Abrir - El club de los que deciden vivir

Abrir - El club de los que deciden vivir Abrir - El club de los que deciden vivir

decidirvivir.com
from decidirvivir.com More from this publisher
18.04.2013 Views

ni cuando estemos al borde de la perfección. Nuestra “sed de vida” se trastoca en tensión cuando, como quien va caminando por una ladera y lanza una soga hacia un punto más elevado, nos fijamos una determinada meta y pretendemos empujar la realidad, o, dicho de otro modo, vivir tironeando, vivir como colgados y en constante esfuerzo hacia un punto que nos pusimos como objetivo, y por llegar al cual justificamos la tensión permanente de todos nuestros músculos. Pero ¿qué ocurriría si el punto al que enganchamos la soga no estaba donde parecía, sino alejándose permanentemente de nosotros? ¿O si apenas lo alcanzamos enlazamos otro sin un instante de respiro para seguir trepando? Inevitablemente, el resultado sería una creciente tensión, que sólo finalizaría al estallar nuestro organismo o, si nos damos cuenta a tiempo, al desistir de tan antinatural ejercicio, al proponernos sinceramente vivir en paz en vez de intentar trasladarnos a supuestas metas de satisfacción. Esto sería darse por vencido sólo en el caso de que no se sintiera íntimamente el valor de la serenidad. Si estamos de verdad convencidos de que la felicidad puede nacer de la serenidad y de la paz, no estaremos desistiendo sino cambiando conscientemente una meta poco valiosa por otra visiblemente mejor. Pero si, como se planteó varias veces, aún no se extinguió en nosotros el impulso a caminar y el deseo de alcanzar nuevos niveles en el mundo externo, podemos cuidarnos de ir ascendiendo por la ladera con más tranquilidad y alegría de vivir, sabiendo que a cada paso estamos mejor que antes. Y recordando, para no desesperarnos, que la montaña de los logros externos no tiene cumbre. Jamás se llega a un punto donde no quede nada por lograr y todo sea satisfacción. Entonces ¿qué sentido tiene medir cuánto ascendimos y cuánto “nos falta”? ¿Por qué condenarnos a ese estado de tensión y vivir mal si nunca habrá un logro que nos pague lo perdido? A veces, el sentimiento de que debemos seguir luchando 34

tiene más causas morales que materiales. Creemos que nos sentiríamos mal por el sólo hecho de desistir. Ante esto corresponde aclararnos nuestra propia idea: no debemos desistir de trabajar; debemos, necesitamos, nos conviene, desistir de medir y contar. El error no está en ascender, sino en creer que hay una cumbre. Si cada vez que nos sentimos mal nos observamos, generalmente descubriremos que estamos en la citada situación de colgar de una soga y pretender llegar al punto enlazado. La solución será convencernos de que ese punto no es más importante que cualquier otro, y de que no hay soga. Sólo hay un andar sin tormentos, que nos mejorará la vida interior sin por ello perder nada del mundo externo. Y si alguna vez perdemos algo, eso no nos generará grandes sufrimientos siempre y cuando no lo hayamos enlazado previamente con la soga de nuestra opinión. Si proseguimos con la actitud de no pensar de más, veremos que hay una enorme diferencia entre perder una cosa y no alcanzarla. Es imposible perder lo que no se tiene. Entonces, si intentamos alcanzar algo que nunca tuvimos, debemos preguntarnos hasta qué punto ese algo justifica el esfuerzo de perseguirlo. Y si decidimos procurarlo porque vale la pena, aceptemos el grado de disgusto por no tenerlo sin pensar que esa situación constituye un mal, sin pensar que lo necesitamos sino que lo deseamos, sin creer que es necesario alcanzarlo en tal o cual momento, y, en caso de no acceder a él, no pensar que lo perdimos, porque en realidad nunca lo tuvimos, sin que por ello nuestra vida fuera mala, y que hubo y habrá otros objetos no alcanzados. Sería pensar de más decirnos que nuestra vida empeoró a causa de un objeto que jamás tuvimos. Si soñamos con llegar a una cumbre para allí descansar, y luego descubrimos que no hay cumbre, nos quedan dos opciones: 1) no descansar jamás, hasta el momento en que estallen 35

tiene más causas morales <strong>que</strong> materiales. Creemos <strong>que</strong> nos sentiríamos<br />

mal por el sólo hecho <strong>de</strong> <strong>de</strong>sistir.<br />

Ante esto correspon<strong>de</strong> aclararnos nuestra propia i<strong>de</strong>a: no<br />

<strong>de</strong>bemos <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> trabajar; <strong>de</strong>bemos, necesitamos, nos conviene,<br />

<strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> medir y contar.<br />

<strong>El</strong> error no está en ascen<strong>de</strong>r, sino en creer <strong>que</strong> hay una<br />

cumbre.<br />

Si cada vez <strong>que</strong> nos sentimos mal nos observamos, generalmente<br />

<strong>de</strong>scubriremos <strong>que</strong> estamos en la citada situación <strong>de</strong><br />

colgar <strong>de</strong> una soga y preten<strong>de</strong>r llegar al punto enlazado.<br />

La solución será convencernos <strong>de</strong> <strong>que</strong> ese punto no es<br />

más importante <strong>que</strong> cualquier otro, y <strong>de</strong> <strong>que</strong> no hay soga. Sólo<br />

hay un andar sin tormentos, <strong>que</strong> nos mejorará la vida interior<br />

sin por ello per<strong>de</strong>r nada <strong>de</strong>l mundo externo. Y si alguna vez<br />

per<strong>de</strong>mos algo, eso no nos generará gran<strong>de</strong>s sufrimientos siempre<br />

y cuando no lo hayamos enlazado previamente con la soga <strong>de</strong> nuestra<br />

opinión.<br />

Si proseguimos con la actitud <strong>de</strong> no pensar <strong>de</strong> más, veremos<br />

<strong>que</strong> hay una enorme diferencia entre per<strong>de</strong>r una cosa y no<br />

alcanzarla.<br />

Es imposible per<strong>de</strong>r lo <strong>que</strong> no se tiene.<br />

Entonces, si intentamos alcanzar algo <strong>que</strong> nunca tuvimos,<br />

<strong>de</strong>bemos preguntarnos hasta qué punto ese algo justifica el<br />

esfuerzo <strong>de</strong> perseguirlo. Y si <strong>de</strong>cidimos procurarlo por<strong>que</strong> vale<br />

la pena, aceptemos el grado <strong>de</strong> disgusto por no tenerlo sin pensar<br />

<strong>que</strong> esa situación constituye un mal, sin pensar <strong>que</strong> lo necesitamos<br />

sino <strong>que</strong> lo <strong>de</strong>seamos, sin creer <strong>que</strong> es necesario alcanzarlo<br />

en tal o cual momento, y, en caso <strong>de</strong> no acce<strong>de</strong>r a él, no<br />

pensar <strong>que</strong> lo perdimos, por<strong>que</strong> en realidad nunca lo tuvimos,<br />

sin <strong>que</strong> por ello nuestra vida fuera mala, y <strong>que</strong> hubo y habrá<br />

otros objetos no alcanzados.<br />

Sería pensar <strong>de</strong> más <strong>de</strong>cirnos <strong>que</strong> nuestra vida empeoró a<br />

causa <strong>de</strong> un objeto <strong>que</strong> jamás tuvimos.<br />

Si soñamos con llegar a una cumbre para allí <strong>de</strong>scansar, y<br />

luego <strong>de</strong>scubrimos <strong>que</strong> no hay cumbre, nos <strong>que</strong>dan dos opciones:<br />

1) no <strong>de</strong>scansar jamás, hasta el momento en <strong>que</strong> estallen<br />

35

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!