Prevenir no es curar
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página 34 Prevenir no es curar. La prisión preventiva en Argentina Tribunales y declaré antes de que llegara el abogado. No me obligaron, me dieron la opción, pero como sabía que yo no había hecho nada, hablé. Yo no entendía nada de qué me hablaban, ese idioma legal. Por ahí si hablaba con el abogado me decía qué tenía que decir y se solucionaba todo.” (Julio, detenido por robo). Al momento de la detención, todas las personas procesadas por ley de estupefacientes (varones y mujeres) residían con sus familias nucleares y/o ampliadas: con cónyuges e hijos, y en proximidad con sus propios padres, hermanos e incluso sobrinos. La mujer detenida por estafa y el joven detenido por robo mostraban situaciones familiares similares. De este grupo, sólo habían estado detenidas previamente (y por el mismo delito) una mujer joven que estuvo procesada por drogas, y la procesada por estafa. Esta relativa homogeneidad contrasta con las mujeres detenidas por robo a mano armada: las cuatro tenían condenas anteriores, también por robo. Tres de ellas no habían terminado el secundario, habían sido madres jóvenes (de 3, 5 y 6 hijos respectivamente) y habían atravesado situaciones de calle y de adicciones en paralelo a los robos y las detenciones. Así, los niños siempre habían estado principalmente a cargo de sus abuelos maternos, que los mantenían y organizaban su vida cotidiana con los esporádicos aportes (económicos y afectivos) de la madre. La cuarta mujer detenida por robo sí había completado el secundario, y vivía con su hija y el padre de la niña, también detenido por el mismo hecho. Quienes estuvieron detenidos en causas por drogas tuvieron un recorrido penitenciario más breve: unos días en comisaría, y luego en penal federal. En las causas por robo a mano armada –especialmente en provincia de Buenos Aires- el derrotero incluyó varias comisarías y luego varios penales. Respecto a la vida en el penal, todas las personas entrevistadas destacaron la arbitrariedad, el maltrato y el temor ante los distintos tipos de violencia (institucional, para – institucional o individual). “Hasta que llegué al penal pasaron meses, estuve en varias comisarías, di todos lados cachengue Me decían «ahora vamos al penal», mentira, me llevaban a otra comisaría”. (Patricia, detenida por robo a mano armada). “Primero estuve un año en la comisaría de Almirante Brown. Después fui a la Unidad Nº 8 de la provincia, y después a la 33. De ahí me trasladaron (Silvana, detenida por robo a mano armada). Detenidos y familiares: el doble castigo del sistema penal
Prevenir no es curar. La prisión preventiva en Argentina Salvo tres, todas las personas detenidas trabajaron en la cárcel, ya sea en estudios, dos terminaron la escuela secundaria en el penal y dos comenzaron estudios terciarios (periodismo) o universitarios (sociología). El trabajo y el angustia, el maltrato y la violencia. Las cuestiones de salud también tuvieron tratamientos diversos: desde un diagnóstico y curación de tuberculosis en una cárcel federal, internaciones fuera del penal, e intercambio clandestino de tarjetas telefónicas por medicamentos prescriptos. “En el penal hay como una salita... hay de todo: infectólogo, ginecólogo, psicólogo, psiquiatra, médico de guardia. Como yo tenía antecedentes de drogadicción, tenía psicólogo y psiquiatra. Para tenerte tranquila te dan un tratamiento, yo hacía el tratamiento y tomaba ocho pastillas por día. También tuve ataques depresivos, y me cortaba los brazos. Dormía semanas enteras… me medicaban más y más”. (Patricia, detenida por robo a mano armada). “Cuando estaba en [el penal federal de] Marcos Paz se me agudizó un problema de la vesícula. Me inyectaban Sertal una vez por semana, pero vino el médico. Tuvieron que internarme primero dentro del penal, y después en el hospital municipal de Malvinas Argentinas, donde llegué con un cuadro infeccioso. Ahí estuve 10 días hasta que me sacaron la infección y me operaron la vesícula. Había dos guardias permanentemente conmigo. La doctora me dijo que pensó que yo no salía de la operación, por el tiempo que esperaron para internarme. Después tenía una dieta especial, pero no se cumplía: te dan lo que hay. El enfermero me cambiaba por tarjetas de teléfono los medicamentos que me tenían que dar gratis. (…) Estaba con gente que no tenía nada que perder, más años no les podían dar. Uno entraba y era el nuevo y el sometido del resto; no sé quién te maltrataba más, si los presos o los guardias. Cada vez que había requisa, entraban al pabellón 50 guardias y cobrábamos todos; revolvían todo, rompían todo… éramos menos que animales. Los guardias son unos brutos, sólo pueden hacerse respetar por la fuerza. A veces venían a trabajar borrachos, y si querían, le pegaban a un preso. Hubo de todo, lo peor que te puedas imaginar... hay partes censuradas”. drogas junto a su esposa). “Mientras estuve en la zona de `ingreso` tuve una tremenda hemorragia, y aunque soy HIV + compartía el baño con las demás mujeres. Mientras estaba ahí, no vino ningún médico, ni me dieron toallitas, algodón o papel higiénico. Después sí me visitaba un médico, que me apoyó mucho y me concientizó sobre mi enfermedad… era un fenómeno, un caso único dentro ADC - www.adc.org.ar página 35
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dieron la opción, pero como sabía que yo <strong>no</strong> había hecho nada, hablé. Yo<br />
<strong>no</strong> entendía nada de qué me hablaban, <strong>es</strong>e idioma legal. Por ahí si hablaba<br />
con el abogado me decía qué tenía que decir y se solucionaba todo.” (Julio,<br />
detenido por robo).<br />
Al momento de la detención, todas las personas proc<strong>es</strong>adas por ley de<br />
<strong>es</strong>tupefacient<strong>es</strong> (varon<strong>es</strong> y mujer<strong>es</strong>) r<strong>es</strong>idían con sus familias nuclear<strong>es</strong> y/o<br />
ampliadas: con cónyug<strong>es</strong> e hijos, y en proximidad con sus propios padr<strong>es</strong>,<br />
herma<strong>no</strong>s e incluso sobri<strong>no</strong>s. La mujer detenida por <strong>es</strong>tafa y el joven detenido<br />
por robo mostraban situacion<strong>es</strong> familiar<strong>es</strong> similar<strong>es</strong>. De <strong>es</strong>te grupo, sólo<br />
habían <strong>es</strong>tado detenidas previamente (y por el mismo delito) una mujer joven<br />
que <strong>es</strong>tuvo proc<strong>es</strong>ada por drogas, y la proc<strong>es</strong>ada por <strong>es</strong>tafa. Esta relativa<br />
homogeneidad contrasta con las mujer<strong>es</strong> detenidas por robo a ma<strong>no</strong> armada:<br />
las cuatro tenían condenas anterior<strong>es</strong>, también por robo. Tr<strong>es</strong> de ellas <strong>no</strong><br />
habían terminado el secundario, habían sido madr<strong>es</strong> jóven<strong>es</strong> (de 3, 5 y 6 hijos<br />
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en paralelo a los robos y las detencion<strong>es</strong>. Así, los niños siempre habían<br />
<strong>es</strong>tado principalmente a cargo de sus abuelos mater<strong>no</strong>s, que los mantenían<br />
y organizaban su vida cotidiana con los <strong>es</strong>porádicos aport<strong>es</strong> (económicos y<br />
afectivos) de la madre. La cuarta mujer detenida por robo sí había completado<br />
el secundario, y vivía con su hija y el padre de la niña, también detenido por el<br />
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Quien<strong>es</strong> <strong>es</strong>tuvieron detenidos en causas por drogas tuvieron un recorrido<br />
penitenciario más breve: u<strong>no</strong>s días en comisaría, y luego en penal federal. En las<br />
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– institucional o individual).<br />
“Hasta que llegué al penal pasaron m<strong>es</strong><strong>es</strong>, <strong>es</strong>tuve en varias comisarías, di<br />
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todos lados cachengue Me decían «ahora vamos al penal»,<br />
mentira, me llevaban a otra comisaría”. (Patricia, detenida por robo a<br />
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“Primero <strong>es</strong>tuve un año en la comisaría de Almirante Brown. D<strong>es</strong>pués fui<br />
a la Unidad Nº 8 de la provincia, y d<strong>es</strong>pués a la 33. De ahí me trasladaron<br />
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