18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

una vez vino mi madre de ordeñar una vaca, solo t<strong>en</strong>íamos una<br />

vaca, de una cuadra, y llegó una mañana y dijo <strong>el</strong>la, “¡ay, Isab<strong>el</strong>ina,<br />

te voy a pedir un favor!”, y yo que era tan pequeña, ya habían<br />

matao a mi padre, t<strong>en</strong>dría 11 años, ¡que mi madre mi pidiera un<br />

favor, todavía se me pone la carne de gallina al p<strong>en</strong>sarlo! Porque<br />

mi madre con mandárm<strong>el</strong>o t<strong>en</strong>ía bastante, pero tardé muchos<br />

años <strong>en</strong> darme cu<strong>en</strong>ta por qué mi madre me pidió aqu<strong>el</strong> favor,<br />

porque, claro, si me descubrían me mataban. Dice <strong>el</strong>la, “mira, <strong>en</strong><br />

la T<strong>en</strong>ada, hay allí tres hombres que son huidos, y me dijeron,<br />

¡ay, Inoc<strong>en</strong>cia, por favor, si nos trajera una sopa, un cocido, algo,<br />

llevamos tantos días sin comer nada cali<strong>en</strong>te!” Y mi madre vino a<br />

casa y les coció patatas con chorizo; y <strong>el</strong>la trajo la leche <strong>en</strong> una<br />

lechera de porc<strong>el</strong>ana, que por fuera era de color lila y por ad<strong>en</strong>tro<br />

blanca, y echó <strong>el</strong> cocido allá, y dice, “mira, ti<strong>en</strong>es que llevárs<strong>el</strong>o<br />

tú, yo no puédolo llevar, porque si estas vecinas que t<strong>en</strong>go<br />

aquí me v<strong>en</strong> otra vez volver para allá, pues <strong>en</strong>seguida sospechan<br />

que voy a por algo, pero si tú pasas ahora con la lechera como<br />

que vas a buscar agua a la fu<strong>en</strong>te, pues de ti no sospecharán, así<br />

que tú cuando pases por <strong>d<strong>el</strong></strong>ante de casa de la Ramona y las hijas<br />

haz así, como que no te pesa, pero después vete a tu aire”.<br />

Entonces yo hice eso nada más porque me lo mandó mi madre, y<br />

al pasar por casa Ramona ¡esa lechera pesaba! Y t<strong>en</strong>ía que llevarla<br />

lejos de la piernas, porque cal<strong>en</strong>taba, porque les llevaba la<br />

comida cali<strong>en</strong>te, y cuando llegué allá <strong>el</strong>los ya me vieron llegar;<br />

yo solo conocía a uno, a los otros dos no, y bajó él desde arriba a<br />

donde <strong>el</strong> pesebre de las vacas, a cogerme la lechera porque yo<br />

no la podía subir; mi<strong>en</strong>tras comía me dejaron unos prismáticos<br />

que con aqu<strong>el</strong>lo yo estaba vi<strong>en</strong>do ¡lejos, lejos, <strong>el</strong> pueblo lejos! Y<br />

veía a una señora, doña Fi<strong>d<strong>el</strong></strong>ia, que t<strong>en</strong>ía comercio, y doña Fi<strong>d<strong>el</strong></strong>ia<br />

estaba barri<strong>en</strong>do y t<strong>en</strong>ía las zapatillas rotas, ¡y yo me echaba<br />

unas risas, me lo estaba pasando muy bi<strong>en</strong>! Y, bu<strong>en</strong>o, <strong>el</strong>los<br />

terminaron de comer, yo cogí la lechera y dijo uno de <strong>el</strong>los, <strong>el</strong><br />

que yo conocía, “oye, n<strong>en</strong>a, ¿tu madre te dijo algo?” “Sí, mi madre<br />

me dijo que esto no lo podía decir a nadie, a nadie, a nadie,<br />

ni a Lucita, que era mi mejor amiga”, “bu<strong>en</strong>o, pues ya te dijo bastante”.<br />

Porque es que aqu<strong>el</strong>los hombres estaban descalzos, t<strong>en</strong>di<strong>en</strong>do<br />

la ropa, porque se mojaron muchísimo y aqu<strong>el</strong> día, por la<br />

mañana, t<strong>en</strong>ían que estar hasta la noche para poder marchar, y<br />

t<strong>en</strong>ían que confiar <strong>en</strong> una chiquilla como yo, porque si yo lo<br />

digo, qué, los pillan, y toda la vida me acostumbré a callar, a callar,<br />

a callar, y todavía es <strong>el</strong> día de hoy que sigo callando cosas,<br />

pero, bu<strong>en</strong>o, hoy ya os lo dije.<br />

Mi madre, para suministrar a sus hijos, ¿sabéis cómo se arreglaba?<br />

Aqu<strong>el</strong> chocolate, latas de sardinas y todo, pues lo ponía una<br />

t<strong>el</strong>a de algodón de<strong>bajo</strong>, <strong>en</strong> un cesto, ponía allí la comida y <strong>en</strong>cima<br />

ponía, tapando, c<strong>en</strong>iza de la cocina, como que lo llevaba<br />

para la huerta, que lo abonaba, que sembrabas después, <strong>en</strong>tonces<br />

<strong>el</strong>la daba vu<strong>el</strong>ta a todo eso, sacaba <strong>el</strong> cesto para arriba, tapa-<br />

354

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!