18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ién se expresa <strong>en</strong> <strong>el</strong> mismo s<strong>en</strong>tido: «(...) que si picando piedra,<br />

que si p<strong>el</strong>ao, que si cuatro palos, veinte palos que daban.<br />

En fin, muchas cosas malas. Y t<strong>en</strong>íamos que aguantar, si hablabas<br />

peor, no podías decir nada. Y si te pegaban, pues agachar<br />

la cabeza e irte, y ya está. Y no había otra». También Ros<strong>en</strong>do<br />

Iturm<strong>en</strong>di ti<strong>en</strong>e recuerdos parecidos: «Beti kokilduta, beti burua<br />

makurtuta»,* al igual que Vic<strong>en</strong>te C<strong>el</strong>is, <strong>d<strong>el</strong></strong> BB.TT. 127:<br />

«t<strong>en</strong>íamos miedo, ¡sí, claro! ¡Estábamos acobardaos, estábamos<br />

acobardaos! No t<strong>en</strong>íamos ninguna solución, ni nadie nos daba<br />

norte de lo que éramos ni de dónde estábamos, de la era a<br />

comer y a trabajar, y <strong>d<strong>el</strong></strong> tra<strong>bajo</strong> a la cama y otra vez al tra<strong>bajo</strong><br />

(...). Aguantar, ¡qué íbamos a hacer!, con esa forma de tratarte<br />

no podías moverte, ¿qué vas a hacer?, ¡si no t<strong>en</strong>íamos ni voz<br />

ni voto! Eras un cero a la izquierda allí».<br />

Unida a esta am<strong>en</strong>aza de nuevos castigos está la propia indefinición<br />

jurídica de los propios desafectos. Sabían que, de<br />

mom<strong>en</strong>to, se habían librado de un juicio y <strong>d<strong>el</strong></strong> ingreso <strong>en</strong> prisión,<br />

pero la contrapartida no era mucho mejor, y añadía la incertidumbre<br />

sobre la duración <strong>d<strong>el</strong></strong> castigo. Además, esta<br />

indefinición hacía que <strong>el</strong> estado de ánimo se debatiera <strong>en</strong>tre<br />

la esperanza de que aqu<strong>el</strong>lo terminara cuanto antes, dado que<br />

no estaban acusados de ningún <strong>d<strong>el</strong></strong>ito, y la desesperación al<br />

constatar que pasaban los años y nada cambiaba. No es de extrañar,<br />

por lo tanto, que <strong>el</strong> desánimo fuera g<strong>en</strong>eralizado, sobre<br />

todo t<strong>en</strong>i<strong>en</strong>do <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta que la guerra estaba recién terminada,<br />

y que poco después, con la guerra mundial, las tropas nazis<br />

alcanzaron con gran facilidad la misma frontera pir<strong>en</strong>aica.<br />

En cuanto a la indefinición <strong>d<strong>el</strong></strong> castigo, varios de los integrantes<br />

de los BDST remarcan la incertidumbre <strong>en</strong> la que se<br />

movían. Así, Francisco Alonso Uriarte nos com<strong>en</strong>ta que: «era<br />

doloroso, porque no sabías <strong>el</strong> tiempo que ibas a estar; porque<br />

un soldado sabe que va a estar un año, o dos, pero nosotros<br />

no sabíamos cuánto iba a durar aqu<strong>el</strong>lo, nos sacaron para<br />

un mes o dos, ¡pero aqu<strong>el</strong>lo se eternizaba!». Félix Padín, por<br />

su parte, explica así los efectos de esta situación: «No te daba<br />

tiempo a discutir de nada, no hacías sino imaginar lo que estabas<br />

pasando. De lo último que estuve haci<strong>en</strong>do allí fue un<br />

pu<strong>en</strong>tecito de hormigón, casi a la <strong>en</strong>trada <strong>d<strong>el</strong></strong> pueblo, y ahí no<br />

hacía más que p<strong>en</strong>sar: “tres años, y ahora, ¿hasta cuándo?,<br />

*. «Siempre acoquinados, siempre con la cabeza agachada».<br />

201

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!