18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

funto padre. Cuando se lo com<strong>en</strong>tamos, Marce nos responde:<br />

«¡Mira si he repartido fotos! A Santa María le decís que esa foto<br />

que ti<strong>en</strong>e, que ya ha aparecido la fotógrafa, y que es una señora<br />

que era muy amiga de su padre». Poco después se pusieron<br />

<strong>en</strong> contacto y han colaborado <strong>en</strong> la realización <strong>d<strong>el</strong></strong> apéndice fotográfico<br />

<strong>d<strong>el</strong></strong> libro.<br />

El viaje de vu<strong>el</strong>ta tampoco fue fácil para Marce: «<strong>el</strong> lunes<br />

t<strong>en</strong>ía que ir para Bilbao, y tuve que bajar a Burgui a coger <strong>el</strong> coche<br />

para Pamplona, la Roncalesa, pero como <strong>el</strong> viaje es ya bastante<br />

largo, cuando llegué a Pamplona no me podía levantar<br />

<strong>d<strong>el</strong></strong> asi<strong>en</strong>to, ¡se me h<strong>el</strong>aron las piernas! Me tuvieron que ayudar<br />

a bajar, me metieron <strong>en</strong> un establecimi<strong>en</strong>to, me dieron<br />

unas friegas, unas copas de coñac para ver cómo reaccionaba.<br />

Éste es mi viaje, f<strong>el</strong>iz o no, pero éste es <strong>el</strong> que hice yo al Roncal».<br />

No fue fácil, pero había abierto un camino, y gracias a lo<br />

que <strong>el</strong>la contó <strong>en</strong> su familia José recibió una nueva visita: «después<br />

se casó su hermana y vino de viaje de novios al Roncal<br />

para ver a su hermano, ¡que fue llorando lágrimas al ver las<br />

condiciones!; se llamaba Ramonita Múgica Moja y él Gregorio<br />

Mojillo».<br />

Otra de las mujeres que tuvo un especial valor para ir a visitar<br />

a su marido fue Basilia Migu<strong>el</strong>, esposa de Pedro Andrés,<br />

que viajó sola con su hija de pocos meses de edad desde Castrogeriz<br />

hasta Vidángoz. Basilia recuerda que viajaba con <strong>el</strong><br />

miedo <strong>en</strong> <strong>el</strong> cuerpo, indef<strong>en</strong>sa: «Y no sé dónde y cómo. Estaba<br />

con la niña y me quedé dormida. Al despertar, uno aquí y<br />

otro aquí, dos guardias civiles se echaron a carcajada <strong>en</strong> <strong>el</strong> autobús<br />

(no sé si era tr<strong>en</strong> o autobús, no me acuerdo). Y yo al verlos<br />

me puse nerviosa y se echaron a reír otra vez. “Nos hemos<br />

puesto aquí porque no había sitio”, no sé por qué me dijeron,<br />

y muy amables. ¡Pero <strong>el</strong> susto que me llevé! p<strong>en</strong>sé ¡ahora me<br />

llevan a mí presa! Se echaron a reír y me pidieron perdón y<br />

todo». Viajaba con poco dinero, recibi<strong>en</strong>do la ayuda de g<strong>en</strong>te<br />

humilde: «La g<strong>en</strong>te se portó divinam<strong>en</strong>te. No sé si por la niña<br />

o qué, pillé con bu<strong>en</strong>a g<strong>en</strong>te. En R<strong>en</strong>teria, 322 la vecina de al lao<br />

me hizo unas preguntas, así como dici<strong>en</strong>do cómo estaba yo<br />

allí <strong>en</strong> aqu<strong>el</strong>la casa. Me dejaron a mí sola <strong>en</strong> la cocina, <strong>en</strong> la silla<br />

y de vez <strong>en</strong> cuando v<strong>en</strong>ían a ver qué tal estaba la n<strong>en</strong>a o si<br />

me dormía yo. ¡Divinas! y no he sabido más de <strong>el</strong>las».<br />

322. En esta ocasión hace refer<strong>en</strong>cia a otro viaje que hizo a Peñas de Aia, cuando Pedro<br />

estaba ya allí con <strong>el</strong> batallón.<br />

350

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!