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La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo llegaron a creer que esas dos estructuras, tan cercanas la una a la otra, no eran el fruto de la erosión o trucos de cámara, sino que eran estructuras artificiales, presumiblemente erigidas por alguna antiquísima civilización marciana. El principal promotor de los descubrimientos de DiPietro y Molenaar fue el escritor científico Richard C. Hoagland, quien se involucró en el debate marciano en 1983. Desde entonces, Hoagland (con intachables credenciales científicas) se ha convertido en el principal abogado de la presencia de estructuras artificiales en el Planeta Rojo y principal fuente de información en torno al ‘Rostro’ y demás estructuras. ¿Qué hubo en Marte? Si las estructuras marcianas son verdaderamente artificiales, la pregunta forzosa es ¿quién las construyó? Picknett y Prince (1999) piensan que, al parecer, solo existen tres posibles respuestas: 1. Fueron construidas, efectivamente, por alguna antigua civilización marciana, barrida quizás por alguna catástrofe natural, como la producida por el choque de un cometa o de un meteoro (Hancock, Bauval y Grigsby, 1998). 2. Son el producto de una civilización extraterrestre proveniente de algún otro punto del universo, que incluso habría visitado la Tierra. 62 3. Son la obra de una civilización avanzada que se originó aquí en la Tierra y llegó a viajar a Marte. Hoagland (1996) está firmemente convencido de que los monumentos de Sidonia fueron construidos por una civilización ajena a nuestro Sistema Solar, que también visitó la Tierra en el 62 Ver SITCHIN (1978), Op. Cit.; ALFORD, Alan, F. (1996): Gods of the New Mellennium: Scientific Proff of Flesh and Blood Gods. [Eridu Books: Walsall], y DÄNIKEN, Erich von (1999): Chariots of the Gods. [Berkley Publishing Group: New York]. Esta escuela de pensamiento, a la que algunos han dado en llamar “Paleocontactología”, interpreta los mitos del mundo antiguo como memorias romantizadas de encuentros con seres extraterrestres y su tecnología. Los ‘dioses’ no serían otra cosa que entidades biológicas que desarrollaron una civilización avanzada de viajes interplanetarios. También intenta explicar las anomalías de la tecnología antigua (tales como las pirámides) como el resultado de tales contactos. 171
La antigüedad del futuro… / A. H. Toledo pasado más remoto, y ha calculado que la edad del ‘Rostro’ es de mucho más de medio millón de años. Las teorías de Hoagland tienen una implicación más. Él cree que estas estructuras no solo pueden ser atribuidas a seres venidos de más allá del Sistema Solar sino que tales entidades habrían creado a la misma raza humana ―idea que, por más inverosímil que pudiera parecer, está ganando millones de adeptos rápidamente en todo el mundo. Sus cada vez más puntuales acusaciones a la NASA van en el sentido de que ese organismo paraestatal forma parte de una conspiración que impide que la verdad acerca de Sidonia llegue al gran público. Por ejemplo, ha tomado el liderazgo en la promoción de la teoría de que la sonda Mars Observer, declarada oficialmente perdida desde 1993, ha continuado mandando datos a la Tierra secretamente... El mensaje de Sidonia En 1988 apareció en escena Erol Torun. Con él, la investigación de las anomalías marcianas tomó otro rumbo. Cartógrafo y analista de sistemas del servicio cartográfico de la Secretaría de la Defensa de los Estados Unidos, se vio particularmente interesado por la Pirámide D&M de entre las demás estructuras que se alzan en la llanura de Sidonia. Torun, conocedor de que la geomorfología de Marte no poseía ningún mecanismo natural que pudiera explicar la formación de una estructura de tan asombrosa simetría, decidió analizar con más cuidado la geometría de la construcción. Pero no se imaginaba lo que le deparaba su estudio pues, codificadas en la estructura de aquel objeto, descubrió una serie de relaciones matemáticas y constantes geométricas fundamentales cuya probabilidad de haber sido originadas al azar se hallaban cerca de cero. Pero estos descubrimientos quedaron empequeñecidos ante el hecho de que esas mismas relaciones matemáticas se repetían con asombrosa precisión si se trazaban líneas unificantes entre las demás misteriosas estructuras de la llanura. Al parecer, todo formaba parte de un complejo diseño que repetía una y otra vez los mismos números, ángulos y figuras. Para él estaba claro que allí no solo había un diseño deliberadamente codificado sino que 172
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llegaron a creer que esas dos estructuras, tan cercanas la una a<br />
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que eran estructuras artificiales, presumiblemente erigidas por<br />
alguna antiquísima civilización marciana.<br />
El principal promotor <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scubrimientos <strong>de</strong><br />
DiPietro y Molenaar fue el escritor científico Richard C.<br />
Hoagland, quien se involucró en el <strong>de</strong>bate marciano en 1983.<br />
Des<strong>de</strong> entonces, Hoagland (con intachables cre<strong>de</strong>nciales<br />
científicas) se ha convertido en el principal abogado <strong>de</strong> la<br />
presencia <strong>de</strong> estructuras artificiales en el Planeta Rojo y<br />
principal fuente <strong>de</strong> información en torno al ‘Rostro’ y <strong>de</strong>más<br />
estructuras.<br />
¿Qué hubo en Marte?<br />
Si las estructuras marcianas son verda<strong>de</strong>ramente artificiales, la<br />
pregunta forzosa es ¿quién las construyó? Picknett y Prince<br />
(1999) piensan que, al parecer, solo existen tres posibles<br />
respuestas:<br />
1. Fueron construidas, efectivamente, por alguna antigua<br />
civilización marciana, barrida quizás por alguna catástrofe<br />
natural, como la producida por el choque <strong>de</strong> un cometa o <strong>de</strong> un<br />
meteoro (Hancock, Bauval y Grigsby, 1998).<br />
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proveniente <strong>de</strong> algún otro punto <strong><strong>de</strong>l</strong> universo, que incluso habría<br />
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originó aquí en la Tierra y llegó a viajar a Marte.<br />
Hoagland (1996) está firmemente convencido <strong>de</strong> que los<br />
monumentos <strong>de</strong> Sidonia fueron construidos por una civilización<br />
ajena a nuestro Sistema Solar, que también visitó la Tierra en el<br />
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Ver SITCHIN (1978), Op. Cit.; ALFORD, Alan, F. (1996): Gods of the New<br />
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“Paleocontactología”, interpreta los mitos <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo antiguo como memorias<br />
romantizadas <strong>de</strong> encuentros con seres extraterrestres y su tecnología. Los ‘dioses’ no<br />
serían otra cosa que entida<strong>de</strong>s biológicas que <strong>de</strong>sarrollaron una civilización avanzada <strong>de</strong><br />
viajes interplanetarios. También intenta explicar las anomalías <strong>de</strong> la tecnología antigua<br />
(tales como las pirámi<strong>de</strong>s) como el resultado <strong>de</strong> tales contactos.<br />
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