Prevenir no es curar
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II. Acc<strong>es</strong>o a la educación<br />
página 76<br />
<strong>Prevenir</strong> <strong>no</strong> <strong>es</strong> <strong>curar</strong>. La prisión preventiva en Argentina<br />
Es bien sabido que dentro de las cárcel<strong>es</strong> la educación formal y el aprendizaje o<br />
-<br />
to penitenciario. Las Reglas mínimas para el tratamiento de los reclusos (ONU<br />
1955 y 1977) sostienen que el tratamiento de las personas condenadas debe<br />
<strong>es</strong>tar “encaminado a fomentar en ellos el r<strong>es</strong>peto de sí mismos y a d<strong>es</strong>arrollar<br />
el sentido de r<strong>es</strong>ponsabilidad”. Para ello, “se deberá recurrir, en particular, a<br />
la instrucción, a la orientación y la formación prof<strong>es</strong>ional<strong>es</strong>, a los métodos de<br />
asistencia social individual, al as<strong>es</strong>oramiento relativo al empleo y a la educa-<br />
ción del carácter moral” (párrafos 65 y 66). También se indica que, en la me-<br />
dida de lo posible, la educación en el ámbito penitenciario deberá coordinarse<br />
con el sistema de instrucción pública (párrafo 77).<br />
En consonancia con <strong>es</strong>tas orientacion<strong>es</strong> (y en un lenguaje más moder<strong>no</strong>), la<br />
ley Nº 24.660 de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad expr<strong>es</strong>a que la<br />
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de comprender y r<strong>es</strong>petar la ley procurando su adecuada reinserción social,<br />
promoviendo la comprensión y el apoyo de la sociedad” (art. 1). Para ello, el<br />
régimen penitenciario deberá utilizar “todos los medios de tratamiento inter-<br />
disciplinario que r<strong>es</strong>ulten apropiados”. El capítulo VIII de la ley 24.660 regula<br />
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al inter<strong>no</strong> el ejercicio de su derecho a aprender, adoptándose las medidas ne-<br />
c<strong>es</strong>arias para mantener, fomentar y mejorar su educación e instrucción”. La<br />
enseñanza será “preponderantemente formativa”, y se impartirá “enseñanza<br />
obligatoria a los inter<strong>no</strong>s analfabetos y a quien<strong>es</strong> <strong>no</strong> hubieran alcanzado el ni-<br />
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Dentro de la órbita penitenciaria también aplica toda la <strong>no</strong>rmativa de carác-<br />
ter nacional que regula el sistema educativo extramuros, tal como las ley<strong>es</strong> Nº<br />
26.206 de Educación Nacional, Nº 26.058 de Educación Técnico-Prof<strong>es</strong>ional,<br />
Nº 26.150 de Educación Sexual Integral y Nº 24.521 de Educación Superior. La<br />
ley de Ejecución de la Pena <strong>no</strong> <strong>es</strong>tablece la obligatoriedad de la educación para<br />
las personas detenidas, si<strong>no</strong> la obligatoriedad de su impartición dentro del los<br />
ámbitos penitenciarios. Es decir que si bien la educación <strong>no</strong> <strong>es</strong> una actividad<br />
obligatoria para las personas privadas de libertad, el Estado tiene el deber de<br />
ofrecerla y garantizar su acc<strong>es</strong>o en todos los nivel<strong>es</strong> cuya obligatoriedad <strong>es</strong>ta-<br />
blecen los artículos 16 y 19 de ley 26.206.<br />
En el contexto penitenciario federal, la Dirección de Educación, Cultura y De-<br />
porte del SPF implementa las pr<strong>es</strong>cripcion<strong>es</strong> legal<strong>es</strong> en materia educativa y<br />
coordina los aspectos pedagógicos y de formación prof<strong>es</strong>ional. En su pr<strong>es</strong>en-<br />
tación, expr<strong>es</strong>a que “la educación cumple una función primordial dentro del<br />
tratamiento del inter<strong>no</strong>, brindándole una herramienta trascendental para su<br />
Derechos fundamental<strong>es</strong> dentro de los penal<strong>es</strong> federal<strong>es</strong>.