la al cumplimiento de las directrices de política energética nacional. En un segundo frente, el Congreso deberá legislar para que haya total democracia, transparencia y rendición de cuentas. Como tercer frente, el Estado deberá apoyar al sector en el aseguramiento de un férreo control de las operaciones en todos los procesos sustantivos. El propósito es, como ya se señaló, evitar accidentes, deterioro de las instalaciones, impactos ambientales, desperdicios, robos de combustibles, retraso en obras y, sobre todo, actos de corrupción. En un cuarto frente se deberá permitir que el sector pueda utilizar libremente una proporción creciente de sus recursos propios para financiar su desarrollo. Para ello, se deberá reducir sustancialmente la carga fiscal sobre PEMEX y utilizar una parte importante de la renta petrolera para financiar los gastos de inversión más onerosos de la industria. La implicación para el Estado es que tendría que cubrir el hueco fiscal que dejaría la ausencia de las grandes aportaciones históricas de la industria petrolera a la hacienda pública, probablemente mediante una reforma fiscal integral y de fondo. El propósito debe ser elevar cuando menos al 20 por ciento el peso de la contribución fiscal respecto al PIB. En esa misma línea, el gobierno deberá compensar, de alguna manera, los flujos negativos de divisas, como resultado del déficit que temporalmente podría presentarse en el comercio exterior de productos petroleros. El objetivo general es independizar al sector de su aparente obligación de mantener el equilibrio interno de las finanzas públicas y el equilibrio externo en materia del co- mercio exterior y el flujo de divisas. Un quinto frente deberá implicar permitir al sector asociarse, mediante modalidades diferentes, según las características de cada inversión, con la iniciativa privada en proyectos prioritarios de grandes dimensiones o de difícil cobertura, tales como la explotación de petróleo y gas en aguas profundas, en yacimientos compartidos ubicados en zonas limítrofes de nuestra frontera con los Estados Unidos, en campos maduros o de gran complejidad técnica y, en general, en todas las áreas en que se presenten dificultades técnicas, económicas o de capacidad de gestión. Además, conviene permitir al sector poner su participación social en venta o, en su caso, ceder el control mayoritario a la iniciativa privada de la industria estatal en petroquímica secundaria, pero sin dejar de participar. Al alentar este gran cambio y al echar a andar este proceso de mayor apertura, y a fin de asegurar que los beneficios lleguen a todos los mexicanos, el Estado deberá evitar que la industria petrolera pase del control actual por unas cuantas manos a otro que también esté en unas cuantas manos. Finalmente, el Estado deberá establecer bases firmes para alentar y financiar gradual pero decididamente el desarrollo de fuentes alternas de energía renovables, incrementando los fondos para ciencia, investigación y tecnología en ese campo, sin dejar de apoyar también el desarrollo tecnológico en materia petrolera. De esa manera estaremos en posibilidad de transitar, gradualmente, hacia el uso de energías limpias y sostenibles en el largo plazo. Todo lo anterior supone un radical cambio de enfoque con respec- ¿Y EL PETRóLEO? EspEcial to al manejo del organismo público que es nuestra empresa petrolera. Tenemos que dejar atrás la ortodoxia y los fundamentalismos. Es tiempo de abrir los ojos a las nuevas realidades que plantea el mundo del siglo XXI: una población que sigue creciendo y que plantea nuevas exigencias, potencias emergentes que están alterando la geopolítica global, el fenómeno del cambio climático cuyas consecuencias no hemos previsto. Es absurdo pensar que se pretende privatizar PEMEX. Lo que se quiere es alentar y facilitar la participación de particulares en sus actividades productivas, pero siempre bajo el control y la rectoría del organismo. Ello significaría mayor crecimiento, tanto en la producción de hidrocarburos como en muchos otros sectores de la economía. Permanecer en el mismo sitio en que estamos es quedarnos un siglo atrás. Las voces intransigentes y conservadoras se han acallado o han emigrado a otras fuerzas políticas. La oportunidad de un nuevo enfoque para evitar la asfixia de la industria –y con ella de la economía del país– está a la vista. a MELCHOR DE LOS SANTOS fue Rector de la Universidad autónoma de Coahuila, diputado federal, senador de la República y cordinador ejecutivo de la Dirección General de Petróleos mexicanos. DAVID SARMIENTO fue funcionario de Petróleos mexicanos durante 23 años. examen 49
LA COMPRENSIÓN DE UNA ÉPOCA A TRAVÉS DEL CAMBIO GENERACIONAL