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22 Introducción general<br />
Este es el Agustín y el pueblo, al igual que su pensamiento<br />
que po<strong>de</strong>mos encontrar en sus sermones, y <strong>de</strong>l cual nos es<br />
difícil, a la hora <strong>de</strong> leerlo hoy, no sentir su presencia sobrecogedora<br />
<strong>de</strong> sinceridad y sencillez en la presentación <strong>de</strong>l mensaje.<br />
La conciencia <strong>de</strong> ser mediador, en lo que insiste tan frecuentemente,<br />
es lo que hoy nos hace a nosotros, sus lectores, sentirnos<br />
un poco más cerca <strong>de</strong> él y aspirar a compartir sus inquietu<strong>de</strong>s<br />
y preocupaciones. Tanto para el que hoy escucha la Palabra<br />
a través <strong>de</strong> intermediarios como para los que poseen el carisma<br />
<strong>de</strong>l ministerio <strong>de</strong> la predicación, constatarán estas facetas <strong>de</strong>l<br />
Agustín rico en pensamiento y rico en experiencia <strong>de</strong> fe, plasmado<br />
todo esto en sus sermones. Hablar <strong>de</strong> predicación en<br />
Agustín evocará siempre la presencia <strong>de</strong>l sacramento <strong>de</strong> la<br />
acción <strong>de</strong> Dios en el hombre a través <strong>de</strong> la meditación <strong>de</strong>l predicador<br />
y <strong>de</strong> la acción inspiradora <strong>de</strong>l Espíritu.<br />
6. EL USO DE LA BIBLIA EN EL SERMÓN DE <strong>AGUSTÍN</strong><br />
Si bien es cierto que la preparación <strong>de</strong> Agustín al principio<br />
<strong>de</strong> su acción ministerial es bastante <strong>de</strong>ficiente, no es menos<br />
cierto también que él se preocupó <strong>de</strong> consultar obras sobre el<br />
particular y <strong>de</strong>dicarse <strong>de</strong> una forma seria a su estudio. El principio<br />
<strong>de</strong> su predicación es básicamente bíblico. De hecho sabemos<br />
ya cómo, en el método <strong>de</strong> composición <strong>de</strong>l sermón, el Obispo<br />
<strong>de</strong> Hipona proce<strong>de</strong> siempre a la lectura <strong>de</strong> algún texto bíblico<br />
y su consiguiente comentario M .<br />
Los textos se escogen según las circunstancias que concurren<br />
en la reunión litúrgica, y <strong>de</strong>spués aplica los métodos <strong>de</strong> interpretación<br />
<strong>de</strong>l tiempo, con características propias, como nos lo<br />
<strong>de</strong>muestra en su obra De doctrina christiana, calificada por Van<br />
<strong>de</strong>r Meer como el «manual <strong>de</strong> exégesis con una introducción<br />
sobre la instrucción bíblica <strong>de</strong> los cristianos» 85 . Parte siempre<br />
<strong>de</strong> su propia convicción <strong>de</strong> que no podrá ser buen predicador<br />
<strong>de</strong> la Palabra quien no sepa seguir a la escucha <strong>de</strong> la misma en<br />
su interior y en la Escritura 86 .<br />
Los principios <strong>de</strong> interpretación y su sentido profundo los<br />
po<strong>de</strong>mos ir recogiendo a través <strong>de</strong> las diversas afirmaciones presentadas<br />
en los sermones. Es claro, y Agustín lo confiesa, que<br />
84 S.176,1: PL 38,950: Vrimam lectionem audivimus Aposíoli. Dein<strong>de</strong> cantavimus<br />
Psalmum, exhortantes nos invicem, una voce, uno cor<strong>de</strong> dicentes...<br />
Post haec, evangélica lectio <strong>de</strong>cem leprosos mundatos nobis ostendit... Has tres<br />
lectiones...<br />
85 F. VAN DER MEER, O.C, p.519.<br />
"" De doctrina christiana IV,4,6: PL 34,91: Scripturarum tractator et doctor.<br />
Introducción general 23<br />
la condición limitada <strong>de</strong> la existencia humana impi<strong>de</strong> captar<br />
el sentido profundo <strong>de</strong>l texto bíblico, ya que hemos nacido<br />
todos pecadores en Adán 87 . Se necesita superar esta condición<br />
a través <strong>de</strong> métodos capaces <strong>de</strong> infundir luz en el corazón <strong>de</strong>l<br />
hombre, y será a través <strong>de</strong> la Escritura como el hombre podrá<br />
ir introduciéndose progresivamente en el misterio revelado 88 .<br />
No obstante, la Escritura lleva la letra, que oscurece más<br />
todavía la inteligencia <strong>de</strong> la misma; letra que, por otra parte,<br />
presenta las huellas <strong>de</strong> este hombre, pero a las cuales Dios se<br />
ha ido adaptando con el correr <strong>de</strong> los tiempos. Esta purificación<br />
que necesita el hombre vendrá a partir <strong>de</strong>l esfuerzo personal<br />
y respuesta positiva a las cuestiones que ese mismo texto propone<br />
a la existencia. Será, por lo tanto, texto medicinal, preparando<br />
a la persona para la presencia y conciencia inteligente<br />
<strong>de</strong>l misterio 89 .<br />
Nadie osará acercarse al misterio revelado sin antes ir<br />
haciendo lugar en su existencia a través <strong>de</strong> una actitud profunda<br />
<strong>de</strong> fe. Es el proceso insistentemente proclamado por Agustín:<br />
Creer para po<strong>de</strong>r llegar a enten<strong>de</strong>r. Después <strong>de</strong> multitud <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s<br />
por las que atraviesa su espíritu, fuertemente racionalista,<br />
no pue<strong>de</strong> por menos <strong>de</strong> proclamar ese principio <strong>de</strong>scribiendo<br />
así su proceso: «Tú <strong>de</strong>cías enten<strong>de</strong>r para creer; yo<br />
<strong>de</strong>cía, para que puedas enten<strong>de</strong>r, cree. Es conocido el litigio,<br />
acudamos al juez. Respon<strong>de</strong> el profeta: Si no creyereis, no<br />
podéis enten<strong>de</strong>r» (Is 7,9) w .<br />
Esta actitud <strong>de</strong> fe, condición sin la cual el hombre no<br />
podrá comenzar su reflexión sobre la acción <strong>de</strong> Dios en la<br />
historia <strong>de</strong>l hombre, lleva consigo también el unir la vivencia<br />
consecuente con esa actitud 91 .<br />
Pero el lector <strong>de</strong> la Biblia exige también y se le pi<strong>de</strong> una<br />
lectura razonable <strong>de</strong> la misma, con el fin <strong>de</strong> que pueda dar<br />
razón <strong>de</strong> esa fe que manifiesta en su vida. Esta racionabilidad<br />
ha <strong>de</strong> seguir la línea <strong>de</strong> la encarnación. Para Agustín es claro<br />
que a toda inteligencia <strong>de</strong> la fe correspon<strong>de</strong> el convencimiento<br />
personal <strong>de</strong> su racionabilidad y, por lo tanto, <strong>de</strong>be existir<br />
posibilidad <strong>de</strong> su fundamentación. De aquí que hable <strong>de</strong> una<br />
primera encarnación <strong>de</strong> la Palabra en la Escritura y <strong>de</strong> cómo<br />
87 ln loan, tract. 18,21: PL 35,1542; S.27,3: PL 38,179-180.<br />
88 S.92,1: PL 38,572.<br />
89 S.363,1: PL 39,1634: Sensum nostrum, fratres charissimi, in Scripturis<br />
sanctis consi<strong>de</strong>randis atque tractandis regere <strong>de</strong>bet earum<strong>de</strong>m Scripturarum manifestissitna<br />
auctoritas; ut ex eis quae aperte dicta sunt ad nutriendos nos, ea<br />
quae obscurius dicta sunt ad exercendos nos fi<strong>de</strong>liter disserantur.<br />
90 S.43,7: PL 38,257.<br />
91 In loan, tract. 18,7: PL 35,1540: Mores perducunt ad intelligentiam.