18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

es clave para explicar las difer<strong>en</strong>cias <strong>en</strong>tre los prisioneros vizcaínos<br />

y los andaluces. Mi<strong>en</strong>tras <strong>en</strong> <strong>el</strong> BDST 6 no se recibieron<br />

visitas, varios prisioneros <strong>d<strong>el</strong></strong> BDST 38 recibieron las visitas de<br />

sus familiares <strong>en</strong> Vidángoz y Roncal, a pesar que tampoco era<br />

un viaje nada fácil. Posteriorm<strong>en</strong>te, cuando estos batallones<br />

fueron trasladados a Algeciras y a Gipuzkoa, respectivam<strong>en</strong>te,<br />

los prisioneros tuvieron más posibilidades de contar con la<br />

pres<strong>en</strong>cia de sus familiares.<br />

Las visitas constituían una fiesta para qui<strong>en</strong>es las recibían.<br />

Félix Padín, por ejemplo, cuya esposa se desplazó hasta Vidángoz,<br />

nos explica que aquéllos fueron muy bu<strong>en</strong>os días, y<br />

Jesús Pascual, prisionero <strong>en</strong> otro batallón, define <strong>el</strong> día de visita<br />

de su esposa como «<strong>el</strong> más f<strong>el</strong>iz de toda la campaña». 317<br />

También otros prisioneros como Rufino Orozco recuerdan con<br />

alegría aqu<strong>el</strong>los días y nos explica que la visita era también<br />

una excursión para su hermana y otras chicas jóv<strong>en</strong>es: «Para todos<br />

era una alegría. La misma excursión <strong>en</strong> sí es una alegría<br />

porque <strong>el</strong>las también eran g<strong>en</strong>te jov<strong>en</strong>...». Encarnación Urib<strong>el</strong>arrea,<br />

viuda de Luis M<strong>en</strong>dilibar, recuerda también que hacía<br />

muy cont<strong>en</strong>ta los viajes de visita, unos viajes que se hicieron<br />

más frecu<strong>en</strong>tes cuando <strong>el</strong> BDST 38 fue trasladado a Gipuzkoa.<br />

Ahora bi<strong>en</strong>, la visita también podía suponer sacar al prisionero<br />

de su situación, recordarle <strong>el</strong> mundo exterior, de manera que a<br />

la partida se le vu<strong>el</strong>ve a caer <strong>el</strong> mundo, como le pasó a Pedro<br />

Andrés tras la visita de Basilia y su hija: «Porque, te vas amueblando<br />

y luego te vi<strong>en</strong>e la familia y recuerdos, vete con <strong>el</strong> burro<br />

hasta Burgui y luego vu<strong>el</strong>ve solo ¿qué? ¿ no pesa? Pues te<br />

puedes hacer una idea, eso es como cuando le matan a uno».<br />

Además, <strong>en</strong> esas visitas los prisioneros solían recibir no<br />

sólo <strong>el</strong> cariño de los suyos, sino también raciones extras de<br />

comida, tal y como recuerda Sebastián Erdoiza, que nos explica<br />

así la única visita que recibió <strong>en</strong> Roncal: «Bat<strong>en</strong> jun zir<strong>en</strong>,<br />

urrun egoan, Durangotik!, bat<strong>en</strong> jun zir<strong>en</strong>, arrebie jun z<strong>en</strong>, domeka<br />

bat<strong>en</strong>, ta herrian egon gin<strong>en</strong>, Roncal<strong>en</strong>, ta poza!, koño!<br />

Permisue eskatuta hot<strong>el</strong>i<strong>en</strong> jan g<strong>en</strong>un, dios! (...) jateko ere<br />

ekart<strong>en</strong> eb<strong>en</strong>, banketie! Ogitartekoa, holako ogia, beteta,<br />

<strong>en</strong>e! Banketie!».* Precisam<strong>en</strong>te <strong>el</strong> día <strong>d<strong>el</strong></strong> hom<strong>en</strong>aje de junio<br />

317. Recogido <strong>en</strong> su Diario de campaña, inédito.<br />

*. «Una vez fueron, ¡con lo lejos que estaba de Durango!, fue mi hermana, un domingo, y<br />

estuvimos <strong>en</strong> <strong>el</strong> pueblo, <strong>en</strong> Roncal, ¡qué alegría! Pedimos permiso y comimos <strong>en</strong> <strong>el</strong> hot<strong>el</strong>, Dios!<br />

(…) También trajeron algo para comer, ¡qué banquete!¡un bocadillo con un pan así de grande,<br />

todo r<strong>el</strong>l<strong>en</strong>o! ¡m<strong>en</strong>udo banquete!».<br />

346

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!