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La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo todo un mensaje podía ser traducido desde el lenguaje de las matemáticas. 63 Estos enigmáticos resultados inquietaron a Hoagland, quien concluyó que las relaciones geométricas del complejo de Sidonia eran referencias claras a las matemáticas de la hiperdimensionalidad (ver capítulo 14). Para él, la clave de esta geometría se encontraba en el uso repetido del ángulo de 19.5 grados. Por ejemplo, dos lados de la Pirámide D&M se encuentran a 19.5 grados de la línea de latitud marciana, y este ángulo se vuelve a repetir en la posición que comparten un grupo de pequeños montes de la misma región. Ahora bien, según Hoagland 19.5 grados (más precisamente 19.47) son significativos dado que se trata de la ‘constante del tetraedro’ ―la figura más simple de los sólidos regulares, de cuatro lados triangulares equiláteros. Esto es interesante dado que es un hecho que existe una importante relación entre el tetraedro (pirámide simple) y la esfera, en la cual este poliedro puede ser inscrito. Por ejemplo, si consideramos a los planetas como esferas y colocamos el vértice de un tetraedro imaginario en uno de los polos, los otros tres vértices caerán a la altura del paralelo 19.5 grados en el hemisferio opuesto. Y lo que hace más interesante a estas relaciones es el otro hecho curioso de que en todos los planetas del Sistema Solar en los que se ha podido estudiar la superficie con relativo detalle, es sobre esa misma localización geográfica donde se encuentran invariablemente los mayores focos de inestabilidad tectónica causada por alguna fuente de energía exactamente a 19.5 grados norte o sur del ecuador. Por ejemplo, la gran mancha roja de Júpiter se encuentra a esa altura (19.5). En Marte, el asombroso Olimpus Mons, el más grande volcán conocido de todo el Sistema Solar (con 563 kilómetros de ancho), también está ubicado a 19.3 grados norte. En Neptuno ocurre lo mismo, ya que tiene una mancha como la de Júpiter aunque de color azul. En el Sol, la mayor incidencia de sus manchas (el efecto visible de las erupciones derivadas de la alta actividad), también se observan precisamente alrededor del paralelo 19.5 grados. Aquí en la Tierra, a ese nivel se localizan 63 TORUN, Erol (1996): http://users.starpower.net/etorun/pyramid/ 173

La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo las intensamente activas islas de Hawai, el cinturón volcánico del Pacífico, así como el volcán más grande del mundo, el Mauna Loa (19.6). Se piensa que el fenómeno de los 19.5 grados es el resultado de la rotación misma de los planetas, siendo esos los focos de expresión física de inagotables flujos de energía provenientes de fuentes hiperdimensionales paralelas a nuestro universo físico tetradimensional. Es decir, al nivel de los 19.5 grados es donde más fácilmente se manifiestan los recursos energéticos acumulados en las otras dimensiones que de hecho existen, y que son superiores a las cuatro en las que nos movemos (alto, ancho, largo, tiempo). Hoagland piensa que esta es la razón por la que el ángulo de 19.5 grados es tan recurrente en la región de Sidonia. Cree que es la clave dejada por otros con la intención de guiarnos al descubrimiento de la física hiperdimensional y sus inagotables fuentes de energía. Arguye que si la energía generada por las fuentes de expresión de esa física hiperdimensional pudiera ser canalizada, la humanidad contaría con un flujo inagotable de energía a precio anonadado, así como la capacidad de desarrollar tecnologías superavanzadas, tales como la propulsión antigravitatorio y los viajes interestelares. Tales tecnologías, siempre según Hoagland, resolverían casi al instante la mayoría de los problemas del mundo, trayendo al fin el tan esperado “Nuevo Orden Mundial”. ¿Agroglifo (mesianismo) marciano? Es curioso darse cuenta de que otra área de gran interés intelectual para Hoagland y colaboradores, es el del polémico tema de los ‘círculos de los cultivos’. Este equipo sostiene que estos ‘agroglifos transtemporales’ (como prefieren llamarlos) contienen en sí los códigos geométrico-matemáticos que repiten y refuerzan el ‘mensaje secreto’ de Sidonia. Así, conectando a los ‘constructores extraterrestres’ de Sidonia con 174

<strong>La</strong> antigüedad <strong><strong>de</strong>l</strong> futuro… / A. H. Toledo<br />

todo un mensaje podía ser traducido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el lenguaje <strong>de</strong> las<br />

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Estos enigmáticos resultados inquietaron a Hoagland,<br />

quien concluyó que las relaciones geométricas <strong><strong>de</strong>l</strong> complejo <strong>de</strong><br />

Sidonia eran referencias claras a las matemáticas <strong>de</strong> la<br />

hiperdimensionalidad (ver capítulo 14). Para él, la clave <strong>de</strong> esta<br />

geometría se encontraba en el uso repetido <strong><strong>de</strong>l</strong> ángulo <strong>de</strong> 19.5<br />

grados. Por ejemplo, dos lados <strong>de</strong> la Pirámi<strong>de</strong> D&M se<br />

encuentran a 19.5 grados <strong>de</strong> la línea <strong>de</strong> latitud marciana, y este<br />

ángulo se vuelve a repetir en la posición que comparten un<br />

grupo <strong>de</strong> pequeños montes <strong>de</strong> la misma región.<br />

Ahora bien, según Hoagland 19.5 grados (más<br />

precisamente 19.47) son significativos dado que se trata <strong>de</strong> la<br />

‘constante <strong><strong>de</strong>l</strong> tetraedro’ ―la figura más simple <strong>de</strong> los sólidos<br />

regulares, <strong>de</strong> cuatro lados triangulares equiláteros. Esto es<br />

interesante dado que es un hecho que existe una importante<br />

relación entre el tetraedro (pirámi<strong>de</strong> simple) y la esfera, en la<br />

cual este poliedro pue<strong>de</strong> ser inscrito. Por ejemplo, si<br />

consi<strong>de</strong>ramos a los planetas como esferas y colocamos el vértice<br />

<strong>de</strong> un tetraedro imaginario en uno <strong>de</strong> los polos, los otros tres<br />

vértices caerán a la altura <strong><strong>de</strong>l</strong> paralelo 19.5 grados en el<br />

hemisferio opuesto. Y lo que hace más interesante a estas<br />

relaciones es el otro hecho curioso <strong>de</strong> que en todos los planetas<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> Sistema Solar en los que se ha podido estudiar la superficie<br />

con relativo <strong>de</strong>talle, es sobre esa misma localización geográfica<br />

don<strong>de</strong> se encuentran invariablemente los mayores focos <strong>de</strong><br />

inestabilidad tectónica causada por alguna fuente <strong>de</strong> energía<br />

exactamente a 19.5 grados norte o sur <strong><strong>de</strong>l</strong> ecuador. Por ejemplo,<br />

la gran mancha roja <strong>de</strong> Júpiter se encuentra a esa altura (19.5).<br />

En Marte, el asombroso Olimpus Mons, el más gran<strong>de</strong> volcán<br />

conocido <strong>de</strong> todo el Sistema Solar (con 563 kilómetros <strong>de</strong><br />

ancho), también está ubicado a 19.3 grados norte. En Neptuno<br />

ocurre lo mismo, ya que tiene una mancha como la <strong>de</strong> Júpiter<br />

aunque <strong>de</strong> color azul. En el Sol, la mayor inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> sus<br />

manchas (el efecto visible <strong>de</strong> las erupciones <strong>de</strong>rivadas <strong>de</strong> la alta<br />

actividad), también se observan precisamente alre<strong>de</strong>dor <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

paralelo 19.5 grados. Aquí en la Tierra, a ese nivel se localizan<br />

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TORUN, Erol (1996): http://users.starpower.net/etorun/pyramid/<br />

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