18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

– Jesús: ofizialak etxeetan egot<strong>en</strong> zir<strong>en</strong> eta egun hartan bazkaldu<br />

zut<strong>en</strong> etxeetan eta mozkortu eta gero adios!<br />

– F<strong>el</strong>ipe: gero jaleoa!*<br />

4.3.4. «Y bailábamos con los soldados»<br />

Si la pres<strong>en</strong>cia de prisioneros dio pie <strong>en</strong> alguna ocasión a<br />

r<strong>el</strong>aciones <strong>en</strong>tre <strong>el</strong>los y las jóv<strong>en</strong>es de estos pueblos, muchas<br />

más posibilidades hubo <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso de los soldados de escolta y<br />

oficiales. De rep<strong>en</strong>te, aparecieron muchos chicos que evid<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te<br />

tuvieron un interés claro <strong>en</strong> r<strong>el</strong>acionarse con chicas de<br />

los pueblos y que también provocaron <strong>en</strong> éstas una lógica curiosidad,<br />

más allá de cualquier cuestión ideológica. Aunque<br />

son varios los testimonios recogidos <strong>en</strong> este s<strong>en</strong>tido, seguram<strong>en</strong>te<br />

las palabras de Milagros Jaúregui son las más claras, las<br />

que mejor reflejan esos s<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>tos de novedad y curiosidad<br />

provocados por la pres<strong>en</strong>cia de tantos hombres jóv<strong>en</strong>es: «t<strong>en</strong>ían<br />

una cantina, una casa pequeñica, y ponían música y bailábamos<br />

con los soldaos, ¡nos invitaban! El día de los ing<strong>en</strong>ieros,<br />

creo que <strong>el</strong> 30 de mayo, aqu<strong>el</strong> día nos invitaron, nos dieron<br />

moscat<strong>el</strong>, ¡puf, cómo terminamos! ¡unas alegrías que pa qué!<br />

(...) ¡nosotras éramos crías y no nos preocupábamos más que<br />

de pasarlo bi<strong>en</strong>! ¿qué ibas a hacer a los 13 años?».<br />

Andresa Asin, por su parte, recuerda también que las chicas<br />

de estos pueblos recibían piropos por parte de algunos<br />

militares: «Y cuando yo pasaba montada <strong>en</strong> un mulo, que <strong>en</strong>tonces<br />

no nos quedaba más remedio que hacer todo con mu-<br />

*. Jesús: al cabo de un año, <strong>en</strong> 1940, <strong>en</strong> septiembre, <strong>el</strong> 14 eran las fiestas, y aquí había baile.<br />

F<strong>el</strong>ipe: ¡se ll<strong>en</strong>ó todo de soldados! Entonces cogimos <strong>el</strong> acordeón y sin decir nada nos<br />

fuimos a la casa de éste, <strong>en</strong>tonces había otra familia, y nos metimos allí y cerramos la puerta con<br />

cerrojo, para que no <strong>en</strong>traran los soldados.<br />

Jesús: fueron a abrir la puerta <strong>el</strong> jefe de guardia y <strong>el</strong> t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te, <strong>el</strong> que estaba de jefe <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

batallón, esos y otros, pero armados y empezaron a tiros contra las puertas; allí estaban después<br />

los agujeros. No me acuerdo quién les abrió la puerta.<br />

F<strong>el</strong>ipe: Un t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te y un alférez oyeron los tiros y fueron a quitarles a todos las pistolas,<br />

aqu<strong>el</strong>los no estaban borrachos y les quitaron las pistolas, y se llevaron 11 o así.<br />

Jesús: los que estaban pegando tiros estaban de responsables ese día, <strong>el</strong> oficial de guardia<br />

y <strong>el</strong> t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te. Echaron a todos y todos fuimos por detrás, chicas y chicos, y nuestro tío Jose<br />

Ang<strong>el</strong> consiguió calmarlos”<br />

F<strong>el</strong>ipe: Por ahí a<strong>bajo</strong> vino un alférez, que era de Est<strong>el</strong>la y “¡al primer paisano que se le<br />

vea, fuego!”. Así se las gastaban <strong>en</strong>tonces. Unos escapando por arriba, hacia la carretera… ¡no<br />

era broma, no!<br />

Jesús: <strong>en</strong>tonces los oficiales estaban <strong>en</strong> las casas, y ese día habían comido, se habían emborrachado,<br />

¡y adios!<br />

F<strong>el</strong>ipe: ¡luego, <strong>el</strong> jaleo!<br />

321

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!