Preferencias electorales - PRI

práctica sobre la obtención y el
uso de los energéticos.
• Todo lo anterior supone una flexibilidad
operativa que no se ha
otorgado a Petróleos Mexicanos.
Dentro de esa flexibilidad hay
que incluir de manera muy destacada
la participación de particulares.
En los últimos años, sólo
se consiguió esa participación en
la producción de gas, y ello
con muy complicados mecanismos
de contratación.
En el tema de aguas profundas,
apenas se empiezan
a dar los primeros pasos. La
colaboración con empresas
extranjeras también es incipiente.
Un primer elemento que debe
ser tomado en cuenta como
punto de partida de la estrategia
lo constituye la perspectiva
que se tiene del petróleo en el
mundo. En esa perspectiva se
debe considerar la preocupación
creciente de la sociedad,
desde hace muchos años, respecto
a los efectos de la industria
petrolera en el ambiente,
en el aire, el agua y el suelo.
Ésta es la razón principal que
ha venido impulsando el establecimiento
de políticas públicas
que están estimulando la
sustitución gradual de los combustibles
fósiles, entre ellos el crudo y
el gas, por fuentes generadoras de
energía, renovables y limpias. En
esa línea, el horizonte temporal para
que los hidrocarburos puedan ser
desplazados por fuentes de energía
renovables depende de esas políticas
y fundamentalmente de aspectos
técnicos sobre el aprovechamiento
de ambos tipos de energía, tanto en
su producción como en su uso, así
como de su escasez relativa, la cual
se traduce en la evolución de sus
precios relativos.
Por lo que corresponde a la evolución
de los precios del petróleo,
históricamente se pueden distinguir
a grandes trazos tres periodos. El primero
corresponde a la década de los
años setenta, en la cual los precios
del crudo aumentaron sensiblemen-
te a consecuencia de la guerra del
Yom Kippur y la revolución iraní.
El segundo periodo abarca veinte
años, de 1980 al año 2000, cuando
los altos precios que habían alentado
una mayor producción, cayeron
consistentemente por una combinación
de excesos de oferta, reducción
del índice de intensidad energética
(consumo de energía por unidad
de PIB) y una desaceleración cíclica
e intermitente de la economía
¿Y EL PETRóLEO? EspEcial
mundial, que culminó con la crisis
financiera asiática hacia finales del
siglo pasado. Y, finalmente, el tercer
periodo, que inicia con el nuevo siglo,
con precios al alza, que se dispararon
con la invasión de Irak en
2003 y otros problemas en los países
productores, así como por presiones
de demanda por parte de los nuevos
países emergentes. El resultado
es que los precios del crudo
rebasan en la actualidad los
100 dólares por barril, nivel
nunca antes visto en la historia
de la industria petrolera
y, esto, a pesar de las dudas
que se tienen sobre el futuro
crecimiento de la economía
mundial.
Es difícil anticipar adónde
va a parar la escalada de precios
del crudo que estamos
viviendo, porque además de
la especulación intrínseca
que siempre está presente
por tratarse de un “commodity”,
existe una gran concentración
simultánea de poder
monopólico y fuerzas consumidoras
sobre el mercado,
tanto de grandes vendedores
como de grandes compradores,
agrupados la mayoría de
los primeros en la Organización
de Países Exportadores
de Petróleo (OPEP) y la mayoría de
los segundos en la Agencia Internacional
de Energía (AIE). No obstante,
de lo que sí está relativamente
segura la mayoría de las agencias,
entidades y grandes compañías petroleras
que estudian la evolución
de los componentes de la oferta y
la demanda de energía, como la
OPEP, la AIE y la Energy Information
Administration (EIA) de los
Estados Unidos, así como Exxon-
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