Abrir - El club de los que deciden vivir
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naturaleza biológica y otras son propias <strong>de</strong> ese algo más <strong>que</strong><br />
constituye el hombre.<br />
Algunas <strong>de</strong> ellas <strong>de</strong>spiertan o afloran <strong>de</strong> acuerdo a normas<br />
temporales: pasan <strong>de</strong> potencia a acto en alguna fase <strong>de</strong> la existencia,<br />
como la sexualidad o la inclinación a in<strong>de</strong>pendizarse <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />
padres. Otras aflorarán, o no, <strong>de</strong> acuerdo a dón<strong>de</strong>, cómo y entre<br />
quiénes transcurra la vida <strong>de</strong>l individuo.<br />
Ni bien dicho esto se adivina el rol fundamental <strong>que</strong> cumplen<br />
<strong>los</strong> padres, la familia, el ambiente emocional, mental, y<br />
moral en <strong>que</strong> una persona se <strong>de</strong>sarrolla. Por<strong>que</strong> cuando <strong>de</strong>cimos<br />
se <strong>de</strong>sarrolla estamos presuponiendo <strong>que</strong> sus potencialida<strong>de</strong>s<br />
se <strong>de</strong>sarrollarán, o no, en concordancia con ese ambiente.<br />
Por ejemplo: en todo ser con movilidad propia, ya sea<br />
animal o humano, existe una predisposición a lanzarse inmediata<br />
e irreflexivamente sobre el alimento. Esto es útil para<br />
subsistir; pero resulta <strong>que</strong> el animal humano inventó la civilización,<br />
mediante la cual, cuando funciona bien, pue<strong>de</strong> proveerse<br />
más fácilmente <strong>de</strong> más y mejores alimentos, <strong>de</strong> otras cosas <strong>de</strong>seables<br />
y, como si fuera poco, <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>scansar<br />
transitoriamente <strong>de</strong> la lucha por la subsistencia y concentrarse<br />
en ese algo más <strong>que</strong> lo mueve a trascen<strong>de</strong>r la animalidad.<br />
Pues bien: si a un individuo no se le indica <strong>que</strong> en vez <strong>de</strong><br />
seguir ciegamente ese impulso <strong>de</strong>be <strong>de</strong>jar <strong>que</strong> sus hermanos<br />
coman su parte, o más a<strong>de</strong>lante <strong>que</strong> <strong>de</strong>be comprar el alimento<br />
antes <strong>de</strong> llevárselo a la boca, el resultado será <strong>que</strong> ese individuo<br />
no encajará en la civilización, será castigado y expulsado <strong>de</strong> la<br />
misma. Esto no sólo perjudicará a su ser biológico, sino también<br />
a ese algo más <strong>que</strong> subyace en él a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>l instinto.<br />
Si, por el contrario, se le enseña a mirar y consi<strong>de</strong>rar, y a<br />
su vez vive entre hermanos <strong>que</strong> aprendieron a respetarlo y <strong>de</strong>jarle<br />
comer su parte, no sólo se volverá una persona capaz <strong>de</strong><br />
<strong>vivir</strong> en sociedad, sino <strong>que</strong> experimentará la satisfacción <strong>de</strong><br />
estar con seres <strong>que</strong> lo aman y respetan, y <strong>de</strong>sarrollará sentimientos<br />
<strong>que</strong> enri<strong>que</strong>cerán sus posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> una vida mejor.<br />
Ambas posibilida<strong>de</strong>s se presentan para el mismo individuo;<br />
un individuo <strong>que</strong> en el futuro pue<strong>de</strong> ser <strong>de</strong> una manera o<br />
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