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Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

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la orilla de la carretera, p<strong>en</strong>sando un poco <strong>en</strong> las lluvias y <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

invierno. Otros optaron por <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro y lo más <strong>bajo</strong> <strong>d<strong>el</strong></strong> campam<strong>en</strong>to,<br />

p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> <strong>el</strong> socaire. Así se formó aqu<strong>el</strong> campam<strong>en</strong>to<br />

que parecía más de indios que de soldados (...). El descanso durante<br />

la noche sobre <strong>el</strong> camastro confeccionado con ramas de<br />

hayas que abundaban por los contornos. Una armadura fuerte<br />

con ramas más débiles y flexibles <strong>en</strong> <strong>el</strong> c<strong>en</strong>tro y alambres y cuerdas<br />

<strong>en</strong> su interior para hacer consist<strong>en</strong>te y que daría flexibilidad.<br />

Unos trozos de 20 c<strong>en</strong>tímetros colocados <strong>en</strong> los extremos y <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

c<strong>en</strong>tro para mant<strong>en</strong>er <strong>el</strong> camastro aislado de la humedad y poder<br />

servirnos <strong>d<strong>el</strong></strong> <strong>bajo</strong> espacio ocupado por <strong>el</strong> camastro. No podíamos<br />

quejarnos. No t<strong>en</strong>ía las comodidades de una p<strong>en</strong>sión de<br />

tercera, pero se descansaba, aunque a la mañana saldrías con<br />

los huesos molidos. 140<br />

Por otro lado, <strong>el</strong> BDST 6 también fue alojado de manera<br />

provisional <strong>en</strong> algunos edificios de Igal, así como <strong>en</strong> ti<strong>en</strong>das<br />

de campaña, una solución que se volvió dura con la llegada<br />

<strong>d<strong>el</strong></strong> otoño, como recuerda Antonio Viedma: «Ti<strong>en</strong>da de campaña,<br />

que nos metían allí seis o siete. ...todos los que cabíamos.<br />

Había una t<strong>el</strong>a a la que no te podías pegar, <strong>en</strong>seguida te<br />

se calaba. Y te goteaba, nevaba mucho. Después como llovía<br />

mucho nos pusieron unos barracones de madera ¿no te acuerdas?<br />

Y camas con literas». Rafa<strong>el</strong> Arjona dice que los barracones<br />

se hicieron por una reclamación de jefes y oficiales, ya<br />

que tal y como estaban era inhumano. Dice que hubo incluso<br />

g<strong>en</strong>te arrestada. «Antes de los barracones estuvimos de Igal<br />

para a<strong>bajo</strong> <strong>en</strong> ti<strong>en</strong>das de campaña, donde cabían dos ná<br />

más». También estuvieron provisionalm<strong>en</strong>te <strong>en</strong> un molino <strong>d<strong>el</strong></strong><br />

mismo pueblo.<br />

Los barracones fueron <strong>el</strong> principal lugar de alojami<strong>en</strong>to<br />

<strong>d<strong>el</strong></strong> BDST 6 desde <strong>el</strong> otoño de 1940 a la primavera de 1941,<br />

unos lugares un poco mejores que las ti<strong>en</strong>das de campaña,<br />

pero <strong>en</strong> los que también sufrieron mucho los prisioneros de<br />

este batallón, <strong>en</strong> su mayor parte andaluces. En estos barracones<br />

dormían varias dec<strong>en</strong>as de prisioneros organizados <strong>en</strong> literas,<br />

tal y como nos explica Rafa<strong>el</strong> Arjona: «Los barracones<br />

que hicieron t<strong>en</strong>ían literas a ambos lados, había un piso, y <strong>en</strong>cima<br />

había otro piso, yo dormía con uno que le decían Quero,<br />

que era <strong>el</strong> barbero que pusieron allí pa afeitar. Y había una calleju<strong>el</strong>a<br />

por donde t<strong>en</strong>ía que pasar la tropa, la cabeza contra<br />

las tablas, y los pies pal barracón».<br />

140. Mariano Cantalapiedra. Roncal, (I, 3 y 4) y (I, 9).<br />

147

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