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La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo que otros más alejados de dichas perfecciones. Por lo mismo, entendemos que el promedio de vida prediluviano estuvo cerca de los 1000 años, pero descendió bruscamente tras el Diluvio. El padre Abraham, por ejemplo, solo alcanzó a vivir 175 años (Génesis 25:7). Y unos cuatrocientos años después de la muerte del patriarca, Moisés habría de escribir con pesar que “algunos llegamos hasta los setenta años; quizás alcancemos hasta los ochenta, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años de vida, sin embargo, solo traen pesadas cargas y calamidades: pronto pasan, y con ellos pasamos nosotros” (Salmo 90:10). Varios siglos previos al Diluvio, la población mundial había experimentado una explosión demográfica a tal grado que Caín, hijo de Adán, edificó una ciudad, a la que llamó “Enoc” (Génesis 4:17). No solo eso, sino que durante las edades prediluvianas se desarrollaron varias industrias, como las fraguas, donde se forjaron “toda clase de herramientas de cobre y de hierro” (Génesis 4:22). Es completamente probable que estos instrumentos hayan sido utilizados en la industria de la construcción, en la carpintería, la confección de ropa y la agricultura. Como he dicho, el conocimiento acumulado habría permitido que generaciones posteriores desarrollaran oficios especializados, como la metalurgia, la agronomía, la ganadería, la literatura, la alfarería y otras artes. Se dice de Jubal, por ejemplo, que “fue el antepasado de todos los que tocan el arpa y la flauta” (Génesis 4:21). Sin embargo, y a pesar de todos sus adelantos civilizacionales, estas sociedades antediluvianas terminaron de súbito. ¿Cuál fue el problema? Un pésimo comienzo… El fin del mundo antiguo La Biblia misma da cuentas de cómo Adán, el primer hombre, se rebeló contra su Creador. Caín, su hijo y edificador de la primera ciudad de la que hay constancia, se convirtió en el primer asesino de la historia al quitarle la vida a su propio hermano. Con el tiempo, las consecuencias de esta tradición delincuente se hicieron acumulativas (Romanos 5:12). Los asuntos se fueron acercando al punto culminante de no retorno. Fue entonces que Jehová Dios determinó que esta 71
La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo situación agravada continuaría solo ciento veinte años más (Génesis 6:3). Después de mencionar la participación Nefilim en esta tragedia humana, la Biblia dice que: “Al ver el Señor que la maldad del ser humano en la tierra era muy grande, y que todos sus pensamientos tendían siempre hacia el mal, […] Dijo: ‘Voy a borrar de la tierra al ser humano que he creado, […] voy a destruir a la gente junto con la tierra’ ” (Génesis 6:5-7. NVI). Con el tiempo, Noé fue informado específicamente que Dios destruiría toda forma de vida mediante un Diluvio (Génesis 6:13,17). Aunque Noé fue un ‘predicador de justicia’, al parecer la gente encontraba difícil creer que todo lo que le rodeaba fuera a terminar (Ver 2ª Pedro 2:5). Solo ocho personas hicieron caso de la advertencia divina, y solo ellos se salvaron (1ª Pedro 3:20). Noé, un hombre inmune Un planteamiento que he dejado pendiente hasta este momento es el referente a la naturaleza física, moral y espiritual de Noé. La cuestión es la siguiente: ¿Por qué Noé y su familia inmediata fueron los únicos seres que escaparon al gran juicio de Dios contra el mundo antiguo? Génesis 6:9 afirma que Noé era “varón justo, perfecto en sus generaciones” (Reina-Valera, 1960). Él permaneció como ejemplo de justicia y lealtad ante su impía generación. Como de Enoc antes, de Noé se dijo también que “caminó con Dios.” ¿Se refiere esto a una perfección moral y espiritual? Difícilmente. El siguiente pasaje de Génesis 9:20-23 no nos da lugar para pensar que Noé era un hombre perfecto, en el sentido más estrictamente moral. El pasaje afirma que después de finalizado el Diluvio, Noé comenzó… “…a labrar la tierra y plantó una viña; y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en medio de su tienda. Y Cam […] vio la desnudez 72
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<strong>La</strong> antigüedad <strong><strong>de</strong>l</strong> futuro… / A. H. Toledo<br />
que otros más alejados <strong>de</strong> dichas perfecciones. Por lo mismo,<br />
enten<strong>de</strong>mos que el promedio <strong>de</strong> vida prediluviano estuvo cerca<br />
<strong>de</strong> los 1000 años, pero <strong>de</strong>scendió bruscamente tras el Diluvio. El<br />
padre Abraham, por ejemplo, solo alcanzó a vivir 175 años<br />
(Génesis 25:7). Y unos cuatrocientos años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong> patriarca, Moisés habría <strong>de</strong> escribir con pesar que “algunos<br />
llegamos hasta los setenta años; quizás alcancemos hasta los<br />
ochenta, si las fuerzas nos acompañan. Tantos años <strong>de</strong> vida, sin<br />
embargo, solo traen pesadas cargas y calamida<strong>de</strong>s: pronto pasan,<br />
y con ellos pasamos nosotros” (Salmo 90:10).<br />
Varios siglos previos al Diluvio, la población mundial<br />
había experimentado una explosión <strong>de</strong>mográfica a tal grado que<br />
Caín, hijo <strong>de</strong> Adán, edificó una ciudad, a la que llamó “Enoc”<br />
(Génesis 4:17). No solo eso, sino que durante las eda<strong>de</strong>s<br />
prediluvianas se <strong>de</strong>sarrollaron varias industrias, como las<br />
fraguas, don<strong>de</strong> se forjaron “toda clase <strong>de</strong> herramientas <strong>de</strong> cobre<br />
y <strong>de</strong> hierro” (Génesis 4:22). Es completamente probable que<br />
estos instrumentos hayan sido utilizados en la industria <strong>de</strong> la<br />
construcción, en la carpintería, la confección <strong>de</strong> ropa y la<br />
agricultura. Como he dicho, el conocimiento acumulado habría<br />
permitido que generaciones posteriores <strong>de</strong>sarrollaran oficios<br />
especializados, como la metalurgia, la agronomía, la gana<strong>de</strong>ría,<br />
la literatura, la alfarería y otras artes. Se dice <strong>de</strong> Jubal, por<br />
ejemplo, que “fue el antepasado <strong>de</strong> todos los que tocan el arpa y<br />
la flauta” (Génesis 4:21).<br />
Sin embargo, y a pesar <strong>de</strong> todos sus a<strong><strong>de</strong>l</strong>antos<br />
civilizacionales, estas socieda<strong>de</strong>s antediluvianas terminaron <strong>de</strong><br />
súbito. ¿Cuál fue el problema? Un pésimo comienzo…<br />
El fin <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo antiguo<br />
<strong>La</strong> Biblia misma da cuentas <strong>de</strong> cómo Adán, el primer hombre, se<br />
rebeló contra su Creador. Caín, su hijo y edificador <strong>de</strong> la<br />
primera ciudad <strong>de</strong> la que hay constancia, se convirtió en el<br />
primer asesino <strong>de</strong> la historia al quitarle la vida a su propio<br />
hermano. Con el tiempo, las consecuencias <strong>de</strong> esta tradición<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong>incuente se hicieron acumulativas (Romanos 5:12).<br />
Los asuntos se fueron acercando al punto culminante <strong>de</strong><br />
no retorno. Fue entonces que Jehová Dios <strong>de</strong>terminó que esta<br />
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