Abrir - El club de los que deciden vivir
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Nos disgusta hacer siempre lo mismo. Incluso lo <strong>que</strong> en un<br />
tiempo nos gustó empieza a disgustarnos si lo repetimos in<strong>de</strong>finidamente.<br />
Si hay un antónimo, una antítesis <strong>de</strong> la rutina, todo indica<br />
<strong>que</strong> tiene <strong>que</strong> ser la novedad.<br />
<strong>El</strong> espíritu humano (en la medida en <strong>que</strong> esté <strong>de</strong>spierto) se<br />
alimenta <strong>de</strong> novedad.<br />
Pero suce<strong>de</strong> <strong>que</strong> la novedad, como todo lo <strong>de</strong>seable, tiene<br />
su precio. Y la ausencia <strong>de</strong> lo <strong>de</strong>seable se <strong>de</strong>be, casi en todos<br />
<strong>los</strong> casos, a <strong>que</strong> faltó disposición a pagar su precio.<br />
Y pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse <strong>que</strong> la novedad tiene un precio en el área<br />
individual y un precio en el área social.<br />
En el área individual, en lo <strong>que</strong> respecta a lo más profundo<br />
<strong>de</strong> nuestro ser, suce<strong>de</strong> <strong>que</strong> ten<strong>de</strong>mos a hacer siempre lo mismo<br />
cuando no sabemos a qué otra cosa pasar. Y no sabemos a qué otra<br />
cosa pasar cuando no sabemos qué es la vida.<br />
Pue<strong>de</strong> parecer un problema <strong>de</strong>masiado “gran<strong>de</strong>” cuando<br />
lo <strong>que</strong> intentamos es simplemente no aburrirnos. Pero resulta<br />
<strong>que</strong> las raíces <strong>de</strong>l aburrimiento son profundas, y no se cortarán<br />
si le suponemos causas superficiales.<br />
Lo <strong>que</strong> sí po<strong>de</strong>mos hacer, o recomendar a quien no quiera<br />
aventurarse a respuestas difíciles y lejanas, es preguntarnos qué<br />
nos gustaría en lugar <strong>de</strong> “eso” <strong>que</strong> hoy nos disgusta repetir.<br />
Tal vez moviéndonos en pos <strong>de</strong> lo <strong>que</strong> nos gustaría vayamos<br />
rumbo a las gran<strong>de</strong>s respuestas <strong>que</strong> por ahora nos abruman.<br />
Si nos parece mucho preguntarnos qué es la vida, preguntémonos<br />
simplemente qué <strong>que</strong>remos <strong>que</strong> sea nuestra vida.<br />
De ahí en a<strong>de</strong>lante, sea sabia o no nuestra respuesta, po<strong>de</strong>mos<br />
empezar a modificar nuestra vida actual para transformarla<br />
en la vida <strong>que</strong> <strong>que</strong>remos.<br />
Si “simplemente” hacemos esto, ya habremos salido <strong>de</strong> la rutina.<br />
Pero como esto tiene un precio <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> pagar, al <strong>que</strong><br />
hay <strong>que</strong> atreverse, abundan <strong>los</strong> <strong>que</strong> prefieren continuar como<br />
estaban, y <strong>de</strong>cirse <strong>que</strong> la rutina es una cárcel <strong>de</strong> la <strong>que</strong> nadie escapa,<br />
o un asaltante con un arma real, <strong>que</strong> verda<strong>de</strong>ramente pue<strong>de</strong><br />
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