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Un mundo raro La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo Capítulo 11 Vestigios de una antigua raza de gigantes Una anomalía se define como ‘cualquier desviación de la disposición esperada, de la norma general o del método usual’. Los científicos tienen ‘piel gruesa’, y no se dejan intimidar fácilmente por las anomalías que hallan a su paso; pero ello no evita que las pruebas de sucesos, eventos y restos inexplicables surjan en una maravillosa variedad de modos y en un amplio abanico de lugares. Alguien ha dicho que el mundo es “un museo de objetos y sucesos anómalos”, un sitio lleno de cosas curiosas e increíbles a cuyas puertas debería haber un letrero que dijera: ‘Abandonad toda certidumbre quienes aquí entráis’. Los hallazgos anómalos son tan abundantes como diversos: misteriosas huellas de hombres junto a las de dinosaurios, esqueletos rarísimos, animales vivos encerrados en piedras durante siglos, objetos tecnológicos que no se corresponden con su antigüedad, conocimientos astronómicos de origen inexplicable, y un largo etcétera. En cuanto al tema que nos ocupa, hoy sabemos que la evidencia de la existencia de seres gigantes abunda en todos los rincones del planeta. Restos ciclópeos compuestos de moles de piedra de dimensiones y pesos elevadísimos se extienden por todo lo largo y ancho del planeta. En sí mismos, constituyen un reto para cualquier persona que intente comprender cómo fueron arrancados de sus emplazamientos originales (muchas veces distantes varios kilómetros), trabajados, labrados, transportados y colocados. Solo las leyendas y tradiciones ancestrales son las que parecen ponerse de acuerdo y apuntar en 89
La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo una misma dirección: una raza de gigantes responsables de la construcción de ciudades ciclópeas como Tiahuanaco y de construcciones megalíticas como la Gran Pirámide. Las huellas de los gigantes Esta raza de gigantes no estuvo confinada únicamente al Medio Oriente. Dos docenas de huellas de pisadas humanas de tamaño anormal han sido encontradas en el lecho del río Paluxy, cerca de Glen Rose (Texas), algunas de ellas midiendo incluso hasta 46 centímetros de longitud por 15 centímetros de ancho (Beierle, 1970). Como es de suponer, la altura de dichos hombres tenía que ser bastante superior a la media de cualquier persona considerada normal. Pero lo más raro es que en uno de los casos una huella humana coincide parcialmente con la de un dinosaurio de tres dedos. Al menos la autenticidad de las huellas de dinosaurio que se hallan en diversos lugares del curso del río Paluxy no ha sido discutida durante más de 50 años, pero la presencia de esas huellas humanas en el mismo estrato rocoso es 90
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Un mundo raro<br />
<strong>La</strong> antigüedad <strong><strong>de</strong>l</strong> futuro… / A. H. Toledo<br />
Capítulo 11<br />
Vestigios <strong>de</strong> una antigua<br />
raza <strong>de</strong> gigantes<br />
Una anomalía se <strong>de</strong>fine como ‘cualquier <strong>de</strong>sviación <strong>de</strong> la<br />
disposición esperada, <strong>de</strong> la norma general o <strong><strong>de</strong>l</strong> método usual’.<br />
Los científicos tienen ‘piel gruesa’, y no se <strong>de</strong>jan intimidar<br />
fácilmente por las anomalías que hallan a su paso; pero ello no<br />
evita que las pruebas <strong>de</strong> sucesos, eventos y restos inexplicables<br />
surjan en una maravillosa variedad <strong>de</strong> modos y en un amplio<br />
abanico <strong>de</strong> lugares. Alguien ha dicho que el mundo es “un<br />
museo <strong>de</strong> objetos y sucesos anómalos”, un sitio lleno <strong>de</strong> cosas<br />
curiosas e increíbles a cuyas puertas <strong>de</strong>bería haber un letrero que<br />
dijera: ‘Abandonad toda certidumbre quienes aquí entráis’.<br />
Los hallazgos anómalos son tan abundantes como<br />
diversos: misteriosas huellas <strong>de</strong> hombres junto a las <strong>de</strong><br />
dinosaurios, esqueletos rarísimos, animales vivos encerrados en<br />
piedras durante siglos, objetos tecnológicos que no se<br />
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origen inexplicable, y un largo etcétera.<br />
En cuanto al tema que nos ocupa, hoy sabemos que la<br />
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rincones <strong><strong>de</strong>l</strong> planeta. Restos ciclópeos compuestos <strong>de</strong> moles <strong>de</strong><br />
piedra <strong>de</strong> dimensiones y pesos elevadísimos se extien<strong>de</strong>n por<br />
todo lo largo y ancho <strong><strong>de</strong>l</strong> planeta. En sí mismos, constituyen un<br />
reto para cualquier persona que intente compren<strong>de</strong>r cómo<br />
fueron arrancados <strong>de</strong> sus emplazamientos originales (muchas<br />
veces distantes varios kilómetros), trabajados, labrados,<br />
transportados y colocados. Solo las leyendas y tradiciones<br />
ancestrales son las que parecen ponerse <strong>de</strong> acuerdo y apuntar en<br />
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