18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

abu<strong>el</strong>o... y se les caían los balones a<strong>bajo</strong> y les decía: “¡Recrismas,<br />

que no <strong>en</strong>tr<strong>en</strong> aquí los balones porque no sé qué no sé<br />

cuántas!” ¡Aqu<strong>el</strong>los jefes no hacían ni caso! Un día cayó un balón<br />

<strong>en</strong> <strong>el</strong> campo sembrado y un anciano tomó un hacha y<br />

¡pamba! ¡cortó <strong>el</strong> balón! Había un t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te que lo llamaban <strong>el</strong><br />

t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>te Ortiz, que decía “¡Me voy a ir a casa, voy a coger la<br />

pistola y le voy a pegar un tiro!” ¡Am<strong>en</strong>azó al abu<strong>el</strong>o de Lasarte!<br />

Pero <strong>el</strong> otro le decía: “¡Recrismas t<strong>en</strong>dréis, v<strong>en</strong>ir aquí!”».<br />

Flor<strong>en</strong>cio Moso, vecino de Igal, todavía recuerda <strong>el</strong> <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tami<strong>en</strong>to<br />

de uno de los ancianos <strong>d<strong>el</strong></strong> pueblo con las autoridades<br />

militares. Es una anécdota que nos transmit<strong>en</strong> también otros<br />

vecinos, como Milagros Jaúregui: «¡Había miedo, los hombres<br />

no se atrevían!». Alguno de los prisioneros <strong>d<strong>el</strong></strong> BDST 6, como<br />

Domingo Martínez, tampoco ha olvidado aqu<strong>el</strong> mom<strong>en</strong>to:<br />

«Nos pararon allí <strong>en</strong> una anchura, y estuvieron hablando y jugando<br />

al balón... había un bancal de habas a<strong>bajo</strong>, y jugando<br />

como estaban, se cayó <strong>el</strong> balón a las habas. Bajaron a por él; al<br />

poco de caer, cayó otra vez y estaba <strong>el</strong> dueño allí, dijó: “Pues<br />

ahora cogerán <strong>el</strong> balón, dice, pero que no caiga más que ya no<br />

lo cogerán”».<br />

Es un suceso puntual que ha quedado grabado <strong>en</strong> la memoria<br />

de muchos de los que lo pres<strong>en</strong>ciaron. Y no era para<br />

m<strong>en</strong>os. Llegan unos extraños y empiezan a jugar sin respetar<br />

las huertas vecinas ni la autoridad moral de uno de los ancianos<br />

<strong>d<strong>el</strong></strong> pueblo. El des<strong>en</strong>lace final, <strong>en</strong> realidad, es lo de m<strong>en</strong>os,<br />

y de hecho <strong>en</strong>contramos versiones contrapuestas de la<br />

misma anécdota. No sabemos si <strong>el</strong> abu<strong>el</strong>o llegó a romper <strong>el</strong><br />

balón, pero lo que está claro es que con la llegada de los militares,<br />

unas nuevas r<strong>el</strong>aciones de poder se establecieron <strong>en</strong><br />

estos pueblos.<br />

Marc<strong>el</strong>ino Pasqu<strong>el</strong>, por su parte, también quedó impactado<br />

por una situación similar <strong>en</strong> Vidángoz: «De misa, que se<br />

bajaba a la plaza, y allí tocaban <strong>el</strong> himno nacional, que fue<br />

cuando os dije que al padre de mi mujer, estando <strong>en</strong> un cuartico,<br />

que lo t<strong>en</strong>ía <strong>el</strong> hombre, que era albañil, para hacer sus<br />

cu<strong>en</strong>tas y cosas. Y <strong>el</strong> domingo, toda la semana trabajando, claro,<br />

<strong>el</strong> domingo haría sus cu<strong>en</strong>tas, y metió un poco de ruido,<br />

<strong>en</strong>tró un sarg<strong>en</strong>to y lo sacó de malas maneras, sí, y era mi padrino.<br />

¡Jo! Y a mí aqu<strong>el</strong>lo me causó una impresión terrible, <strong>el</strong><br />

sacarlo así, ¡<strong>el</strong> hombre todo apurao! Y, claro, no le hicieron<br />

nada porque <strong>el</strong> secretario era cuñado y <strong>el</strong> alcalde era <strong>el</strong> padre<br />

de los dos jóv<strong>en</strong>es que hay aquí... Por eso no le hicieron nada,<br />

no sé qué le podrían haber hecho».<br />

311

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!