Abrir - El club de los que deciden vivir
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car nunca en aras <strong>de</strong> cambios externos.<br />
La tensión psíquica <strong>que</strong> se traduce en tensión arterial y en<br />
enfermedad suele nacer <strong>de</strong> un empuje interior <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seo cuando<br />
se lanza hacia un objetivo trazado por la mente.<br />
Este objetivo trazado es generalmente enfermante e inútil:<br />
po<strong>de</strong>mos trabajar, progresar económicamente y satisfacer <strong>de</strong>seos<br />
sin necesidad <strong>de</strong> trazarnos objetivos tan caprichosamente<br />
<strong>de</strong>tallados.<br />
Para concretar un objetivo, como, por ejemplo, comprarse<br />
tal o cual cosa, hace falta invariablemente capacidad <strong>de</strong> compra,<br />
y para poseer esa capacidad hace falta activar la causa <strong>que</strong><br />
la generará. Esa causa es sencillamente el trabajo bien encaminado.<br />
Si generamos la causa vendrá el efecto; no importa cómo<br />
ni cuánto lo hayamos imaginado previamente.<br />
¿Qué pasaría si en vez <strong>de</strong> ganar lo <strong>que</strong> nos propusimos ganáramos<br />
más? ¿Lo rechazaríamos? Y si ganáramos menos<br />
¿abandonaríamos la vida por consi<strong>de</strong>rarla imposible? Las respuestas<br />
nos <strong>de</strong>muestran lo inútil <strong>que</strong> es trazarse objetivos con<br />
tanto lujo <strong>de</strong> <strong>de</strong>talle.<br />
Si observamos nuestro pasado notaremos <strong>que</strong> nuestra vida<br />
no pudo haber mejorado ni empeorado dramáticamente por<strong>que</strong><br />
nos compráramos algo quince días antes o <strong>de</strong>spués, ni<br />
por<strong>que</strong> en un <strong>de</strong>terminado mes hubiéramos ganado menos <strong>que</strong><br />
en el anterior.<br />
Sin embargo, nos <strong>de</strong>sesperamos por cada centavo, por cada<br />
segundo <strong>de</strong> nuestra sucesión <strong>de</strong> causas y efectos, como si <strong>de</strong><br />
el<strong>los</strong> fueran a sobrevenir el bien o el mal absolutos.<br />
Si nos preocupa la vida económica, si <strong>que</strong>remos trabajar<br />
para “tener más”, es fácil darse cuenta <strong>de</strong> <strong>que</strong> lo único importante<br />
al respecto es ir mejorando.<br />
Tampoco <strong>de</strong>be atormentarnos <strong>que</strong> la ten<strong>de</strong>ncia a mejorar<br />
se interrumpa o <strong>de</strong>sacelere momentáneamente.<br />
La única preocupación sana tendría lugar si comprobáramos<br />
la existencia <strong>de</strong> una ten<strong>de</strong>ncia a empeorar. Y esa preocupación<br />
sólo sería sana si nos concentramos en generar solucio-<br />
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