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Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

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2.2.2. «Y si te pegaban, agacha la cabeza y vete»<br />

A las míseras condiciones materiales que estos prisioneros<br />

t<strong>en</strong>ían que sufrir hay que añadir un estricto régim<strong>en</strong> disciplinario<br />

que deja constantem<strong>en</strong>te a los integrantes de los<br />

batallones a merced de la voluntad de los <strong>en</strong>cargados de vigilarlos.<br />

En caso de que estas personas, tanto los oficiales <strong>d<strong>el</strong></strong><br />

ejército como los soldados de escolta, no estuvieran cont<strong>en</strong>tas<br />

con <strong>el</strong> comportami<strong>en</strong>to o r<strong>en</strong>dimi<strong>en</strong>to de los prisioneros,<br />

t<strong>en</strong>ían a su disposición una amplia gama de castigos que podría<br />

incluir también, <strong>en</strong> última instancia, la muerte. Paradójicam<strong>en</strong>te,<br />

mant<strong>en</strong>er un ritmo cotidiano con <strong>el</strong> castigo inicial, <strong>el</strong><br />

consist<strong>en</strong>te <strong>en</strong> los propios tra<strong>bajo</strong>s forzados, se convertía <strong>en</strong><br />

un pequeño premio, al esquivar todo <strong>el</strong> abanico de nuevos<br />

castigos que am<strong>en</strong>azaban continuam<strong>en</strong>te la vida cotidiana.<br />

Esta am<strong>en</strong>aza era la que condicionaba <strong>el</strong> día a día y la que realm<strong>en</strong>te<br />

ejercía de herrami<strong>en</strong>ta pedagógica, junto con <strong>el</strong> hambre<br />

y la miseria, para los integrantes de los batallones.<br />

Arbitrariedad, indef<strong>en</strong>sión y también terror, ya que antes<br />

de recibir castigos por cualquier acto de insubordinación o<br />

desobedi<strong>en</strong>cia, los prisioneros corrían p<strong>el</strong>igro incluso si se<br />

dedicaban a expresar <strong>en</strong>tre sus compañeros ideas de rechazo<br />

a las autoridades, por lo m<strong>en</strong>os si lo hacían ante compañeros<br />

con los que no hubiera una confianza extrema. Y es que los integrantes<br />

de los batallones t<strong>en</strong>ían noticias de la exist<strong>en</strong>cia de<br />

una red de informantes o chivatos al servicio de las autoridades<br />

militares, una red que, además de transmitir información<br />

a las autoridades t<strong>en</strong>ía como contribuyó a crear un clima de<br />

desconfianza <strong>en</strong>tre los prisioneros, algo que ha sido confirmado<br />

por varios de estos.<br />

El gaditano Vic<strong>en</strong>te C<strong>el</strong>is es uno de los que recuerda la<br />

s<strong>en</strong>sación que esta situación provocaba: «Había miedo, porque<br />

si nos metían un espía o inflitrao nos d<strong>en</strong>unciaba por hablar,<br />

y por eso no t<strong>en</strong>íamos contacto con nadie. Con los <strong>d<strong>el</strong></strong><br />

pueblo sí hablábamos». Rafa<strong>el</strong> Arjona, por su parte, también<br />

remarca esa s<strong>en</strong>sación de inseguridad: «allí t<strong>en</strong>ían escuchas,<br />

por parte de <strong>el</strong>los, pero no sabías quién era, <strong>en</strong>tre nosotros,<br />

t<strong>en</strong>ían escuchas pa ver si hablábamos de algo <strong>en</strong> contra de<br />

Franco o hablábamos cosas deshonestas (...). Dormía contigo<br />

un tío, ¡y no sabías quién era!». Así las cosas, muchos de los<br />

prisioneros, como Joan Cabestany, remarcan la s<strong>en</strong>sación de<br />

desconfianza y la necesidad de hablar sólo con la g<strong>en</strong>te más<br />

conocida: «con <strong>el</strong> que t<strong>en</strong>ías confianza muy bi<strong>en</strong>, pero si había<br />

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