18.04.2013 Views

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

Esclavos del franquismo en el Pirineo - Esclavitud bajo el franquismo

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

¡otro día que sabíamos que no íbamos a comer!». Y no es un<br />

caso aislado, al otro lado de la montaña, <strong>en</strong> <strong>el</strong> BDST 6 afincado<br />

<strong>en</strong> Igal, Luis Cano Martos pasaba por parecidas privaciones:<br />

«Cuando te tirabas dos días sin comer, ¡fíjate tú si se hacía largo!<br />

Dos días estuve yo sin comer, ¡no sé cuántas veces!».<br />

Cuando había rancho, a pesar de la mejoría, tampoco éste<br />

era como para quedarse satisfechos. Por lo g<strong>en</strong>eral, tanto <strong>en</strong><br />

<strong>el</strong> desayuno como <strong>en</strong> la comida, <strong>el</strong> ingredi<strong>en</strong>te principal era <strong>el</strong><br />

agua. A veces garbanzos, <strong>en</strong> alguna ocasión incluso carne,<br />

pero <strong>en</strong> la práctica solía dar igual <strong>el</strong> plato que se anunciara,<br />

porque la realidad era que lo que se daba a los prisioneros<br />

era un plato de agua con algunos tropezones. No es extraño<br />

que Salvador León recuerde las palabras de uno de los oficiales<br />

<strong>en</strong> Roncal, <strong>en</strong> <strong>el</strong> BBTT 106: «¿Que no alcanza <strong>el</strong> rancho pasando<br />

<strong>el</strong> río por aquí?». Antonio Viedma es uno de los muchos<br />

prisioneros que recuerdan este protagonismo <strong>d<strong>el</strong></strong> agua <strong>en</strong> <strong>el</strong><br />

rancho: «He dicho antes que la comida, la traían <strong>en</strong> barreños<br />

ll<strong>en</strong>os. Entonces cuando iban los escoltas, que se ponían <strong>d<strong>el</strong></strong>ante<br />

de nosotros, los trabajadores ll<strong>en</strong>aban <strong>el</strong> cazo... Y cuando<br />

llegábamos nosotros movían aqu<strong>el</strong>lo, para que fuera mayor la<br />

cantidad de agua que podía t<strong>en</strong>er eso».<br />

Seguram<strong>en</strong>te, son los garbanzos unos de los protagonistas<br />

de los recuerdos de los prisioneros, protagonistas por su<br />

aus<strong>en</strong>cia, o más bi<strong>en</strong> por su escasez. Muchos de <strong>el</strong>los hablan<br />

de que <strong>en</strong> un plato podían caer 2, 3 o incluso 15 <strong>en</strong> golpe de<br />

suerte, lo cual daba motivo para chistes y también para una rigurosa<br />

división <strong>en</strong>tre qui<strong>en</strong>es compartían <strong>el</strong> plato. «Y algunos<br />

días decían que garbanzos, ¡pero si te tocaba a dos o tres!»,<br />

remarca Félix Padín, mi<strong>en</strong>tras que Pedro Andrés lo explica<br />

con un humor: «Y a la hora de la comida, ¡había un plato de<br />

agua con un garbanzo que pedía auxilio! ¡se ahogaba, estaba<br />

solo!». También Juan All<strong>en</strong>de ti<strong>en</strong>e un recuerdo preciso sobre<br />

estos famosos garbanzos: «había veces que ponían garbanzos<br />

y echaban igual dos o tres kilos a las perolas, pa dosci<strong>en</strong>tos y<br />

pico de hombres que había allí <strong>en</strong> varios barracones, y tocaban<br />

igual a cuatro garbanzos y otros los p<strong>el</strong>lejos na más, o<br />

agua sola». En <strong>el</strong> caso de que hubiera carne, la situación era<br />

similar. Txomin Uriarte recuerda, incluso, que la aus<strong>en</strong>cia de<br />

comida era más de una vez también motivo de burla y humillación<br />

hacia los prisioneros. No se le olvida que más de una<br />

vez alguno de los oficiales ord<strong>en</strong>aba a los soldados de escolta<br />

130

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!