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Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

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nizativos <strong>en</strong> torno a estos batallones. Además, t<strong>en</strong>emos que<br />

t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que <strong>en</strong> la gran mayoría de los casos las visitas<br />

fueron inexist<strong>en</strong>tes y que, por otro lado, existía la cre<strong>en</strong>cia de<br />

que no se trataría de un castigo que duraría muchos años, ya<br />

que estaba ligado primero a la propia guerra, y luego a las políticas<br />

de reclutami<strong>en</strong>to <strong>en</strong> edad militar. Así pues, no hemos<br />

<strong>en</strong>contrado <strong>en</strong> las escasas visitas que tuvieron los prisioneros<br />

un compon<strong>en</strong>te político sino sobre todo de apoyo familiar. De<br />

todos modos, como todas las informaciones que part<strong>en</strong> de<br />

una investigación c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> una realidad local, p<strong>en</strong>samos<br />

que esta idea podrá ser matizada <strong>en</strong> función <strong>d<strong>el</strong></strong> avance de<br />

nuevas investigaciones sobre otros batallones.<br />

Isab<strong>el</strong> Martínez Valles es esposa de José García Faya, uno<br />

de los prisioneros que trabajaban <strong>en</strong> esta carretera. No se conocían<br />

<strong>en</strong>tonces pero, sin embargo, Isab<strong>el</strong> también había sufrido<br />

ya para cuando José llegó al Roncal con <strong>el</strong> BB.TT. 106, los<br />

horrores de la dura represión que <strong>el</strong> nuevo régim<strong>en</strong> impuso<br />

<strong>en</strong> los valles mineros de Asturias. Eso le llevó a participar desde<br />

niña <strong>en</strong> <strong>el</strong> apoyo a la oposición antifranquista y precisam<strong>en</strong>te<br />

esa labor de apoyo a sus hermanos que inició <strong>en</strong> 1938<br />

le llevó posteriorm<strong>en</strong>te a conocer al que sería su esposo, José,<br />

colaborando de manera clandestina <strong>en</strong> la actividad socialista<br />

de esos valles. Su historia no está directam<strong>en</strong>te r<strong>el</strong>acionada<br />

con la carretera de Roncal a Igal, pero merece un lugar <strong>en</strong> este<br />

libro, tanto por <strong>el</strong> interés e ilusión que desde un principio<br />

puso <strong>en</strong> que <strong>en</strong>trevistáramos a su marido José como, sobre<br />

todo, por <strong>el</strong> valor de su lucha y su tra<strong>bajo</strong>, que ilustra perfectam<strong>en</strong>te<br />

<strong>el</strong> compromiso político y afectivo de muchas mujeres<br />

con familiares <strong>en</strong>carc<strong>el</strong>ados o huidos a la guerrilla. En 1938<br />

Isab<strong>el</strong> era una niña de 9 años, y <strong>en</strong>tonces recibió <strong>en</strong> su casa la<br />

vista de las fuerzas franquistas, que <strong>el</strong> año anterior habían<br />

ocupado Asturias:<br />

Antes de matar a mi padre, como era de izquierdas y mis hermanos<br />

también eran de izquierdas, nunca hicieron nada pero ¡<strong>en</strong>tonces<br />

ser de izquierdas era un crim<strong>en</strong> muy grande!, y una vez<br />

vino la fuerza a casa, los soldados, la fuerza y todo eso, y solo estaba<br />

un hermano acostado y le dijeron que cantara <strong>el</strong> Cara al sol y<br />

tuvo que cantar <strong>el</strong> Cara al sol y le pegaron <strong>d<strong>el</strong></strong>ante de mí y todo, sí,<br />

sí, y <strong>d<strong>el</strong></strong>ante de mi madre le pegaron, pero, bu<strong>en</strong>o, marcharon y<br />

no hicieron más; y yo t<strong>en</strong>ía un hermano <strong>en</strong> casa que estaba de<br />

permiso <strong>en</strong> la mili, estaba <strong>en</strong> la mili <strong>en</strong> Logroño, y t<strong>en</strong>ía permiso<br />

de la mili y vino unos días a casa; bu<strong>en</strong>o,¡ pues vinieron los falangistas<br />

a matarlos a casa! Y ese día estábamos todos <strong>en</strong> casa;<br />

los falangistas dijeron que abriéramos la puerta y mis hermanos<br />

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