Abrir - El club de los que deciden vivir
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en cualquier momento alguien hará algo <strong>que</strong> nos caerá mal.<br />
¿Qué ocurrirá entonces?<br />
Hay varias posibilida<strong>de</strong>s, algunas más graves <strong>que</strong> otras, <strong>que</strong><br />
<strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>sterrar:<br />
1) Atormentarnos pasivamente (“tragarnos” el disgusto).<br />
2) Lanzar un “mazazo” emocional contra la persona o, en el<br />
mejor <strong>de</strong> <strong>los</strong> casos, contra su <strong>de</strong>fecto, con la intención <strong>de</strong> <strong>que</strong><br />
ella reciba concientemente nuestro golpe. No pocas veces este<br />
impulso se traslada a una agresión física.<br />
3) Perturbarnos emocionalmente, <strong>de</strong> modo <strong>que</strong> ni aun intentando<br />
ser imparciales en el trato nuestra alteración <strong>de</strong>je <strong>de</strong> percibirse<br />
(con la inevitable consecuencia <strong>de</strong>l empeoramiento <strong>de</strong><br />
las relaciones).<br />
4) “Emitir antipatía”. Versión atenuada, pero no menos dañina,<br />
<strong>de</strong>l caso anterior.<br />
¿Qué nos <strong>que</strong>da entonces? Nos <strong>que</strong>da la posibilidad más<br />
difícil, <strong>que</strong> <strong>de</strong>bemos generar y mo<strong>de</strong>lar con esfuerzo, por<strong>que</strong><br />
sólo en <strong>los</strong> santos existe espontáneamente: compren<strong>de</strong>r <strong>que</strong> el<br />
otro no tiene por qué ser perfecto hoy, y ni siquiera tiene <strong>que</strong> ser<br />
tan bueno como nosotros (incluso habrá seres mejores <strong>que</strong><br />
nosotros <strong>que</strong> nos caerán mal por<strong>que</strong> no <strong>los</strong> compren<strong>de</strong>remos).<br />
Con las personas, como con <strong>los</strong> sucesos, corremos el riesgo<br />
<strong>de</strong> <strong>vivir</strong> envueltos en una fantasía optimista, en la cual presuponemos<br />
<strong>que</strong> todo va a ocurrir como tenemos ganas <strong>de</strong> <strong>que</strong><br />
ocurra. La consecuencia <strong>de</strong> esto es <strong>que</strong> luego nos parece un<br />
golpe, una “mala noticia”, el <strong>de</strong>scubrimiento <strong>de</strong> <strong>que</strong> las cosas<br />
no eran así.<br />
No es <strong>que</strong> haya habido una “mala noticia”: hubo una mala<br />
evaluación, una mala imagen <strong>de</strong> cómo era la realidad.<br />
Nuestros <strong>de</strong>seos <strong>de</strong>ben cumplir la función <strong>de</strong> actuar sobre la<br />
realidad exterior para mejorarla, y no la <strong>de</strong> actuar sobre nuestra re-<br />
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