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La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo ‘héroes’ u ‘hombres poderosos’. Morgenstern dice que editores posteriores, en su enredo terminológico confundieron a los Nefilim con los gibborim y también con los gigantes anakim mencionados en Números 13:33. Algo más que también debe ser tomado en cuenta es que el término Nefilim está en voz pasiva, por lo que se debe leer: “Aquellos que fueron hechos para caer” o “aquellos que fueron arrojados.” Esta forma de la palabra Nefilim es completamente diferente de la forma activa de la voz verbal Nofelim, que se traduce como “aquello que cae por su propia voluntad o de manera natural.” Es decir, que los Nefilim no descendieron por su libre voluntad sino que fueron echados del cielo por la fuerza. Al parecer, con el tiempo el significado original del término Nefilim (“los arrojados”) se fue generalizando, aplicándose a todo aquel ser que era malvado por naturaleza 51
La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo adquirida. De esta manera, los gigantes gibborim, nacidos de los lujuriosos vigilantes y de las mujeres humanas, pudieron haber sido llamados Nefilim sencillamente porque también habían caído, como los Nefilim originales que al caminar sobre la Tierra en épocas prediluvianas, parecían gigantes ellos mismos. Una frase del pasaje de Apocalipsis 12:9 (“fue arrojado a la tierra”) confirma la encarnación de los Nefilim en cuerpos físicos. Génesis 6:4 no solo confirma la encarnación física de los Nefilim (los gigantes en la Tierra) sino también la de los Vigilantes. Así, no solo fueron dos caídas separadas sino que hubo (al menos) dos encarnaciones separadas de ángeles caídos a la Tierra. Los Nefilim habrían sido ‘hechos para caer’ o ‘para ser arrojados’ del cielo, en tanto que los Vigilantes habrían caído ‘por propia voluntad’, por lo cual podríamos llamarlos Nofelim. Así, el Libro de Enoc es una preservación confiable de una de esas caídas, la que se dio a consecuencia de la lujuria. La negación de esa obra por parte de los Padres de la Iglesia logró oscurecer así, durante siglos, la cabal comprensión de la naturaleza y origen de los ángeles caídos. 52
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<strong>La</strong> antigüedad <strong><strong>de</strong>l</strong> futuro… / A. H. Toledo<br />
adquirida. De esta manera, los gigantes gibborim, nacidos <strong>de</strong><br />
los lujuriosos vigilantes y <strong>de</strong> las mujeres humanas, pudieron<br />
haber sido llamados Nefilim sencillamente porque también<br />
habían caído, como los Nefilim originales que al caminar sobre<br />
la Tierra en épocas prediluvianas, parecían gigantes ellos<br />
mismos.<br />
Una frase <strong><strong>de</strong>l</strong> pasaje <strong>de</strong> Apocalipsis 12:9 (“fue arrojado<br />
a la tierra”) confirma la encarnación <strong>de</strong> los Nefilim en cuerpos<br />
físicos. Génesis 6:4 no solo confirma la encarnación física <strong>de</strong><br />
los Nefilim (los gigantes en la Tierra) sino también la <strong>de</strong> los<br />
Vigilantes. Así, no solo fueron dos caídas separadas sino que<br />
hubo (al menos) dos encarnaciones separadas <strong>de</strong> ángeles<br />
caídos a la Tierra. Los Nefilim habrían sido ‘hechos para caer’ o<br />
‘para ser arrojados’ <strong><strong>de</strong>l</strong> cielo, en tanto que los Vigilantes<br />
habrían caído ‘por propia voluntad’, por lo cual podríamos<br />
llamarlos Nofelim.<br />
Así, el Libro <strong>de</strong> Enoc es una preservación confiable <strong>de</strong><br />
una <strong>de</strong> esas caídas, la que se dio a consecuencia <strong>de</strong> la lujuria.<br />
<strong>La</strong> negación <strong>de</strong> esa obra por parte <strong>de</strong> los Padres <strong>de</strong> la Iglesia<br />
logró oscurecer así, durante siglos, la cabal comprensión <strong>de</strong> la<br />
naturaleza y origen <strong>de</strong> los ángeles caídos.<br />
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