18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

los allá, y me decían: “¡oye, chata, qué a gusto te besaría <strong>en</strong> la<br />

nariz! ¡Pero los mocos para éstos!” ¡No se me olvidará! Yo<br />

avergonzada, ¡no t<strong>en</strong>ía más que 16 años!... Era de los escoltas..<br />

De los que picaban no... Los <strong>d<strong>el</strong></strong> pico y la pala, picando,<br />

ésos no decían chistes, no t<strong>en</strong>ían ganas de chistes, y m<strong>en</strong>os<br />

los <strong>d<strong>el</strong></strong> saco de ar<strong>en</strong>a ¡pobrecicos!».<br />

Otro posible lugar de <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro era <strong>el</strong> baile, pero esta<br />

irrupción de nuevos chicos, militares, <strong>en</strong> los bailes creó también<br />

t<strong>en</strong>siones con los jóv<strong>en</strong>es <strong>d<strong>el</strong></strong> pueblo, ya que, como recuerda<br />

Atanasia, «¡a los <strong>d<strong>el</strong></strong> pueblo les caía mal! ¡no había<br />

pocos follones!». Andresa Anin ti<strong>en</strong>e también un recuerdo claro:<br />

«Mi marido tocaba la acordeón, y las chicas iban más al baile<br />

de los militares que a los otros, y una vez se armó un gran<br />

jaleo ¡se pegaron y todo!». Estas t<strong>en</strong>siones también son recordadas<br />

y r<strong>el</strong>atadas por <strong>el</strong> cabo de escolta Francisco Ba<strong>en</strong>a: «En<br />

Ezcároz tuve una novia, ¡más mona!, me lié con <strong>el</strong>la pero por<br />

poquito me matan, ¡allí había g<strong>en</strong>te desdichada! Íbamos dos<br />

sarg<strong>en</strong>tos y yo int<strong>en</strong>té bailar con <strong>el</strong>la, ¡y nos rodearon todos,<br />

allí mirando! Más vale que la Guardia Civil se dio cu<strong>en</strong>ta y vinieron,<br />

y al rato nos fuimos, ¡y más vale!, porque <strong>en</strong> todas las<br />

alcantarillas había un tío esperándonos (...). Eran jóv<strong>en</strong>es los<br />

que se metían con nosotros, nos fueron acorralando, acorralando,<br />

¡y hubo que darles una pila de mosquetones a aqu<strong>el</strong>los<br />

tíos para que nos abrieran paso! Se portaron malam<strong>en</strong>te con<br />

nosotros, muy mal, muy mal». Otros soldados de escolta, como<br />

<strong>el</strong> sevillano Manu<strong>el</strong> Avilés también se acuerda de participar <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> baile, aunque señala que <strong>el</strong>los sólo bailaban las agarradas,<br />

retirándose <strong>en</strong> cuanto empezaban las jotas. De todos modos,<br />

esta participación de los soldados <strong>en</strong> los bailes también variaría<br />

según su puesto <strong>en</strong> <strong>el</strong> ejército y su posición social. Germán<br />

Diéguez, por ejemplo, remarca que para él no hubo ni tabernas<br />

ni baile, porque no t<strong>en</strong>ía mucho dinero: «Para <strong>en</strong>trar a una<br />

taberna no había plata, ¡así que había que andar paseando por<br />

la carretera!».<br />

Ahora bi<strong>en</strong>, bailar <strong>en</strong> la plaza no estaba siempre permitido,<br />

y m<strong>en</strong>os con chicos, <strong>en</strong>contrándonos con más de una chica,<br />

como Andresa Anin, que fue multada por <strong>el</strong>lo: «precisam<strong>en</strong>te<br />

d<strong>en</strong>unciaban a la que bailaba, y a mí me d<strong>en</strong>unciaron, y pagué<br />

7 pesetas por bailar... pero ese día yo no hice más que llegar a<br />

la esquina de la plaza, nos pusimos a bailar y nos fuimos hasta<br />

la otra esquina, no bailamos con ningún chico, ¡pero!... nos hicieron<br />

pagar la multa. Nos llamaron a la Casa de la Villa, 7 o 9<br />

pesetas». La prohibición de bailar fue común a varios pueblos,<br />

322

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!