Abrir - El club de los que deciden vivir
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<strong>de</strong>; pero el término <strong>que</strong> llamamos una vida es <strong>de</strong>masiado breve<br />
para preten<strong>de</strong>r ver en su transcurso gran<strong>de</strong>s modificaciones.<br />
Echaremos a per<strong>de</strong>r esa vida, y nuestra utilidad para el mundo,<br />
si aspiramos a tan espectacular e irrealizable satisfacción.<br />
O sea: aprendamos a con<strong>vivir</strong> con lo in<strong>de</strong>seable <strong>que</strong> haya<br />
en el mundo y en nosotros, sin atormentarnos pero sin <strong>de</strong>jar <strong>de</strong><br />
trabajar por la superación en ambos campos <strong>de</strong> batalla; “sin<br />
prisa pero sin pausa”.<br />
Si no apren<strong>de</strong>mos esta única opción madura y sana seremos<br />
arrastrados inconscientemente por la corriente <strong>de</strong> las opciones<br />
insanas, materializadas en dos grupos <strong>de</strong> sentimientoscreencias<br />
<strong>que</strong> permanentemente vemos a nuestro alre<strong>de</strong>dor: el<br />
<strong>que</strong> proclama “el mundo será un paraíso en pocos años”, y el<br />
<strong>que</strong> refunfuña: “el mundo fue y será una por<strong>que</strong>ría”.<br />
Si logramos <strong>vivir</strong> sin caer en tales inmadureces, si mantenemos<br />
sin fantasías nuestra <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> mejorar como personas<br />
y contribuir a mejorar el mundo, <strong>de</strong>bemos pasar al siguiente<br />
paso, <strong>que</strong> es el centro <strong>de</strong>l tema aquí tratado: <strong>vivir</strong> en un mundo<br />
don<strong>de</strong> coexistimos con lo in<strong>de</strong>seable (y don<strong>de</strong> es buena señal <strong>que</strong><br />
sintamos cierto rechazo por ello) sin <strong>que</strong> esto nos llene la mente,<br />
y con ello la vida, <strong>de</strong> disgusto, tensión y enfermedad.<br />
Esto po<strong>de</strong>mos lograrlo (cuidando aquí también <strong>de</strong> no ansiar<br />
soluciones instantáneas) prestando la <strong>de</strong>bida atención a<br />
cada <strong>de</strong>talle <strong>de</strong>l mundo <strong>que</strong> nos altere o atormente, reflexionando<br />
sobre él, preguntándonos si po<strong>de</strong>mos solucionarlo o no,<br />
o si, aún cuando estemos ya haciendo algo útil al respecto, <strong>de</strong>beremos<br />
transitar todos <strong>los</strong> días junto a ese <strong>de</strong>talle sin sufrir;<br />
sabiendo <strong>que</strong> “no <strong>de</strong>bería estar” pero por el momento sigue<br />
estando, y recordando a<strong>que</strong>llo <strong>de</strong> <strong>que</strong> lo <strong>que</strong> nos perturba no es<br />
el hecho sino nuestra opinión sobre él.<br />
No es un error <strong>de</strong> Dios ni <strong>de</strong>l cosmos <strong>que</strong> haya en el<br />
mundo lo <strong>que</strong> hay (tal vez sería un error, pero nuestro, el <strong>de</strong>sactivar<br />
nuestra aspiración a mejorarlo): el error es sufrir reiteradamente<br />
por lo <strong>que</strong> ya conocemos.<br />
Tal vez no podamos evitar una sensación <strong>de</strong>sagradable ante<br />
<strong>de</strong>terminadas personas o sucesos (y tal vez eso sea una señal<br />
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