18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

¿Y otro tipo de contactos? ¿Pudieron los prisioneros conocer<br />

y <strong>en</strong>tablar r<strong>el</strong>aciones con las chicas de estos pueblos? Entre<br />

muros y garitas no hay lugar para <strong>el</strong> amor, cantaban los Huajolotes<br />

refiriéndose a las cárc<strong>el</strong>es, y la verdad es que la estancia <strong>en</strong><br />

batallones de tra<strong>bajo</strong>s forzados tampoco era <strong>el</strong> lugar más apropiado<br />

para iniciar estos caminos. Mala vestim<strong>en</strong>ta, estigmatización<br />

social, falta de libertad... eran factores que dificultaban<br />

mucho los acercami<strong>en</strong>tos. Como responde Manu<strong>el</strong> Soriano al<br />

preguntarle si podían hablar con las chicas de Igal: «ni con las<br />

chicas ni con las grandes».<br />

Sin embargo, los prisioneros se cruzaban más de una vez<br />

con mujeres de estos pueblos, aunque sólo fuera al ir y v<strong>en</strong>ir<br />

<strong>d<strong>el</strong></strong> tra<strong>bajo</strong> o al ver pasar a éstas por <strong>el</strong> monte. Y <strong>el</strong>las también<br />

recuerdan, muchos años después, algunos de esos <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros.<br />

Verse <strong>en</strong> la calle no era difícil y <strong>el</strong>lo ya daba pie a miradas<br />

y piropos que más de una vez pusieron <strong>en</strong> un aprieto a chicas<br />

como María Jaúregui: «Éramos chavalas con 17 años, ibámos<br />

por ahí y... piropos, ¡y esos andaluces como son tan...! ¡bu<strong>en</strong>o...!<br />

Eran así, ¡esos andaluces, a veces soltaban cada palabrota!<br />

Ibas y ¡te daba un apuro pasar! ¡Cada piropo! Te <strong>en</strong>traban:<br />

“¡más vale tu cuerpo andando que Manolito toreando!” ¡cosas<br />

parecidas! Entonces con 17 años ¡nos avergonzábamos! ¡la<br />

verdad! Si íbamos dos o tres no, ¡pero como fuéramos solas...!<br />

¡te daba un apuro!».<br />

Hubo ocasiones, además, <strong>en</strong> las que se pudieron <strong>en</strong>tablar<br />

conversaciones, de manera que poco a poco, <strong>en</strong> algunos casos,<br />

pudieron iniciarse amistades que podrían convertirse <strong>en</strong><br />

noviazgos, como <strong>en</strong> <strong>el</strong> caso de las tres parejas que se formaron<br />

<strong>en</strong>tre prisioneros de los batallones y mujeres de alguno<br />

de estos pueblos. Para <strong>el</strong>lo, no cabe duda de que qui<strong>en</strong>es estuvieron<br />

<strong>en</strong> una situación mejor fueron los prisioneros que<br />

trabajaban <strong>en</strong> aspectos administrativos o burocráticos. Con<br />

esa libertad de movimi<strong>en</strong>tos por <strong>el</strong> pueblo que le daba su<br />

destino <strong>en</strong> labores de int<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia, conoció Antonio Martínez<br />

a Nati Ezquer, con qui<strong>en</strong> <strong>en</strong>tablaría una amistad que daría<br />

paso a un noviazgo una vez que <strong>el</strong> batallón abandonó Vidángoz.<br />

Jesús Bilbao, otro de los prisioneros vizcaínos <strong>d<strong>el</strong></strong> BDST<br />

38, conoció <strong>en</strong> alguno de sus viajes a Pamplona a Josefina Ferrer,<br />

vecina de Pamplona que solía pasar largas temporadas<br />

<strong>en</strong> Burgui, pueblo muy cercano a Vidángoz, e iniciaron <strong>en</strong>seguida<br />

su noviazgo.<br />

288

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!