imbik) al otro de la Rel)u'b)ica se gritaba con<br />
tod(-) entusiasmo: c iViva el general Diaz> La popularidad del viejo<br />
le6n era horida, cierta y sincem. So administraci6n teula muchisimos<br />
puntos vulnerables; sus procedimientos gtibernativos levantaban<br />
protestas y descontento; pero todo se olvidaba al fin al palparse, a]<br />
sentirse los beneficios del prodigioso progreso material del pais. 8f:<br />
c habfa mucho podrido en Dinamarca^; pero habia por entonces to-<br />
davT& mucho que era sano. La tiranfa del Caudillo causaba n6useas y<br />
calosfrl()s; pero todo anholo de violentar su calda se detenla ante estas<br />
consideraciones:- 4Fs tan wiejo^. cl'ronto tiene que morim<br />
Algo existfa, no obstanto esas trunsacciones, que preocupaba<br />
fuertemente la opiT)i6n pUblica: tel acercamiento de Jos cientificos a]<br />
Poder y la creciente influencia quo iban tomando en cl Animo del<br />
Presidente los clementA)s reaccionarios, cada dia mAs ricos y audaces^.<br />
Pero el general Diaz segum presentAndosecomo el liberal irredento<br />
do los tiempos de la Reforma, y sus protestas de continuar<br />
siendo el firme sostenedor de la O)nstituci6n de b7 y de las Leyes de<br />
Reforma aplacaban esas ansiedades.<br />
Cuando el general Reyes ingres6 al Ministerio porfiriano, todos<br />
vimos on 61 al segruro sucesor del Caudillo. 4Por fin—dijose entrando<br />
en calma el Partido Liberal—el problema esU resuelto. La reac-<br />
ci6n quedara' desbecha cuando Reyes sea Presidente. Sepamos esperam<br />
Desgraciadamente acontpcieron variRs cosas: que Reyes def raud6<br />
IRS esperanzas que en 61 se hablan puesto, vque So hizo cicntffico^por<br />
algdn tiempo; que se inostr6 imposib)e e impolftico; que jamAs<br />
supo estar a la altura de IRS eircunstancias; que vaci16 y flaquc6<br />
en los instantes criticos on quo de 41 se esperaba gran resoluci6n Y<br />
fucr-za do ai nimo y que, por tUtitno, )a rcacci& triunfam por com-
-97—<br />
pleto al encumbrarse definitivamente los limantourianos y cormlistas.<br />
Si hubo tant4)s entusiasmos por el general Diaz de 1885 a 1901,<br />
;porqu6esdeextranarsequemuchosliayanqueridoingrmrala Cdmara<br />
de Diputados pars. hacer allf obra sana, honrada, patri6tics,<br />
liberal y progresista? Si claramente se vefa que el Caudillo esutba<br />
pr6ximo a desaparecer, 4por qu(t es de sorprenderse (in(-. muchos entusiastas<br />
por el bien pliblico hayan querido ingresar a esn. Camara,<br />
para oponer sus energins honradasy fruneas, coiara Ins miras avicsas<br />
y Is politics. reaccionaria de Ins cientificos? Crcycron que el Caudillo<br />
podria evolucionar si ellos se acereaban a 61 y lo steonsejaban,<br />
y estAo fue su Unico error. Pero on error no es un delito. Y ademfis,<br />
iqui6n sabe.... ! lQui4n sabe si el Caudillo hubiera liecho tomar<br />
otro derrotero a su piditicasi, en vez de tener a sn lado Ins consejeros<br />
que tuvo, hubieran podido Ilegar a sus intimidades tantos y<br />
tantos que son dignos de eoDsideraci6n y respeto.. ..1 Pero el acercarniento<br />
al Caudillo ent imposible, pues como ya In hemos dicho,<br />
- 98—<br />
Pero excepci6n becha de osta minorfa, todos los dema's cse fueron<br />
a Is, cargada^; permitaseme esta f rase tan vulgar, pero que expresaba<br />
grificamente ]a vileza humans. La mayorfa de aquellos<br />
diputados s6lo procur6, en todw ocasiones, hartarse de sinecuras y<br />
graDjerfas, y agruparse en torno del quo podfa repartir billetes de<br />
Banco.<br />
Para esss mayorfas insanas, par& esos serviles, pars P-sos indignos<br />
son mis ma's en6rgicas censu ras. Jamds sintieron la vergfienza<br />
ni conocieron la dignidad. Fueron c los del mont6n^, ]a comparscria<br />
cernavalerea que en todo instante tenfa que aplaudir y vitorear al<br />
favorito que repartia Is pitanza, fueron los que aceptaban gustosos<br />
^la ignominia^ que pregoDaba cinicamente Pablo Macedo; !os quo<br />
anatematizaban a Madero, quo iniciaba su apostolado, parangonindolo<br />
con Zu'fi- iga y Miranda; los que jamH's sintieron rubores ni pudor.<br />
Y allf estA a la vista su proceso politico completIsirrio: fueron<br />
despuds los quese vendieron a Madero, los que lo adularon, los que<br />
lo eugaffaron al (in, prosternindose ante el ministro Rafael flernAnder<br />
que les ofrecia su reclecci6n, los que ban sido los cjudas^ do<br />
todas las facciones revolucionarias. S610 podian existir en los tiempos<br />
porflrianos^ elogjando ]a polffica de pan y circo^, y on aquellos<br />
Congresos representaban el papel de esclavos, de viles forzados que<br />
remaban gustosos en Is cgran galera de la ignorninia^, encorvadns<br />
las espaldas, vibrantes los iniisculos, tendidos los bnizos, confundidos<br />
en la innu'mera
_99—<br />
CAPITULO 11<br />
LA (3ORTE SUPREMA DE JUSTICIA<br />
Una vez que al. general Diaz le Ilevaron el chisme que ftligo<br />
Noriega decia: cque la Corte Suprema de Justicia de la Naci6a<br />
hacfa lo que 61 querfa^, el Caudillo contest6 con amargura:—eNo<br />
e8 lo malo que tW. to diga, sino que sea verdad (1).<br />
Esta f rase, que fue ciertay aincera, hace la apologia del pri.<br />
mer tribunal de justicia de la Rep6blica.<br />
La Suprema Corte porfiriana, que prolong6 su existencia hasta<br />
agosto de 1914, en qua la revoluci6n constitucionalista triunfante<br />
(1). Eldiario.Elintmnaigente-,dolaciudaddeM6xico,enautifimero92,<br />
corrempondienta at 31 do julio de 1912, puhlic6 to siguiente:<br />
4fligo Noriega y ki Supreina Cortr de rissfivia efe 14 1Vaci&v,.--Mucho so fix<br />
dicho antes y hoy de Is influencis. qua at sailor TAigo Noriega tiene Bobre at<br />
printer tribunal de justicia del pats. Los dicerea ban 8ido tan constantes y<br />
goners.lizados, qua comprenden a todon los aefiores magistradoe de la Suprein&<br />
Corte.<br />
Fa los asuntos de muchs, importancia, an too qua se versan grandea in.<br />
tereses o an los qua directaniente afectau a personas pudientes, as de todoo<br />
aRbido que se forman dos verdaderos; ej6rcit-os de abogadoa y no "ogad08 para<br />
defender los derechos de cada on& do las partes. En ostos caeos as fractionto<br />
oir decir: -par& at niagistrado Fulauo, una. palabra del sefilor Migo Noriega<br />
es una. orden-.<br />
So ha Ilegado a rnfis. Se ha dkho: Ifligo Noriega as at awo de ]a Sapre.<br />
ma Corte do Juoticia-.<br />
Oir.ndo esta frase bochornona, Ileg6 a conocirniento del entonces Preai.<br />
dento de Is. Repiliblica, eefior general Porfirio Diaz, cudntase qua reapondi6:<br />
.I.o rnalo no eatA an qua so diga, sino an qua realmente sea-.<br />
Nusotrost diferimom de tan autorizada.opiuift y creenios quo tambi6n as<br />
inalo. muy rnaln, quo se dig& qua un particular as at Arbitro del tribunal mks<br />
alto de F% NAci(w ..........<br />
......................... ................... ........... .......... ......... I .........................<br />
En el escandalo-4o anaparo prornovido por Ifligo Noriega cobtra ]a posi-
more ME<br />
acab6 con ella, ha sido el punto de mira de todoa los que tachan,<br />
de diversos modos, ]a administracift de justicia de Is dictadura.<br />
Don Justo Sierra, en un famoso discurso que tuvo gran resonancia,<br />
pronunciado ante la Convenci6n liberal de 1892, dijo esta frase<br />
que se ha hecho c6lebre: cel pueblo tiene hambre y sed de justicia,^.<br />
Y esto ha sido Is verdad desde liace muchos aflos. El I mal seguramente<br />
que ba residiao en todos los tribunales de Is. Repiiblica,<br />
desde los ma's fnfimos hasta los sulxriores; pero ]a traseendencia<br />
de los errores es mayor mientras mayor es la categorfa del tribunal<br />
que lo comete. Siempre existe un recurso contra toda sentencia<br />
injusta o dolosa, y ese recu rso permite reparar el malcausado;<br />
cuando se Ilega ya al altimo extremo; cuando se acude al tribunal<br />
que lia de pronunciar ]a postrera palabra de ]a controversia judicial,<br />
entonces esos errores o dolos toman proporciones espanto.<br />
sas y producen verdaderos desquiciamientos sociales.<br />
La administracift de justicia nacional, desde tiempos inme<br />
moriales ha, Ilevado el merecido sambenito del desprestigio. Y ese<br />
mal cr6nico y agodo ha sido uDa de ]as causas eticientes de todas<br />
nuestras revoluciones. Contra el atropello solapado; contra Is infa.<br />
mia curialesca; contra el negro y sucio engranaje procesal. mds<br />
bilidad de qua un juez de instruccift dictars, orden de deteoci6n en an con.<br />
tra, solicitaudo la fu.Rpe.nBi6n de un acw que todavis, no so realizabs-, ma.<br />
'6n (lue la Corte caiwt&6 a Noriega, el magiatrKdo Alonao, Rodriguez<br />
Mirarn6n, en su voto particular, Ainico contra tan nionatruosa y corruptor&<br />
petici6n,., dijo lo siguiente:<br />
.El sehor lAigo Noriega ba bido lisroado ante I& jueticia penal it fin do<br />
eaclarecer ciertos bechos, a Ion quo se les atribuye caticter penal y que as<br />
cnatigan ^on pen& corporal. El sefior Noriega prownde que ]a Suprerna Corte<br />
de Justicia le otorgue una rarta de seguridad gas pougs, a on peraona fuera<br />
do Is acci6n de Ion tribunales, (inicamente porque Pf, pues le parece irnposible<br />
quo pueda ballarse mometido a Ns contiugencias que afectan al coru6n de<br />
los rnortalea,,.<br />
-Ante pretenni6n tan nionstruom, yo no puedo menos que recliamr1a<br />
con mi voto y proteetwr hoy en el seno de la Corte contra su concesi6n,<br />
corno proteatar6 rnsfiana ante el pueblo de Is, Rep6blic-a ....... . En el eetado<br />
do excitaci6n en que se encuentra ]a Rep6hlica, el otorgarse el privilegio que<br />
se solicita seri Is. prueba mia palmaria de que en Mftico !& justicia no ea<br />
com que alcAnce ni pueds toc&r a Ion poderosoa. Si un infeliz bubiers venido<br />
con semejante pretensi6n ante esta Corte, ni un instaute so hubiers Y&cilado<br />
en rechazarla*.<br />
(aEl Intransigenteo, de 11 de octubre de 1912, u(Imero 154. )
_101—<br />
doloso mientras wis premeditado, s6lo existen dos recuram para<br />
los hombres senoillos de las campinas y de la montaita: la rewlu-<br />
ci'^n y 4 rifle..<br />
Nuestros legisladores quisieron evitar toda conflagracift,<br />
aceptando en nuestras instituciones, tomAndolo de la legislaci6n inglesa,<br />
prohijado por Is de los Est-ados Unidos, un medio, un procedimiento,<br />
un recurso que impidiera la comisi6n. de cualquier<br />
atentado y violencia, o que proutamente Jos remediara, a semejanza<br />
del famoso chabeas corpus^ que mencionamos, y crearon el<br />
4 recurso de ampam^.<br />
Ese recurso fue por muchos aflos la finica tabla de salvaci6n<br />
on I& cual podian escapar las victimas de los naufraglos, judiciales,<br />
producidos por todos los tribunales y aut-oridades del pafs.<br />
TeniamoN plena contianza en 61, nos Ilenaba de smtisfaccift, era un<br />
escudo invulnerable que nos protegfa y en nuestra legislaci6n existia<br />
como flur perfumada y exquisita.<br />
Ija Supreina Corte de.Justicia de ]a Naci6n respet6, sostuvo,<br />
enaltec i6oimpuso siempre con seflorial autoridad los fucros y<br />
trascen"Lncias<br />
del amparo, que concedi6 a todos con augusta ma-<br />
jestad. d"afiando las iras del poder, ]a influencia clerical y las<br />
corrupciones del potentado. Era que los hombres que ]a formaban<br />
se IlAmaron: Benito JuArez, Sebastiin Lerdo de Tejada, Jos6 Maria<br />
Iglesias, Le6n Guzrn^n, Ignacio Vallarta, Bautistaytantos ilustres<br />
desaparecidos. Y era, tambi4n, que el Poder Ejecutivo de<br />
e6tonces, digno, decoroso y respetuoso a Is ley, habia sostenido y<br />
levantado en toda ocasi6a la autoridad y prestigio de Is Corte.<br />
Cuando el incondiciunali%mo lii7.o su aparici6n, las fueros de<br />
la Corte comenzaron a unermarse a tal grado, que ensus postrime-<br />
Has vinieron a ser casi nulos. La autoridad y prestigiode la Corte<br />
camiu6 on ra?An inversa do la autoridad y prestigio do la dictadura,<br />
hasta, llegar a ser y convertirse, solapadamente en una dependencia.<br />
de la, secretaria de.lusticia, sumi^a a los mandaws do un<br />
Novoa o de un Garza Galindo.<br />
La Corte viuo decayendo dia por dfa, falta de independencia,<br />
de soberanfa y de libertad de acci6n; y fue una do las principales<br />
causantes do su apocamiento la calidad y condici6n de JOS hombres<br />
que paulatinamente iban ocupandoaquellos sillones de ministros<br />
augustos do ]a Justicia federal. Cada rernoci6n parcial do la<br />
Corte lievaba a su recinto nulidades o amorales; y desgraciada.<br />
monle la muerte inexorable iba segando vidas y destruyendo<br />
existenclas, abrierdo amplios hnecos en aquel alto tribunal, que
-102—<br />
ea Caudillo se apresuraba a Ilenar, conduciendo at solio de "net<br />
poder soberano a sus protegidos y allegados, no por m6ritos de<br />
saber y honorabilidad, sino por pruebas y servicios de incondicionaiismo.<br />
Seguramente que hay excepciones en to que digo; pero<br />
son contadisimas.<br />
Paralelamente a ese defecto fundamental se present6 otro,<br />
todavfa de mAs trascendencia: cel afin manifiesto del Ejecutivo<br />
parahmitary dificultar el uso del recurso de amparo*. Y foe monstruosa<br />
e infame mutilatift de esa garantia salvadora Is inicua reforma<br />
del juicio de amparo,-iniciada, sostenida con tes6n, impuesta<br />
casi por el Vicepresidente Ram6n Corral. Con el especioso pretexto<br />
do impedir el abuso de ese recurso y de ^descar&mr el trabajo<br />
abrumador de ]a Corte^, se solicit6 y sostuvo esa reforma,<br />
principalmente en to quo se reflere at amparo en materia civil.<br />
Independientemente de to dicho, hubo otra causa de desprestigio<br />
Para Is Corte: la inconsecuencia, la incongruencia, Is versatilidad<br />
y contradieciones do sus fallos; su carenei% absol-ota de<br />
jurisprudencia; sus veleidades juridicas y sus contempori7aciones<br />
con el Podery los podcrosos de todos g4neros.<br />
El senor licenciado don Demetrio Sodi, de lionorabilisimos antecedentes.<br />
que lia sido uno de los ministros de la Corte que ha<br />
sabido cumplir con su deber, dice de ]a misma, do la cual form6<br />
parte do l c)06 a 1914, en so valioso libro titulado: Procedintientos<br />
T,ed,e-rale^v,, to que copio on seguida:<br />
(PAgina 403.) c ..... triste es confesarlo: la Corte no respeta<br />
sus propias sentencias y unas veces establece determinados principios<br />
y ot^as abiertamente los contradice con una inconsecuencia<br />
pasmosa, y con una versatilidad desatinada y caprichosa que<br />
produce ^I dt^sprcstigio detits fallos y Is, incertidumbre mAs com.<br />
plets, entre las partes litigantes^-<br />
En ]a exposici6a do motivos del C6digo Federal de Procedimientos<br />
Civiles, se lee:<br />
vLa misma Suproma Corte respetarei sus propias ejecutorias.<br />
Podri, sin embargo, contrariar Is jurisprudencia establecida; pero<br />
expresando siempre, on este caso, las razones Para rp.solverlo<br />
asi. Estas ra7ones deberAn referirse a las quo so tuvieron prosentes<br />
Para establecer la jurisprudeDeia que se contrariap.
-108-<br />
El sellor licenciado SodL a este respecto, dice en so obra ctt&da<br />
(p&gina 427):<br />
cEn el seno mismo de Is eomisi6n revisora del C6dIgO feder&L<br />
se recouoeO que Is. Suprema Corte no puede establecer una<br />
jurisprudencia^.<br />
4EI senor ministro FernAndez expres6, con ruda franquem la<br />
siguiente triste verdad: cque Is Corte unas veces resuelve un<br />
punto en un sentido y otras en otro; y que precisamente por esto<br />
todo el mundo se queja, dado que esta falta do fijeza en las decisioDes<br />
las hace caprichos p s y siempre inciertas3,.<br />
eEl senor Chapital manifest6 9qua hace referencia a Is dildcultad<br />
sehalada por el senor Do ]a Garza pars, que se forme ]a jtlrisprudencia<br />
do la Corte, diciendo que, dads Is variabilidad del<br />
n-dmero de los ministros que forman el tribunal pleno, no serfa<br />
posible aceptar doctrinas de interpretaci6n uniformes y eonst&Dtes.<br />
Aderngs, Is misma Constituci6n previene quo Is sentencia do<br />
amparo debelimitarse en sus alcances al caso concreto sobre que<br />
verse el juicio; de manera que no podrd servir de fundamento para<br />
otro caso semejante^.<br />
-EI senor Garefa contest6 con acierto, eque, sin embargo, Is<br />
Corte puede adoptar, para casos iguales, doctrinas iguales, de<br />
manors. que an jurisprudencia sea firme y constante^.<br />
cElsenor Chapital insisti6 diciendo que en muchos casos ;a<br />
variabilidad de dvetr^n.as & la C(wte y 8us gente7wiai contraria8, son<br />
una prueba de ou independencia, porque los miuistros nose gnian<br />
por las opiniones de Jos demds, sino por is suya propia, por su<br />
personal criterio; y no siendo lo s mismos magistrados los que diariamente<br />
estin fallando, es natural que resulten contradiccione".<br />
I A estas disculpas del magistrado don Crist6bal Chapital, contests<br />
el mismo senor licenciado don Demetrio Sodi, en su dicbo<br />
libro (pdgina 428):<br />
^Las ejecutorias que hemos (]ado a conocer en esta obra demuestran:<br />
que .9iew& wws mi&?rws los 7n inietros que )411an 708 negocios,<br />
unas veces reww.^bven enun 8entid-o y otras en elcontrario, erdtdndose.<br />
de iguala doch-inw, d,, caws idVni-iC08, de articulos terminanse8<br />
deZ Oeidlgofede^al, que del modo vais dherso eeinterpretan y apl-ivan^.<br />
Y contin6a diciendo el licenciado Sodi:<br />
cL*s fallos de Is Corte no gulan ni iluminan a los; jueces do<br />
Distrito, ni a los litigantes; no tiene ya mwhas veces la autoridad de<br />
la razdn, y por In mismo no debemos aceptarlos como suplemento
-104—<br />
do lalegislaci6n, segiln f rase de Portalis, sino tan s6locomosentenclas<br />
aisladas qua tienen valor an a] caso concreto, an la controversia<br />
particular qua an cada amparo establece si se violaron o no las garantfas<br />
individuales. En Is Corte, muchas veces durante la discusi6n<br />
de un negocio se llama Is atenei6n a los ministros sobre ejecutorias<br />
anteriores qua han resuelto an determinado sentido el<br />
asunto sujeto a revisi6n, y generalmente esos toques de atenei6n<br />
son ineficaces, porque, a las ejecutorias no ve enez",ntran a Ia rnawo<br />
de*tZe Imerlo, o bien no fueron votadas por mds de nueve ministros,<br />
ni son cinco no interrumpidas por otras an coutrario^.<br />
El senor licenciado Sodi hace las siguientes importantes y<br />
pasmosas revelaciones (p6gina, 429): eSeria do desear qua el alto<br />
Cuerno, encargado do la interpretaci6n de los preceptos constitucionales,<br />
se preocupara algo mAs de sus fallos y qua fuera consecuente<br />
con sus propias resoluciones. i.Es esto posible? Seguramente<br />
no an estos momentos, dada Is forma del despaf;ho an el<br />
tribunal piano. Muchas oeasiones los ministros no nos Xjanos an<br />
lo qua lee el secretario, ni an lo qua ewpon, el revisor. Nos entretenomos<br />
en, la Iectura (14 los perll'ddi^war, an deApachar nve,6era CarreYpOnd,"icia<br />
privada, an estudiar expedientes, en ronveyverr con W own.<br />
pa&-ros, y por esta causa, cuando el presidente ordena qua se reco-<br />
ja la vot%ci6n, coutestamos: 4como el wanistro rp nisur^,sin sabor realiftwt6<br />
to que votaviox. Para corregir eate vicio seria conveniente<br />
gae 7o& ewuerdo8 fuesen pilblicos, y no reservad'.m Como lo son an Is<br />
actualidad por un precepto ael reglamento interior. Con acuerdos<br />
pfiblicos, los interesados y abogrados sabrian si se rallaban los<br />
negocios an tal o cual forma; oirfan las discusiones, podrfan penetrarse<br />
del alcanco do las ejecutorias, y los ministros, en preseucia<br />
del p6b)ico— cguardarian la compostura y1a (1h,11c;4n<br />
indispensable en a] desempefio de Ins funcioaes tan altas que la<br />
ley les contiere*.<br />
Las import-ante% y houradas declaraciones del senor ficenciado<br />
Demetrio Sodi, expresadas con una valentfa qua lo enaltece,<br />
nos dan a conocer una parte minima de los vicios ocult,)s de aqua-<br />
D& Suprema Corte de J usticia (1).<br />
(1). El neilor licenciado Alonzo Rodriguez Nfiranift, ministro de la Corte,<br />
ha dicho:<br />
.Resolvi6ndose por el tribunal pleno compueato do quince ministros y sian-
_105—<br />
La Corte, sin reagpnsabilidades efectivas y pricticas, 9610 debi6y<br />
debe formarse con personalidades excelsas, probadas, de<br />
honorabilidad indiscutible. El general Dfaz, el gran elector de todos<br />
los Poderes pfiblicos, entre uno que otro abogado de valor que<br />
llev6 a ese alto tribunal, levant6, par& coloearlas en esas magistraturas,<br />
a personas sin saber, sin anteeedentes, sin prestigio, ni<br />
valer. Y conste que no hago imputaciones de mayor trascendextcia,<br />
annque contra algunos si que deberfan hacerse.<br />
Adem&q , la forma del despacho en los negocios, la imposibilidad<br />
de que los interesados tengan eonocimiento de Is secuela de<br />
las revisiones, pues se mantienen en torno do ellas un misterio<br />
do nurnerosoa Ina juicio8 de esa ciaAe de giro, reiulta que respecto do Is caN<br />
unanimidad de ellos, el (Inico quo los estudia ea el ministro revisor, y todoe<br />
Ins dernis mini8tros se limitan a adherirse a su opini6n, siendo consecuencis<br />
de esto el que si bien en In forms el tribunal p1suo resuelve, de hecho y positivamento<br />
un solo ministro decide. Eo frecuente, mejor dicho, habitual. en<br />
a1gunos sefiorea ministros, el que no tomen parte an ]a discusi6n, ni do hecbo,<br />
ni aiquiers, con Is atenci6n, limitAndose Al flegaz In oca8i6n del veto, a emitirlo<br />
con In fraAe de e8tampilla: Xon el sefior revisor-, y sin toner siquiers<br />
Is mia ligera noci6u del ass nto de que<br />
*<br />
as ba tratado ........ Por supuesto que<br />
ciertos negocios de grande enantla pecuniaria, en qua los intere"Aos cuidan<br />
de apersonarae con Ins rniuistrm, a fin de lograr fijen an atenci6n, proporcionando<br />
at efecto alegatos que se imprimen, fdrman una excepei6n. MRS In reg1s.<br />
general es Is, indicada, y bR acontecido que Pe han resuelto negocios en<br />
nfirnero de cuarenta y cincuenta. en acuerdo de tres horns o menos, conss^<br />
grando a cadR uno do olloft ires o eninfro wtinulos apenax, so decir, an ha resuelto<br />
sobre In propiedad, el honar, In libertad y Is. vida. del hombre, en un tiempo<br />
menor del que so consagra a cualquier stencift trivial y sin importancia.<br />
...... No ha side rare el caso en que, con8ultada por PI revisor In negaci6n<br />
del amparo en virtud do haber confisdo on In veracidad do ]a autoridad reaponmable<br />
que pRrft juetificar8e no lot hecho otra cogn que mandar copia do Is<br />
Qentoucia en que conAi 8te el Acto reelamado; traido el proceso a Is vista a<br />
moci6n de otro minintro, se ha veriticado que la autoridRd i pgponeahle no Be<br />
produefit con verdAd, que el acv) rec l Kinado em monstruwo atontado y<br />
que el condenado A nivarte. y quf- eAtaba a 1mrito de sufrirls, debla eer pues.<br />
to en inni ediata libertad, ^omo en efeeto so vi6 nbligada !a Corte Suprema a<br />
reconocerlo y orde:mrlo ..... jCLIAOtAS iniquidadesjudiciales cubrirA el polvo<br />
de los archivos de In Suprervia Corte, no s6lo en inateria de pens, de muorte,<br />
sino tratfaulose de otria graves de prisi6n, relegAni6n, etc., etc., etc!<br />
(.La Inamovilidad de Is Suprewa Corte de Jtjaticia-. Opini6n del Wier<br />
miniRtru Alonso R , ;driguez Afiram6n. Folloto publicado en lit tipograffa do<br />
.,T.sL Europea,, 1911.
_106—<br />
cuasi inquisitorial; el secreto con que reservan sus dictImenes los<br />
mini8tros revisores, que hace imposible toda gesti6n oportuna para<br />
ilustrar el criterio de los magistrados; ese desd6n, desvfo, jgnorancia,<br />
indifeerencia, desconocimiento y ligere7a con que los se-<br />
11ores ministros do la Corte de3pachaban los negocios en los que<br />
fallaban, seg6n afirmaci6n categ6rica del licenciado Sodi; ese secreto<br />
cdo tribunal veneciano3, con que se rodea la discusi6a y el<br />
fallo de los asuntos, han liecho de aquel poder algo tan anodino,<br />
tan datado. tan infitil, tan perjudicial e insano, que fueron en extrewo<br />
justas las iras y las censu ras de todos los que condenaron<br />
la existencia de esa reliquiade Is dictadura.<br />
Voy a procurar dar un colorido al modo de ser de aquella<br />
Corte en sus postrimerfas. Supongamos a un abogado extraino<br />
al Foro capitalino, quo hubiera venido de su Ebtado Reno de fe y<br />
confian7a en Is rectitud y sabiduria de la Corte, para cuidar un<br />
juicio de amparo, cuyo fallo se revisaba. Los autos Ilegaban casi<br />
al mismo tiempo que cl abogado, y 6ste, desde luego, inquiria a qu6<br />
sala estaba turnado el amparo. Primer punto. i.Qui6n era el ministro<br />
revisor? Esto era importantfsimo. Si el asunto cafa en ]as manos<br />
de Ins seis o siete magistrados exentos de toda consur-4, no<br />
habis, peligro de niDgdn g6nero. Pero si no era as[ ..... ique trances<br />
tan apurados iba a pasar ese seflor abogado.. ..!<br />
Y el negocio, por an desgracia, no cala nada bien. M calvario<br />
de aquel hombre honrado comenzaba. ... .!<br />
AEl abogado querfa presentar a la Curve aigunos apuntes pars.<br />
combatir los considerandos de la sentencia que venia a revisl6n?<br />
Puesapenassit^onfatiernpol)aracilo. Unoscuantosd(as,ye.ncgocio<br />
iba on seguida con el magistrado revisor. Aqui comenzaban los<br />
procedimientos casi inquisitoriales. dignos de un tribunal veneciano.<br />
El ministro recibia loi autos con otros muchos, y el negocio, por<br />
ol momento, parecia entrar en un periodo de franca calma. Uo<br />
mejor que segi5n el abogsdo podfa liacerse, era tener una conferencia<br />
con aquel ministro revisor, de cuyo criterio, estudio y voluntad<br />
dependia el 6xito del negocio. JHablar con el revisor? Qu6<br />
cosa tan fAcil de decir.. ..! 4Verlo en su casa? Sf, esto se consegufa<br />
fAcilmente con los licenciados Sodi, Alvarez y Bulli y Goiri. .<br />
y nada mAs. iLoa otros sellores ministros estaban en la Corte a<br />
la disposicift del pilblico.... !
-107 —<br />
06nde se lea podia bablar si entraban a )a Corte, caal retardados<br />
y corriendo, despu4s de las nueve de Is matiana, eaando va<br />
babfa comenzado el wuordo pleno; y sal-fan, tambi6n oorriendo y<br />
presurosos, on punto del mediodia, sin haeer caso do nadie.... ?<br />
Pues en el zaguAn del palacio de la Corte, y eso .... hablaindoles a<br />
medias palabras.<br />
Y era do verse el zaguAn de esa casita de Is avenida JuArez,<br />
donde esti instalada la Corte, el primer tribunal de justicia de<br />
is Repi5blica. con una miseriaquecausa grima. Deochoymedia<br />
al mediodfa el espectAculo que &]If se ofrecfa era en extremo curioso.<br />
De pie en ]a puerta de )a calle, o en la acera espiando la<br />
Ilegada o la salida de Ins magistrados, cazdndolos casi, se encontrabanabogadosdistinguidisimos.<br />
Allf tenfan que esperar moderando<br />
sus impaciencias, disimulanda sus iras,y s6lo asf podfan hablarles<br />
a esos seflores ministros, y a medias palabras, casi a la carrera,<br />
concretando su pensamiento, baciendo de su derecho de peticiOn<br />
una especie do recomenclaci6n para su negocio, y convirtiendo<br />
de esa suerte el administrar justicia, con un favor. No todos<br />
aceptaban que se lea hablara: babfa algunos que s6lo concethan<br />
ese favor a sus fntimos, y que ponfan una cara tan avinagrada<br />
pars, todo aquel que no era su amigo, que el mds atrevido se<br />
desoorazonaba; y ellos, de prisa, sin detenerse, casi ni escucbaban<br />
a sus interlocutores. Otros, mis afables, concedian atenci6n y<br />
amabilidad; porn dando sus audiencias al sire libre en ]a puerta<br />
de la calle.<br />
Es cierto que existe un sal6n de audiencias pars, el p6blico,<br />
donde eu realidad las concedfan uno que otro magistrado. Pero<br />
en qu6 rstras ocasiones. iSi entraban como exhalaciones y se sa-<br />
Han corriendo, sin que nadie pudiera detenerlos!<br />
La importancia del negocio obligaba al honrado abogado, desconocedor<br />
del medio, a solicitar una audiencia del ministro revisor.<br />
Se le concedfa; pero desde luego se le avisaba que fuera breve.<br />
iF,xplique usted no negocio largo y embrollado en cinco minutos... I<br />
La audiencia resultaba indtil. Y despu(s de esa tares, cuando el<br />
asunto ya babfa sido despachado por el ministro revisor, quedaba<br />
el trabajo de hablar y convencer a Ins 14 ministros restantes.. .. !<br />
iAllf era Troya! Si pars, uno costsba tanto trabajo, ;para 14 .... ! El<br />
hombrecomenzabitaperderlefe,yaeatabafatigado. Varnos,-no<br />
babla que perder Ins brios, publicarta, un folleto que contuviera I&<br />
sentencia que 61 atacaba, los razonamientos legales que invocaba,
— 108 —<br />
etc., etc,, etc. Pero todos le aconsejaban: cque sea muy corto In<br />
que escriba usted para qw lo lean W magi^tradmo.<br />
Y alli va el folleto. Ocho o diez pAginas, y a repartirlo. Ar_*<br />
enviarfa al domicilio de cada magistrado pars. que ni Ilegara a sus<br />
manos? 4Lo mandaba a an destino, entregAndoselo a uno de los<br />
porteres del tribunal para que, &I recibirlo, los seriores magistrados<br />
In dejamn sobre algiin mueble, perfectamente olvidado? Nada<br />
de eso, 61 mismo los repartiria personalmente a caft magistrado.<br />
Otra temporadita de forzosas esperas en la puerta de Is calls, Sal&<br />
de recepei6n obligada de aquellos personaies.<br />
Por fin el folleto so habia repartido satisfactoriamente. A<br />
todo esto, ya hablan trascurrido tres o cuatro meses desde el dia<br />
en que llegaran a la Corte los autos a revisi6n.<br />
Y conste que he supuesto un caso sencillo. ^Qu6 serfa cuando<br />
contra ese abogado de buens. fe se oponfa la influencia avassfladora<br />
de al&,uno de los intimos de Corral, de Pineda, etc., etc.,<br />
de Novoa, de ffiigo Noriega, de alguna compania extranjera recomendada<br />
por el Caudillo, o de alg-6n senor ministro de Estado?<br />
4Qu6 serfa cuando el ministro revisor se convertfa en el verdadero<br />
patrono de una de las partes, y se despachaba dl mismo a su gusto<br />
sin que el abogado de buena fe pudiera hacer algo para defender<br />
y salvar los intereses do su cliente*) (1)<br />
(1). Por no recargar lag tintsm aombA48 del cuadro de8setrop o que presen-<br />
M squella Suproms. Corte de Justicia, no hago hincapi^ contra ella sobre tan.<br />
to y tanto quo no debe pasar inadvertido, &tin en eatudios de generalizacift<br />
conio el presente. El dia en qtie Be escriba. Is hi8toria de Bea Corte, Be revslarfin<br />
cos" mon6truosas. Y unit de las quo mis debe Ilatuar Is. atencift<br />
serl el punible incoodicionalismo, At cual so pre8t6 gu8to8a, para. quo Is per.<br />
secuci6n quo hizo Is dictudura a tods, la Pronsm indepeudieute Be Ilo yara a<br />
cabo con toda impunidad.<br />
Fuerou in6tiles todos IoR ampATO1 que se promovicror contra Ima atenta.<br />
torim prisiones y Ioe despojom de I" imprentas. JAmfis fie di6 el caso (to que<br />
so suspendiera el acto reclarnado inniediatarnente. En las poquiuirnas veces<br />
en que Be concedi6, Be hiZO C.Uando In victims, ya habla Hufrido mucho Liernpo<br />
Is, priei6n. Um amparos solicitadom pQr If)s defenhores do Filomeno )Iata,<br />
Daniel Cabrera y otros que euirieron continuas pereecuciones, estAu a la vista.<br />
Victoriano Agiierom fue procesado milit q rmente por un delito de imprenta,<br />
y no No amparado. Inooencio Arriobt (tie victima (to una infitme<br />
intrigs, urdida por Jos arnigos do Roberto Mfiez, y a fin de acabRr con PEI Tercor<br />
Imperio-, qtie to atacaba ditramente, Arriola no fee amparado. (Esoo<br />
amigoa imprinfieron tin n0mero ftalso. de aquel peri6,lico, eLl el CUAI IMIbli-
—log—<br />
El negocio se ponfa, al f n, en la elista de vistaw, de ]a respecti.<br />
vasecretaria. Comenzabaulasoongojas. Taldfanohablaacuerdo.<br />
Eseotrodfano asistla &I ministro revisor. Seenfermabsel<br />
revisor. Otro ministro pedia los autos para estudiarlos. Un mes<br />
perdido.<br />
Por fin llegaba el ansiado dfa en que necesariamente tenfa<br />
quefallarseelasunto. lYelabogadodebuenafeseconfundfa....!<br />
106mo! 4C6mo era posible que ese dia se despacbara su negocio, en<br />
el cual s6lo los alegatos y Is sentencia tenfan ctautaa^ fojas; si<br />
squel mismo dia los sellores ministros de la Corte tenian quo resolver,<br />
adem6s, quince o veinto incidentes de suspensi6n o sobreseimiento,<br />
cinco o seis asuntos penales de pens. de muerte y<br />
otros tantos asuntos civiles, todos diffeiles y complicados? LC6mo<br />
era posible que aquellos seriores magistrados on tres horas esew<br />
sas (de 9 a. m. a las 12 m.) y de las que tenian que emplear alg4n<br />
tiempo pars. firmar el sets del dfa, pudieran darsecuenta do toodos<br />
aquellos asuntos tan importantes, tan cuantiosos, tan dificiles,<br />
tan embrollados y trascenden tales par& los que en ellos se interesabam,<br />
y de los que dependia Is vida, Is fortunay la tranquilidad<br />
caron lo que quisieron, y el juez que lo proeee6 era Intimo amigo de a"amigoa..)<br />
Y todsa e8tas victimaA de Is. tiraniajamfis encontraron apoyo y protecei6n<br />
en Is Corte, In Cual fue sorda, ciegs, y muds, ante Ion desmanes de Is, dictadurs.<br />
Y cuando era verdaderamente iniposible negAr el amparo solicitado,<br />
Onto Ilegaba ....... como ]as palmas de Toledo.<br />
Adem&s, In Corte so seAaI6 corno un auxiliar gustoso, como c6mplice do<br />
lo g wencomenderop , protegidos por el Caudillo, que despojaron do sue tierran,<br />
de sue montes y do sue sgua8 a Jos pueblos, o a log desg7sciados quo exan sue<br />
coli, ndante8. Janifis se vi6 qua el despojado fuers, amparado por Is. Corte.<br />
Los amparos promovido g por log indigenas de los diveraos pueblos del lago do<br />
Chalco, qua perdieron sue tierras y nus ci6neg" pars. acrecentar el Fendo de<br />
Xico,-; Ion de lo g montes del Popocatepetl despajados do esos montes por Ifti-<br />
go Noriega; lo g amparo8 solicitadoa por lo g vecinos de lo g pueblos de Sant4l<br />
Agueds, San Joed de Is Magdalena, San Lucas y San Bruno, de gpojRdoe en Is<br />
Baja California por ]a odiosa e infame compaills, miners. de -EI Boleos; log<br />
solicitadoe en el partido de Mexicalli, Baja Californis, contra Isa infamies y<br />
deopojog de Is compahis yanqui The Colorado River Land Company *, de Is<br />
cual eran g"ios el general Diaz y Ram6n Coff &I; lo g quo promovieron loo.indigenas<br />
do Its vegas do MetstitIfin; etc., etc., etc., jamis fueron atendidoe<br />
por Is Corte.
m5frolm<br />
de tautoa .... ? Entonces el abogado aquel empezaba a toner absoluta<br />
desconflanza de aquel alto tribunal.<br />
AAquellos serlores Min18tros de la. Corte estudiaban, o no, los<br />
negocios que despachaban .... ? No podian humanamente estudiar,<br />
en tres hora8 escasas, tanto asunto tan distinto como complicado.<br />
APronunciaban sus fallon, por lo menos, con pleno conocimiento<br />
de lo que bacfan.. ..? ZQu6 conocimiento podfan tener de lo que<br />
haelan, si aI dar cuenta ]a secretarfa de los negocios, aquellos senores<br />
ministros testaban leyendo el peri6dico, despachando su<br />
eorrespondencia particular o conversando con sus compalleros...?<br />
iLuego votaban sin saber lo que resolvfan, sin conocimiento de<br />
causa,
— III —<br />
CAPfTULO 1H<br />
LAS SECRETARIAS DE ESTADO<br />
Los ministros que colaboraron en la dictadura porfiriana fueron<br />
los siguientes:<br />
1?elaciones: don Ignacio Marisf.^al y don Enrique C. Creel.<br />
Gobernaai6n.- don Manuel Romero Rubio, don Manuel Gonzd,<br />
lez . Costo y don Ram6n Corral.<br />
Juwticitz: don Joaquin Baranda y don Justino Fernindez.<br />
Fonu,-nto: don Carlos Pacheco, don Manuel Feraindez Leal,<br />
don Uandro Fernindez, don Manuel Gon7a'lez Cosfo, don Blas<br />
Escontrfa y don Olegario Molina.<br />
Hacimida: don Manuel DublAn, don Benito 06mez Fatfas,<br />
don Matfas Romero, don Jos6, Ives Limantour.<br />
Guwrra: don Pedro Hinojosa, don Felipe B. Berriozibal, don<br />
Bernardo Reyes, don Francisco Zacurfas Mena y don Manuel<br />
Gouzzilez Cosio.<br />
Ooniunicaciones; don Manuel Gonzalez Costo, don Francisco<br />
Zacarfas Mena y don Uandro FernAndez.<br />
1n4-ravc?*Q'2) l'iAlica: Unicamente don Justo Sierra. Ese ramo<br />
se separ6 del ministerio de Justicia, de d%nde dependia; primero<br />
se hi7o de 61 una subsecretarfa esl)ecial y, por filtimo, un ministerio.<br />
Ademd- de estos seflores ministros, debemos sefialar a los que<br />
formaron el 1^ltimo h1inisterio porfiriano. cuando ya estaba en ange<br />
la revoluci6n y con intenciones de aplacarla; Ministerio de<br />
transici6n que nada hi7o, ni pudo hacer, sino ayudar a bien morir<br />
a I& dictad u ra.<br />
Tal Ministerio se compuso de las siguientes personas: Rezaai^anes,<br />
don Prancisco Le6n de Is Barra; Gobernavik;n, qued6 la cartera<br />
ac4fala y a cargo del subsecretario don Aliguel Macedo, hasta<br />
que se hizo cargo de ella don Jorge Vera Estafiol, que tambi6n era<br />
ministro de Instrucci6n Pilblica;,fustivia, don Demetrio Sodj; 1^^-
_112-<br />
nwnto, don Manuel Marroquin y Rivera; Haci&nda, don JoaS Ives<br />
Limantour; Guerra, don Manuel GonzAlez Cosio, y Vamunicazianew,<br />
don Norberto Dominguez,<br />
P9,ra los que hemos conocido y tratado eon mAs o menus intimidad<br />
a todas las personas citadas, de las cuales s6lo, pueden<br />
considerarse como verdaderamente sobresalientes, por su inteligencia,<br />
a Romero Rubio, Baranda y Limantour, no necesitamos<br />
un gran esfuerzo para decir Is situaci6n que guardaron las secretarfas<br />
de Estado que les fueron cricomendadas. Para un don Francisco<br />
Zacarfas Mena, por ejemplo, todo le estaba grande y estorboso.<br />
Su inteligencia, su criterio, su erudici6n y su mezquino<br />
espfrito, de no liaber tenido en su ayuda a gPorfirio^, que lo hizo<br />
diploma'tico, plenipotenciario, general y ministro de Estado, lo<br />
hubieran conducido a ser capataz en a1guna f untlici6n, mayordomo<br />
en cualquier rancho. o a lo mAs cabo segundo de rurales. Y no es<br />
exageraci6n lo que digo. A don Enrique Creel todo lo q ue no era<br />
usura, agio, especulaci6n y ansias de lucro, le venia muy mal. En<br />
toda ocasi6a se recordaba en 461 al despiadado ^empefiero^ de Chilivaliva,<br />
que en sus mocedades prestaba va real en el peso^ por<br />
hilachos y miserias. Y esto es enteramente cierto: el licenciado<br />
don Miguel Bolanos Cacho, que f ue gobernador de Oaxaca, me<br />
mostr6 en una ocasi6n una papeleta de empefto, que guardaba por<br />
curiosidad, firmada por Creel, y en la cual aparecia un pr6stamo<br />
de cincuenta centavos por unas cenaguas indiana azules^.<br />
e'Qud podia haber liecho de prov"hoso don Manuel GGD7A1eZ<br />
Cosio, que fue paseado por cuatro secretarfas de Estado, donde<br />
dej6 recuerdos imperecederos de su bondad, de su apatia y notoria<br />
incapacidad?<br />
i.Y (ion PLdro Hinojosa, de pobrfsimo intelecto? 9Y G6mez Farfas,<br />
que result6 el gran cainelo? iY don Matfas Romero, ya viejo,<br />
incapacitado y enformizo , Francamente, de todas estas personas,<br />
nada, absolutamente nada se podia esperar.<br />
Asf fue que los ministerios respectivos que estuvieron bajo su<br />
cargo durante las tristes 6-pocas que los regentearon, llevaron una<br />
existencia anodina; vegetaron penosamente, lievados al remolque<br />
por la influencia del ministro que a la saz6n fuera el oninipotente.<br />
Hacer una sinopsis de la marcha de las secretarlas de Estado
_113-<br />
de 1884 a 1911, serfa iabor tan amplia, quo necesitaria varios<br />
voldmenes para escribirse. Esto no obstante, vamos a procurar<br />
coneretar las labores de squellas secretarfas por donde deafilaron<br />
tantos, y que, en resumen, hicieron muy poca labor provechosa<br />
pars el mejoramiento moral del pueblo y pars el afianzamiento de<br />
las libertades p6blicas. Del increffile y asombroso progreso material<br />
ya nos ocuparemos.<br />
Comeuvar46 mi critica. refiridndome a I& labor del setior licenclado<br />
don Ignacio Mariscal como secretario de Relaciones Exteriores<br />
y jefe del Gabinete.<br />
Don Ignacio Mariscal fue un hombre honrado en toda ]a extensi6n<br />
de ]a palabra, liberal sincero de grandes convieciones, de<br />
gran rectitud, conocedor de an ramo, en el cual poseia una gran<br />
pr6ctica, un perfecto saber de los procedimientos, usos, formas,<br />
antecedentes y detalles diplomitticos; de bastante ilustrael6n y<br />
exacto criterio. Pero el sefior Mariscal tenfa. varios defectos sobresalientes:<br />
era muy d6bil de carticter, de excesiva bondad con sus<br />
empleados, que ni supo escoger, ni supo corregir, ni pretendi6<br />
cambiar; de una apatfa y una indiferencia innarrables; que siempre<br />
fue victima de Wdos aquell( ya a quienes favoreci6 y de un incondicionalismo<br />
que lo subordin6 al general Diaz en lo absoluto.<br />
Ku labor diplornAtica, aparte de todos los tratados de intercambio<br />
comerciales, extradici6n, navegaci6n y comunicadones,<br />
que son de estampilla y como hechos con 4machote^ en todas partes:<br />
su labor diploindtica, propiamente lialllando, fue: lade plegarse<br />
en todas ocasionos, y sin desviaci6n n! retardo, a Is politics<br />
de la cCasa Blanca^.<br />
Nuestras relaciones con Ins paises europeos y sudamericanos<br />
guardaron un e statu quo> desesperante, y cuandoacontecia alg6n<br />
mejoramiento sobre el particular, esto no era producido por nuestra<br />
iniciativa.<br />
Respecto a su polftica pars con Is -Casa Blanca>, so limit6 a<br />
un papel muy censurable; L61 mismo so encarg6 de confesarlo en<br />
aquel su memorable y desgraciado brindis do Chicago, vel de las<br />
Aguilas paralelas,, que tantas criticas le atrajo y que jama's pudo<br />
explicar satisfactoriameTite.<br />
Don Ignacio Mariscal debi6 de haber concluido su carrerg<br />
111.^1111A 8
-114—<br />
diplomg,tica cuando la opini6n piiblica, nacionai le recI%zn6 aquel<br />
discurso. Pero no fue asi; el general Diaz sontfa por 61 un sincero<br />
afecto, y mal podia reprochar en an ministro de Negocios Extranjeros<br />
ideas, preocupaciones y temores que erari los suyos propios.<br />
El general Dfa7 tuvo miedo de la tCasa Blanew , y se pleg6 a<br />
I& politim yanqui. El Caudillo siempre temia que Ilegara a producirse<br />
un choque entre N16xico y los Estados Unidos. sinti6ridose<br />
derrotado de antemano. iQu6 lejos do la realidad estaban of Caudillo<br />
y su ministro do Estado! Ahora que. hemos visto la conducta<br />
seguida por los yanquis, y que ellos wismos han comprendido toda<br />
I& alteza de caralcter y el patriotismo sin Ifmites de nuestro pueblo,<br />
no nos explicamos c6mo aquellos hombr ps sentian esos temores<br />
infantiles, que por fortuna ya han desapareeido para nosotros.<br />
IA consecuencia de aquellas debilidades fue que M6zico quedara<br />
supeditado a la voluntad do la cCasa Blanca^, hasta toner que<br />
soportar la existencia de I& estaci6n carbonera de tPichilingue3,,<br />
que concedi6 Ju6rez, en la entrada de la bahfa de La Pa4 B. C.,<br />
y Is do Acapulco, que disimuladamente existi6; que se permitiera<br />
Is estacl6n do las escuadras norteamericauas en bahia Magdalpna,<br />
que casi se entreg6; y a retardar la cuesti61) del cChawizal^ in.<br />
definidamente. Pero, mAs que esto, lo que molest6 siempre a ]a<br />
,opini6n p6blica on sumo grado, fue esa debilidad continua que se<br />
tuvo para darle a los yanquis on nuestra propia tierra ]a preferencia<br />
en todo. Ya so sabia que no habfa controvcrsia, libigio, reclamacift<br />
o petici6n de yanquis o do compaWaso empleadosvanquis,<br />
que no tuTieran pleno y absoluto 4xito. Los yanquis eran, entre<br />
mosotros, seres superiores,extraordinarios, intangibles, infalibles<br />
y ornnipotentL q . Bastaba la mds f6til queja del tsenor embajador>,<br />
pre-sentada (!(,-.i cualquier pretexto en Relaciones. para que el senor<br />
Mariscal perdiera sus naturales apatias y dirigiera a las dem6-s<br />
secretarfas de Estado oticios casi conminaiorios para que el<br />
yanqui pie ura objeto de ellos y que so liabia quejado con ma's 0<br />
menos ru/6u, oAuviera lo que queria. Y todo esto pronto, inmediatamente,<br />
quo al csefior embajador^ no le gustaba esperar.<br />
Resultado de esta ,-,ceiisurablescoiideseendeiieias fueron: que<br />
Ins yanquis se consideraran uuestros amos y que vieran con el<br />
4mayor desprecio a nuestras autoridades y a los mexicanos en general;<br />
que hicieran lo que se les ant(:)jaba en todo el pats y que<br />
fu6rainos perdiendo, de un modo real y seguro, nuestra propia<br />
soberanfa.<br />
No s6, ni quiero prever, cuil serA nuestro f uturo frente a
— 115—<br />
frente de los Estados Unidos; pero, considero preferible cusIquier<br />
cosa al pasado Ileno, de humillaciones, que fue el resultado de<br />
&quells politics.<br />
Por otra parte, mal podfa ser enaltecida nuestra Patria en el<br />
extranjero cuando se haefan ministros plenipotenciarios a las personas<br />
quo se elevaron a esos puestos sin merecimiento aiguno, sin<br />
antecedentes justos y serios y dnicamente como favores concedidos<br />
por el senor Mariscal. Francamente, mAs que asombro, causa<br />
desagrado ver c6mo fueron elevados a los altos puestos diplomftticos<br />
a personas tan incompetentes. Esto tiene como finica, explicaci6ii<br />
Is falta de carActer y Is benevolencia del senor Mariscal.<br />
Era muy amigo de la lisonja, y todo aquel que se lanzaba a<br />
marearlo con su servil adulaci6n, estaba seguro de conseguir un<br />
puesto de c6nsul o canciller pars su hijo o protegido, de secretario<br />
de legaci6n y hasta de ministro. Asf fue como pudimos ver a extranjeros<br />
casi perniciosos on puestos de iwportancia; a personas<br />
de notoria amoralidad, manchadas por el vicio y Is corrupoi6n, de<br />
representantes tv eneargados de altas misiones en el extranjero; a<br />
j6venes de nuestra cjeunesse dor6ex, notables por su estulticia,<br />
de secretarios y encargados de negocios. Vamos, liubo uno entre<br />
otros que el 6nico me'^rito que tuvo para, ser diplomfitico y Ilegar a<br />
primer secretario de Legaci6n, f ue: cSaberse de memoria el ca.lendario<br />
do GaIvAnx.<br />
Menos mal Is protecci6n quo dispens6 el seflor Mariscal a varios<br />
do nuestros literatos, que siempre f ueron indtiles pars Is diplomacia<br />
mexicana, pero al menos eran de talento, cultivaban con<br />
m6s o menos 6xito las bellas letras, daban una idea de nuestra.<br />
intelectualidad en el extranjero y eran personas honorables y correctas.<br />
Pero ^,y otros?<br />
El senor Mariscal, en Is politics nacional, fue cexclusivainente<br />
porfirista^. En una oca-siOn que el Caudillo le dijera: equiero que<br />
me d4 usted su opinift sob re quidn debe ser mi sucesor , (se tratabs<br />
entonces de que Limantour recogiera temporalmente ]a berencia<br />
pord riana), el senor Mariscal contest6 prontamente: cSenor<br />
Presidente: pars mf es ocioso pensar on tal cosa. El dia quo usted.<br />
dejo de ser Presidente, me separard inmediatamente del Miniaterio.<br />
El problems est6, resuelto pars mf; yo s6lo he .de ser ministro<br />
si ut ted as Presidente. A nadie m6.s lie de servirle^. Esta cow.<br />
testacion de incondicionalista cpur sang v lig6 mfis y mAs al Caudillo<br />
con su miul^tro de Negocios Extranjeros, quien tal ves en muchos
-116—<br />
asuntos no estuvo a I& altura de I& situsel6n; pero que siempre se<br />
manej6 con honorabilidad y desinter6s.<br />
De Creel, como ministro do Relaciones, no vale I& pena ni de<br />
hablar. No hizo nada, absolutamente nada, si no ea dar patente de<br />
d".plom6tico y hacer ministro residente, en cualquier parte, a su<br />
protegido Victoriano Salado Alvarez, que no tuvo m6s mdritAD para<br />
ao que liaber escrito un libro muy cansado y rampl6D, que tiene<br />
un titulo de tranvfa: cDe Santa-Anna a la Reformay.<br />
IA secretarfa del Interior, que nosotros llamamos de Gobernaci6n,<br />
ha sido, es y seguramente continuari siendo el pivote sobre el<br />
cual gira toda la politica nacional. Es y ba sido el conducto para<br />
lograr ]a estupenda centralizaci6n de los Poderm con todo y ser una<br />
r epu 'blica federal.<br />
La secretaria do Gobernaci6n tiende a abarearlo todo. 14a tenido<br />
la policlu rural, con )a cua) se tiene en jaque a "os Jos jefes politicos<br />
do la Repi^iblica; la sanidad, que reina en puertos y fronteras<br />
y que permite o niega la entrada a la tierra mexicana; la tutorift de<br />
todos los Gobiernos de los Estados; el f raude ^lecwral en toda la amplitud<br />
y CODsectiencias; I& policia, que todo lo examina y a todo se<br />
atreve, y el dominio de los Territorios y el Distrito Federal.<br />
Tal cumulo de poder, flevado al extremo en lus tiempos portirianos,<br />
obligaba al Caudillo a que se pusieran al frente do ese Ministerio<br />
a personas do su intimidad o de su ma's absoluta conflanza. Por<br />
eso fucron ministros de Gobernaci6n: so suegro Romero Rubio, 4su<br />
comodfn^ (Tonza'lez Cosio y su presunto sucesor Ram6n Corml.<br />
Romero Hubio cre6, en realidad, esa seeretaria, con la colabomci6n<br />
del inteligeiite y laborioso licenciado don Manuel Mercado, que<br />
fue su lionorabillsimo subsecretario y en mucho el verdadero ministro,<br />
pues Romero Rubio apenas si le alcanzaba el tiempo para hacer<br />
politica. Hombre de verdadero talento, do grandes condiciones<br />
como politico y principalmente parn jefe de partido; sin eserdpulos'<br />
sin vacilaciones, amigo de la ostentaci6n y del boato, dadivoso y espl4ndido,<br />
protector leal do sus amigos y partidarios; Ilevaba por<br />
principio lit famosa mlixima que el padre Colonna pone en hibios do<br />
aquel personale que exhibe en su novela -Pequefieces) , : ^15arrer para<br />
dmtro^. Romero Rubio fue un elemento utilfsimo para el general<br />
Diaz, on auxilio y para afirmar su dictadurit. Enemigo delas violencias,<br />
condenando el derramamiento de SaDgre, partidario cde hacer
— 117—<br />
amigos a los enemigos^, conciliador, mesumdo, sabiendo esperar sin<br />
impacientarse, buen conocedor de los hombres^ manirroto, gran vividor<br />
y gustoso del placer; ese mini ,;tro es muy digno de ser considemdo,<br />
a pesar de todos sus vicios y errores, como una alta personalidad<br />
politica. Cierto que la censu m se ceba en 61, conderiando su<br />
aHin do bacer negocios y la protecci6n que dispens6 a tantos, que se<br />
enriquecieron con valiosas concesiones y contratos estupendos; pero<br />
tambi6.n es cierto quo su benevolealaia. em sumit, que siempre gust6<br />
de proteger a la juventud, a la cual amaba y distingula. INfuchos de<br />
los que lian hecho gran carrera se lo deben a 41; y muchos tambi6n<br />
salieron do I& obscuridad y del olvido merced a su ayuda y protecci6n.<br />
Pero si coino bombre politico merece elogios, come ministro del<br />
Caudillo, con el fin deliberado de afirmar el poder de aqu6l, de solidificar<br />
]a dictadura y hacerls efectiva, s6lo criticas y censuras merece.<br />
Es cierto que so hizo cargo del Poder en una 6poca dificil, cuando<br />
so habia relaiado la disciplina gubernativa con motivo de los escAndalos<br />
quo se produjeron en las postrimerfas del gobierno del general<br />
don Manuel Gonzalez-, pero tambi(m lo es que 61. innecesariamente,<br />
aviv6 los afaries del Caudillo para extremar la tiranfa; y nsf<br />
fucron ]as cosas. La persectici6n de ]a Prensa independiente se ini-<br />
66 de tin modo espantoso. Todos los periodistas do la oposici6n fueron<br />
eneareclados; Im imprentns^ incautadas; los pequeffosempleados<br />
C01110 cajistas, prensistas y hasta pegadores de anuncios, detenidos y<br />
embastillado.s.<br />
Los pori6dicos independi p ntes tuvi p ron quo enmudecery aplacar<br />
sus brios, e-s tableci6ndose desde entonces este cmodus vivcndi^ curiosisinio:<br />
]it Prensa podia censurar a todos, jbicar a uno que otro<br />
eon nw^um ..... Imsta a1gun gobernador, hasta un ministro; pero icl<br />
general Diaz erft inatacable y mcrecedor 47i;cdmente do elogios! Y<br />
[it) hubo remedio: E' que no se sometio, vivia en las cai rceles y en<br />
los juzgados de distri(o.<br />
Una de his muestras de la mieva politica se tuvo eon (-, I proceso<br />
stiguido en 18&'1 contra Itis estudiatites ( j oe prutest-amos Contra Ql re-<br />
CODOcimiento de la Deuda inglesa. 11CO10 S011LI)fidlimente a instancias<br />
de Dublan. Por ese motivo fui encarcclado -.on inis compitfieros los<br />
estudiantes Leon Malpica Soler, Di6dorf) Batnila, AdriH'n de Garay,<br />
Carlos Basave y del Castillo Negretc, Lamberto Cabarias, Arturo<br />
Alvanadejo Y los abo.gados Emrique N1. & los Rios, Ricardo Rodrlguez<br />
y Rafael O'lloran, SigOikdosc el proceso on el juzgado segun-
-118—<br />
do de Distrito, a cargo del licenciado Luis Garfias, y despu6s, ante<br />
of tribunal de Circuito, que estaba R cargo del licenciado Andr6s<br />
Iforcasitas, quien se mostr6 impaciente para empeorRr nuestis con.<br />
dici6n y aument6 Is pena a quo se nos conden6 en primers, instancia.<br />
Obtenida Is, saal s completa. contralizaci6n, convertidos los gobernadores<br />
en dependientes sumisos de aquefla secretarfa, flevado el<br />
fraude electoral a un grade estupendo y empleada Ia polivia, ma's<br />
que en proteger la. propiedad y Is, seguridad personal, en peneguir<br />
la independencis de cai-AcWr y a Jos de.-nfectos del general Diaz;<br />
aquel Ministerio, bajo Is, direeci6n de on hombre inteligente y decidido<br />
romo Romero Rubio, pronto se convirtit) en of apoyo ma's firme<br />
y poderoso do IR dictadura, como lo ha sido hastn los dItimos fiempos.<br />
Aquello qued6 tan perfeecionado y completo como iniquina<br />
do persecuciones y do aplastamiento de la libertad politica, que los<br />
sucesores de Romero Rubio poco o nada han tenido (Ine hacer en ese<br />
Ministerio, falto de toda iniciativa. Lo han sido: don Manuel Gontfilez<br />
Ooslo y don Ram6n Corral.<br />
Don Ram6n Corral, personslidad tan discutida y tan poco conocida,<br />
fue un terrible luchador de Ja vida, incansable y Ileno de energfas,<br />
que seguramente era merecedor de otro sino que ef de haber<br />
sido una simple figura decorativa.<br />
Do humildisima cuna, naci6 en ]a lincienda de La% Mercedes, en<br />
las cereanins de Mamos, Sonora. pas6 su infancia en Palmarejo y su<br />
juventud en Chinipas, Chiliuithun; y sus primeros pasos en la senda<br />
administrativa se iniciaron como escribiente del juzgado do primera<br />
instancia, on Alamos. Fuc obra (to si mismo y 61 se form6 a fuenza<br />
de energlas y constancia eu el trabRjO. Empleado purticti far de don<br />
Miguel Urrea, ad(juiri6 una notable erudici6n en la bibliot"a de<br />
ese liacendado.<br />
Su carlicter altivo lo JJev6 iL militar en of bando oposicionista que<br />
bacia ]a guerraal general Pesqueirn, y lanzado ya en politica, so<br />
hizo periodista, c()mpr6 una. imprenta y ediO un semanario: ^La<br />
Voz de Ahtmos^. Pronto fue victima de persecuciones, perdi6 In<br />
imprents. y la libertad y , per U'Itimo, se lanz6 a la lucha armada.<br />
Aquel movimiento revolucionario f tic sofocado: Corral cmigr6 de su<br />
Estado y se refugi6 en Chihuabun, y of sacudimiento social que produjo<br />
Is, revolucift de Tuxtepec, volvi6 a la brega, pubhc6 de nuevo<br />
,clA Voz de Alamov , y triunf6 con los elementos porfiristas. Cuan-
-119-<br />
do el general Vicente Mariscal, al frente del batall6n do zapadores^<br />
pacific6 a Sonora, Corral fue diputado a Is Legislatura del Estado<br />
(1877).<br />
Espiritu inqu icto, ingres6 en I& oposici6n contra aquel gobernador<br />
extraflo e intruso, y desde entorices fue una de las personalidades<br />
salientes de aquella lejann Entidad federativa, habi4ndose unido a Ins<br />
ambiciones del general Luis Torres. La suerte, hinch6 las velas do<br />
aquella d6bil bar q u ill a YPOCO a poco Corral file CSCaIRDdo todos los<br />
puestos: presidente do In Legrislatum. secretario de Gobierno y go.<br />
bernador del Estado. Lleg(l) el din on cl ue 61, don Luis Torres e fzlibal<br />
dominaron por completo on aquella comarea.<br />
La inaledicencia lo avusa. do futber aprovechado so situacift politica<br />
pam enriquecerse rApidament4e, rccurriendo a toda clase do<br />
procedimientos. Sobre el particular muchose dice y tic cuenta. Lo<br />
cierto es quo Corral adquiri6 una gran fortuna; que foe diputado &I<br />
Congreso do In Uni6n; quo el Caudillo pudo apreciar sus m4ritos por<br />
su labor administrativa on Sonora, y que a laseparaci6n del licenciado<br />
don Rafael Rebollar del Gobierno del Distrito Fedem), Corral lo,<br />
sustituy6, sogun se dijo, por indicacionos de Limantour, con quien<br />
habla trabado una buens, amistad al haberse conocido on Londres<br />
o Paris.<br />
In.aresal.)a a] Ctobierno del Distrito cuando se hacia necesaiia la<br />
mano en(trgica do tin liombre acostumbrado a mandar y quo pusiera<br />
fin a] desbarajuste, e inmoralidad que allf reinaban desde los calamitosos<br />
tiempos del general Jos6 Cebnllos, protector decidido do Ins<br />
tabures.<br />
Si entonces Corral hubiera seguido una conducts morigerada y<br />
hubiera tenido tin carActor mALS accesible, do seguro quo so conquista,<br />
por complebo ]a opini6n I)U'I)Iica. Pero era vparrandero^ y poco se<br />
preocupaba de que se pereataran do ello; flegaba R In metr6poli Ileno<br />
de apetifo- que quiso satisfacer a wda costa, justificando aquel ad&-<br />
-io: cratichert) on poblado, diablo desatado^.<br />
Pronfo eircularon do 61 cien an4edotas que provocaban ]a hit*ridad<br />
de todos, y otras cien extra vagancias de su carActer desafinado<br />
y violento. Lo cierto es que no tmt6 de hacerse simpatico ni do hamrse<br />
querer, y de^mfi6 a In opini6n, como despreci6 a [a Prensa. independiente,<br />
muy acobardada y apor-ada entonces.<br />
Reyes habia sido nombrado ministro do ]a Guerra. y desde Sonom.<br />
donde ya conocia a Corral, habia chocado con 61. Ambos Zlardaron<br />
todos sus resentimientos y Corral uni6 Jos suyos propios a<br />
los que a su vez tenfa Pineda.
_120—<br />
Reyes desdef[6 a Corral y se lanz6 en sus intemperancias de caricter,<br />
que socavaron su pedestal. Cuando Reyes choe6 con Limantour<br />
y sobrevino Is campaffa periodistica de cLa Naci6n , y La Protest&,,-,<br />
Corral movi6 b9bilmente a su policis, y estuvo a] tanto de I&<br />
conducts del lieenciado Rodolfo Reyes. Las imprentas de aquellos<br />
peri6dieos estaban bajo el control de Corral, y no so dabs en ellas<br />
un solo paso del cual no tuviera conocimiento squel gobernador<br />
astuto. Los -coriginales* do aquella contienda periodistica venfan a<br />
manos de Corral diariamente, y no era un secreto pars. el Gobierno<br />
saber quidn redactabs aquellos furibundus ataques contra don JorA<br />
Ives, que poco a poco le fueron quitando todas las probabilidades de<br />
poder llegar a I& Presidencia.<br />
Cuando el asunto se hizo critico, necesit6se cortarlo de miz pars<br />
ovitar mayore6 espAndalos. Fue entonces cuando se atribuy6 la patornidad<br />
do a1gunos articulos do dum censura al general Reyes, y<br />
4ste sali6 del Ministerio, reBido por completo con los cientificos, pam<br />
ir otm vez a Nuevo Le6n a preparar nuevos clementos de combate<br />
a favor de sus ambiciones, que a] fin no babis, de saber aprovechar<br />
falto do resoluci6n suprerna.<br />
Fue Corral, por el momento, el hombre del dia para los limantourianos;<br />
sin 41, sin su decisi6n para acusar abiertamente a Reyes<br />
de bochornosa duplicidad y presentar al Caudillo ]as pruebas do ello,<br />
los cientificos no hubieran obtenido el triunfo completisimo que &Icanzaron,<br />
y que tuvo por consecuencia que el general Diaz so entregara<br />
por completo en sus braws. Habia necesidad de premiar los<br />
esfuer-/os y constancias de Corral, y en el movimiento ministerial<br />
quo se efectu6 poco tiempo despu4s, ingres6 a la secretaria de Gobernaci6n.<br />
Surgi6 ]a idea de crear ]a Vicepresidencia do la Republics, y<br />
wonteci6 que iba a haber Vicepresidencia, pero quo no liabia candi-<br />
dato para el puesto. Nadie se atrevfa a presentarse candidato, ni nadie<br />
lanzaba candidatura, algtins. ^Limantour? El hom6rc aquel era<br />
imposible. flablan tenido 61 V los sU 'YoS el placer de separar del<br />
Ministerio a Baranda y de derrotar a Reyes; pero, on canibio, los<br />
ebarandistas- y los -reyistas , babian deshecho a Limantour. Do<br />
la personalidad politics, de este personaje no qtiedaba sano ni su<br />
nombre, ni su nacionalidad, ni su patriotismo. El fdolo de barro,<br />
primorosamente coloreado y etiquetado a Is ^francesa*, al caer rudamente<br />
al suelo se habla hecho mil peda7os. De aquel fulguranto<br />
advenedizo, despx2 gs de ]a campaffa e barandista—reyista-v, se podia
_121—<br />
decir to que de dofia Ana de Pantoja. Limantour podria continuar<br />
siendo ministro de Hacienda el tiempo que el Caudillo quisiera; pero<br />
no podria ser, una hom siqaiem, el sucesor del general Diaz, ni presunto,<br />
ni efectivo.<br />
Y la Vicepresidencia surgi6 Ilena de esperanzas para el que fuem<br />
designado a ella. El Caudillo tenia ya 74 ^fios, estaba fatigado,<br />
casi sordo, d4bil do vista, empezaba R perder I& memoria y ya habfa<br />
tenido un fuerte ataque de cartritis^ quo puso en conmoci6n a todos.<br />
Ser el suplente de un septungenario electo jefe de Estado por seis<br />
afios, era tanto corno obterter esa jefatura en herencia "'nica y directa.<br />
La opini6n pul blica sefialaba dos presuntos candidatos: at general<br />
Reyes y a don IgnRcio Mariscal. El primero sostenido con un<br />
valor y una constancia merecedora do mejor suerte ?/ (le Oro camd;-<br />
11o, por el infatigable partido treyista^, on el cual so hablan fundido<br />
lostbarandistas* y todo el clemento liberal y jam)bino. Con el sefior<br />
Mariscal estaban los antigroos porfiristas, el olemento oaxaqueiio,<br />
tan grandey poderoso, y muchos diputados. Reyes, naturalmente,<br />
ni siquiern permiti6 questj nombre tigurara en las candidaturas, comenzando<br />
a burlarse de la suerte, que se complacia en brindarle el<br />
Poder; don Ignacio Nfariscal, sin aceptar su candidatura, guard6 una<br />
actitud expectante.<br />
Los embriones de partido independiente formados, y los cientificos<br />
perfectarnente or.vanizados, esperaban que cel Gran Elector^<br />
manifestara su voluntad. TA)s cientfflcos, a pesar de todo, aun tenian<br />
muchas esperfinzas de que don Jos6 Ives fuera designado porel Caudillo.<br />
El partido liberal estaba impaciente y ya comenzaban a buffir<br />
en su seno los nrimero- fermentos do indigmxei6n contra el general<br />
Diaz, quo mAs tarde deberfan estallar on una poderosa e irresistible<br />
revoltici6n. cYa quete tole mmos ^—decfa a f4noso el partido liberal,—<br />
q designa tu sucesor: escogre a un Fberal patriota y honrado y todos<br />
estaremos contigo-. El general Diaz Pfard6 la actitud de una esfin-<br />
je. El Virmino d3 la cleeci(')n so acercuba, los dias corrian y nadic<br />
sabla qui6n iba it ser el Vicepresidento de In Repulblica.<br />
Uno de los grupos quo ma's sufrian por estAx indecisi6n era el<br />
-Partido Nacional Porfirista^, enteramente anodino, que e--,tabfL regenteado<br />
por el coronet Antonio Tovar. Esta agrupaci6n se liabfa<br />
manifestado en todas ocasiones frtzncamenle ejmlieientijica, y todo podia<br />
esperarse do ella, menos quo on a1gun momento fuera a ponerse<br />
at servicio do sus enemigos. Y si bien el tat Partido, naturalmente,<br />
lanzaba la candidatum del Caudillo pam quo 6ste ocupara. In Presi-
-122—<br />
dencia, respecto de ]a candidaturs del Vice babia enmudecido por<br />
completo. fQui6n iba a ser el Vicepresidente?<br />
Habia, pues, que sondear el 4nimo del general Dfa y pars sorprender<br />
sus secretos designios t pero todo foe in(Itil. El Caudillo fue<br />
inabordable sobre este punto. Entonces bubo que recurrir a otros<br />
medios. jPreguntarle a Chausalitm? Tr qbajt) quim4rico. Chousalito<br />
escuch6 la pregunta, sonriendo; oy6 la s6plica sonriendo, y sin<br />
Conte-star nada, on ningdn sentido, continu6 sonriendo.<br />
Faltaban veinte dias a lo surno imm que se verificaran las Cleociones<br />
primarias, y.. .. !no se habia lRnzado nein In candidatura del<br />
Vicepresidente!<br />
Y para el ^Partido Nacional Porfiristaa, In cosm urgfa: su ^Convonci6n^<br />
so verificaba inmediatamente y nadie sabfft a qu4 atenerse.<br />
41ban a lanzar una candidalUra cualquiera, a ]a ventura? I Y si se<br />
equivocaban, lo cual era muy fal cil y al Caudillo le oafs mal la equivocaci6n?<br />
;Qu6 perplejidad y qu6 angusti' as!<br />
Por fin se dice que el coronel Tovur tuvo conocimiento del candidato<br />
oficial la vispera o cl inismo din en que debla verificarse e'"<br />
famosa ConvenciOn3-. Los delegados se reunieron en In CAmara do<br />
Diputudos y nadie conocia In candidatura oficial. Los creyistasi.,<br />
quo ya sabian que no podfan ni siquiera pronanciar el nombre do su<br />
fdolo, empezaron a trabaj%r abiertamente para procurarse un candidato<br />
liberal. Lo principal era quo no fuera electo tin cientifico. Y<br />
el infatigable Ileriberto Barr6n comenz6 su campaiia de propinganda,<br />
y pronu) reuni6 LID considerable nizincro de adeptos a Its enndi-<br />
datura del licenciado don Ignacio M it riscal. El triurifu do esta candidatum<br />
pareefa Rsegurado.<br />
Lleg6 el dia de ]a declaravi6n de randidaturns, y despue-s do uns<br />
,cuni6n absoluta^ para designar lit del general Diaz para Prosidente,<br />
se inici6 la g"n dificultad. Barr6n luchabit incansable y todos parecian<br />
optar por In candidabura Mari.wal. Por fin, In preiidencia de<br />
esaConvenei6n anunciotime el doctor Gregorio Mendizabal iba a bacer<br />
Uso do ]a palabra e para proponer Is eandidatura (to Viceprcsidentt^.<br />
Todos comprendieron que it.quelln era In treandidatura oficiii.12.<br />
El doctor Mendizilbal abord6 la tribuna, y un silenciv de curiosidad<br />
ansiosa so hizo. Y Is verbosidad del doctor PstaI16 com(, Is<br />
trompeterfa de In marclia trinufal de -cAida^; y eso foe tin estallido<br />
do cohotes do )uz, una, serie de Jug-ares comunes inacabable: cEl vAndidato<br />
que habla que designar deberfa tener estos 3 , esos m6ritos,<br />
y osas y otras virtudes, tal 3 , cual antecedente y estas m lits energias y<br />
patriotismo, y etc., etc. ^Ese candidato deberfa flenar Ins aspiracio-
-128—<br />
nes nacionales-l-, etc., etc. Pero por fortuna pam el pais.. .. cezistia<br />
aquella presea!^ Sf que existia. Ese bombre extmordinario, ese<br />
hombre eminentisimo, ese homhre egregio, ese hombre curiosisimo...<br />
era.... era .... idon Ram6n Corral!<br />
Cuando el buen doctor soIt6 In soluci6n de Is c%aradfi. un<br />
lohl estruendoso so escuehO on el inmenso sal6n de Is Ciroars.<br />
Pero aquella exciamaci6n do sorpresm estaba snipirads de Is ma's<br />
francs hilaridad. iC6mol i.Aquello era sorio? ZEI doctor Alendiz6balestabicusujuicio?<br />
i Corral Vice presidente de Is Repd blica. y<br />
candidatooficial? !Qu6cwurroncia! Yyaniseescuch6eltinaldo<br />
aquel discurso. Todo.- rcian, se carcajeaban, I)Iatic&bRD Y baCian 108<br />
mis curiosos comentarios y repetfan Ilenos de festivo asombro: Wonque<br />
Corral, ch?.... Qu4 gunsal<br />
Pero al Ilegar Is votaci6n Corral fue designado candidato del<br />
al lart1do Nacional Porfirista^ pars quo mupam In. Vice, p residencis<br />
de la Repiliblica, rechazandose )a candidaturn do don Ignacio Mariacal<br />
por unos votos nada m IS.<br />
lAquello era estupendo! El
-124—<br />
presidente; de no ne-eptar Corral, el cPartido, corria el riesgo de quo<br />
el Caudillo se entregara on bra7os de un tercero, que bien podrfa ser<br />
don Teodoro Dehesa o el mismo general Reyes; y en ambos casos el<br />
c cientificisrno^ quedaba destruido. Corral previ6 perfectamente quo<br />
cese nombrarnien&)^ le iba a acarrear toda clase de dificaltades, sin<br />
proporcionarle ]a menor satisfacei6n-, pero so sacrific6 sin vacilar,<br />
por ser consceuente con sus amigos y no perjudiCRral Partido. Sabfa<br />
muy bien que carecla de popularidad, que no era querido, que jama's<br />
habla de serlo porque no tenfa caricter a prop6sito para conquistar<br />
partidarios personalistas, y acept6 la Vicelmsidancia, como -on general<br />
acepta sin chistar, en el momento de la batalls, el ir a ]a vanguardia.<br />
Obedeci6 a su Partido y nada mAs.<br />
Los cientfficos proclamaron su triunfo, y mAs que nadie, don<br />
Rosendo Pineda, que habfa sido el al= de aquellos trabajos. Desde<br />
entonces los cientificos, do hecho, q uedaron divididos en dos gru pos:<br />
Los ceorralistas, con Pineda y sus seCLIftCeS y lo ,3 netos cientificos<br />
con Limantour, los Macedo y Casasus. Ambasagrul)aciones fueron<br />
afines y consecuentes entre sl; pero sus tendencias, aspiraciones y<br />
finalidades quedarom perfectamente distanciadas.<br />
Y Corral fuc Vicepresidente de la Reptiblica y presidi6 el SeD&*<br />
do, sin haber ascendido nada en ]a escala p olitica. Nadie tom6 a lo<br />
seriosu Vicepresidencia y continu6 de ministro de Gob6rnaci6n, en<br />
cuya labor perpetr6 un acto plenamente anti dernocritti co: ]a mutilaei6n<br />
y el aplastarniento del r4gimen municipal on el Distrito Fedeml<br />
y Territorios. El pensamiento y la labor fucron do don Miguel<br />
Macedo, el hermano de ^Pablito^.<br />
Por esa monstruosidad, quo aun subsi%toe de un modo inexplicable,<br />
los A.yuntamientos que antes tenfun una esfera do Rcci6n propia<br />
y ciertas libertades, so convirtieron en una depeuxlencia servil de la<br />
autoridad polftica, perdieron sus preeminencias, sus facultades, sus<br />
fondos propios, su libertad de acci6n y hasta do vigilancia y administraci6n<br />
de los servicios p4blicos. La. dietadura Ilegaba a su apogoo,<br />
asesinando el r4gimen municipal.<br />
Y C3rral fue un personaje decorativo, de lo cual 41 so refa y burlaba<br />
Alegremente:—cEstoy divertido con esta Vicepresidencia,—<br />
dijo; el seflor Prosidente s6lo se acuerda de mi, como Vice, cuando<br />
quiere quo lo represente on algu'n acto oficial al cual no le conviene<br />
o no quiere asistir. 4,Se trata de una fiesta o solemnidad de lucimiento?..<br />
. . AIIA va 61 ! ASe tmta deasistir a una repartici6n do premios<br />
que ha de terminar a media uoche^ .... QuP va.va Corral! El<br />
dia estA frio, Ilueve o hace raucho calor y hay temor de pescar una
-125—<br />
pulmonfa o una insolaci6n?.... !Que vays Corrall tEs cuesti6n de<br />
coneurrir a una fiesta de caridad, donde ha y quo soltar cien o quinientos<br />
pesillos de donativo?.. ..;Quo vaya Corrall^ Cierto o falso<br />
el cuentecito, no dej6 de, toner su ixito: tA)dos conocieron su exactitud.<br />
X6mo iba a gobernar el Caudillo, teniendo ya a su lado a su<br />
sucesor legal, escogido ampliamente por 41?<br />
Lo 16gico, lo natural era quo fuem rodeando de prestigio al fu-<br />
turo jefe del Estado; formindosele un apoyo Politico y dAndosele<br />
fuer-/as, con ]as cuales pudiera, ma's tarde, gobernar el Pais. Pam<br />
ello no habfa. otro camino que asociarlo al Poder, gobernar do acuerdo<br />
con 61, darle gubernadores, diputados, senadores y jefes do zona<br />
quo fuemn sus sinceros amigos y que formaran, en realidad, el<br />
partido eorralista.<br />
Nada, absolutamente nada de eso hizo el Caudillo. No s6lo no<br />
rode6 de apoyo Politico a su Vicepresidente, sino que vi6 con desagrado<br />
]a existencia del exiguo grupo cormlista. Y Corral no tuvo ni<br />
siquiera un diputado que ingresam a Ia. Cimam por su personal recomendaci6n.<br />
Bastaba 6sta Para que el recomendado fuem reeba7ado.<br />
Quedaron los que estaban y que Corral pudo hacer Ilegar RI Congreso<br />
antes que fuera Vice, Pero nada mas. Gobernadores, ni se<br />
diga; continu6 Ia dominaci6n del general Torres on Sonora, porque<br />
6ste, con sumo tacto, fue cporfirjsta^ y jamAs rcorralistaj^. Y el geneml<br />
Diaz continu6 gobernando dictatorialmente, sin importarle nada<br />
Corral, mirAndolo con desconfianza, restaindole amigos y prestigio,<br />
relegai ndolo al despacho de su ministerio, en el cual le tenia COMO<br />
cufla a Migiielito Macedo, y teniendo que soportar ]as iras de Ia opini6n<br />
publics, que lo consideraba el co-responsable de aquel gobierno<br />
dictatorial, cuando en realidad no era csino Ia primem vfctima del<br />
general Diaz^.<br />
Corral contrajo, con Is serie do desagrados ycontrariedades que<br />
le proporcion6 aquells situftei6n ambigua, Ia enfermedad que lo llev6<br />
on plens cdad viril a Ia tumba. Los primeros sintomas se le<br />
anunciaron v 41 so manife-st6 dispuesto a renunciar Ia malhadada<br />
Vicepresidencia. El general Diaz, seglin voZ general, no veia sin ciertasatisfacci6n<br />
c) comienzo de aquellos males y parece que dijo:<br />
c lRombrc! Me ponen a Corral porque dizque me voy a morir y ya<br />
esticasi caddverz.
-126—<br />
Asi Ileg6 el atio de 1908, en el cual tuvo verificativo ]a famosa<br />
conferencia Creelman, que fue tan trascendental para los asuntos de<br />
m6xico.<br />
La secretaria de Justicia, que en una 6poca tuvo bajo su dependencia<br />
In<br />
I<br />
instrucei6n publica, fue a cargo del sefior don Joaquin<br />
Bax3nda desde el affo de 1883 al de 1901, en que este eminente ciudadano<br />
fue separado del Gabinete por las intrigas limantourianas.<br />
Barands tuvo que luchar siempre con la falta de dinero; primero,<br />
porque no lo bubo y Dublin era muy parco en repartirlo, y luego,<br />
porque Limantour di(') dinero a todos, menos it lit secretaria que estab&<br />
a Cargo del seffor Baranda.<br />
El seflor Baranda form6 jueces y magistrados. de su protccci6n,<br />
smistad y designaci6n, su rgieron personalidades como Rafael Rebo-<br />
Ilar, Jos6 R. Aspe, JosA Pe6n del Valle, Alberto Gonzilez Le6n,<br />
Demetric; Sodi, Jos^ Saavedra, Ahnuell%larrft Aguirre, Arturo Mo-<br />
reno y Contreras, Renato Hernandez y I lernandez, Aurelio D. Canale,<br />
Antonio Ramos PedruezR, Alonso Rodriguez Miram6n, Jesds<br />
Ledesma, 'Mariano Flores del Villar, Enrique Sort de Sanz, Adolfo<br />
Fenochio, Gonzalo Fspinosa, Adalbertx) A. Fsteva, Adolfo Dublin,<br />
Carlus A. Govanues, Aurelio 'Maldonado, Rafael Dorantes, Enrique<br />
Pi6a y Aguayo, etc., etc., y tantos mis que se ban distinguido lionrosa<br />
y notublemente Como jueces en6rgicos y entendidus, como rec-<br />
Ws magistrados. como oradores forenses y parlainentarios, y Como<br />
letrados seriosy recomendables. Pu4dese decir que cunnto abogado<br />
distingnido existe, Ileva el sello de lit amistad del serior Baranda.<br />
Naturalmenve. que no existi(') indeperidencia en ]a judicattim: era<br />
imposible (lite eso fuera. con tin r4ginien dictatorial extremado. Pero<br />
0; sefior Buranda jituiiis di(') consignas it nadie; jauids se, ruezcl6 en<br />
m6rcantilismos abyccws, ni intervino .en el despacho de los jueces;<br />
civ i lo-s, ni en las q lta^ decisiones (IC lit Corte. El mal existia como<br />
UDS dolencia general.<br />
En Instrucei6ii PlIblica no pudo hacer lo que, hubiera deseado,<br />
eu una (1 1wcu en que zio se querfa gastar dinero en ]its depend-^ncius<br />
baraod:.;Ws. Sin embargo, deben seitalarse los grandes lineamien-<br />
WS d(3 la obra que teDdia a ht unidad y federal i zaci6r. de lit instrucci6n<br />
pri muiria en todo ^l pba-. Los Congrews jjedig6gri -ws :iue inici6<br />
Y reur)^-Ik al sefior Dart.rda, f;-eron de gmn 6xito y trascendencia; In<br />
Oroac : 6n y dc It, enst-imn.at norwalists, itJoiias v res-
-127--<br />
lizadapor6l, fue do efectos incalculables, y se cre6 una Escuela Normal,<br />
que fue ua modelo en so g6nero. Adema'sq, Is fedemlizaci6n<br />
de, In enseffariza elemental en el Distrito Federal y Territorias y el<br />
establecimiento de In Direcei6n general de . Instrucci6n Primaria, que<br />
estuvo acertadamente a cargo del notable pedagogo y metodista doctor<br />
don Luis E. Ruiz, fue obra laboriosa, trascendental y de grande<br />
influericia moral. Y con grandes econornfas se hicieron grandes coass:<br />
In formaci6n y creaci6n do Is Escuela Normal; Is, restauraci6n<br />
completa de In Escuela Nacional Preparatoria, hasta hacer de ella el<br />
primer establecimiento de su g6nero on Am6rica; ]a creaci6n y terminaci6a,<br />
en lo principal, de Is, Escuela de Artes y Oficios pura hombres,<br />
y la de mujeres; Ins importantes obras que se bicieron on In<br />
Escuela N. de Agricultura, Escuela de Medicina, Eseticla, de Ciegos<br />
y Escuola de Jurisprudencia; grandes mejoramientos en el Museo<br />
Nacional y on Bellas Arte,^ y late rminaci6n y solemne inauguraci6n<br />
de nuestra monumental Biblioteca Nacional.<br />
Comp6rense esas positivos progresos, esas mejoras traseendentales<br />
con lo que hizo despu6s don Justo Sierra teniendo millones a<br />
su disposici6n, derrochando el dincro a manos Ilonas y con el apoyo<br />
completo de Limantour.<br />
En tiempos de Bartinds v6ase lo que se hizo on In Preparatoria<br />
eon poco inds do cion mil pesos; vdase a lo que so pudo Ilegar despu6s<br />
eon ^wt nidMn noveeiewo8 inil pe8os^. (Los despilfarros hechos on<br />
Ins diferentes obras que so hicieron en lit Escitcla N. Preparatoria<br />
son tan escandalosos, que debe haterse sobre ellos 11na averigkiaci6n<br />
judicial). Y en cuanto al profesorado barandista, Ilamemoslo asf, fue,<br />
ha sido y continua siendo lo ma's notable, digno, sabio, inteligente y<br />
desinteresudo quo hemos tenido. Todos los vLrdaderamente intelectual(,^s,<br />
amantes do la ensefianza, formaron parto de 6,1 y crearon tina<br />
juventud vigorosa, patriots, honrada, amante de las libertades pilblicas,<br />
entusinsta por el porvenir do su raza y por el engrandecimiento<br />
nacional. Do esa falange de, intelectuales, profesian istas, estudiantes<br />
y houibres de saber, salio' el movinii(stiti, tie impaciento<br />
desagrado contra el Caudillo, que Ittego se transforu16 en oposici6n,<br />
pars. estallar al tin en )a terrible y grandiiisit revoltici6n que presencianios<br />
y que es el asombro de toda lit Atn4rica.<br />
Los enemigos de Is revoluci6n s6lo ven en ella los yerros, )as<br />
viviencias, I&s hecatombres y desgriteins. Son los etertios reacciouarios<br />
que jL]ZfffLn In obl-5 de lit Revolucitin francesa por los yerros<br />
do Dant6n, ]as ma levolencias de Marat y los RbUsos de Robespierre,<br />
Wn scordarse quo do ess. revoluc.i6zi 'salieron clos derechos del hom-
-128—<br />
bre^ y Is transformaci6n complets, y absoluta. de Is legislaci6n mundial,<br />
de Is forma, politics, de las naciones y de ]as sociedades. De esta<br />
revoluci6n surgir g un cM6xico nuevo;^, un Mkico netamente nacional,<br />
qu ' ebrai ndose para siempre los viejos moldes virreinales que nos<br />
ban maniatado, aplastando el caciquismo regional, manumitiendo a<br />
JOS hombres del campo y de las f9bricas, acabando con todos los encomenderos<br />
y todos los inicuos explotadores del trabajo, difundiendo<br />
]a pequefia propiedad, revisando los titulos do dominio, impidiendo<br />
Is servidumbre do Is globs, libertando conciencias y voluntades y<br />
fundando los seguros cimientos sobre los cuales ban de descansar<br />
nuestras futtimsdemocraciss.<br />
Estamos on un solemne y terrible momento hist6rico, y como en<br />
1859 ensefiamos a ]a Am6rica espafiola c6mo so bace Is reforms po-<br />
Iftica religiosa, abora le mostraremos c6mo so destru.ycn Jos vetustos<br />
edificios del pasado y so sanes, un pals profundamente infectado<br />
por las podredumbres de una dictadura de treinta afios.<br />
A ]a separaci6n del seffor don Joaquin Baranda, burlando ]as<br />
esperanzas de ]a v pandilln^ que crefa heredar el Ministerio, fue nombrado<br />
secretario de Justicia don Justino F^.rn gndez, tio de Carmelita^<br />
y subsecreturio don Eduardo Novon. Aquell& secretarfa fue ob-<br />
jeto de un gran affin do reformas y remociones, debidas a] caricter<br />
inquicto y doininador de Novoa. Parecia que aquel sefior entraba. en<br />
pais conquistado; todos los quo tenian unafiliaci6n c barandista^ fueron<br />
separados o postergados, y comenzaron a entrar en los puestos<br />
publicos los recomendados y protegidos del cientijfieismo. Y Is cosa<br />
continu6 con ]a legislaci6n. Se reform6 ] & Ley del Notariado, imponiendo<br />
toda clase de dificultades y taxativas a los notarios. los<br />
cuales se vieron privados de sus protocolos y despojados do sus notarfas.<br />
M6,s a^n: s6lo obtuvieron notarfas los amigos del nuevo y<br />
reformists subsecretario, quien era amigo fDtimo do ffiigo Noriega.<br />
Despu4s de ]a Ley del Notariado vino ]a de Organizaci6n de Tribunales,<br />
cambiando Is competencia y jurisdicci6n de todos ellos,<br />
creandose m&s oficinas y mejorAndose los sueldos do los empleados.<br />
Limantour comenzaba a proteger a Is. secretaria de Justicia. Entre<br />
]as reformas do Is Iey de Organizaci6n deTribunales, se sefia16 muy<br />
principalmente ]a referento al cjuicio de responsabilidad de los funcionarios<br />
judiciales^, que se convirti6 en una arms Segura, puesta<br />
on manos del Ministerio para dominar por completo a jueces y ma-
—M. __<br />
gistrados quo estaban acostumbrados a no recibir consianas, pues<br />
jamAs las di6 don Joaquin Baranda. En lo sucesivo los funcionarios<br />
del orden judicial tenian que ser cempleados adivios e iywvndiew.<br />
nalmii,, pues las consignas tenfan quo cumplirse pronto y efieazmente.<br />
El servilismo Ileg6, y los empleadas honombilisimos de. I& 4poca<br />
barandista fueron removidos do sus empleos; don Justino FernAndez<br />
dej6 liacera N6voa, a pesar do que muchos do sus adictos--como<br />
Clausel y Victor Manuel Castillo, abogados distinguidos, jefe do la<br />
secci6n deJustivia el primeroy secretario particular del ministro el<br />
se.fftindo--procuraron oponerse a esa, dominacift ton absoluta. Pero<br />
Novon triunf6y fuc el verdadero ministro; el general Diaz lo sostuvo<br />
con toda energia, aun en ]it 4poea on quo don Justino Fernindez.<br />
no querfs ya tenerlo it su lado y Podia so inmediata separaci6n.<br />
Novoa pretendis ser el heredero de don Justino, y 4ste, si bien al<br />
principio de su estancia en el Ministerio y por muchos aflos mbs'<br />
le habla tenido gran predilecei6n, cuando so percat6 do sus ambiciones<br />
le tom6 una nbsoluta tiversi6n y le quit,6 toda clase do facultndes,<br />
sonvirti6ndose de improviso, del omnipotente subsecretario que antes<br />
era, dispensador do favores y repartidor do empleos, en el primer<br />
escribiente del Ministerio. Pero ya era tarde, y adem&% don Justino<br />
estaba ya muy enfermo y cansado; Ileg6 a tanto, que cuando autorizaba.<br />
los OfiCiOS, firMLba: -Totoapa- v , que era. el nombre de su ha-<br />
cienda.<br />
'Qu6 podia espemrse de una secretaria que habia Ilegado a tal<br />
cdebacle?^ Succdi6 lo quo tenfix que suceder: que aquello caminam<br />
&I abismo; que Itubiera jueces concusionarios, conocidos de tados,<br />
quo bicieron ripida forturia al convertir so tribunal on un bazar; quo<br />
tres o custro picarw dominartin en lo% juzgados y que en la, Corte<br />
Suprema de Justicia pasaran cosas, increibles. Dori Justino Ferniiindez<br />
no sabia nada de esto, y cuando. por vasualidad, se informaba<br />
de algo, estallaba on tremendas iras. que no remediaban prActicamente<br />
nada, pues Jos corruptores confinuaban en sus puestos y a6l se<br />
le olvidaba el suceso, o confundia a un juez con otro.<br />
El pobre sefior estAiba completamente achocbo^.<br />
I-at ovini6n Pu'bhCR estaba indignada contra tal estado de cosas,<br />
y sunque of Caudillo tenia conocimiento de todo y se pedia prontA) remedio<br />
Pam moralizar hL administracio'n de justicia, ui se preocup6<br />
de hacerlo, pi intertO tal cosa. Wara quP.. .. Aquella administra-<br />
66ti de justicia corrompida y servil secundaba admirablemente sit
_130—<br />
polftica de terror; lo que menos deseabs em toner jueces rectos; lo<br />
importante em tcner)os incondicionalm<br />
Todos los cauddlos de este movimiente revolucionario ban sefialado<br />
]a falta do justicia que babis en el pals, su r.orrupci6n y defi.<br />
ciencia, como las musas principales del desquiciarniontv social y cl<br />
motivo capital de Is revolucift.<br />
H n In. secretarla de FOMeDtO, que tambien se Ilam6 cdo Colonizae.i6n<br />
c Industria , , tuvieron Jugar grandes esca'ndalos y so formaron<br />
grandes fortunns. LR murmuraci6n repetiat que una vez que un<br />
tal Mr. 11cill, para asegurarso de una. conc*si6n sobre la explotaci6n<br />
de la orchilla, que solicitalm en terrenos do Is costa occidental do ]a<br />
Baj,,L California, IC dijo a un alto perkmaje de ese ministerio:—vLe<br />
doy it usted cincuerita mil pesos y no se to digu a nad-ic, —el personaje<br />
aquel le contest6:— c Deme cien mil y rligcselo a todo cl nmndoj^.<br />
Sobre todo, las concesiones de deslindes do terrenos baldfos se<br />
coricedieron it graDel Y emriquecieron a muchos. En esas concesiones<br />
de todo bubo: se vendieron como terrenos baldlw^ ]as<br />
tierras comunales, ius ejidos y his tierras de los pueblos. FueruD<br />
comprendi-los on Jos deslindes pueblos entAeros, haciendas y raDchos<br />
depropiedad particular, ya que er ellos no hubo picardfa que no so<br />
hiciera, ni infamia que rit) fuera pa_'Uda espitindidamente por los concesionarios.<br />
Muchas poblaciones fucron despojada^5, entonces. do sus<br />
ejidns y agoajes, y convertidas en 1fropiedad particular, cm hts que<br />
los habitantes que babian construid,) sui z casas sobre terrenos libres<br />
mw,thos aitos antL,.S, tuv i eron que pagar rentas o comprar las tierrus<br />
al precioque quisieron los explotadores.<br />
Y fueron inxitiles ]as inil 1)rotestas trie se!(ivAni^Aron por doquier,<br />
y las quejas de tA,do g4n p ro (1m, se originaron y Ios am ,mros que se<br />
vromovieron. Las nutoriclades todAS: j4,40S j)01f1ik'U%, 211".'Lld" Muni-<br />
^,-ipal", jueces, magistrados y ininistros. se hif,-ierori t!^ordos^, antorizando<br />
tan in fames e inaudit4,s despi-jos. Y tales irifarnias han subsisfirl(i<br />
y a(loel l as fierms permtriecen on jmder de los dettmadores.<br />
continuando las vfetimas (in la ma- -or miseria.<br />
La secretairl'it de Foni c-rito spriobalill '<br />
alluellos deslindes, autorivaba<br />
aquella.-, tcrribl.v; injusticias y fival%ba las Lierras a Jos protegidos<br />
del Caudillo con Imn w.mbles y dvts4stxom-^ Age produjo<br />
In emigraci-5n q ue ti-clos wq)crabav, e) arribo de colonas extranjer"S
— 131—<br />
que vinieran a cultivar aquellas tierras? No, nadie vino. Mal podfan<br />
venir colonos a un pufs en donde el jornal agrfcola era de 30 a 50 centavos<br />
plats, ettiando en Ia Argentina era, por lo menos, de $2.00 or#<br />
y en los Fstados Unidos de $1.50. Los campos permanecieron yermost<br />
con ligeras excepciones; Vero sus legitimos propietarios o sun<br />
poseedores de. muchos aflos quedaron en ]a ruina y despojados.<br />
El abuso, el chancImPo IIeg6 a tanto, que un jefe de secei6n autorizO<br />
Ia venta de tin mismo terreno a tres compradores distintos y que<br />
los t(tulos expri?-abain porciones de tierms quo se invadian imas a<br />
Otms. lo (.-us], no obstante, perwiti6 que uquel audaz se diera Ia vids<br />
de un principey construyera on palacio por el Pasco de ]a Reforma.<br />
Y cuando todo se descubri6 y el general Dfaz cc vi6 precisado a satisfacer<br />
ks reclamaciones de las compariias yanquis estafadas, en<br />
vez de manclar a on<br />
pmsidio a quien tal hizo, se content6 con desti-<br />
tuirlo, hacer que vpndiera so 1)alaeiu para indt,-mnizar en parte a ]as<br />
victimas, y It, perdoii6 p,orque. erm licrinano de uno de -w^ mu'lq ac6frimos<br />
incondicionales.<br />
De esiv; concesiones vicio&-ts y criminales ha venidu tauw wal y<br />
(amto descontento. cwa_,iintes & Ia re.voluci(m. Los pueblos fronterizos'<br />
cuandto ,;upieron que el movimiento maderista ofreefaladevoluci6n<br />
dt,- Itits Lierrus indebidamertic. arrebatadi ,, y que tales riquezas<br />
regrre-sarian a sus primilivos y l egftimos dueflos, abrazaron co y) entus<br />
i qs ino Ia cutisa revohwi,,naria, ya que C'sta em el unico recurso<br />
pam recobrar sit-, prop i edatics. Y asi es com el problema agrlcola<br />
; 4; Vellidt, Zk OW11 1 fli"lil' hL a '_!rtj^ t j Sjt"jHj_'j6rj'<br />
Y It- $ m, t lweimosdc lw^ t i erras se puede hacer extensivo % las<br />
uonccsioij,^^ ferrtwarrilerasqtie se dicron a los favoritos, y a<br />
las con-<br />
111114^ 1' Iv apr % (-,Ammiento de ag-mis y a Ia fittilaei6n de minw' , en<br />
^wrb^iierxias riv^t^ y dispitada^. Todose dA se rega16, se concesio.<br />
riil) a lo^ de) C'mi'lillo, entre los cuales se cuentan principalwmte<br />
Io.s c7iewffico^, Uu individuo qae fus- empleado de Pinedu ba<br />
pablicutio LM.1 hs:a tl,, co i jreqion(^.s. pant comprobar que no fi-<br />
--tiran entre Jos eoiw(^s i orwr;()s ini!w.,pales civiAlfices. iNattli-Ed-<br />
Ine"ite, Buenos eran -T,,s jwi%. jugar vv lescubicrto. En las gramdes,<br />
( q, la,^ p^jj,rfiCs<br />
I (-^j 13S(j11(' '^i^ graill'ban m i llones, Ios 'NfttCvdo,<br />
l l inctlu. Cmasw l ^, I li inc..td y utrus, ^,- cie-vt,i qa ., 7t(/.1?yf1rav1 Cmoo<br />
( Il i pon, flw ' or' Jos corredores. !os chalanos, lo,^ vendedoi<br />
c^ agik,*istas y ltvml.re^; de negocios th, Jos espeeUladcres; y sin<br />
flo .; III, hul lm ooic^!S;611 I msil."le, y sin wricesi6ii nt^ habLi ni,goclo.<br />
Y 4!ier:0i_-os cat) ni- i pararov. Loz no las^ al-rovoclift.<br />
il . i. his '^t' Lmis n't
-182—<br />
poder. Vendieron concesiones, que en los ministerios so les entregaban<br />
segun Ns pedian, y ellos ]as convertian en dinero. Entonces<br />
vendieron concesiones; imis tarde hubieran vendido a la Patria!<br />
La socretaria de Fornento necesitaba grandes y fundamentales<br />
r(4ormas y un completo saneamientA). LA) primero se consigui6 con<br />
k creaci6n del ministerio de Comunicaciones y Obras P Owlicas; y lo<br />
segundo con el ingreso a la secretaria de un hombre de extrems honradc7.'.-<br />
don Leandro Fernandez, secundado por su subsecretario Gilberto<br />
Montiel.<br />
Pero esto f ue cuando yase bablan dado las principale-9 concesiones<br />
sobre tierras, aguas y ferrocarriles; cuando ya hal)fa una compaffia<br />
de c El Bolco^ que ha convertido una inmensa regi6n de la<br />
Baia CHlifornia on una cPachalato Franc4s3 ,; cuando el concesionario<br />
don Guillermo Andrade habia vendido ya su concesi6n do los terre-<br />
U(Is del Norte dela Baia California a la cColorado River Land Com-<br />
FQny^; cuRndo las tierras de Chihuahua ya babfan sido repartidas a<br />
varius especuladores; cuacdo por doquier se presentaban rcompa-<br />
K&q deslindadoras^, que fueroj el terror de Jos pueblos.<br />
La secretaria do Comunicaciones, desde que don Leandro Fernindoz<br />
se hizo cargo do ella, realiz6 obras monumentales do verda.<br />
dem importancirk, y someti6 a ]as companias ferrocarrileras, con todo<br />
y la proteccio'n que Limantour les dispensaba.<br />
FIsas obras sefialan su valer s6lo con enunciarse. Sa Ilaman: e dessgue<br />
del Valle de NI6xico; drenaje do ]a Capital de I& Rcpdblica;<br />
i ntroducci6n del agus potable do Xochimilco; obras del puerto de<br />
Veracruz; canalizaci6n de la barra do Tampico; construcci6n del<br />
ous, rw de Manzanillo; obra3 del puerto de Salina Cruz y Puerto W-<br />
%to(); canalizacio'n do la barra. de Tuxpan; los faros do toda la Repd-<br />
'Aica; etc., etc.^ Por las manos de don Leandro Fernftndez pasaron<br />
m^s de trescientos millones, sin mancharlo, y las obras ban sido y<br />
seran do positivo bion pam el pais.<br />
El m%jestuoso progreso material do la Republica hacia creer en<br />
SU mo .joramiento moral y en su cristalizaci6n politica. Qu6 equivo<br />
cados e^tfLbamos! Ks cierto quo teniaut-,^b veinte mil millas de forrocarriles.<br />
t:incuentu mil de tel6grafos, jAuertus, obras monumentales,<br />
pero so otenia bambre y sed do justicia--. so soporta loan goberq<br />
Adorvz, conio Nfartin c Ca--lito*, ArisWw 'Niercado y Mucio Martinez;
-188—<br />
y Isiempre estaba listo cualquier Rosalino Martinez para ir a ametrallar<br />
a] pueblof<br />
IA secretaria de Instrucci6n Pul blica, en manos de don JustA)<br />
Sierra, fue un juguete valiosisimo en manos de un niflo. Don Justu,<br />
siernpre y ante todo, coutinu6 siendo toda sL vida ^un poeta^, el<br />
splaudido cantor de las cplayeras^.<br />
Puesto ya en aquel venturoso miDisterio, bizo hk fortunn de maebos;<br />
mas 41 qued6 siernpre pobre y foe siempre honrado. Pero iquA<br />
desbarajuste el de aquella secretarial Se gastaroD millones, se cont^truyeron<br />
escuelas que ya esta-ban caye'ndose y Imbia nece^idad de<br />
apuntalarlas casi a] momento do su inauguraci6n. (Los arquitetos<br />
fueron Porfirito y sus protegidos.) Se despilfArraban cientos de<br />
miles en ]a Preparatoria; se ensayaron cuantos sistemas educativos<br />
quiso adoptar Ezequicl ChAvez, que fue el asesor pedag,6gico de don<br />
JustAD; so crearon comisiones on el extranjero parR que fucran ]a recompensa<br />
do los parientes y alleg-t(los; se. aumentaron elases para<br />
obsequiarlasa los amigos; sesubvencion-tron ccompaiii:ts de 6pera (le<br />
jacal6n^, se hizo del teatro -Arbeu^v tin negocio productivo para<br />
un favorito y se derram6 el dincro a manos Ilenas, al grado quo Limantour<br />
se opusiem a muchos gastos, verdadero p despilfarros, en mfinidad<br />
do ocasiones, y4ndole a la maDo al poeta pro'digo que todo lo<br />
obsequiaba. Pero como un progreso intelectual notorio nada se 1we.<br />
do seffalar.<br />
Y el tiempo transcurri6 para. aquellossofiadores entregados a qwmeras,<br />
quo creian buenamente que N14xico vi - via una existenciafan-<br />
Ustica, de millones y lisonjas, ya que nunca quisicron ver sino haciz<br />
el Cielo, donde irradiaban fulguranies puestas do sol . Si hubieran<br />
bajado la vista y mirado hacia el pueblo, tal vez bubieran divisado<br />
el hondo abismo que la tiranis habin socavado en sus cimientos, y<br />
que se iba abondando diak por dia, hasta tragurse aquella. dictadurs<br />
que parecia omnipotente.<br />
He dejado ex profeso el ligero estudio quo dedico en esta obra. a<br />
is secretaria de Hacienda, porque aun en una generalizaci6n como<br />
ests, el asuntk) merece singular atenci6D. La obru financiera de don
-184—<br />
Jm6 Ives Li mantou r s6lo elogios y pambiones merece. FA& es Is<br />
verdad.<br />
10jalA que w iaombre, quo ha side un extraordinario -chacendista^,<br />
se hub i em limitado per siompre a sus funciones cientificas; quo<br />
jimis se hubiom mozolado en la politica; que no hubiem hecho causa<br />
comun conclos de la pandilla^ y bubiera side mexicano. A foor<br />
de imparcial, debo wnsiguar aquf quo los grandes progresos financieros<br />
do IFL Reptiblica, fueron obra exclusiva suys y quo estableci6<br />
moboranamente ol cr6dito nacional. Pero no un er-Mito bajo una base<br />
usuraria como en los tiempos do DublAn, sino un cri6dito serio, seguro,<br />
con s6lidos fundamentos; y bajo esas bases contrat6 sus empr6stitas<br />
e hizo sus conversiones do la deuda.<br />
De la secretaria, sf, pars nada se ocup6 y la dej6 a cargo de don<br />
Roberto Nunez, quien hacia del personal lo que querfa, guiAndose<br />
siempre per so apasionamiento. Tuvo a su lado a un distinguidisimo<br />
shogado, que laboriS siempre con gran talentoy rectitud, don Jes6s<br />
[Abastida, cuyos (Astudios sobre la desamortizaci6n, ]a nacional i zaai6n<br />
y la existeDeia y condici6n legul do ]as tierras p rovenientes de<br />
squellas ]eyes y de ejidos, etc., son verdadei-ameDte notables.<br />
Nforaliz6 extraordinariamente todos lo3 departamentos do su socretarfa;<br />
hizo que la percepci6n del impuesto f uera cRda vez m9s<br />
ficil, M68 completit y m4s barata y no consinti6 chanchullos en su<br />
ministerio.<br />
Y sin embargo, ege hombre hizo gran mal a] pals. Lo caus6 como<br />
jefe do un agrupamiento de politicos intriguntes; y ambiciosos<br />
quo jain gs se inspiraron en el bien pliblico, codicioscis de un Poder al<br />
etial s6lo podian Ilegar adulando al dictador para conquistar su confianza.<br />
Y para ello lo prestaron el contingente de su sabor y de sus<br />
talontos, ampleAndolos para afirmar esa tirania, para extremarla,<br />
para afinarla y llevarla a lo increible.<br />
Limantour, como hombre inVligente y progresista, jam6s debi6<br />
haborse puesto al servicio politico de una dictudura caduca, ejercida<br />
per un valetudinario Ileno do prejuicios y de personales dominaciones.<br />
Limantotirdebi6 baberencabezudo el cpirtido de los intelectualas^<br />
que aspiraban a un maijuna lleno de libertades y grandeza,<br />
no a la conquistAt de on presente cubierto de ignominins. Limantour<br />
debi6 haber empleado sus energias en bacer saber ht verdad al d(--'3pota,<br />
para desilusionarlo sobre sus quim4ricas adoraciones del pueblo<br />
para apartarlo de squellos caprichos insanos, para retirarse de<br />
41 en ultimo extremo, a] ver que era desoido y desabimdido.<br />
Quo un anciano se encaprichara en sostener los viejos moldes de
-185—<br />
gobierno, era nutuml que asi fuera; pero que tales cosas Ins biciem<br />
un estadista relitivamente joven, tin intelectual que conocia, al dedillo<br />
I& vida de. Ins sociedades europea.% que hubta. vivido en el pais.<br />
de la liberLad efecLiva, citie conocia In inmensa. vitalidad do Duestra<br />
Republica y In docilidad do nuestro pueblo, eso es imperdona6le.<br />
Limantour y lo8 suyos quisieron conquistar, por niedio de Is intrigs,<br />
y empleando las artes delictuosas do Ia. dictadura, un poder que bien<br />
pudieron itic-anzar franca y abiertarocnte^ rA)mo 113 conquist6 el mismo<br />
Madero, con m&s seguridad de triunfo, con glorisy proverho.<br />
Quisieron obtenerlo por los eaminos tortuosos do la adulaci6n y de<br />
]a bajeza, siendo Ins firmes columnas de lit dictadurs y pretendiondo<br />
In coutinuaci6n de 4-sta. Eso los perdi6,.<br />
Y a Liniantour lo dartaron tambik, y on mueho, el carai cter imposible<br />
do Pineda, Is. codicia do sus Inti mos y el mereantilismo de<br />
todos. Y su obra financiera, quo tantA) rentimbre debis. conquistarle.<br />
apenas si es cloginda, por los jx)cos quesaben apreriar el m6rito dondo<br />
le encuentran. Nada quiso hacer en bien de In Patria que. se Mindiorn<br />
it sit trabajo de hacendista. Debi(') uiiirse a] otro gi-an intelectual<br />
que habis an el Gabinete, don Joaquin Baranda, y por las<br />
odiosidades de Pineda. rompi6 wn 41 y lo combati6; debi6 de haber<br />
sostenido la candidaturade Reyes para sucesor, en cutilquiers. forms,<br />
del general Diaz, ya quo bien comprondfa quo pitrit Mkico no ha<br />
Ilegado aein el reinado de los civiles, y no quiso hacerlo, impulsado<br />
por su camarilla; debi6 haber stdo el eampc6n do la libertad y Is<br />
democracia y se hizo el ^Ieader^ tit , los reac.cionarios. Fsos son sus,<br />
grandes delitos politicos. So culpa os no haber sabido bacer politica<br />
nacional.<br />
Por lo dein gs, ya lo hemos dicho, ski impopularidad no so produjo<br />
por sit personal labor en la secretarfa. de Haviends, Runque alli<br />
no era querido por su desderTosa actitud hacia todos sus empleados:<br />
so ocasiono' por sus bumos de aristocracia, por su insolencia, por los<br />
aires de grandoza quo so duba, por sit egoismo, porsu q costumbres,<br />
de extrunjoro neto, por su falts, do cariflo bacia esta Patria, liscia, esta<br />
razz y estas costumbres; por sit mmicomunidad ron los ltombmq<br />
del tpartido^, del cual reneg( l) itfios despu6s; por sus intrigas coutnt<br />
hombres dc titntA) valer como Baranda, Heyes y Dolicign; por sits aficionc.-<br />
a todo lo que era reaccionario, por sit oposicio'n a los santos<br />
ideales democral ticos. por In proteccio'n que prest6 a muchas empre-
—ISO—<br />
us extmnjems que se hicieron odiosas, como I& devEl Boleoiq por<br />
ell desd4n con que siempre vi6 &I obrero, aplastando eel tmbajo^ con<br />
Is absoluta protecci6n que concedi6 call capitalio y porque tenfa on<br />
nombre netamente ex tranjero. No quiso hacerse popular; repugnibile<br />
oodearse con el pueblo; y todo esto, unido a Is en g rgica campoula,<br />
de los cbamndistas^ y creyistw-, le form6 una atm6sfem ad-<br />
7ersa de impopularidad siempre creciente.<br />
Limautour, Aque papel desempefi6 en Is, tragedia revolucionaria?<br />
Ya lo analizar4 miis adelante. Pero es lo cierto que sobre 61 pem<br />
una mancha terrible y vergonzosa, de I& cual no ba pretendido I&vane:<br />
Se la acusa de haber sido traidor a] Caudillo, de haberlo engafiado<br />
voluntariamente pam precipitar su calda, de h9berse entendido<br />
en Nueva York con los maderistas pan, precipitar en on abismo<br />
Is dictadum porfirians, de haborentregado aquella situaci6n cuando<br />
todavia tenfa, grandes elementos de combate y de resistencia. Esos<br />
son los cargos concretos que se le baceu. 91 ba contestado con el silencio,<br />
que tanto puede ser una CODfcsi6n como un desprecio. Tamaff<br />
a altivez cuadm mal con tan tremendos cargos. Y --obre, todo, el<br />
jefe del cientificismo no debe olvidar que- ceZ qtm calla, oeorga^.
_187-<br />
CAPITULO IV<br />
1.08 GOBIERNOS Dh LOS ESTADOS<br />
Como goberrindores He los Estados hubo de todo: distinguidos,<br />
honradOS, AMantes (lei crigrandecimiento do su Estado, quo lo levan.<br />
taron y lo beneficiaron, COMO el general don Jos6 Vicente Villada,<br />
cuya querida memoria perdura todavia on el Estaido do Mkico, linsta<br />
un At ucio Martinez, quo fue para I'tiebla una middici6n, y tin Martfn<br />
Gonzalez W vCaclito-, que on Oaxaca fue una irrisi6n.<br />
En treirita aRos de dictadura conocimos a los ma's extraordiDarios<br />
y estrafalarios seffores groberriadores; aigunos do una insignificancia<br />
tal, que no merecen ni mencionarse; otros quo rals bien fueron miembros<br />
escapados do i1guna banda ^e Rocambole, o c Chucho el Roto^,<br />
y otros, on fin, censurables u1 nicamente por sus incapacidades y sus<br />
torpezas. Pero hubo incapitcidades estupendas, torpezas monstruosas^<br />
csatrapfas^ terribles y crimenes sin nombre. Desde el bornocre-<br />
matorio do Pachuca. donde el infeliz Ord6ffez desapareci6, hasta Ins<br />
asesinatos do los periodistAis Carrasco, on Mixcoac; Valadez, en Mazatl6n;<br />
Rodirfatiev, en Tampico, y Olmos y Contreras, en Puebla. Y<br />
no hay que olvidar el escandaloso crimen de los -Tepames-, on Colima,<br />
obra del jefe de poliefa Pizario.<br />
Los grobernadores do todos los Fstados y jefes politicos do los<br />
Territurios fueron los v tenientes distinguidos^ del Caudillo, que regentenban<br />
los fendos do lit Federaci6n, obedeciendo las 6rdenes y<br />
consignas de -su amo* sin discrepancia ni retardo aiguno, prontos a<br />
todos los sacrificios, a la comisi6n do los mayores atentados, como a<br />
Im m6s ridiculas farsas y Ins miis odiosas exacciones. -Ma'talos en<br />
caliente-, le dijo el dictador it Luis Alier y Ter(Ln, y las victimas del<br />
26 de junio de. 1879 fueron inmoladas on Veracruz sin vacilaci6n &Iguna.<br />
-WWos^—debiti haber ordenado el Caudillo a sus sicarios<br />
do Zacatecas, y el desventurado general don Trinidad Garcia de I&<br />
Cadena y su hijo el coronel Lizardi fucron bai rbaramente asesinados<br />
en cLa Gruflidora y. (Era gobernfidor de Zacatecas, cuando so per-
- 138 -<br />
petraron esos asesinatos, el general don Jesu's Ar6cbign, protegido<br />
en nua dpoca. del mismo Garcia de la Cadens.) cLimpia Is frontemo,<br />
le orden6 el general Diaz al general don Bernardo Reyes, y 6ste la<br />
limpi6 fusilando y matando sin piedad. (Fntre tanto crimen debe<br />
contarse of perpetrado en Is. persons, del general don Ignacio Martinez,<br />
asesinado en Laredo, Texas.)<br />
Y no hubo en todo ese perfodo de dnminaci6n porfiriana unsolo<br />
gobernador quo so opusiers. a los tul kases^ del dictador, a.-I fuera en<br />
los asuntos mils trivialm iEl incondicionalismo.va babiaechado muy<br />
fue'l-tes mices.. .1<br />
Es imposible que en una obra de.-enentlizaciem como esLa so pucda<br />
hacer la. historia complets de aquellos gobernadores que fueron<br />
losmayoresc'omplice,sdeladiet,idura;e.-tonoobstitnte, voyaseflafar<br />
a losmils salientes, 3 los que provocaron mayores indignaciones<br />
con sus atembidos y a los mAs impopulares.<br />
Viene, en primer lugar, Itt dinastla Cmvioto, que imper6 en el<br />
Estado de Hidalgo, en donde los tre-s hormunos fueron grobernadores,<br />
siendo of cacique of famoso don Rafael. Aquella dinastia so posesion6<br />
del Poder y fue duena. y soberana do vidnsy haciendiLs en aquells,<br />
%tribulada regi6n do Is Republics, dejada siempre do la mano de<br />
Dios, pues despu4s de los Craviotos le vino su turno al coronel don<br />
Pedro,L. Rodriguez, pariente del Caudillo, hasta of dia en que Ift<br />
revoluci6n lo arroj6 del Poder. Pero los Craviotoq , si bien no fuerou<br />
unos cretinos, si merecieron toda clase do censuras y levantaron<br />
en an contru odiosidades tremendas por su opresi6n ignominiosa.<br />
Emn amos y seflores de. la sierra, donde siempre tuvieron armamentos<br />
y pertrechos do guerm psm ulzarse en armas on cualquiert masi6n,<br />
y 6sto so comprob6 cuando se veriftearon minuciosos cateos on<br />
las cereanias de Huauchinango. en donde so encontraron armas y<br />
municiones suficientes para sostener por largo tiempo una insurrecci6n<br />
regional. Adem1s, mucho se habl6 do cierta filbrica de moneda<br />
falsa. La responsabilidad legal do ese hecho no se concret6 contra.<br />
nadie; pero la opini6n pul blica sefla16 valientemente a los responsables.<br />
Y luego sobrevino la e-scandalosa desaparicio'n del poriodista<br />
Ord6fiez, sat.rificado bai rbammente por sicarios inhumanos, cuyo cadAver<br />
se hizo desaparecer, see n p6blica voz y fama, on el horno<br />
crematorio de I& ciudad do Pachuca.<br />
El escAndalo lleg6 a tanto y of descontento en of Estado do Hidalgo<br />
de tal modo se acentu6, que quiso que no quiso of Caudillo, la<br />
dinastfa Cravioto cay6 por tierm, con gran regocijo de los hidalguenses.
-139—<br />
En Tamaulipas liabia existido tin terrible Servando Canales, que<br />
se atrovi6 a todo, quo todo lo bizo, quo a nRdie obedeci6, que no res-<br />
Pet6 ni la propiedad del Kstado, ni la particular, ni ]a vida y libertad<br />
de los ciudadanos, ni el derecho do gente& So ecngorda^ cafa<br />
como una tromba sobre [as poblaciones indefensas, y ]its rentas del<br />
R-tado y IIIS Rduanales eran algo tisf como s it pej ji l i t , personal, Fsto<br />
sin contar con quo era el mAs audaz contritbandisf-a. Lle&ro' a tanto,<br />
que fue imposible soportarlo in" y en pleno periodo del general<br />
don Manuel Gonzilez e) mismo general Diaz se dign6 hacerle una<br />
visita en Matamoros para procurar atraerlo al orden, it [a obediencia<br />
y al respeto do los interes-p-s fiscales. Cllnftlt^'^ astuto y falso, a titulo<br />
de sufrir una scria enfermedad, Rpenas si so digno' escuchar al Cau<br />
dillo, valitindose, do sus imavinarias dolencias para de^;oir aquellos<br />
consojos salvadores. Fucron fatales para k'^l sus arg ucias 3, so insuini.<br />
siOn, pues pocos dias dp—,;I)u(-s de iti-tuellas entrevistas mtiri6 casi repentinamente.<br />
La malignidad me--ut-6 que hathla sido otivenenado.<br />
Con aquel suceso Tamaulipas fue re.went-eado en lo sucesivo por hombres<br />
quo so PlegUron en lo absolutx) a Jos mandatos y consignas del<br />
Centro.<br />
Sonora casi habla sido on kudo independiente on la --I poca del<br />
famoso general Pesqueira. El general don Vicente Mariscal lo gan6<br />
a. la Federaci6n, y fue alli on gobornador intruso y extrafio. Cuando<br />
el trjunfo de )a revi)luci(')n do Tuxtcj^ec, el EsLado cay6 en poder do<br />
I& banda t Torres, Corral e Izabal-, que con auxiliares come Cubillas<br />
y Celedonio Ortiz domir16 on aquella apartada regi6n del modo MI'Ll;<br />
calamitoso. Allf no se hacia negocio, ni Iticro, ni especulaci6n en<br />
que el I-obernador reinante no se me7clara y tomara su parte. Las<br />
incalculables riquezas del Rstado y ]a construcci6n del ferrocarril de<br />
Gw^vmas a No lgales, que entronca con lit rod ferroviaria de los Fsta<br />
dos Unidos, permitieron quo Sonora progresara a pasos agigantados<br />
y que alli se crearan grandes capitales, merced it las honancibles em-<br />
Presas y comptififas de todo ' t . nero (jur. so orgranizaron con capital<br />
norteamericano. La minerla principalmente tom6 e.xtr q ordinario all<br />
ge, enriqueciendo a muchos; y lit agricultura se desRrrol]6 enormement4e,<br />
a pesar de los tropiezos quo le ocasion6 la infame e inhuma-
— t4O —<br />
na guerm del Yaqui, que ha costado a ]a N&ei6n muchos millone.%<br />
miles de vidas y ha sido el borr6n mLs afrentos^ que ha caSdo con<br />
tra los infames que Is provocaron, los bandidos que Is mantuvieron<br />
oomo un nego6o insustituible y for hombres sin sentimiento ni piedad<br />
que no trataron de ponerle b6rmino.<br />
L& guerm del Yaqui no se provoc6 por ninon motivo do insumisi6n,<br />
rebeii6n, bandidaje o salvajismo de los yaquis. Quien tal dig&.<br />
faft& a verdad. La guerm del Yaqui so produjo, doicamente, por<br />
mstreras especulaciones iniciadas por quienes creyeron quo em muy<br />
ficil despojar a los sumisos indigenas, y robarles sus tierras y propiedade&<br />
AquelIR regi6a tan rica, tan extensa, tan f6r6l, tan ficil<br />
do explotar y de engrandecer. so quiso dar en concesi6n a aigunos de<br />
los protegidos del ministro Romero Rubio. Todavfa si aquello se hubiera<br />
hecho con mesurs, con habilidad, respetando ]as propiedades<br />
indigenas, atrayendo a los yaquis a )a empresa, componsando sus pre.<br />
tonsiones do dominadores absolutos de Is. regi6n en ulguna forms,<br />
usando do la tardanza y del tiempo pam calmar las 1 )&,;iones, de<br />
seguro se hubiera con geguido lo quo so desesba, evitado los espantosas<br />
sucesos que alh se ban desarrollado. Y con tal proceder se hubiera<br />
engrandecido la comarea, colmando de riquezas a los concesionarios^<br />
derramando gran bienestar entre los yaquis, hasta convertirlos<br />
en los. principales y mis ilitiles auxiliares de ]a empress.<br />
Pero so quiso obrar dictatorialmente y mi fue ello. Do un gotpe<br />
se pretendi6 despojar de sus extensiv; tierras a los indefensos yaqui,;^<br />
d4ndoles^ on cambio, unas evantas hectireas de sus propiog<br />
terrenos. Y fue inui til toda su'plics- eel amo lo mandaba y babla que<br />
obedeoerlo^. Los yaquis empuflaron sus rifles y so declararon en<br />
oompleta rebeli6n. LA revoluci6n contra la dictadura comenz6 allf<br />
desdo 1887.<br />
Los yaquis son do una raza que no merece ser aniquilada. Ese<br />
indigena es trabajador, sumiso, obediente, constante, en su labor, intaligento<br />
pam toda clase de trabajos, buen agricultor, buen minoro,<br />
buen pescador, buen constructor de forrocarriles y magulfico soldsdo.<br />
Puerto, ineansable, sobrio en cl comer, aunque vicioso on of beber,<br />
sano y ajeno a ]as preoctipaciones religiosas, es el obrero mis<br />
dtil que hay en Sonora y la Baja California. Aquellos pobres indigenas<br />
quo no cometieron otro crimen quo el do querer cultivar Im<br />
tierms; de sus mayores, fucron sacriticados inicuamente a las ambiciones<br />
do un especuladorsin entra5as, de un ministro ornnipotente<br />
quo patrooin6 of nagocio y do los cientifficos quo cobraban of corretaje.
_141—<br />
Los yaquis so alzaron on armas y contra el" se moviliz6 una<br />
brigada. JA brigada fue deshecbs on )a sierra del Bacatete. En vista<br />
de aquel fracaso se moviliz6 una divisi6n. La divisi6n nada pudo<br />
bacer, en definitiva, en una guerra que ha durado treinta, afios....<br />
Pero Iqu4 guerral.. ..Los indios fueron despojados de sus tierra,%<br />
arrojados do sus pueblos, quemadas sus casas, robados sus ganados,<br />
violadas y asesinadas sus hijo-s y sus esposas, eselavizadas sus<br />
familias y conducidas en tristes migraciones sanguinarias hasta Yucat",<br />
donde los pobres yaquis fueran veudido8 inhumanamente a<br />
los despiadados encomenderos yucatecos.<br />
Y es un becho monstruoso clue se debe repetir ene'rgicamente:<br />
Rosalino Martinez, cel verdugo de Orizaba 3, , autoriz6 aquellas ventas<br />
siendo subsecretario de Guerra, y Rosendo Pineda las patrocin6,<br />
vali6ndose de so influencis. con su paisano. (Pineda y Rosalino Martinez<br />
eran juchitecos.)<br />
Contra aquellas infamias, t la naci6n yaqui^, como ellos so dicen,<br />
proclam6 Is guerra santa y no dej6 de combatir ni un solo dia contra<br />
los federales, c los yoriss, como ellos Haman a los quo no son de<br />
su raza. Y a tales atropellos contestaron con crueldades; refinadas y<br />
gin nombre. Tenfan que vengar el incendio de sus jacales, el robo<br />
de sus ganados, Is violaci6n y el asesinato de sus hembras, el cautiverio<br />
de sus hijos y la venta y esclavitud vergonzosa do los suyos.<br />
Y la guerra, se hizo sin cuartel, sin piedad, salvaje, horrible, con ferocidades<br />
innarrables, y con robos y concusiones a granel por parte<br />
do los generales quo ban dirigido e intervenicto en aquellas infamias.<br />
X6mo es que el Gobiorno federal no pudo nunca acabar con )a<br />
insurrecei6n do unos cuantos miles do valientes?<br />
La revelaci6n es estupenda. Porque, aquella guerra so conserv6,<br />
se alarg6 y organiz6 como un magnifico negocio para todos aquellos<br />
que mandaban tropas. AM no s6lo se explotaba al pobre cpef6u^,<br />
a quien se obligaba a comprar las mereanclas que le vendia a diario<br />
an propio coronel o general, duefio, empresario o sociode las tienclas,<br />
rastros, tabernas y demIs comercios de Torin, Vacun o Potan; sino<br />
que se robaba tambi6n, y do modo desearado, &I Erario. Ilubo cierto<br />
jefeque cobr6 yor larguisimo tiempo los haberes do tocla una cbriga.<br />
da auxiliar^ do la coal nunca hubo on solo soldado; huIx3 quien tuviera<br />
regimientos de dragones, con escuadrones de infauteria; batallones<br />
con closciontas o trescientas plazas supuestas, etc., etc., etc.
— 142—<br />
Y todos se Ponfan de acuerdo Para robar, y el negocio enriquecis<br />
ripidarnemte a loa jefes, y ]a campaga so alargaba indefinidurnent4%<br />
porq ue acabar con ella bubiera sido ematar la, gullina de los huev6s<br />
de orov. Y I& Naci6n, micutras tanto, gastaba dos millones de<br />
pesos anuales en awlella campafia sanarienta, que era, bujo todos aspectos,<br />
on& completa infamia.<br />
Un magazine norteamericano public6 una seric do articulos titulados:<br />
cM6xico ]36.rbaro^, escritos por on tal Turner, que causaron viva<br />
sensaci6n en todo lo que dijeron respceto de aquella sangrienta guerra.<br />
Turner todlMa se qued6 corto. Dijo lu corriente, lo vulgar, lo<br />
nois saliento. Turner no entz-6 on explicaciones sobre aquellas ventas<br />
de yaquis a los hacendados yucatecos, que pagaban diversos precins<br />
porsuseselavos, segdn fueran hombres, niflos o mujeres. Porque<br />
tambi6n se hacfan prisioneras a las mujeres y se les eneadenaba, y<br />
se les deportaba y se vendian con todo y erfas. Una do ellus, on plena<br />
bahfa de Guaymas, se sacrific6 heroicameDt4e Para escapar de<br />
aquella vil esclavitud. Cuando el buque que )a conducla a Nlanzanlllo<br />
comenz6 a caminar, al ver c6mo se alojaba do aquella tiernt quo,<br />
ridR, desde la cubierta del vapor y abrazando'n on chiquitin quo<br />
cargaba, se arroj6 intr6pidamente al mar, desapareciendo y ahogAndose,<br />
prefiriendu morir a tener una, existencia de eselava. Eso fur<br />
p6blico y notorio.<br />
El general Angel Mart(nez se Ilev6 -ran ndmero de yaquis para<br />
sus haciendas de Colima: unos los contrataror como mincros on San<br />
ta Rosulfft, B. C., con la inhumana compaiiia de ^El Boleo*; otros tra.<br />
ficaron con aquollos infelices y los enviaron al istmo do Tehuantepec.<br />
Esa foe la gueria del Yaqui.<br />
Don Rafael Jz6bal, socio do Corral y de don Lois Torres, so dobleg6<br />
en lo absoluto a las exigencias do las companias americauar,<br />
especialmente con ]as rioas empresas do Cananea, del coronel Greerj.<br />
Green foe un vailucro afortunado.. quo nunca foe coroDel ni pudo<br />
serlo; quo so lii%o del control de ias ininas do Cananea vali6ndosc de<br />
Wos los medios posibles e imagirables, aun los mAs reprobados,<br />
Ilegando hasta la violencia Para despojar a sus socios. Aquel rieo<br />
ccowboy^ ordenaban Izibul que hiciem tal o coal cosa, y el seffor.<br />
gobernador lo obcdecia al momento. Lt riqueza incalculable de los
- 148-<br />
filones de oro y cobre, do las minasengrandecieron a Canaries, doDde<br />
pronto se form6 un importante centro minero y comercial. Las codiciosas<br />
compaMas yanquis trataban muy mat a sus mineros, y como<br />
las autoridades estaban sometidas a las empresas, los obreros careclan<br />
do toda clase de garwAins. El descontento que so form6 estu)16<br />
tin dia on un moVin do Io m6s violentA), y tan apuradas se 'vieron las<br />
compafifas, que solicitaton el auxilio del gobernador IzAbal. lnmediatamente<br />
acndi6 at liamado aqu4l; pero se presenth a] frent4bde<br />
una numerosa. partida de milicianos de losEstados Unidos, a quienes<br />
autoriz6 do facto para quo penetraran nrmados at territorio mex iicano,<br />
bajo sus inmediatas 6rdenes. La indignaci6n que. se produjo<br />
en todo el Estado do Sonora fue espRntosa; y la traici6n qued6 plenamente<br />
comprobada, pues se sacaron fotogruffas en las cuales aparece<br />
hibal at frente. de los soldados yanquis, con sus uniformes y<br />
armas, to que no deja duda a1guna sobre el particular. FI C%udillo<br />
se indign6 do tal suerte contra hibal, que no le valicron las influejicias<br />
do Corral, y tuvo que separarse de un Gobierno donde cometA<br />
tanU) atropello y que infam6 con sus condescendencias punibles pw<br />
ra, con los extranjeros.<br />
Por to dem6--, on Sonora pasaba cosa igual que on el resto de)<br />
pals. La administraci6n do justiciacra una quimera, y mAs alli dondo<br />
Jos jueces y los magistrados del Tribunal Superior cran tlegov,<br />
dizque porque, no liabla abogados. El erario era puesto a saco por<br />
todos los favoritos, los empleos so regalaban a los pariontes y allegados<br />
de losmagnates y la inmoralidad de ]a administraci6n pdblica<br />
era extraordinaria.<br />
A la muerw del general don Mariano Jim6ne/, quo fue un buen<br />
gobernador para MichoacAn, aunque no era michoacano, por protecci6n<br />
P-special dcRomeroltubio fue designado para aqtie)la vacant,-- el<br />
licenciado don Aristeo Mercado, quien perteDecia a una fawilia do Iiberates<br />
patriotas, que desde los tiempos do ]a Reform& y In Intervenci6n<br />
se habiadistinguido uotablemente. Todes esperaban que aquel<br />
michoacano de abolengo liberal hiciera algo, y aun muchos algos, ex)<br />
bien de su Estado natal.<br />
Desgraciadamente aquellas esperanzas salicron completamente<br />
fallidas. Don Aristeo era absolutamente incapaz do haceralgode<br />
provecho, debido a su jocapacidad mental, a su apatla tan extraor-
— 144—<br />
dinaria, a su falta absoluta do cariicter y a Is influencia que sobre 41<br />
tomaron de un modo insano varias personalidades salientes merecedoras<br />
de toda censura y reprobaci6n; entre otras, su subsecretario<br />
de Gobierno, el licenciado don Luis B. Vald6s, y su valido el licenciado<br />
don Miguel Mesa.<br />
Michoacan es una tierra rim feraz y dotada per Is Naturaleza<br />
espl6ndidameritc. Alli los montes estin cubiertos de espesas arboledas<br />
y los campos producen los frutA)s de todos los climas. Los pue-<br />
Wes viven perdidos entre ]a soledad de ]as montanas y ]a quietud do<br />
los bosques, poseyendo desde tiempo inmemorial extensas tierras que<br />
cultivan y aprovechan on comiln, pues siempre han sido reacios Pam<br />
cumplimentar las leyes do Reforms. El reparto de tierras 3, Is titulaci6n<br />
individual nunca ha side del agrado de los indigenas, y ]a<br />
mayor parte ha conservado sus propiedades formando comunidades<br />
perfectimente reglamentadas per ei uso.<br />
Naturalmente que aquello ha venido c dc perlas^ a los infames<br />
hawndados pars, acrecentar indefinidamente sus fincas, robaindose<br />
los terrenos de los pueblos.<br />
Para legalizar esos despojosy darles pretextos, se hizo y se promulg6<br />
Is famosa ley local Ilamada cLey y reglamento sobre reparto<br />
do bienes de ]as extinguidas comunidades de indfgenasj * do 18<br />
do junio y 4 de julio de 1902.<br />
Per esa ley se declar6: que no podfan venderse ni gravarse los<br />
t6rrenos do los indigenas; que para Ilegar a esos repartos, cada<br />
pueblo nombrarfa dos representantes; quo cuando esos representan -<br />
tee nofueran dcl agrado del GolVerno del FWado, per no reunir doterminadas<br />
condiciones t6cnicas, el m-iamo Gobienno nombraria a Im<br />
apoderado8 de 1,98 pwblos; quo Jos pueblos depositarfan los tftulos<br />
an manes de las autoridades, y que, si en determinado tiempo no ha-<br />
U4 nombrado repre8mtantm, el Gobi,&,-no los vmnbraria &e. oxcio^.<br />
En virtud de esa ley, los pueblos quo depositaron sus titulos<br />
to# perdieron n.-cesa?-iamente, los jefes politicos propusicron al gobornador<br />
Mercado, 4ccomo apoderados de los infelices pueblos^, a<br />
aus bijos, hermanos y compadres, nombrarnientos quo aprob6 don<br />
Aristeo, y el milagro se realiz6: los pueblos so quedaron sin mentea,<br />
sin tierms, sin tftulos y en I& mayor miseria. A q uellos apoderados<br />
enombradoo de ofIcio3 , , es cierto quo no vendieron ni hipotecAron<br />
aquellas propiedades; pero las rentaron por treinta o cincuenta<br />
sties con rentas irrisorias, y de hecho los infelices indigonas<br />
se vieron despojados de Is noche a la markana, mirando c6mo<br />
eran talados sus bosques por compallfas americanas y c6mo se
-146—<br />
robaban sus tierra q los insaciables y poderosos; hacendados. Y<br />
cuando protestaban y buscaban la protecc!6n de algi5m abogado<br />
en4rgico, haefan piiblicos sue despojos por medio do Is Prensa o<br />
pedfan amparo, entraban en sus delicadas funciones los seflores<br />
jefes politicos, y los; indfgenas que encabezaban aquellos procedimientos<br />
eranconsignados al servicio de Ise armas. Ilubo, entre<br />
otros, uaseflorC6rdoba,jefe politico do Uruapan, encuyopuesto<br />
estuvo veinte aflos, que se distingui6 sobremanera por tales atropellos.<br />
Asf pas6 con cincuenta pueblos por lo, menos. Y don Aristoo<br />
Mercado dej6 que se realLzaran aquellos despojos; los puebl()A<br />
perdieron sue montes y ojidos, y poco a poco comen7aron a despoblarse.<br />
Miis de cincuenta. mil michoscanos emigraron de Is Rep-dblica<br />
pars, ir a trabajar en el ^Southern Pacific*, entre Paso Texas<br />
y Los Angeles, hiiyendo de ]as arbitrariedades y atropellos de<br />
aquelloa caciques ladrones y despiadados. Cuando vieron que se<br />
lea hablan arrebatado sus tierras, que perdfau sus montes, que<br />
se quitaba la libertad y Is vida a sus defensores, emigraron y tambi6n<br />
pordieron su patria.<br />
El desorden rein6 end4micamente en Michoac6n, y los prote.<br />
gidos de don Aristeo Mercado so atrevieron a tanto, que se vi6 con<br />
esc6.ndalo que se vendieran por el Ayuntamiento de Morelia los<br />
prados del boaque de San Pedro, que es en aquella ciudad lo clue<br />
Is Alameda en esta Capital, pare, quo los ricos y poderosoa fabricaran<br />
allf sus cvillas^ y casas de recreo.<br />
Todas Ise gestiones que hicieron los michoacanos para liberterse<br />
de c ldelenotas^, como le decfan a don Aristeo, fueron infitilea:<br />
lo sostenta Is tfamilia rea> y con eso era intangible. La opin1e)n<br />
pu'blica se conmovi6 hondamente, y un grupo de liberales im-<br />
Wientes trabaj6 pare, lanzar la candidatura del general don JosS<br />
Vicente Villada, muy querido y apreciado en Mi6hoac&n desde Is.<br />
guerm de Intervenci6n, para que sustituyera a Mercado. La propaganda<br />
liberal babfa tenido el mejor 6xito, cuando fadleci6 el general<br />
Villads y aquella incipiente oposici6a bubo de disolverse,<br />
prefiriendo los mU comprometidos on ella, emigrar del Estado<br />
pars. librarse, de, lea iras de los aduladores, de don Aristeo. Us Iicenciados<br />
Padilla, Maciel y Estrada abandonaron el terruno, tomerosos<br />
do aquellos caciques. El licenclado Mesa permanec!6 en<br />
Morelia y continu6 gozando do todas las privanzas de don Aristeo,<br />
y a la esida. de 6sta, cuando triunf6 Is revoluci6n, 8e hizo rewlwaio-<br />
n4rio.<br />
81WORIA-10
— 14G —<br />
En Oaxaca, a la separaci6n del gobernador ChAvez, el Caudillo<br />
escogi6 par& tan alto puesto, a su antiguo asistente elevado at<br />
rango de general, a quien todos Ilamaban ^Caclito-, el general<br />
Martfn Gon7AIez. Don Martfu GoiizA'.ez liabia salido de las filtimas<br />
clases sociales, sin instruccift, sin educaci6n, perfectamente<br />
analfaboto, que apenas si sabfa medio leer y escribir. Rudo, violento,<br />
vanidoso, muy viejo, de un. fisico ridioulo, insolente y sLn miramientos<br />
sociales. Todo esto reunfa c.Martfn Caclito^.<br />
El Caudillo aabfa perfectamente que ese an antiguo asistente,<br />
levantado hasta, el puesto de jefe del Estado Mayor presidencial,<br />
era absolutamente incapm de gobernar, ya no se diga un Estado<br />
de la importancia do Oaxaca, nt siquiera un poblacho de cincuenta.<br />
vecinos. Habfa hecho aquel nombramiento para imponer un castigo<br />
a su tierra, a su cindad natal, por nosO qu6 pretendidas ofensas<br />
que le habian inferido. Y eCaclito x foe gobernador, nombrdudosele<br />
como secretario de Gobierno at licenciado Eutimio Cervantes,<br />
sobrino del Caudillo, hombre inteligente, en4rgico, trabajador<br />
y buen liberal, aunque incurable enfermo de un mal que voluntariamente<br />
se ocasionaba.<br />
Martf n Gon?Alez f ue un. gobernador verdaderamente estrafalario,<br />
digno tan s6lo de figurar en un. sainete de los mAs grotescos.<br />
La socledad oaxaquefia sinti6 la ofensa que el dictador le infiri6<br />
con ese nombramiento, y dej6 en el mbs completo olvido at nuevo<br />
cpacha'^. nuevo Sarmho Panza eu. aquells nueva fasula Barataria.<br />
cCaclito^ pronto comenz6 a bacer de las suyas, y tanto hi7o y a<br />
tanto Ileg6. que un dfa en que insolentemente. se permiti6 algo que<br />
es innarrable en ]a casa de un s6bdito del Kaiser, el ofendido tom6<br />
a su excelencia por las orejas, losacudi6 fuertemente y to sac6<br />
de an casa a puntapi6s, rolando las escaleras aquel nobilfsimo senor<br />
gobernador.<br />
Mientras tanto, an secretario de Gobierno continuaba de to<br />
mds entermo, victima de sus males voluntarios e incurables, y es<br />
fama que en una ocasi6n, presa de un ataque de su enformedad,<br />
aquel senor secretario de Gobierno en pleno dfa mont6 en un borrico<br />
y 0Dn tal cabalgadura bizO an entrada en el palacio de Gobierno,<br />
gritando a voz en cuello: ^;Paso ... paso...! ique voy sobre el<br />
senor gobernadoi ..... !j,<br />
El ^chiste^ fue celebrado ruldosamente por aqueUa sociedad
— 147—<br />
tan ofendida; pero el licenciado Cervantes dej6 de ser secretario<br />
de Gobierno. Y Martin GonzAlez hubiera. dejado de ser goberna.<br />
dor inmediatamente si no hubiera, solicitado los talentos. del licenciado<br />
don Miguel Bolaflos Caclio, de positi yas facultades como gobernante,<br />
que lo sac6 de toda clase de dificultades.<br />
Hubo necesidad imperiosa, al fin, de quo cCaclito^ dejara su.<br />
fusuls, y io sustituy6 el licenciado don Emilio Pimentel, cientifico<br />
cpur sang^, ufia y carne de Rosendo Pineda. Pimentel gobern6<br />
tan mal, con tales apasiouamientos, tales Wrpezas, tal dolo, tanta<br />
vanidad, sin raz6n y apocaLniento, que.. Jparece inerefbie ....<br />
ise echaba de memos la administraci6n de Martin Gon74lez!<br />
Pasando sobre influidad de figuras decorativas, que Tueron<br />
manejados por sus secretarios de Gobierno y que no merecen ni<br />
ser mencionados, debo ocuparme en esta generalizaci6n de tres<br />
Estados quo soportaron oprobiosas tiranfas: Veracvuz^ Puebla y<br />
Chihuahua.<br />
Don Teodoro Dehosa parecfa. que era dueflo del Estado de Ve.<br />
racruz. Elecciones venfan y elecciones pasaban, y 61 continuaba<br />
de gobernador. Veracruz le babfa sido entregado en feudo, y como<br />
tenfa ligas estrecbfsimas con el Caudillo y esa amistad nadie<br />
logr6 quebrantarla, fueron inu'tiles todos los trabajos que se.<br />
emprendieron para apartarlo del Gobierno de aquel riquisimo Estado.<br />
Los mAs inquietos eran los conservadores, que m-As tarde,<br />
en el Gobierno de Madero, Ilevaron al Poder valiendose del fraude<br />
electoral, al licenciado Wrez Rivera— cP46rez Rive ronio,—como se<br />
le decfa do guasa.<br />
Deliesa fue un liberal sincero que siempre apart6 de sf todo<br />
lo que significaba obscurantismo y oliera, a sacristia y jesuitismo.<br />
Fue, adem6s, un incansable difundidor de Is instrucci6n y educaci6n<br />
del pueblo. Veracruz era el Estado que sostenfa mayer ndmero<br />
de escuelas, y es notorio que an ^Escuela Normalista o y su<br />
cInstitute Cientifico x^ son verdaderos focos do saber, de ilustra.<br />
ci6n, do progreso y liberalismo. IvIds ai^n: era sincero partidario<br />
do las mejoras p6blicas, y todas las ciudades y villas del Estado<br />
realizaron, desde ese punto de vista, verdaderos progyesos. Pero<br />
Debesa tenfa reconocidas debilidades por sus amigos: era muy<br />
vanidoso, wuy apasionado, muy personalista, muy reacio pars<br />
&tender las quejas do la opiai6n pdbLica, muy dominador, con pr(>-
-148-<br />
cedimi6ntos violentos de autocratismo, y estabs rodeado de una<br />
camarilla que se habla hecho odiosa.<br />
De esa debilidad para con sus amigos so origIn6 que los juegos<br />
prohibidos fueron explotados por sus valldos de un modo desastroso<br />
pare, Is sGeiedad. En Veracruz, Orizaba, C6rdoba y Tlacotalpam<br />
so multiplicaron las cases de juego, que pagaban grandes<br />
cantidades cal concesionario^ y aun en ]a tnisma, Jalapa so ve(a<br />
una epartidw o en Is casa contigua al palacio de Gobierno.<br />
LAs indie=iones de Is Prensa independiente siempre fueron<br />
deaatendidas por Debosa, sun cuando se hicieran con ]a mayor<br />
justificaci6n. Bastaba que un peri6dico atacara a este jefe politico<br />
o a aquel juez, par& que 61 se convirtiers inmediatamente en su incondicional<br />
protector. Y como csus jefes polfti pov lo halagaban y<br />
adulaban hasta. lo increible y 61 era muy dado a Is lisonja, y como<br />
todos ,csus empleados 3, eran sue protegidos, resultaba que &quells<br />
adtainistraci6n era instacable o imposible. Al frente de la administraci6a<br />
de justicia so encontraba un senor licenciado don Manuel<br />
Nava, que era el amo do los jueces y el dnico dispensador de<br />
graclas en tan importaute ramo. Todas las censuras que se quieran<br />
hacer a esa administrari6n de justicia son pertinentes.<br />
El mal principal residia en aquella eterna prolongaci6n del Poder.<br />
Los veinte aftos de duraci6n de Is dictadura debesista eran<br />
consecuencia l6gica y necesaria, de. los treinta anos de Is. dietadura<br />
porfirians. Y los males do esa dictadura se acentuaron. m6s en un<br />
Estado en donde el car&cter vivo,. nervioso e independiente de<br />
sue habitantes no soporta humillaciones de ningdn g6nero.<br />
Asf fue que el gobierno de don Teodoro pesaba ya como una<br />
calsmidad para los veracruzanoo, y que 6stos vieron Is revoluci6n<br />
como el imico medio de quitarse de encima aquella pesadilla quc, los<br />
stormentaba deade haefa tantos anos.<br />
Debesa, como ya lo he dicho, fue enemigo declarado de Limantour<br />
y de los cientificos; y cuando se Ileg6 el conflicto electoral<br />
de 1910, 61 sineeramente se atrevi6 a decirle Is, verdad al general<br />
Diaz, baci4ndole ver que I& imposicift de Is candidatura do don<br />
Ram6n Corral como Vioepresidente de Is. Reptiblica podia searrear<br />
al pals grandes dificultailes. M gs a-6n: quiso que el Caudillo<br />
tuviera conocimiento de las aspiraciones de los partidos oposicionistas<br />
y obtuvo de 61 Is antorizac16a para presentarle a don Francisco<br />
L Madero, que ya se babia hecho muy notable por aus jiras<br />
politicas, en. las cuales bacfa valiente pro paganda democrAtica. EA<br />
presentacift se verifIc6 con resultados desastr000s. El general
-149—<br />
Diaz no supo apreciar los talentos y entusiasmos de Madero y lo<br />
desden6 de un modo inexplieabla. Dehesa qued6 muy contrariado<br />
do este insuceso, pues alentaba esperanzas salvadoras. Crey6 que<br />
renunciando el general Diaz a sostener la candidatura de Corral y<br />
dejando en libertad la elecci6n de Vicepresidente, se resolveria Is<br />
crisis tremenda que ya, se anunciaba. Esos prop6sitos senalan a<br />
un verdadero politico y a un hombre hAbil.<br />
Desgraciadamente cla pandillw^ no dejaba de pintar a Madero<br />
con las liaeaa del mis desastroso ridiculo y bajo una forma despreciable.—cEs<br />
peor quo Zliniga, y Miranda>, deela don Pablo Macedo.<br />
—cNo hay que hacerle caso;-, repetfa Pineda.—ellay que do.<br />
jar a ese pigmeo que haga lo que quiera*, anadfan los demAs.<br />
Y asf fueron los resultados: eel pigmeo^ aplasL6 al ooloso.<br />
Toe& hacer una ligera descripei6n de lo que f us el cPachalato-v<br />
de don Mucio Martinez, en el atribulado Estado de Puebla.<br />
4)on Mucio Martinez Ueg6 a Puebla en malas eondiciones pe.<br />
cuniarias, y desempetO empleos humildfsimos por Topeaca o Ix<br />
caquixtla. Despuds fue hecho coronel do un cuerpo de caballeria<br />
al triunfo de Is revoluci6a de Tuxtepec, y a la separaci6n de don<br />
Rosendo M&rquez nombrado gobernador del Estado.<br />
Por 16 o m6s anos, fue el amo y senor -de todos los poblanos,<br />
ejerciendo una Urania tan extremada, tan personalista y dolorosa,<br />
que Puebla f us iina do las ciudades y uno de Jos Estados m6.s eastigados<br />
p9r Is dictadura.<br />
Mucio Martinez s6lo entendi6 una forms de gobierno: cque se<br />
hiciera su absoluts, y omnfmoda voluntad,osucediera lo que sucediera^.<br />
Naturalmente, vinieron a servirle, humildes y vergon2antes.<br />
para alcanzar su parto de dominaci6n y de influencia, los elementos<br />
que siempre se asocian en todas partes a Is tiranfa: el clero<br />
y los terratenientes. Asf fue como Mucio Martinez se convirti6<br />
en un gobernador reaccionario por excelencia, aunque so dijera li.<br />
beral. A miLs de todo esto, foe un ccientifico^ incondicional, amigo<br />
carinoso de Reyes Spindola y protector de cEl Mundo* y de eEl<br />
lmparcial^.<br />
Cun tales autecedentes y modo de ser, y estando rodeado de<br />
gente como su compadre Suft'rez, el principal introductor de pulques;<br />
Pita, su jefe de policia y evade mecum^ de todos los negocios;<br />
del licenciado don Luis G6mez Da7a, corruptor de Is administraci6n<br />
de Justicia; del secretario de Gobierno, Lie. J. M. Fernfindez,<br />
que era imposible, y de otras cnotabilidades a de esa especie,<br />
su gobiernotenia que ser una necesaria calamidad.
-150—<br />
Algunos de lo g jefes politicos do don Mucio Martinez Ilegaron<br />
a teaer una reputaci6n tal, que ni lo g bandidos m" connotadom de<br />
]a Penibenciarfa, ni lo g mAs c6lebres ladrones de camino real pudi6ronseles<br />
comparar. Todavfa viven muchos de ellos, ricos, poderosos,<br />
gozando del fruto de sus rapitas, queriendo conseguir con<br />
el olvido el perd6n de todas sus infamias. Algunos han sido castigados<br />
por la revoluci6n ejemplarmente. Asi deberfa hacerse con<br />
todos ellos.<br />
^Qu46 podria acontecer en un Ettado gobernado por tales hom.<br />
bres y entales. condiciones? Loo que sucedi6: que Puebla fuera sometida<br />
a las m&s duras pruebas de tiranfa y rapacidad. Desde el a g esinato<br />
efnico de lo g desufectos al (yobierno en plena via p6blica,<br />
como pas6 con el periodista Olmos y Contreras, hasta contratarse<br />
empr6stitos por millones y mis millones, y despilfarrarlos en obras<br />
que apenes si valdra'n Is tercem parte de lo que se cobr6 por el)as.<br />
Por tales despilfarros el Estado de Puebla ha quedado compromet1do<br />
con una deuda de $13.(W.00.<br />
Toda ]a ciudad de Puebla, todo el Estado tan rico e inhuyente<br />
pedia como un favor celestial que se separara aquel d6spota del<br />
Gobierno. La grita Ileg6 a tanto, se recrudeci6 de tal suerte Is ira<br />
de la opini6n p-dblica y la Prensa independ iente tantas denuncias<br />
hizo de hechos tan censurables, que por fin, seg6n se dijo, el mismo<br />
Rosendo Pineda a fines de 1910 indic6 al general Diaz Is conveniencla<br />
de separar del Gobierno de Puebla a don Mueio Martinez,<br />
con todo y que era su futimo amigo.<br />
El general Dfaz se neg6 abiertamente a esa indicaci6n, diciendo:<br />
c p.--ro ^c6mo lo voy a separar si no ha hecho sino lo q ue yo le<br />
he mandado?^ En eso se equivocaba el Caudillo. Sf, habia becho<br />
lo que 61 le habia mandado, ycmucho mA". Y ese 4mucho m"x-,<br />
precisamente, era lo mits odioso y mal6volo de que se quejaban log<br />
poblanos.<br />
Mucio Martinez cay6 del Poder al caer la dictadura. Cuando<br />
sali6 del Gobierno, lo g poblanos se sintieron aliviados de un gran<br />
peso,<br />
Cabia preg-untar hasta 1910: ;.Los Terra?as eran del Estado<br />
de Chihuahua, o el Estado de Chihuahua erade lo g Terra7as? Esto<br />
filtimo parece ser lo cierto.<br />
El general don Luis Terrazas, valiente soldado de la Repfibli-
_151—<br />
ca, on la guerra de Independencia, tuvo la suerte y la gloria do tomar<br />
Chihuahua cuando JuArez regres6 de Paso del Norte &I interior<br />
de la Republica en 18W. Nombrado gobernador, se atianz6 an<br />
el Poder y allf qued6 por aflos y mds anos; y cuando lo abandon6<br />
a causade sus riquezaa, continu6 siendo el cacique de aquel Estado<br />
hastia 1911, ea quo triunf6 )a revoluci6n maderista. No s6 cubles<br />
fueron qua antecedente^s de fortuna; lo que es pilblico y notorio,<br />
es que era el ganadero y terrateniente mis rico de la Rep6blica,<br />
con mds do mill6n y medio de cabezas de ganado y con millones y<br />
millones de liectireas de las mejores tierras. Esta forLuna de raj6.<br />
le permitia ser el amo y sellor de aquella comarca; tanto mis,<br />
cuanto que a an poder financiero se unfan . las influencias de don<br />
Enriqu p Creel, los Cuilty, Cortazar y tantos m6s.<br />
Don Ijuis Terra7as posefa bienes por mis de eincuenta millones<br />
de pesos. Para poseer aquella inmensidad detierras, compr6<br />
muchas a los concesionarios do dealindes cde baldfos^, y ya es sabido;<br />
cquf-, on esos deslindes quedaron comprendidos pueblos enteros<br />
e infinidad de propledade§ particulares-. Kse fue el principio<br />
de su impopularidad. Despu4s vino la cuesti6n del ganado. Se le<br />
imputA que 61 reclamaba como suyo todo el ganado que existfa en<br />
el Estado, y que con el auxilio del Poder, que estaba en sus manos<br />
o en ]as do sus allegados y hechu ras, hacfa lo que querfa despojando<br />
a los desgraciados e infelices. Lo cierto es que desde hace<br />
muchos anos se levant6 una grita ensordecedora contra la dominaci6n<br />
de los Terravms. Creel fue nombrado gobernador, y aunque<br />
sus actos de gobernante no inerezean particular censura, qued6<br />
comprendido en el odio quo se le consagraba a la familia. Y como<br />
un colmo inesperado, el hijo de aquel cacique tan odiado, don Alberto<br />
Terra7as, fue nombrado gobernador de Chihuahua en sustituci6n<br />
do don J. M. Slnche7, que fue sucesor de Creel.<br />
Esto exasper6 a los ebihuahuenses. Aquel magnate, bijo del<br />
opresor comdn, era un hombre imposible, incapaz, viciosoy digno<br />
de ocupar una casa de salud o un manicomio. Y con el poder en<br />
manos del hijo, el padre continu6 haciendo toda clase de atrope-<br />
Ilos, sin que nadie se atreviera a contrariar su voluntad. Sf, hubo<br />
algunos escritores independientob que lo hicieron con toda valentia,<br />
como Silvestro Terrazas, que denunc16 ante el pafs entero I&<br />
vilcoiiductadeaquellosopresores. Pero todofueenvano:Silvestre<br />
Terrwas f ue encarcelado, su prim ido au peri6dico, incautada<br />
la imprenta, y 61, conducido aI%l6xico, estuvo a punto de ser fusi-<br />
]ado. Otros sufrieron prisiones, persecuciones y stropellos, y
-162—<br />
todos tuvieron quo enmudecer. El pueblo de Chihuahua so sentfa<br />
hmmUlado con la dominacift do aquellos inhumanos capataces.<br />
La revoluci6n acab6 con aque' estado de cosss; Is revoluci6n<br />
iniciada y sostenida gloriosamente por Abraham Gonvilez, Jos6<br />
de Is Luz Blanco, Francisco D. Salcido, Pascual Orozeo, JoS6 de la<br />
Luz Soto, Juan Josd Gon2AIez, Santos G. Estrada, Francisco Villa,<br />
Jos6 Inds Salazar, Marcelo Caraveo, Emilio Campa, Luis Moya,<br />
Abraham Oros, Toribio Ortega, M6,ximo Castillo, Guadalupe Gardea,<br />
Dolores Durbin, Francisco Sa)gado, Gaspar DurAn, Jos6 Rasc6n,<br />
Eduardo Hay, Jos6 Flores Alatorre y tantos mis patriotas,<br />
que proclamaron como su caudillo y jefe a don Francisco 1. Madero.<br />
Y esa, atrevida y Rudaz insurrecei6n se fortaleci6 en Is sierra<br />
Madre e hizo su base de operaciones en Concepci6n Guerrero, obteniendo<br />
sus primeras victorias en ^Pedernalev , , eSan Audr6s^,<br />
cMal Paso^ y en los alrededores de aCiudad Guerroro^ para triunfar<br />
definitivaineate en Ciudad Jubrez.<br />
S610 al empuje formidable de aquella revoluci6n pudo caer aquel<br />
odioso cacicazgo, que tantos males caus6 a Chihuahua, obligando<br />
a ese pueblo pacifico y trabajador a empunar las armas pars conquistar<br />
garantfas y libertades.<br />
Y todavfa despu6s del triunfo de la revolucift, aquellos reaccionarios<br />
perversos y bellacos, duefios do millones, supieron corromper<br />
a Pascual Orozco, lanzAndolo a la revuelta y a Is traici6u<br />
contra el Presidente Madero.<br />
4Qu6 poder, qu4 fuerza, qu6 elementos vitales del pals Depre.<br />
senfaban todos aquellos serlores gobernadores, los que duraban<br />
poco y los que se eternizaban en al 11oder? 8610 representaban el<br />
capricho y la voluntad del dictador. fl los haefa y los desbacia a<br />
su gusto. Por sf wismos no podrfan haberse sostenido veinticuatro<br />
horas en el Poder. Careclan de partidarios, de prestigio, de<br />
popularidad; nadie se empeftaba en sostenerlos; sus elevaciones o<br />
ca(das no produclan emoci6n alguna. Bran el reflejo del inmenso<br />
poder que habla acum u lado el Centro y que se encontraba, f ntegro,<br />
en manos del general Dfaz-<br />
Y no s6lo no podfan contribuir pars nada personalmente al<br />
sostenimiento do aquel orden de cosas; m6s todavfa: el Caudillo<br />
tenla que sostenerlos, que cuidarlos, quo impoDerlos y mantener-
_158-<br />
losenelPoder. Cuandolarevoluci6nestaU6,ningunodeeUoafue<br />
capaz part. contenerla, siquiera. hubiera sido an an propio Estado;<br />
ninguno logr6 organiz&r una. brigada, un regimiento par& oponerse<br />
aJ ineremento de Is. guerra, todos se doblegaron ants la fatahdad<br />
y ninguno de ellos tovo el menor gesto de heroicidad o de vslentfa.<br />
Aceptaron su cafda. con el. fataliRmo de cun creyent", y<br />
aaf confesaron an falta de valer e impotencia.<br />
Le tiranfa. del Centro fue muy pesada; pero la, do los Estados<br />
fue terrible y oprobiosa. El Caudillo, &I fin, en presencia, del Cuerpo<br />
Diplomfitico y de los grandes intereses financieros, siempre<br />
supo contenerse y haI16 f6rmulas y procedimientos decorosos pars.<br />
disfrasar so despotismo. En los Estados ninguno de aquetloa caciques<br />
se cuid6 de la forma; despreci6 cel qu6 dirini p ; y &I atrope-<br />
Ho uni6 el cinismo, y al cinismo Is. impudencia.<br />
Todos los crimenes se perpetraron por aquellos indecorasos,<br />
y I& Justicia fue ciega y muds. pars. castigarlos. La tentan manistada.<br />
La revolucift tents, quo ser, era el estallido neoesaria do<br />
tanto sufrimiento, de tanta humillacift, de tanto vilipendio sufridoe<br />
en ailencie y con pavor. Aquellos. bombres sin piedad y sin<br />
petrictismo creyeron que estaban an presencia. de uua piam de<br />
cerdos, de un rebano de ovejas. El pueblo se insurrweion6 e hizo<br />
perfectamente. Cuando Is Justicia. naufraga; cuando la ram6n<br />
perece; cuando las hon radeces claudican, s6lo le queds, &I pueblo<br />
un cauuno par* salvarse: la rewluci^in.
Jw.<br />
IF,<br />
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N .." 1. , ^.^s Aj.<br />
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' 10 1 4—<br />
M- "%.;. - ^ '^"- 1, ^ -4 r.^ .. ffirr-7m,<br />
ow
-155—<br />
CANTULO V<br />
LOS TIRANOS INFIMOS<br />
Mientras in" bajo es el tirano, raAs dura e inflexible es an deeastrosa<br />
influencia. Muy penoso y cruel es el despotismo de un<br />
emperador; pero Is tirania de uu alcalde o do un corregidor Dega<br />
a to increfble. La dictadura. porfirlana fue personalista, y desp6ties,<br />
siompre reaccionaria; Is de los gobernadores, arbitraria y torpe;<br />
Is de los jefes politicos y comisarios fue oprobiosa. Ea ]a escala<br />
' social, mientras el tirano estA m6.s cores, del pueblo, se hace<br />
m6s cruel e inhumano.<br />
La revoluci6a social mexieana, desde el Plan de San Luis Potosf,<br />
asienta como principio este desideriiturn nacional: Is supresi6n<br />
de las jefaturas polfticas. Pero ]a cuesti6n es esta-. i.La tiranfa<br />
depmde de la existencia de esas autoridades o de )as facultades<br />
omufmodas que se les ha dado? De nada servirA suprimir<br />
las jefaturas polfticas si ese stimmum de poder so entrega a otras<br />
autoridades, IlamAndose como se Ilamen. El nombre no hace at<br />
caso; to iraportante es que no se retina en una persons, un poder<br />
tan absoluto y discrecional como ban tenido hasta Is fecha los jefen<br />
politicos (1).<br />
(1). ^q i Is revoluci6n que acaba de triunfar an la Repiliblica alcanz6 tan an<br />
brave at no previsto a increible empuje qua no pudieron contener ni cuantioson<br />
recuraos, ni grandes prestigios, ni el iotenso anhelo de pax quo sobregalls<br />
on todas lam aspiraciones, fue, no porque se habla despojado at pueblo del de.<br />
reebo de nombrar a too diputsdoe, senadorea, magistradoe y demis funcionariom<br />
pfiblicos; an at fondo por to quo pele6 una parte del pueblo mexicano,<br />
secund&do eficaclaimamouto con )a deabordanto aprobacift de I& otra, fue<br />
porque at jefe politico, impunemento, *1 apoderarse do terrenos, violaba sin<br />
esperanza de remedio at derecho de propiedad; porque eate derecho era igual.<br />
mente ooncaloado con I& imposici6n do mulW indebides quo privaban &I pobra<br />
del fruto do ou trabajo y &I rico de parte do au patrimonio; porque madie
— The —<br />
Un jefe politico, en los tiempos. porfirianos, tents a on cargo<br />
Im, direcol6n polftica y administrative del distrito, la. vigilancia y<br />
direwi6n do loo Ayuntamientos, I& cornandancia, de lea fuerzas de<br />
seguridad y do policim, el culdedo Inmediato do todos los servicios<br />
pidblloos y munleipales, lea prisiones, I& beneficencia pidbilea, Is<br />
vigilancla, de la reeaudsel6a del impuesto, Is ejecuoi6n de todas lea<br />
obras materlaies del distrito, el fraude eloctoml en todas sus es-<br />
Was, I& tutorim do lea autortdades del orden judicial, I& confeccl6n<br />
de Ayuntamientoe de los cuales q uedab&n responsables, lea juntas<br />
patr16ticas y celebraci6n de lea fiestas naelonales, Is persecuoi6n<br />
del bandidaje, el catastro, I& estadfstica, lea observaclones meteorol6gicu,<br />
Is conservael6n de Ice puentes, c&lzadas y oaminos del<br />
distrito, Is direcol6n do todo el chismerfo local pam asegumr su<br />
poder, Is preparacift y organizacift de los festejos locales pam<br />
recibir y &grader al aeflor gobernador en cad& una de sus visitas,<br />
y - - - - todo eato per $150 6 M mensusles. f tem mis: saber do<br />
d6nde swAban los dineritos que tenfan quo emplear anualmente<br />
ten Is cuelga del aeiior goberciadov-.<br />
Un hombre que tanto tenis quo hacer, que era dtil pars. tan<br />
diversos cargos y que eon tal efimulo de facultsdes no abusaba.<br />
malmente era una m&ravills.<br />
Loos gobernadores noxdbmban a csus^ jefea politicos, y heci6ndolos<br />
personalmente responsables de cuanto pasaba en sue<br />
distritos. descansaban en ellos y lea coucedian facultades extraordinarias.<br />
El teldfono, lea permitia tenerlos alaloance desus mandatos<br />
inmediatos.<br />
Un jefe politico era el amigo y dispensador de famorea a los. hecendados<br />
en Is obligaci6n quo Satos contrafan de elogiarlo y enaltecerlo,<br />
con el sefior gobernador. —cTenemoa un jefe muy eudrgico<br />
ytmbajador....^ cLos senores X. y Z. son amigos incondiciona-<br />
podia toner an seguridAd ranier hormoss si no Is, amudia a Iss mirad&a Is*oivm<br />
del caoique del lugw; porque , el operario no or* duerio de so acMvidad y<br />
twis quo ir a readir parism trabijando do halde &I que estabs puesto Pam<br />
vetar por su seguridad personal; en fin, el pueblo mexicano pel*6 y triunffi<br />
porque ou propiedad, to boom an libertad y on vida, eran el blamoo y lea vio.<br />
timas do toda claw dt, doaafueroe ante el ailencio sepuloral do toe tribunsles,<br />
que permameolan impasNes a] reciamo do ma quejas.....-<br />
(.La Inamovilidad de Is Suprems, Corte de Justicia..—Folloto publicado<br />
por a] seflor licencisdo don Alonso Rodrigues Miram6n, magistrsdo do Is Corto<br />
Suprema de JuWoijL do Is Nscift- —M4xico, 1911.
-157—<br />
lea del general Man y de usted y te preetan a to&*. En eso est'aba<br />
It reeiprooldad. Y el Jefe soot-onfa a Ion termtenientes lnhuma,.<br />
nos, corno 6aton spoyaban al Jefe. El Jefe tenfa clot caballos de Is<br />
clanda M.,,, clam carruajes de Is hacienda Z.*, un riae6n de tallpa,<br />
a medles. del mneho K.*, It leche de onto otro rancho, el pulquede<br />
w8ants, M6nlcYA, Is leta, de eSan Javierp, unas carguitas de nisiz<br />
de eftii Francisco,*, una engordita de puercow, gratis, en eSants<br />
Marfw-, quesitoe y mantequillas....detodas partes;y gallinse,<br />
hueyos, coneJoa, etc., etc., etc., de Ion euatro puntoa cardinales de<br />
ou insult, Y a ails de eat*,.. .. ilos Jaques.. ..! ilos sablaws.. ..!<br />
Pars las fiestas patrias... . pars, la enelga. del seffor gobernador .....<br />
par& la estatus. de Ju&res ..... part el Centenarlo.. .. Y allik van Ise<br />
cuotas tvoluntarlas:^ de Ion bacendadoa, que al pasar par Its manos<br />
del jefe me e inerniaban* considerablernente.<br />
Y Ilegaba a an turno cla reciprocldad*. Que el culto x- de Is<br />
hacienda babia violado a eata, o squall& pK)bre Indite?....Que<br />
el mayordomo Is babia abterto Is emboss a un tischiquero?.. ..4Que<br />
el adininistrador le habit aoltado un tiro a un c raediero* Insolente?<br />
.... Quo me necesit-aba edejar sin agua* Its labores del pueblo<br />
Fulano part que la cosechs, de Is hacienda so asegumm, pass astabs<br />
may tardia?.. ..AQuefaltsban peones Pam It pizoa y los de tal<br />
pueblo no querfan servir? .... Para componer, rernediar y snbsanar<br />
t4Ddo esto estabs. el Jefe pol(tico. Ef calftob de Is hacienda po-<br />
(IN * h"r lo que le them Is, gant, .... ipars. eso habit naeldo r1co!<br />
1A culpa Is tents &quell& India ladins, que habia quedado golpeads,<br />
y dealionmda .... ; a me callsban el padre y Ion hermanos, o &I contingento<br />
.... Aquel tlachiquaro tents Is oulpe del machetaw que Is habian<br />
dado; que lo curamn, y.... idlez peallloe de indemaimcift!<br />
Lo del balLao al taiediero y, babfa sido una acalurniv-, un embustel,<br />
el tinodlerw, habit desapareoido, art clerto.. .. I pero era porque...<br />
me habfa huido .... I 4Pam qud querfa tal pueblo tau agua^ prectsamente<br />
cuando tal hacienda It neceaktaba? . ..;que so eaperara .... !<br />
4Y osoa peones que no querfan trabaJar?....ique no fueran gans-<br />
Wes! .... is trabajar en tal hacienda por doe realea do jornal, ly<br />
pronto, 0 &1 contigente!<br />
;Ah, one contingente, on rneldita oonsignacift &I serviclo do<br />
lea arnian, fue por altos I& amenass. oonstante quo as emple6 part<br />
obligar a Ion pobres ludigense a toda clsae de trabajos personales,<br />
mal retribuldoe o no retribuidos del todo!<br />
Y no me crea quo Is. anionasm, so hacia en vano: pueblos enteroa<br />
emn ctornadoe de lerax y Its pob res famillas quedaban on In orfah-
-158—<br />
dad y Is miseria, mientras los pobres ilotas eran arrancados ini.<br />
cuamente de sus hogares y perdfan do un golpe mujer, hijos, casa,<br />
bienes y cuanto mAs querian en su vida: ;su pobre terruno .... ! Y<br />
to^o, o porque se negaban a trabajar por un mfserojornal, o porque<br />
defendian sus tierras y sus montes de la codicia de un poderoso terrateniente,<br />
o porque eran las victimas de algdn cacique secundario,<br />
mAs bajo e inicuo que eel jefO. Y aquellos coudenados abandonaban<br />
la comarea en una ouerda de forzados, como facinerosos,<br />
para ingresar al ei6reito. ;Qud pocos regresaban a sus hogares ... !<br />
Morfan en lejanas tierras; o en Is vida del cuartel todo lo olvidaban<br />
y perdfan a su familia, eomo habian perdido sus bienes y la libertad.<br />
Y todos aquellos atropellos se perpetraban en Is forma mas<br />
soez e inhumana, siendo tratadas las vfctimas sin compasi6n ni<br />
misericordia, como si no pertenecieran a I& raza humana, como si<br />
fueran sabandijas. Y tras de esos jefes, los caciques que se apropiaban<br />
las tierras, los que todo lo acaparaban, en contacto futimo<br />
con los indigenas; los duenos de los tenduebos y tabernas del lugar,<br />
en donde compraban usurariamente las pr6ximascoseebas, las vaquitas,<br />
los borreguitos y, finalmente, las tierritas .... ! AM es como<br />
han ido a parar las tierras de los ejidos, o las comunales, en manos<br />
do todos los veudedores de mez(--al, aguardiente y pulque de<br />
todos los pueblos, y como el pobre indio ha sido despojado de sus<br />
propiedades.<br />
Esos han sido c los tiranos infimos rurales D ; los urbanos, clos<br />
citadinos^, se Haman ccomisarios de policfa^.<br />
Las comisarias de. policia do todas las ciudades tienen una re.<br />
putaci6a pavorosa. En M 6xico, desde los erf menes de e.Matarra.<br />
tas^, el asesino cal menudeo3 , de la cdietadura huertiana^, hasta<br />
los sicarios del escandaloso asesinato de Arnulfo Arroyo; hemos<br />
vistodeesascomisarfascosastremendas. El pueblo las mira con<br />
odioyconhorror;quemishan servidopara atormentarlo, para<br />
infainarlo y liumillarlo, que para prestarle garantias.<br />
Los asesiiiatos de Serapio Rend6n, Sol6n Argilelles, Belisario<br />
Domingue7, Pastelin v tantos m6s, hacen recordar los nombres de<br />
Gabriel Huerta, Ram6n Castro, Chavez y tantos otros. iLa pollcfa<br />
eneargiLndose de perpetrur los asesinatos mds repugnantes y<br />
crueles...! En una comisarfa muri6asesinado el padreTortolero; en<br />
esas Ing uisiciones se ha aprehendido a) obrero trabajador, al )in-
Owt.&M<br />
milde artessno, al alegre estudiante, al sencillo monestral y al modesto<br />
empleado, sin motivo, raz6n, ni Ilenarse los requisitos legalea.<br />
Todos han estado a merced de las arbitrarieclades de un eomisario<br />
cretino, de un oficial de barandilla beodo y de un cabo de<br />
puertas sGez. Ha bastado Is artera, queja de un tendero que regalara<br />
botellas de cofiac cal jefe^; de un cantinero cque obsequiara,3-<br />
a los chupatinta. de Is comisarfa; de un emperiero dadivoso de<br />
propinas al gendarme del punto, vulgo -cvecino 2, , o de cualquier<br />
qufdam. con fnfulas, pars. que el infeliz, el sin valimiento, el cpata<br />
rajada,^ se vea, arrastrado a esas Inquisiciones por el gendarme ignorante,<br />
a quien todos han educado y acostumbrado al stropello.<br />
Cualquier individuo se querella de robo, no comprueba el cuerpo<br />
del delito, ni se ocupa de ello; pero basta que diga cque este o<br />
aquel lo han robado^ pars. que, si aquel quejoso es gente de pro y<br />
con dineros, sin prueba alguna, sin justifleaci6n de ninguna especie,<br />
so proceda a Is detenci6a y encarcelamiento de los miseros,<br />
a quienes no se lea hace caso, so lea trats como a perros y se lea<br />
consigna atentatoriamente cal turno^. En M46xico, ante )as comisariss;<br />
nadie puede decir que goza de garantlas individuales. Un<br />
comisario se cree autorizado pars, detener a cualquiera persona, &I<br />
mAs honrado, durante las 36 horas que le fija Is ley pars. hacer su<br />
averiguaci6n provia, creyendo quo todo lo compone con poner en<br />
libertad a su victims despuSs de ese tZrmino, dici4ndole: c usted dispense<br />
v . Y son indtiles cuantas quejas se hagan contra tales atropollos.<br />
La. cose. Ileg6 a tanto en las 6pocas porfirianas, que la pobre<br />
gente no querfa, por ningdn motivo, acerearse a las comisarfas.<br />
Preferfa mejor callar y soportar los roboa y los danos que sufria<br />
quo ir a exponer su queja ante aquellos insolentes empleados pollcfacos.<br />
La policia, se hizo tan odiosa, que nadie la vi6 como el amparo<br />
y protecei6n legal do I& sociedad, sino como su azote y earga<br />
m" pesada.<br />
iAh, jamAs podremos olvidar caquellas cargas de caballerfa^<br />
que Ram6n Castro y los suyos, con Is gendarmeria municipal, dieron<br />
&I pueblo en los filtimos dfas do Is dictadura! JamAs se olvidarin<br />
aquellascraw.ias^ inicuas, efectuaclas entre el sufrido pueblo,<br />
er-hico con grande^, para castigar a los que habian lapidado la casa<br />
del Caudillo, el famoso nUmero 8 de Is. calle de Cadena, el dfa I I de<br />
septiembre de 1910, en pleno centenario. Y tras de eso, las pri.<br />
siones arbitrarias para los que vitoreaban a Madero, Is democracia<br />
y el libre sufragio. Aquellos esbirros han perseguido porigual<br />
stodos. Alosedem6crat-is^yeantirreeleecionistas^,entienipos
—ISO-<br />
deCorral; a los 4porfiristas^ en tiempos de Madero; a los 4rmaderistas-ven<br />
tiempos de Huerta; a los carrancistas en tiempos Posteriores.<br />
. . Para ellos todas las 46pocas son las mismas siem pre que<br />
se trate de servir at despotismo, siempre que as persiga at pueblo,<br />
siempre quo se emplee In injusticia y el terror.<br />
Qu6 ruds tLrea va a ser ]a de Ina futuros gobernantes que emanen<br />
de I& revolucift para Umpiar tanta mancha, sanear tanta, infecei6n<br />
y tapar tants clomm.. ..!<br />
Todos esos ciatimos tiranos-v tienen que desaparecer at se<br />
quiere que I& revolucift rind& los opimos triunfos que de ell& so<br />
esperan. MLs que en to perversidad de too hombres, el mal radio&<br />
en otras causas. Pero quds reformas tan radicales so bacen neeesarias.<br />
Para el infoliz, par& el desvalido, pozo le import& que este o<br />
squed sea at Presidente de Is Repiiiblica o el goberoador do su Estado;<br />
y quo tat y cual resulten electos senadores y diputLdos. A<br />
esos desheredados do la fortuna lea preocupa que ya no hay& jefes<br />
politicos que los hagan trabajar de balde y contra su voluntad; quo<br />
lea qniten an mtsero peculio; que Ins consignen &I servicio de las<br />
armas; que los encarcelen sin motivo; que los condenen a I& limpia<br />
pidblica de Is ciudad; que los humillen, los infamen, Ins apaleen, los<br />
splasten y pisoteen bajo los cascos de [a cab"erfa municipal.... !<br />
At pueblo hay que darle libertades, asegurarle amplias garantfas<br />
y tratarlo con too respetos que se merece; y eso no serA mientras<br />
quo subsistan Ins infimos tiranos do I& dictadurs, tat como fueron,<br />
como han sido haste hoy, W como nuestra ldiosinerasia los<br />
ha su f rido.<br />
Todos los hombres de Is revolue16n han sido victim& de ellos<br />
y ban soportado sus vejaciones, hasta el dfa en que se decidieron y<br />
empuffarom el rifle. Para que eso no vuelva a suceder, es preclso<br />
que desaparewan las causas que motivaban tanto malestar y ocasionabantantoperjuicto.<br />
Los cMaxtlas b son stem pre perniciosos;<br />
pero, cuando son Infimos, pesan sobre el pueblo como una verdadera<br />
maldici6n.
-161—<br />
CAPfT`ULO VI<br />
IM TERRATENIENTES V EL PROBLRMA AGRARTO<br />
F1 acapammienui do Is propiedad mix y del numemrio en ma.<br />
noadel clero provoc6 I% revoluci6n do jVutlay Is Reforms, qua fue<br />
so consecuencia. El estanc=iento de Is propiodad y al monopolio<br />
do Is riqueza en mRnos de tin grupo dominador, ha otiginado Is pro.<br />
eente reVOlklei6n, que, on roalidad, es Is continnaei6n do Is primers.<br />
Lis Reforms qued6 incompleta; ]a prAeCtea nos ha demostrado quo Is<br />
iesamortizaci6n do los bienes mfoes, quitirldolos de las manos del<br />
oler% no basO pam engrandecer *I pueblo. ^% hizo absolutsmente<br />
necoswrio dar tin paso mjLq decisivo on el eamino do las reformas, y a<br />
ew tienden his aspiraciones de los quo oonsideramos quo este gran<br />
movimiento social que agita a Mkico debe concluir eon Is expedici6n<br />
do loyes agrarias do on caricter enteramente radieal quo ma.<br />
npmitan al pueblo do la triste condici6n on que lse encuentm y produx.<br />
can In divisi6n do IR propiedad y In difusi6n do Is riqueza pAblics.<br />
1A ley de 2.5 do innio de 18K que decret6 Is desamortizaci6n<br />
de Wdos los bienes do Comunidades, wnsign6 un principio notmetto<br />
progrosista desde un punto do vista ideal; pero que, dado el modo<br />
de ser do nuestras indfgonns, les ha sido ontoramente perjudicial- -cla<br />
repartici6n do Ins tlerras cornunales^ pTincipalmente los ejidosD,.<br />
Esa ley,en Is euPI so confundieron Is necesidRd do deramortizer y<br />
repartir los biones oclosidstioos con e] afin de mejomr la condici6n<br />
del indio, iguRlaudo Is comunidad lale g ia cou In comunidad Ayunlamiento<br />
y ]a comunidad pueblo, hm producido enormes porjuioios a Is<br />
clwm proletaria, ruml. Rrminindola an vex de me jorar su condici6n.<br />
Cuando (A conquistAor ihom to apoder6 de mw tiorms, hRei&j.<br />
dolas del monarea espa g ol )- entregAndtARs a su absoluto dorninio,<br />
todo cay6 bajo la propiodad del nuovo arno: Im tiorras, los rfos, las<br />
minRa. los mares, Is pe^ica, los metales p rvciosos, los vencidos en forms<br />
do esclavas, los rrutoos, Is vida, el cielo v hasta el air* quo se<br />
rospirsba.<br />
R1VWRfA-1$
-162—<br />
Esto a.) obstante. e: conquistador K )w qui-so ovupn- las tierrY4<br />
Ii.e. Ins 1,,t f, .-? ^,) con.^ , mwki,^ e'i I. lo,^ poh7a(Iorew,.<br />
Aconteci6 que algurc de sus eapitanes fueron agmei-ados con el se-<br />
Borio de este (a aque' po')Izido: pero el beneficiado, salvo el mismo<br />
C., arV^s, no recibi6 las '^ernis del pohlado. sino determinadas relgallas.<br />
tri, butoi V rentaks s^, I^ paigaban. Los pueblos con se r va roij cla p(sesi6n<br />
de Io que ten'ar, usuban y jsr.fructuaban ,, y esa posesi6n,<br />
mas tarde, se con v : rt :,.') an pleno dominio, al estilo de ha propiedad<br />
ibera, por razo'n de :as c mercedes o corcedidus por el monarca a sus<br />
nuevos subditos, po r 'as cualei se les &6 en propiedad clo que. yn.<br />
"^ .Oyo rlewh /.<br />
Los sefforlos y prop i edades particulares de la nobleza aztecs, de<br />
!as magnates y pr f rac i pes del imp-e rio, asi como los bienes de Ins monz^rms<br />
nalioas, fueron trawdos de otra suerte: v( . ron Yi.^caron , n prr,<br />
,!: .C& de l ,i arann. Esos. bienes fueron *<br />
J os que se repartieron, en primer<br />
Jugar, comi, propiedaies individnales, entre los primitivos<br />
termtenientes espailoles. Como entre los linderos de pueblo a pueblo<br />
y de dominif, i +)minio resultaron muchos y extensos cliticcosw,<br />
estas tierra; del rey se Ilamaron crealenga.- x y comenzaron<br />
a repartise: a uno5, wmo real donativo en pago de sus servicios; a<br />
otros, concedidas en venjta, R fin de que los colonos iberos que aco -<br />
than a poblar y civilizar Nueva Espafia pudienui fincarse en lais tiert-as<br />
conquistadas-. y por ^iltimo, a otros,
— 163—<br />
tributos3-. Mas atin: esas encomiendas se limitaron
— 164 —<br />
Iss tierras comunales con los Odos, per euento al msultado qua iba.<br />
a kener su reparto. IAS tierms comunales at drbieron 'ter repallidds,<br />
Qne am imposible pertaitir par mda tiempo el astaneamiento de<br />
&quells propiedad. Los ejidm, tio. La existencia de los ejidos asegu.<br />
mba el bjenestar, el progreso y desarrollo edel pueblo ,,; destle el mo<br />
mento on qua eel puebloii, YA no tuvo propiedad comunid, donde pastaran<br />
los ganados do stis habitantes, donde 4stos tornamn la leu nowearia<br />
pam Ins necesidades econ6micas. iba a (altar la mAs pequefta<br />
parcels do tierm pam su futuro desarrollo. eel puebloD quedabs, redapido<br />
-cal fundo legal*, Y estabs condenado a permanecer estaclocario,<br />
ya qua ontre nosotros %;iempre ha faltsdo toda iniciativa indi<br />
viduRl. Los resultados de esto los vemos en lo qua pasti. an ciertat;<br />
poblaciones. En Cuatititt. no se hit podido construir un nuevo eementeri%<br />
porque comn perM sus ejid(k% las hiciendwi de case eolindan<br />
con Ins easas de I& ciudad, y lot, propietarios lberos piden sumas<br />
estuitondas lior una pequeffa fain de #,ierm y como no so puede expropiar<br />
mr, pequeff p faja de tierm, In ciudad se Its quedado sin tin<br />
anevo cementerio. Cosas iguales pasan on Toluca, Chalet), Mexquix,<br />
lits.yopun, JojutIN Tialtuar, Jonacatepec, etr.., pte., y otros lugares<br />
7 consw qua nos fijamos an ciudades do verdaderaimportitneiR; Aque<br />
no so podrA decir de las poblaciones infimm qua pordieron sus ejidos?<br />
Part) hay mis todavis: desde el momento an quo las tierm anmwna4s<br />
ti"Wr4oit it Moron Rrrebstadas R Ins indtgenes y log ejidoe<br />
denapareciernn, Iss pobleciones quedaron amenazadas de muorte;<br />
lea pobms indigonss, tan desdefradns, ya B610 tuvieror) come porveuir<br />
Is oterna servidumbre ron los tioderosos bermtenientea, o Is mlaerie<br />
y el hnml)re (1).<br />
(I). RI generitl don Venuatiano Ouranza. printer jefe del ojircilio tionou.<br />
Witaitinallota y ontiargado del Potter Njemtivo do I& Ropablica Mexicans, on<br />
We Otimiderandoo do on Importante dwreto, fioeba 6 do onoro do 1918, dice to<br />
micalentot<br />
Pri ,"Atio lam puebloo Indiptim do too tiorru. agnas y niontoo quo ot<br />
Goblertio eoloniall lea otinoodI6, set itambift oomo lea tiongmpolionett y comm.<br />
n1dRdoo do %mm fermos isidWitoov y coneentrada Is proptedRd nural del redo<br />
del pale en pocatt mLnm no ba quodado a I& grian too" do Is poblacidn de<br />
too cam" otm recuroo pitm proporcionaroo to neceitaritt a itu vida, qnp atquilLr<br />
a vil precio sit tra*o R Inv poderop oe terrAbenientes: trayendo Ain on -<br />
mo resullado inevitable el extado do ruiveria, kbyemift y oeclsvltud do be.<br />
&hot otx que ou enorme cantidad do trabiijadorot ha vivido y vivo todaviss.<br />
91 dim'rvru"n abQR&do den Luis Cabrera, %Btu Urres., en tin riamoon
— 166—<br />
N 1956 a 1890 todas 6& fierras de los ejidoa y do las oomuaidaAes,<br />
congregaciones, etc-, etc., crepartidas legalmeateA, pmarvadel<br />
indfgenx eitl acaparador fnfimo^v a inmediato; de 6ste ftl propietario<br />
intermediov, y por ditimo, tal poderoso hacendado^. Debo dis<br />
UDguir entre todos ellos. El acaparador a qUieD 16MO AMMOA 0<br />
inmediato, as el tendero, usurero, tabernero, regidor o autoridad del<br />
pequeto pueblo, que se ha quedado con 6 prupiedad del indio. ES<br />
nuestro actual epequefio propietario^, el amo de parcelas y huertw<br />
que vivo utia exi.Rtencia independiente, tiende siempre a aumenW su<br />
pequeffa fortuna par& asceuder al r&ngo de epropietario intermediow,<br />
procura mejorar lacondici6o morale intelectual de sushijm esawan.<br />
to entusiasta del progresri^ lil)eml por temperamento y dtil a Is so-<br />
discurso qua pronunc16 an [a CLuxam de Diputadoe. dijo rospeCtID a %a ajidas<br />
10 siguiente.<br />
%L^ aituacift de los pueblo* frente a Iss haelandas era notoriamento privilegisda<br />
basta anLev do Is ley do dessworLizaci6a do 1856. Edtaa leyes efton<br />
parf6ctamentejuagadas an lo eoon6mico, y todoe vosotros aabdia^ sin neoeeided<br />
do qua oe In repits, o6mo mientras pudiaron hAber aido nns necesidad resposto<br />
de Ios propioe de loo pueblos, fuerou un error muy serio y muy graDde<br />
el haberee aplicado, a los tdidos. L^a loyes de dsaawortiwmi6n ne aplicarom IL<br />
Me elidoe on forms qua todos vo*oLroo sabdia, conforms a las circulares do<br />
odubre y diciembre do M56. resolviendo quo, an Yes de adjudicarve a los<br />
arrandatarios, debtan repartirse, y deeds entonces tomaron al nowbre do 4&rrence<br />
do repartimlento. entre loe vecince do Ice pueblos. Row fue el principio<br />
de Is desaparici6n do toe ajidoe, y este fue el origen del mmpobrecinhinwo<br />
a6whao de las pwblo". En Is actualidad, no dir4 ya por usurpaciones, quo<br />
lam hs habido; no dird ya por robos o complicidades con lea autoridades,<br />
qua too ha habido a wiles, sino por Is farm& qua as di6 a I" smorAsssiones<br />
de ojidoo, am natural, por u na rax6a econ6mics, qua Astoo fueffen a<br />
manos qua supieseu utiliwlos major. De Im manoe de los vecixLos agraciadas<br />
on an reparto, tLrde o tem prano deberfan paear a conatituir un nuavo fando<br />
o an nuavo latifundio con al caricLer do hacienda, o sgregaree a too baciendlan<br />
Circunvecinas.<br />
....... ................................ .............. .............................. I ...............<br />
....... In cierto as qae loe Pjido6 ban pasado c*6 por complain do mancs<br />
do los pueblos a manna do loo bacendadows; como cousecueneis do es6% an<br />
gran n6mero do pobla as as encuentmn an [a actualidad abooluLarnania<br />
an oondiciones do no poder aLfidAcer ni Ism necesidades mis elementales do<br />
mw habiLantes? ...... aY no so necesiLan argumentoo econ6wicos ni nxn&a<br />
ciencia. pars comprender quo umL poblaci6n no pueds vivir cuando no bay<br />
inedios de carictor industrial qua no pusdan suplir a Ina medioa do astaoter<br />
apm"mico qua Ina baclan vivir anteriormente-.
- 166—<br />
ciedad bajo todos aspectos. El indio a quien se le reparti(i of terreno<br />
no supo ser propietario; 61 adquiri6 legalmente: ,tu propiedad"','<br />
ser re*pvtada. El acaparador a quien Ilamo cpropietario intermediov,<br />
es el quo ya ha reunido ]as parcelas arrancadas al indfgena para for-<br />
mar un rancho o una pequefia hacienda. Tambi6n es un elemento<br />
social de gran utilidad, progresista, casi liberal, trabajador y honrado.<br />
Su liberalismo estA en raz6n inversa de so riqueza y bienestar.<br />
Queda en tiltimo, extremo y grado el gran terrateniente propiamente<br />
hablando, el gran hacendado, el dueflo do miles de hectirew,<br />
que a su poderlo material, que es ya una, amenaza pam el proletario,<br />
anade Jos grandes defeetos de sus prejuicios, su educaci6n, anteoedentes<br />
y aspiraciones, y Is perniciosa influencia, que sobre 41 ejercen<br />
los corruptores de toda sociedad: el clero, los judlos especuladores de<br />
]a riquwa pilblics, y los tiranos de toda especie y condici6n. Este<br />
elemento es insano, ya que tiende de continuo a substraerse de toda<br />
obligaci6n colectiva y patri6tica, a satisfacer todos sus vicios y vanidades,<br />
a.crearse una condici6n de vida especiallsima, muy por encima<br />
de todosy a ser un elemento nocivo para el agregado sociat<br />
As^ pues, del acaparamiento gradual do la propiedad del indigena,<br />
casi desaparecida, se han formado tres categorlas de propietarim.<br />
Las dos primeras dchen ser respetadas; Is U'Itima debe ser objeto de<br />
serias reformas.<br />
Yo no soy partidario en manera alguna del despojo. Clamo y<br />
me indigno contra tal atropello, venga de donde vengs. Por eso con -<br />
deno el robo inicuo de que ha sido victiina el pobre indio. Yo respeto<br />
en lo absoluto la propiedad; pero considero eque k8 gran&*<br />
propieda&B qu-c "i qten en la Rep?iblicxz, tal c~ han si4 y tal c~<br />
sim dtwnay quieren quc co ydin 4en. exiNlienda. thiben tufrir una comp1da<br />
tramq fwwwc^*Q'^I^. No arrebatg ndolas, ni roblindolaa, ni atrope-<br />
Ilando a nadic: haciendo que sus actuales poseedores y propietarios<br />
]as dividan, ]as repartan y las entreguen, en su mayor parte, a los<br />
trabsLjadores que aspiren a ser pequeFios propietarios, con gran amplitud<br />
do Virminos pam el pago.<br />
Si e-sos poderosos terratenientes tuvieran otro criterio, fueran<br />
suseeptibles do evolucionary capaces de trabajar, el problems serfa<br />
distinto y habria que solucionarlo en diversa, forma. Se podria aceptar<br />
)a existencia de los latifundios, con las obligaciones, para los latifundistas,<br />
de dar en arrendamiento o aparcerfa runt] todo el excedente<br />
de tierras que ellos mismos no pudieran cultivar. aQu6 podfa<br />
importar que ellos continuaran siendo los dueffos deesas enormidades<br />
de terrenos, si ostos eran aprovechados por los; pequeflos cul-
— 167 —<br />
tivadores y si con esas apareerfas se de.sarrollaba )a riqueza agneola<br />
y se aumentaba Is producei6n, viniendo con ello ]a riqueza y el bienestar<br />
del pueblo.....?<br />
Pero eso es imposible, bien se sabe. Esos eternos ^reaccionarios*<br />
son ciegos que no quicren ver el progreso; son sordos que no quieren<br />
oir Is raz6n: su egoismo los ha cristalizado y arruinado. A,<br />
arruinado. Son dueflos de haciendas que tienen leguas y leguas de<br />
extensi6n, y apenas si le, sacan un 6 por ciento anual al capital que<br />
representa su fines. ^Por quO Porque como Dinguno de ellos<br />
atiende el cultivo de sit latifundio, como entregan su exlensa propiedid<br />
en manos mereenitrias, 4su administrador>; a lo que pierden<br />
anualmente ^por vicios de administraci613 3, (lease v utilidad ilegal de<br />
los administradores3 ,) debe agregar s e lo que dejan de ganar por falta<br />
de cultivo, explotaci6n o desarrollo de IS8 riquezas que contiene<br />
su propiedad.<br />
Ya hemos visto c6mo ciertoo latifundio he ido form6ndose en de-<br />
T,rimento de lit propiedad del iDdio. Despui ls de las tierras comans-<br />
*los, que fueroi) f9cilmente scaparadas por los terratenientes, ccon<br />
lo cual se arruin6 personalmente el iDdigeDa 2 , vino el scaparamiesto<br />
de Is tierra de los cjidos, c con lo cual se arrtiin6 a los pueblos>. Esos<br />
scaparanodentos deben distinguirse- el realizado con procedimientos<br />
hoorados y el obtenido por medio de despojos, violencias y atropellos.<br />
El primer sistema, aunque hays, sido perjudicial para los indigenas,<br />
tiene que ser respetado y es inatacable legalmente hablando 11).<br />
Nadie ha pudido impedir al pyopietario indfgena t que vend& lo<br />
que es suyo^; de otra suerte, no serfa propietario. L(-, que ha vendido<br />
bonradamente, bien vendido estg. La reivindicaci6n debe entenderse<br />
cen lo que ba sido mal adquirido^ (2).<br />
(1).Toda propiedad que se h4y& adquirido legitimameme -de individuos<br />
o 6obiernov legalmn, y que no con8tituya privilegio o monopolie, wrd reApeladits.<br />
Articulo 5? del Afanifiesto it Is Naci6n, expedido per el general don<br />
Venustiano Carranza, fechado on Veracruz el 11 do enero de 1915.<br />
(2). En el arreglo del problems agrario no habrA confisicacionee-. Dicho<br />
problem& se resolverk por I& distribucift equitAdVR de fierrag que sun conser-<br />
VA el Gobierno; por la reirindimcilin de aquellos loirs de que hayan sido ikoalin,rWe<br />
dapoiados inditiduos o comimidades: per la expropiacift do grRmleis lo-
- 168 —<br />
Quad& el segundo sistema, que ha aide el mis us*do y omlim<br />
Eke af debe ser motivo de las reivindicaciones antes dichas, anul"dose<br />
en lo absolaw esas adqui-Aciones y regresarido, I& tierm a sua<br />
antiguos propietarios. Pero esto debe hacerse sin litigios tardlos.<br />
de modo que I& reforma-legal que se instituya sea enteramentepriatics,<br />
inmediate y efics7- La venta de uns, parcels de tierm ctituladab<br />
debe de ser respetada, porque. el contrato otorgado s6lo puede<br />
ser atacado poc el interesado, ya que k4l es el tinico beneficiado o perjudicado<br />
en la operaci6a. IA vents, cen conjuntox de las tierras do<br />
un Pueblo equd Ro hubie*en *&4 repartidas, fai 69uladae inelividuajffae?Lkb<br />
&I epormayora^ vilgasemeesa frase, " de ser &nulada, bacigndose<br />
esa declaraci6n de oficia y administrativamente, ya que Jos<br />
perjudicados son: eel pueblob, que perdi6 sus tierras; los vecinos del<br />
Pueblo, que han sido robad(k%, y el agregado social, quo estA interesado<br />
en I& cesaci6n de un alropello o en las consecuencias de la comi<br />
si6n de un delito.<br />
En el primer caso se respeta el derecho de propiedad otorgade<br />
al indigena, al que so le extendi6 on titulo de dominio. Ese propiotario<br />
c us6 y abus6b de Is, cosa, ejercit6 el derecho de propiedad- En<br />
eJ wgundo caso, elm venta es notoriamente nula porque In coss vendids,<br />
estabs. fuera del comercio, no se podfa vender, y nadie pudo toner<br />
personalidad ni facultades pars celebrar Is ventab.<br />
La f uturs, y pr6xima ley sobre Is materia debt dedamr terolinantemente<br />
que todas Us rentas aal efectuadasoon nwkw y dw minguft<br />
valor<br />
kes, ai foore neoessrio; por " dent" medion do adquisici6n, que autoricect Los<br />
IdYee del P&fG-. (Axifculo 4? de Is Forte reeolutiva del Maniflooto de 11 do junio<br />
de 1915, expedido a I& N%ci6rt po r el general Carranza en Veracruz).<br />
(I). Articulo 2. Et printer jefe de Is revoluci6a y encargado del Poder<br />
Fiecativo expedirt y poodri ext vigor, dursate Is lu&&, todas Is& leyes, disposiciones<br />
y medidas encaminsdas a dar satiALcei6o a Ise necesidades econ6-<br />
Inioss, sociales y poMicas del pals, efecW&ndo I" reformas quo liLopini6a pfibfica<br />
exige corno indispensables pitra essablecer on r6gimen qua garsotice Is<br />
igualdad do los mexicanos entro, el: Ieyes "rise quo favoreze" I& fortow<br />
ci6o do Is pequefix propiedad, diwiriendo Im latifundios y r"inyeado a Iss<br />
pueblos Im Merras de qw Awm injudamewe priv^ ......<br />
(Decrete de 12 do dieiembre de 1914, dado, por el general don Vesuskis"<br />
OUMDM)-
-109—<br />
Pam todavia, quads en pie otro probicima- Ekiden latifundius<br />
que hau sido y son extraordinariamenta ex desde que se crm<br />
ran, y en cu,) a form & Pam nada ha intBrvenido el dewjo do I=<br />
Pueblos. ED 11 frMterl, I&S haCieDds- UeDen CieDtOS de legUAS 4MMdradas<br />
de extensi6n; y por dond1equiera cum buens propiedad, tiene<br />
muchos miles de bectireas de superficie. en su mayoria no culti<br />
vadas. El punto por resolver ya no es legal: es econ6mim aFA&<br />
inmensa extensi6n de tienras debe continuar formaDdo una SDI& fiDOL<br />
o dominio? K si toda esa extexm6a de tierras as exWotula por on<br />
prolneUmo a ctu p . No. ai como pasa en la mayorfa de cLsos. Is a&plot"n<br />
se limit& a una pequeft parte de In propieda&<br />
Y aqui surge-el problema- iSe obliga &I zotual propietario a<br />
que divida so baciends y 6 rend& en pequefts extensiones? Igo le<br />
obliga, daicarmente a que no se oponga. en maners aiguna, a dar w<br />
aParcerfa to& la ext~" de Uervw qw R wnimw no cidtiva? LSe<br />
dictLu d*posiciones coDducentes a que Is autoridad de cad& luw co<br />
DwAm, por m,"ifestaciones q ue big& con tuda oportunidad el terra<br />
teniente, qui predios de so finca va a cultivary cusles va a dejar sin<br />
cultim para que esa martifestwi6n sirva de aviso a los labrvAores<br />
que se interesen por las fierras que Do ge rav&n a cultivar, y " wo<br />
tratos de aparcerfa se hagan con intervenci6n de em autoridad y<br />
&I mAjor postoO Yo me incliDo, a este ditimo, sistema. que as gas's<br />
llevadero a Is praictim, lesiona umnos untereses, puede verifimxw sin<br />
grandes desembohas y producir el sumento de I& producci6n agrfoo<br />
Is y el mejoramieDto gw.W de los que so dediquezi a ]as fienas dW<br />
ftmpo. tomando en arreDdamiento o apamerfa rural las tierms ca<br />
cultivadas hasta boy.<br />
RJ prob)ema agrioola as hondcx dificiL oomplicado, may divww<br />
an las distmias reVones del pals y &fects innumerables interaws,<br />
Pero tiene que resolvesse para que Is paz aw. mientras el terraw.<br />
niente quade como astL el mal social centinuariL y el bie^ p"U<br />
ee no podri producirse.<br />
FA abuso, fiscal oomettdo por Ins tarratenientes. adeMSAS dp do<br />
fraudar a] erario de las Rstadas y al federak daft qobre^nem a<br />
la paqueft pn*piedad.
— 170—<br />
El scilor ficenciado dor, Andrk Molina Eiii-i(piez., en sus notables<br />
estudios sobre Is inateria, sei-iala perfeciamente cudles son esos<br />
abusos fiscaJes y sus tra9cendencias. ( c Los Grandes Problemas,<br />
Nacionales^). Una hacienda que vale tin mill6n o mAs de pesos, apenas<br />
si es manifestada cpor )a quintAt parte de sit valor,,, v pagit, como<br />
consecuencia de esta ocultaci6n, cla quints, parte de ]as contribucionQs<br />
que deberfu pagar^, defrautkmfi, al t w i tro qiiinta-y part&.<br />
El seffor Molina Enriquez sefiala. como ejemplo do su afirmaci6n,<br />
U71m ella ntaw haw, *,,nd4s. La verdad es que no hay un solo terrateniente<br />
cqurjo j.ometcj e^s t:frajjdt ^ . Y son c6mplices deUdes maneJos:<br />
^el corredors- quo ajusta la venta de la bacienda, cel notario3 , quo autoriza<br />
]a escritura y todos cuantos ints-rvienen on la operaci6n. Porque<br />
el abuso vione desdo ajustar tin precio do venta'y bacer sparecer<br />
en la escriturli otro infimo, quo sirva para I )oderliacer manifestaciones<br />
engaflosas. Y cuando so trata de herencias, ya se sabe: los<br />
bienes se evalu'an on Is quinta parte de su valor pars, poder verificar<br />
el ebanchullo, yson c6mpfices de laoperici6n t4odas las au toridades ju -<br />
diciales y fiscales quo toman conocimiento del juicio sace-sorio. Y como<br />
los sefiores hacendadossiempre tuvieron la decidida protecci6n de)os<br />
gobernadores, si no es que [a del Centro, aquellos f raudes se tolera -<br />
ron y siguen tolerindose, con gran perjuicio do ]os intereses fiscalos<br />
do I& Reptiblica. Parece increlble que el Estado de. Puebla siempre<br />
se hay& encontrado en )a m6s completa penuria, teniendo ]as rims<br />
fincas de campo que alli se cultivan; j.y Jalisco, y michoaca10, y Gua-<br />
,riajuato, Veracruz Y otros Estados? Todo proviene do que Ifts contribuciones<br />
directas sobre los predios so pagan seglin las manifestaciones<br />
actuales de los terratenientes, quo def raudan, con tA)da seguridad,<br />
inuchos millones de pesos aniialmente. Est) no puede subsistir,<br />
como tampoco quo so pague el 17 al millar anualmente sobre el<br />
valor de una propiedad, como acontece en AI ichoacAn, canfidad que<br />
con el 25% federal hace ascender a un dos ji cuarto por ci*eaf) artual<br />
el pago del impuesto predial. La ley debe de ser reformada en el<br />
sentido do quo se pague menor tipo de impuest4o: pero las manifestaciones<br />
deben bacerse por el valor exact/o de ]as fincas. Existe un remedio<br />
par& todo eso: el catastro. Cuando quede catastrada toda la<br />
Reptiblica, los impuestos podrAn ser equitativos y el fraude sefialado<br />
se dificultariI grandemente.<br />
En cambio. la pcqueffa propiedad, quo no puede ocultar ol valor<br />
real que tiene, sl paga exactRmente. los impuestos, quedando de esta<br />
suerte perjudicada por los fraudes de los seffores torratenientes.<br />
El terrateniente do boy es vel awo y seffor do sus pobres peones,
— 171 —<br />
sirvientes, operarios y dependientes z. El mal viene de antaflo. Ya<br />
el obispo do Michoac6n, Abad y Queipo,' denunciaba ese estado<br />
ignominiosoy decia en 18W: cLos pocos arrendatarios que so encuentran<br />
en his haciendas, dependen de Is arbitrariedad de los seflores<br />
o do los administmdores, que ya los eufren, ya los IaAzan, perviquen<br />
tw.R gan4(Zos c inn ndian *izs chowsi,.<br />
El procedimiento se )is continuado.<br />
Y todo esto sin contar el jornal infimo, Is tionda de rays, los vales<br />
y fichas quo dan a].-unos bacendados e industriales para pagar el<br />
jornal, y los deSCL]Cntk)S, CtC., etC., CtC.<br />
I.A)s servidores, peones y dependienbes edel amw^ no tienen ni<br />
pueden tener otra opini6n politics 4que Is del senor^. Infeliz do<br />
aquel que tongs on pensamiento que no est6i inspirado por Is voluntad<br />
ornnimoda. cdel patr6n,*; al momento es expulsado do Is hacienda<br />
eomo un apestado, y no puede encontrar ya trabajo on esa clase do<br />
feenes, pues t1a cxpulsi5n^ trae sparejada una manchs de inobedienais,<br />
que es el poor estigma quo puede pesar sobre un pobre dependiente<br />
de fincas de campo.<br />
Claro estA que sobre todo lo dicho existen grandes excepciones;<br />
Pero, en lo general, el terrateniente so considers sor todavin un concomendero^<br />
y obm como tal. Es el clemento reaccionario por excelencia<br />
que se tiene que veneer para quo Jos ideales do Is revoluei6n<br />
fructifiquer).<br />
El terratenientees eladmirador y el partidarioac4rrimodeladictadura<br />
porfiriana. Para 0, el Caudillo fue un s4r providencial,<br />
divino, a quien bay quo glorificar e imitar en todas ocasiones. cEl<br />
misero, el desvalido, el -pata rajads^ s6lo merece latigazos, escarmientos<br />
y fusilatas. La. Inquisicio'n es poca cosa pars escarmentarlo.<br />
Esta revoluci6n clams terribles represailiss. La reacci6n<br />
tiene quo ser inexorable. La dietadura, se hace necesaria en M6xicfl^.<br />
Estos son los conceptos que a diario repiten los eternos traidores.<br />
En cambio vituperan todo lo que surge do ]a revoluci6n; reniegan<br />
de los ideales quo proclama y maldicen sus conquistas, considerAndola,<br />
como un cs-tigo del cielo. Sus jeremiadas ya nos son bien<br />
conocidas, sus quejumbres ya no causan I"'timas, ni convencen a nadie.<br />
iSon los mismos, los mismos de siempre: ;Los eternos enemigos<br />
del pueblo! ;Jos eternos opresores! Su raza siempre ba procla-
OF-17M<br />
undo el absolafinno pam am&bfww = apautg ag domib&ci& jr bb,.<br />
cr% son tas q ua se ban uni" a tos jewfws y a bodm Jog tj^ Pon<br />
&pl%s%Lr las &Viracionas da Miajoirawiento aDew; los que renjeasa a&<br />
= r"Aa y de so nadonaBdad con W de oomwv&r incOazass =a pf%neswuv=<br />
son Jos b*=Uvw do las esamos prejuiaos vmus wao I&<br />
que swnifica cmfonmab T cevohni6n socialb. De d" DO Sb PUO&<br />
09PAr" nads Psui6tico ni progzesin^ Son Jos bu" que buyen do<br />
IS IU& US DLtQr4LI q ue Sean Jos twtidoxias de la tir&mU y dea obwu^<br />
mufisuko. DesdeDdea de los crueles enoomeader4DS. que re6bierm<br />
e9l Calwd6a 10 a'" 600 de nuesUs fierm en pago de &= crueldadw<br />
o de sus Usiciooes eonus so ram<br />
L& podredambrt de It dictodura hwis I& delida de toda am ps^<br />
miUR de sRari-WA6 que as wnsidemba feliz y bonmdfsi= sirwiezae<br />
de Ini bm.N cOlnrwA's*S eM Uquells nueva C*rte que se aDjazabs en ej<br />
alaijar de Chapul wpew-, moordando I lL Apom ummvinom ae tesWM<br />
7 sulm " UWbWMW arrluduque ajustiaado en el earra de lAs Oam<br />
panes, Las de abom son las hijos de squeltos chawbelanm y aque-<br />
Has dwass de bonor que tanto ridicalo s Lkw=LTem ;Son y bsu dds<br />
las CusaDos de aquella podredumbre porfirisna .. ..!<br />
Ls N&66a tieDe que saneam fiorzossmaw*, y,debe remrTicr<br />
todos Jos wedios que cres neoesarios pum kgr&rto. Continu&r am<br />
em corruPci6n, es amtw a I& P*tria por 9VUsmilL Quiame quo<br />
DO 09M PerVeram el PueW tiene dermho a vi"r, a no wonrn do<br />
bumbM y ello% oon sm ecokmtm 10 condemn fabanw-me. LA reveluci6n<br />
es al reawdio salvador. CLateriza, per* abvis. y no<br />
que vacilar.- ila Pttria y h r=& tionen que salv&rse, - -. 1