Prevenir no es curar

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página 8 Prevenir no es curar. La prisión preventiva en Argentina ciones no Gubernamentales de América del Sur. Conectas (Brasil), Corporación Humanas (Chile) y el Centro de Estudios Legales y Sociales - CELS (Argentina) acompañan de cerca estos esfuerzos. En 2008, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dio un paso impor- tante mediante la adopción de los Principios y Buenas Prácticas sobre la Protec- ción de las Personas Privadas de Libertad en las Américas. Si bien en el documen- to se incluyen referencias importantes a la prisión preventiva (en particular el Reglas Europeas sobre el uso de la prisión preventiva, las condiciones en las que tiene lugar y las medidas de protección contra los abusos (2006, Consejo de Euro- pa) o la Recomendación (2003)13 del Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre el manejo de información en el ámbito penal, necesarias en un continente plagado de juicios mediáticos y de manipulación de la opinión publica a través de dudosas estrategias comunicacionales, sobre todo de las instituciones de procuración de justicia. En la década de 1980, ILANUD advirtió a los gobiernos del continente sobre la grave crisis del sistema penitenciario. A pesar de más de 30 años de acuerdos y compromisos, de esfuerzos y de apoyo de la cooperación internacional, los resultados no incitan a la celebración: jamás ha habido en América Latina tal cantidad de presos sin condena: casi medio millón (489.382) 1 , y la cifra crece a diario. De cada 100 presos sin condena en la región, 39 están en Brasil, 19 en México, 6 en Perú, 6 en Argentina, 6 en Venezuela y 5 en Colombia. En conjunto, estos paí- ses dan cuenta del 80% de presos preventivos en toda América Latina y Caribe. En Bolivia 83,6% del total de la población penitenciaria está a la espera de jui- cio, y en Paraguay el porcentaje es de 71,2. Sigue un grupo de seis países con más de 60%: Haití, Venezuela, Uruguay, Republica Dominicana y Panamá. Fi- nalmente, Argentina, junto con Guatemala, Honduras y Perú, integra el grupo de países donde los presos preventivos superan el 50% del total de las personas privadas de libertad. Particularmente preocupante en los últimos años es el crecimiento desmesura- do del número de mujeres privadas de libertad. Entre 2006 y 2010 la población penitenciaria femenina se ha prácticamente duplicado en América Latina: de 40.000 a 74.000. Brasil presenta el cuadro más severo, ya que pasó de 11.000 a 35.000 mujeres encarceladas en el mismo período. de utilización de la prisión preventiva en toda América Latina, pero detengámo- nos en dos ejemplos de las últimas décadas. En Colombia, el número de presos 1. ICPS, World Prison Population List, con datos correspondientes a mayo de 2011. Prólogo

Prevenir no es curar. La prisión preventiva en Argentina sin condena creció de 14.748 en 1995 a 26.009 en 2010, y en Perú de 12.469 en 1993 a 30.724 en 2010. Sin embargo, este crecimiento en valores absolutos va porcentaje de presos sin con- dena en el total de la población penitenciaria: en Colombia descendió de 49% en 1995 a 30,8% en 2010, y en Perú de 67% en 1993 a 58,3% en 2010. A primera vista, la reducción de estos porcentajes parece indicar una racionali- zación del uso de la prisión preventiva, al menos en comparación con la trágica situación de hace 20 años. Pero en realidad, gran parte de estos cambios por- centuales se deben al crecimiento del sistema penal: si el porcentaje de presos sin condena disminuye a la par que aumenta en valor absoluto, es porque la can- Por otro lado, si examinamos el número de detenidos preventivos por cada 100.000 habitantes notamos otra tendencia ascendente: en Colombia se pasó de 41 en 1995 a 56,4 en 2010 y en Perú de 54 en 1993 a 103,2. Hoy más que nunca necesitamos recordar la pregunta de Elías Carranza: “¿será posible que en el lapso de estos últimos años las poblaciones de América Latina se hayan vuelto tanto más malas o delictivas?“ ¿O será que la persecución penal ha me- jorado tanto que ahora es posible privar de su libertad a muchas más personas que hace dos décadas? ¿Hasta dónde es posible endurecer las políticas penales e incrementar la población carcelaria antes de que colapse el sistema? El uso excesivo e innecesario de la prisión preventiva atenta contra la naturale- za procesal de la medida cautelar y contra la lógica y el interés público, afectan- do a los niños, familias y comunidades. ¿Cómo contribuye a la seguridad pública en el México bañado en la sangre de la guerra antidroga el encierro de indíge- nas pobres que venden huevos de tortuga? Las madres no podrían defenderse adecuadamente para evitar una sentencia privativa de libertad; y una vez solos, sus hijos tendrán más chances de ser reclutados por círculos criminales. En lugar de un problema de seguridad, aparecen dos o tres o cinco, y tal vez más graves. Las sociedades no se vuelven más seguras cuando miles de personas pobres (acusadas por delitos menores o por actos que no ameritan sanción penal) re- sultan privadas de su libertad antes de demostrarse su participación en los hechos delictivos. Miles de personas han sido privadas de libertad durante lar- gos períodos de tiempo y bajo acusaciones irrisorias, hasta que al concluir el proceso penal resultan absueltas y liberadas. Ejemplos de ello abundan en las páginas web del Banco de la Infamia de Argentina 2 o del Banco de la Injusticia 3 de Brasil, donde además un informe parlamentario de 2008 mostró que 30% de 2. Asociación Pensamiento Penal. http://www.pensamientopenal.com.ar/secciones/ banco-infamia 3. Asociación de Defensores Públicos de Brasil http://www.bancodeinjusticas.org.br/ ADC - www.adc.org.ar página 9

<strong>Prevenir</strong> <strong>no</strong> <strong>es</strong> <strong>curar</strong>. La prisión preventiva en Argentina<br />

sin condena creció de 14.748 en 1995 a 26.009 en 2010, y en Perú de 12.469 en<br />

1993 a 30.724 en 2010. Sin embargo, <strong>es</strong>te crecimiento en valor<strong>es</strong> absolutos va<br />

porcentaje de pr<strong>es</strong>os sin con-<br />

dena en el total de la población penitenciaria: en Colombia d<strong>es</strong>cendió de 49% en<br />

1995 a 30,8% en 2010, y en Perú de 67% en 1993 a 58,3% en 2010.<br />

A primera vista, la reducción de <strong>es</strong>tos porcentaj<strong>es</strong> parece indicar una racionali-<br />

zación del uso de la prisión preventiva, al me<strong>no</strong>s en comparación con la trágica<br />

situación de hace 20 años. Pero en realidad, gran parte de <strong>es</strong>tos cambios por-<br />

centual<strong>es</strong> se deben al crecimiento del sistema penal: si el porcentaje de pr<strong>es</strong>os<br />

sin condena disminuye a la par que aumenta en valor absoluto, <strong>es</strong> porque la can-<br />

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Por otro lado, si examinamos el número de detenidos preventivos por cada<br />

100.000 habitant<strong>es</strong> <strong>no</strong>tamos otra tendencia ascendente: en Colombia se pasó<br />

de 41 en 1995 a 56,4 en 2010 y en Perú de 54 en 1993 a 103,2. Hoy más que<br />

nunca nec<strong>es</strong>itamos recordar la pregunta de Elías Carranza: “¿será posible que<br />

en el lapso de <strong>es</strong>tos últimos años las poblacion<strong>es</strong> de América Latina se hayan<br />

vuelto tanto más malas o delictivas?“ ¿O será que la persecución penal ha me-<br />

jorado tanto que ahora <strong>es</strong> posible privar de su libertad a muchas más personas<br />

que hace dos décadas? ¿Hasta dónde <strong>es</strong> posible endurecer las políticas penal<strong>es</strong><br />

e incrementar la población carcelaria ant<strong>es</strong> de que colapse el sistema?<br />

El uso exc<strong>es</strong>ivo e innec<strong>es</strong>ario de la prisión preventiva atenta contra la naturale-<br />

za proc<strong>es</strong>al de la medida cautelar y contra la lógica y el interés público, afectan-<br />

do a los niños, familias y comunidad<strong>es</strong>. ¿Cómo contribuye a la seguridad pública<br />

en el México bañado en la sangre de la guerra antidroga el encierro de indíge-<br />

nas pobr<strong>es</strong> que venden huevos de tortuga? Las madr<strong>es</strong> <strong>no</strong> podrían defenderse<br />

adecuadamente para evitar una sentencia privativa de libertad; y una vez solos,<br />

sus hijos tendrán más chanc<strong>es</strong> de ser reclutados por círculos criminal<strong>es</strong>. En<br />

lugar de un problema de seguridad, aparecen dos o tr<strong>es</strong> o cinco, y tal vez más<br />

grav<strong>es</strong>.<br />

Las sociedad<strong>es</strong> <strong>no</strong> se vuelven más seguras cuando mil<strong>es</strong> de personas pobr<strong>es</strong><br />

(acusadas por delitos me<strong>no</strong>r<strong>es</strong> o por actos que <strong>no</strong> ameritan sanción penal) re-<br />

sultan privadas de su libertad ant<strong>es</strong> de demostrarse su participación en los<br />

hechos delictivos. Mil<strong>es</strong> de personas han sido privadas de libertad durante lar-<br />

gos períodos de tiempo y bajo acusacion<strong>es</strong> irrisorias, hasta que al concluir el<br />

proc<strong>es</strong>o penal r<strong>es</strong>ultan absueltas y liberadas. Ejemplos de ello abundan en las<br />

páginas web del Banco de la Infamia de Argentina 2 o del Banco de la Injusticia 3<br />

de Brasil, donde además un informe parlamentario de 2008 mostró que 30% de<br />

2. Asociación Pensamiento Penal. http://www.pensamientopenal.com.ar/seccion<strong>es</strong>/<br />

banco-infamia<br />

3. Asociación de Defensor<strong>es</strong> Públicos de Brasil http://www.bancodeinjusticas.org.br/<br />

ADC - www.adc.org.ar<br />

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