Abrir - El club de los que deciden vivir
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mismo <strong>que</strong> está haciendo ese esfuerzo con ese objetivo, por<strong>que</strong><br />
reconocerlo lo obligaría a tomar la vida en sus propias manos, o a<br />
calificarse a sí mismo como cobar<strong>de</strong> o “evadido” <strong>de</strong> la vida. Ante esas<br />
opciones parece más cómodo mantener esa lucha por no prestarse<br />
atención, aun al precio <strong>de</strong> <strong>vivir</strong> haciendo fuerza contra su propia<br />
capacidad <strong>de</strong> darse cuenta, actividad en realidad nada cómoda<br />
y llena <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong> <strong>que</strong> se le filtre un <strong>de</strong>scuido, una interrupción<br />
<strong>de</strong> la lucha, y se vea cara a cara con lo <strong>que</strong> tanto teme ver:<br />
<strong>que</strong> no está haciendo nada serio para <strong>vivir</strong> como quisiera.<br />
Pero hay una gran diferencia entre la práctica <strong>de</strong>l fútbol y<br />
la <strong>de</strong> la emigración mental: en esta última no existe ninguna intención<br />
<strong>de</strong> ganar. Sólo se lucha por no sentir la inquietud <strong>de</strong>l peligro. No<br />
se alberga ninguna i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> “llegar a algo”: se intenta permanecer<br />
siempre don<strong>de</strong> se está.<br />
Y si se sueña <strong>que</strong> alguna vez la vida será mejor, <strong>de</strong> ninguna<br />
manera se cree <strong>que</strong> eso lo obtendrá uno mismo: se lo espera <strong>de</strong> las<br />
circunstancias, <strong>de</strong>l resto <strong>de</strong> <strong>los</strong> seres o <strong>de</strong> todo lo <strong>que</strong> no <strong>de</strong>pen<strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>l yo.<br />
Si continuamos con la comparación <strong>de</strong>portiva, el “emigrante<br />
mental” no juega a ganar ni a empatar: más bien vive<br />
convencido <strong>de</strong> <strong>que</strong> ya perdió.<br />
Entonces ¿por qué lucha?<br />
Por<strong>que</strong> para él hay algo más temible <strong>que</strong> la <strong>de</strong>rrota: la responsabilidad.<br />
Cree <strong>que</strong> vive una vida liviana y <strong>de</strong>spreocupada; pero en<br />
realidad cada uno <strong>de</strong> sus días está cargado <strong>de</strong> esa tensión, <strong>de</strong><br />
ese esfuerzo <strong>de</strong>fensivo por no ver <strong>de</strong> frente la realidad <strong>de</strong> su<br />
existencia, la realidad <strong>de</strong> <strong>que</strong> no vive como quisiera y <strong>de</strong> <strong>que</strong><br />
podría mejorar si se <strong>de</strong>dicara a intentarlo, con sus propias fuerzas<br />
y sin esperar.<br />
Podría compararse con alguien <strong>que</strong> vive en una zona<br />
inundable y ve <strong>que</strong> el terreno va elevándose al alejarse <strong>de</strong> la<br />
costa. Eso pue<strong>de</strong> sugerirle <strong>que</strong> tal vez haya una región no<br />
inundable (y hasta pue<strong>de</strong> escuchar hablar <strong>de</strong> quienes habitan<br />
allí y viven mejor <strong>que</strong> él). Pero resulta <strong>que</strong> esa posibilidad <strong>de</strong><br />
librarse <strong>de</strong> las inundaciones significa <strong>que</strong> hay <strong>que</strong> caminar cuesta<br />
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