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Sullivan, Conversaciones inconclusas - Histomesoamericana

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Ilusiones de alianza<br />

ñ A principios de 1934 se supo en Xcacal Guardia que había un<br />

norteamericano en Chichén Itzá. Algunos oficiales decían que estaba<br />

vendiendo a personas como esclavas, que los norteamericanos<br />

eran tan malos como los mexicanos. ¿Qué más se podía esperar de<br />

gentes que venían desde el interior (es decir, del centro de México)<br />

y desde atrás de las aguas? Pero otros oficiales sostenían que los<br />

norteamericanos tenían buenas intenciones: estaban allí para, ver<br />

si los antiguos habían muerto, si los masewal, como se autodenominaban<br />

los rebeldes mayas, estaban extinguidos. 1 Y por alguna razón<br />

se llevaban lodo del cenote que había allí. Los mayas llamaban<br />

a Jos norteamericanos tacakmáak, "hombres muy rojos". 2 Pero uno<br />

que recuerda esos primeros informes dice: "nunca habíamos visto<br />

uno e ignorábamos qué color tenían, rojo, verde azulado o negro".<br />

Varios hombres salieron a investigar.<br />

Cuando los mayas rebeldes hablaban con extranjeros en<br />

Tulum, lo hacían como huraños anfitriones de intrusos. Ahora ellos<br />

salían de su hogar para ir en busca del extranjero, un norteamericano.<br />

Tendrían que viajar varios días por la inhóspita selva que separaba<br />

el territorio rebelde del norte controlado por el enemigo. La<br />

travesía los llevaría por maizales desperdigados y campamentos de<br />

chicleros, por las barricadas de piedra donde habían efectuado escaramuzas<br />

en la selva, y a través de poblados ruinosos con decrépitas<br />

iglesias coloniales y de las fincas otrora majestuosas de los ricos<br />

y poderosos. Algunos de los poblados en ruinas ya estaban abrigando<br />

una vida nueva. 3<br />

Habían oído hablar de Chichén Itzá, aunque nunca habían estado<br />

allá. La ciudad había sido muy importante en la Península de<br />

Yucatán, y atraía peregrinos mayas aun después de la conquista<br />

española. Sin embargo, los mayas rebeldes de tiempos de Morley<br />

apenas podían recordar ese pasado glorioso que estaba consignado<br />

en historias de antiguos reyes y los seres extrañamente poderosos<br />

de una creación anterior que tenía múltiples conexiones con ese lugar.<br />

Los libros proféticos e históricos de la era colonial escritos en<br />

68<br />

maya yucateco, los llamados Libros de Chilam Balam, dedican páginas<br />

preciosas a la saga de Chichén Itzá y el destino de sus gobernantes,<br />

los itzas. Pero los mayas que buscaban a Morley tal vez no<br />

supieran nada de ello. Quizá recordaran historias de una arcada de<br />

piedra de la finca colonial de Chichén Itzá, bajo la cual se detenían<br />

los rebeldes que regresaban al sur tras atacar Yucatán para, dividir<br />

un botín que incluía cautivas blancas a quienes llevaban como esposas<br />

y varones blancos que servirían como porteadores y esclavos.<br />

4<br />

Tras varios días de marcha, los hombres de Xcacal Guardia<br />

llegaron a Chichén Itzá. Usaban blusas plisadas con mangas abullonadas<br />

apretadas en las muñecas y con dos hileras de botones en<br />

el frente, pantalones largos, sombreros de palmera, aretes de oro<br />

en la oreja izquierda. Correas de cuero les ceñían la cintura y les<br />

cruzaban el pecho, y de ellas colgaban alforjas impermeables, machetes<br />

y otros elementos propios de granjeros y cazadores de la selva.<br />

Las correas les daban un aire militar, y hoy dicen que fue gracias<br />

al atuendo y los ornamentos que Morley los reconoció como<br />

hombres del sur, de la zona de Santa Cruz. 6<br />

Los visitantes explicaron a Morley que en efecto eran del sur,<br />

que ya no estaban bajo el mando del general Francisco May, pues<br />

se habían separado para formar su propio grupo. "¿Tenéis un líder?",<br />

recuerdan que preguntó Morley. "Sí, ¿cómo podríamos no tenerlo?"<br />

"Bien, necesito verlo, hablar con él", dijo Morley. Los visitantes<br />

actuaron con cautela.<br />

De acuerdo. Pero sólo si es con intenciones honestas.<br />

Pero si...<br />

Como dicen: Una gallina protectora con muchos pollos, la madre es<br />

comida y los pequeños corretean llamándola a gritos.<br />

Bien, a causa de esos pequeños, aquello que comió a la adorada madre<br />

es descubierto, y joden a la criatura que comió a la madre.<br />

Morley no se inmutó ante la amenaza implícita en esa rústica<br />

alegoría. Aun así, declaró que sus intenciones eran honestas.<br />

Escribió una carta para que se la llevaran al líder. También les dio<br />

regalos —paños, medicinas, tabaco, fragmentos de llantas de automóviles<br />

con las cuales podían hacer suelas para las sandalias— y<br />

los invitó a regresar. 6<br />

La carta de Morley fue entregada al oficial superior de Xcacal<br />

Guardia, un capitán, quien pidió a su secretario que la leyera: "El<br />

hombre de Chichén Itzá pregunta quién es nuestro líder. Tenemos cinco<br />

o seis semanas para responder. Después de eso, dará por sentado<br />

que la carta no llegó a destino". Al menos, eso es lo que cuentan hoy.<br />

Algunos de los presentes aconsejaron no responder ni revelar<br />

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