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2-t ARTÍCULO 12
Exicnsic«, en que la ley se amplía á casos no comprendidos
en ella; y
Restrictiva, en que por equidad se exceptúa de las mismas
palabras de la ley algún caso que abrazan á primera
vista cuando ellas van más lejos que la razón de la ley.
La primera y la tercera de esas formas serán admisibles
en derecho penal, mas no la segunda.
Aun para aquéllas, es este el lugar de condensar algunas
de las más aceptadas reglas de interpretación consagradas
por la doctrina y populares en el foro. (Véanse
también las que para interpretación de contratos contiene
el art. 218 del Cód. de Comercio).
La Apareciendo en las palabras de la ley, clara, termínante
y expresa la voluntad del legislador, no debemos
eludir su tenor literal á pretexto de penetrar en su espíritu.
Lbi cerba non sunt ambigua non est locus interpretationie.
(Donde las palabras no son ambiguas, no hay
lugar para la interpretación).
2. a Las palabras de la ley deben entenderse según su
significación propia y natural. In re dubia meliu,s est verbis
edicti seruire. (En asunto dudoso lo mejor es seguir las
palabras de la ley.)
«Fueras ende, dice la ley á. a tít. 33 de la partida T»,
cuando paresciese ciertamente que la voluntad del testadar
(ó la ley) Iucra otra que non tomo suenan las palabras
que están escritas.»
3. a Constando la mente, intención ó voluntad del legislador,
dchc hacerse la interpretación por ella antes que
por las palabras de la ley, quia non debet intentio verbis
dcseroire sed »erba intentionem. (Porque no debe la intención
sujetarse á las palabras, sino éstas á aquélla). Esta regla
es de aplicación difícil: debe constar de un n10110 evidente
la intención de la ley contraria á sus palabras. En el caso
ocurrente ¿cómo no temer el abuso en esto, cuando vemas
á los autores explicar que la mente de la ley ó del