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Sullivan, Conversaciones inconclusas - Histomesoamericana

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centro sagrado, donde veinticinco aterrados soldados mexicanos se<br />

encerraron en su barraca esperando una muerte segura. 3 Entretanto,<br />

la alarma se difundió por las aldeas mayas de Quintana Roo,<br />

con rumores de que en el altar de Chan Cah Veracruz, al sudeste<br />

de Santa Cruz, había aparecido en el altar de la iglesia una carta<br />

de Dios anunciando una inminente invasión de santuarios mayas<br />

por parte de un ejército mexicano que acarreraría "penas y llantos".<br />

Ordenaba a los fíeles que se unieran y concurrieran con mayor frecuencia<br />

al altar. Se pidieron refuerzos a la lejana pero belicosa ciudad<br />

maya de Kanxoc, en el este de Yucatán. 4 Aunque no estallaron<br />

hostilidades, los rumores y temores acerca de una guerra inminente<br />

persistieron entre los mayas en los siguientes años.<br />

En medio de la crisis de 1928-29, descontentos oficiales mayas<br />

del norte y el oeste de Santa Cruz —el teniente Concepción Cituk y<br />

el sargento Evaristo Zuluub— se presentaron en la ciudad y llevaron<br />

la cruz milagrosa a un sitio más resguardado de los mexicanos<br />

y los mayas traidores. La cruz y sus acólitos viajaron al norte y al<br />

este por la región costera ya visitada por Morley, Gann, Mason y<br />

otros, y al final viraron al sudoeste para instalarse en un poblado<br />

entonces llamado Xcacal. 5 Construyeron una iglesia y un recinto<br />

sagrado para albergar la cruz y a sus custodios y servidores. No se<br />

trataba de un nuevo lugar sagrado, uno más en la lista de centros<br />

mayas rebeldes después de Santa Cruz, Tulum, Chun Pom, Chan<br />

Cah Veracruz, Xocen y San Antonio, sitios centrales en la geografía<br />

sagrada maya de la época. Se trataba de Santa Cruz-en-exilio-femporario,<br />

llamada así en las plegarías pero aludida en situaciones<br />

mundanas y en la lengua cotidiana como Xcacal Guardia. 6<br />

Los exploradores extranjeros llegaron pues a una región turbulenta.<br />

En 1929 la Expedición Médica de Yucatán de la Institución<br />

Carnegie partió de Chichón Itzá y bordeó la frontera occidental<br />

de Xcacal Guardia para realizar breves visitas a varias aldeas.<br />

Los indios que encontraron no eran "hostiles y ... no atacaban a nadie<br />

a quien no guardaran rencores. Pueden ser fieramente vengativos,<br />

sin embargo, cuando sienten ultrajada su noción de justicia 0 . 7<br />

Cuando la Grey Memorial Expedition de la Universidad de Tulane,<br />

conducida por el explorador Frans Blom, cruzó el territorio de<br />

Xcacal Guardia en julio de 1928, inadvertidamente ultrajó alguna<br />

noción de justicia. Al llegar al altar descubrieron que<br />

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los indios estaban rezando, y poco después los encontramos a todos<br />

ante un gran festín en el piso de la iglesia. Entienden español pero<br />

fingen no entenderlo, y nos insinúan de todas las maneras posi-,<br />

bles que no nos quieren allí. Junto a sus casas hay muchas gallinas,<br />

pero no las venden, y nos advierten que vigilemos a nuestros animales,<br />

pues en cuanto nos descuidemos los esconderán.<br />

Varios vinieron a examinarnos. Un viejo y un muchacho de dieciocho<br />

años no usaban aretes, pero un niño de doce tenía un arete de<br />

oro en la oreja derecha. Un pequeñín de cuatro años también tenía<br />

un arete en la oreja derecha.<br />

Tomé una foto, pero cuando el viejo vio que le apuntaba con la máquina<br />

de fotografía echó a correr.<br />

No había pasto ni forraje para nuestras muías en el bosque cercano<br />

y los indios no nos querían vender maíz. Sólo en un claro junto a<br />

la iglesia había un poco de hierba y al lado se erguían diez decrépitos<br />

bananos, la mayoría deshilacliados o quebrados. Algunas muías empezaron<br />

a alimentarse con hojas de banano, y pronto apareció un indio<br />

muy airado y me rezongó en maya. Habló así por un rato y se puso<br />

frenético, así que le hablé en inglés, el cual él entendía tanto como<br />

yo su idioma.<br />

Luego intervino nuestro intérprete y me informó que nuestras<br />

muías estaban destruyendo sus valiosos bananos, y que reclamaba<br />

una indemnización de 25 pesos. El indio aseguró que dispararía contra<br />

las muías y contra nosotros, y no era una amenaza vana...<br />

El excitado indio regresó luego y nos contó que el teniente<br />

Concepción [Cituk] llegaría con su escolta de soldados esa tarde, y<br />

que se encargaría de expulsarnos Al atardecer un indio patrullaba<br />

frente a nuestro campamento, armado hasta los dientes. ...La noche<br />

transcurrió sin incidentes, y por la mañana hallamos que los indios<br />

habían dormido en la iglesia, cerca de nuestro campamento, con rifles<br />

y escopetas. Al parecer hablaban en serio. ...Empacamos y nos<br />

marchamos de prisa.<br />

Al salir de Xcacal Guardia, Blom y su partida se toparon con<br />

el teniente (luego capitán) Cituk y su guardia, que regresaban al<br />

centro sagrado. Cituk hizo algunas preguntas a los guías de Blom,<br />

"las cuales respondieron sin aclarar de dónde veníamos ni adonde<br />

íbamos", y sin decir que llevaban una pequeña fortuna en pesos de<br />

plata, presumiblemente para los gastos de la expedición. Después<br />

los extranjeros siguieron viaje rumbo al norte, hacia el seguro estado<br />

de Yucatán. 8<br />

Ese mismo año, el aviador norteamericano Charles Lindbergh<br />

piloteó un bimotor anfibio Sikorsky de Pan American Airways en<br />

un vuelo experimental de reconocimiento sobre las ruinas mayas<br />

de la Península de Yucatán. En un tramo del vuelo, cerca de Xcacal<br />

Guardia, acompañado por el arqueólogo Alfred Kidder, Lindbergh<br />

sobrevoló un túmulo cerca de un claro con una choza india, donde<br />

observó a "una mujer india con vestido rosado y varios niños desnudos<br />

que entraron corriendo en la casa cuando descendíamos". 9 Tras<br />

sobrevolar las ruinas, Lindbergh y Kidder amararon cerca de<br />

Tulum para tomar fotografías. Pasaron dos horas inspeccionando<br />

las ruinas a pie, durante las cuales entablaron una charla con mayas<br />

locales antes de seguir vuelo rumbo al este.<br />

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