Preferencias electorales - PRI

Difícil, el género autobiográfico. Con excepciones tan notables
como la de José Vasconcelos, históricamente se nos da no
muy bien y a veces muy mal en tierras mexicanas, donde suele
carecer del rasgo central que se distingue en los grandes clásicos
recientes del género, de Reinaldo Arenas a James Ellroy: la implacabilidad
con el retratado, o sea, con uno mismo. Nettel (Ciudad de
México, 1973), ensayista, cuentista y novelista (El huésped, Pétalos,
Para entender a Julio Cortázar), no pretende meterse en ese registro,
el de las memorias hardcore. Y acierta. El cuerpo en que nací tiene un
tono general entre irónico y afectuoso, equidistante del autodesgarramiento
y el autobombo, sólo ocasionalmente contrapunteado por
unas cuantas escenas o reflexiones duras, categóricas, que, esas sí,
caen como un machetazo. El libro vale también como un retrato ácido
de la generación que crió a los niños de los 70, la del postjipismo
y la militancia de izquierdas, con todos sus desastres utopizantes.a
Figura más anclada en el mito que en la historia, presunto matemático,
filósofo, líder religioso, Pitágoras habla más de la
Grecia de los siglos VI a V antes de Cristo que de sí mismo. Lo
entiende bien Hernández de la Fuente, que juega con su figura hábilmente,
sin comprometerse con afirmaciones biográficas insostenibles
y atento más bien a la figura cambiante y arquetípica del filósofo
de Samos, pero sobre todo a satisfacer la necesidad de contrastarlo
con su entorno histórico e intelectual. Su estudio, del todo accesible,
exhaustivo, detallado, da pie a seis textos clásicos sobre Pitágoras, escritos
entre el I a.C. y el X d.C. No hay, ojalá lo crean los lectores, densidad
académica ni erudición indigerible en este libro. Es una buena
oportunidad para chapotear en el pensamiento griego primigenio.a
No muchos fotógrafos de hoy se agarran de la urbe defeña con
la potencia visual de Mata (DF, 1958), como habrá comprobado,
por ejemplo, quien haya picoteado su libro tepiteño, Tepito,
¡bravo el barrio! En este caso, su agarrón, que empezó hace veinte años,
es con el Metro, agarrón que aterrizó en una expo en 2011 y ahora se
perpetúa en un catálogo que deja pruebas de su capacidad para eludir
el lugar común pobrista, la gran amenaza del creador atento a eso que
llamamos lo popular. Violencia sexual o agresiones abiertas, ambulantaje,
rostros de una melancolía de cine sueco, hormonas que no se acaban
de contener, siestas, tumultos en movimiento, abundantes muestras de
religiosidad: todo eso es nuestro transporte público más representativo,
según el ojo de un fotógrafo de muchos talentos.a
Julio Patán es escritor.
Guadalupe Nettel,
El cuerpo en que nací.
Anagrama,
México, 2011.
David Hernández de la
Fuente,
Vidas de Pitágoras.
Atalanta,
España, 2011.
Francisco Mata Rosas,
Un viaje. UAM,
México, 2011.
LibRos
examen 69