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13 de Diciembre de 2009 | El Diario Montañés | Universidad Menéndez... http://es.eprensa.com/cgi-bin/show_article.cgi?dir=20091213&file=nw...
de Laredo.
Músicos y amigos
El nuevo modo de entender la noche provocó no pocos problemas. «Al principio, esto era tan aperturista y tan
rompedor, que lo tenían por un club de perdición», comenta Nacho Rodríguez, más joven que el resto. «Para nosotros
era el club prohibido, porque no teníamos 18 años y entrábamos, a veces, de manera furtiva», añade.
Nacho Rodríguez se incorporó al proceso a principios de los setenta y representa, por así decirlo, a una generación
posterior. Vivió los últimos años de aquella etapa gloriosa, a la que puso fin la apertura de otro tipo de establecimientos
como el Caracol o el Pistón. Fueron estos, en los años setenta, los que marcaron el declive del Drink Club en aquella
primera etapa que arrancó en 1959.
Para cuando Nacho Rodríguez comenzó a frecuentar el Drink, hacía años que Víctor y Dito eran auténticas
'personalidades'.
Músicos y amigos
Víctor Fernández, a quien llamaban Vitín 'El Muerto' por el aspecto que ofrecía a la mañana siguiente, trabajó como
músico. Vino a Santander en 1965 y se quedó para siempre. Trabajar en él cambio su vida, porque «el Drink, entonces,
era tan conocido en España como puede serlo hoy el Pachá en Ibiza».
Dito Calderón, primo de Ramón y Juan Carlos, también recuerda su primera sesión musical: «Me dio una vergüenza
espantosa y me marché. Tuvieron que ir a buscarme». Tocaban todas las noches: en invierno en el Drink de Santander
y en verano en el de Laredo.
Uno y otro aun recuerdan algunas anécdotas, como los conflictos con los vecinos, que vertían agua con lejía por el tiro
de la chimenea. «La verdad es que lo hemos pasado muy bien: nosotros el franquismo lo vimos en technicolor»,
sentencia Dito.
Cuando Víctor y Dito y otros marchaban a tocar a Laredo, era necesario buscar sustitutos. Luis Horta 'Toti' fue uno de
ellos. Tocó algún verano en el Drink, hacia el 65, y «en una semana tocando ganaba más que en un mes trabajando».
Lo suyo era la batería. «Fueron momento muy bonitos», según recuerda. Toti Horta es decorador y ha diseñado el
interior de 250 locales de la región, entre ellos algunos tan emblemáticos como el Blues, El Proyector, La Viña, el Café
Suizo, el Pombo o el Botánico.
Tiene muy buenos recuerdos de las noches del Drink, pero «la trascendencia de aquello no la supimos en aquel
momento». «Es como lo del mayo del 68: yo estuve allí y veía la guerra de los adoquines, pero no fui consciente de lo
que significaba. Con esto sucedió lo mismo. No le dabas la importancia que realmente tenía».
Francesas en Santander
Pero la tenía. Los jóvenes comenzaron a salir, a divertirse de otro modo y, en muchos casos, a tomar contacto con
otras realidades. Y a partir de entonces nada volvería a ser de la misma manera.
La presencia de extranjeros, especialmente francesas, fue una de las grandes animaciones de aquel Drink de hace
medio siglo. Venían a estudiar a Santander y frecuentaban la noche, aunque en la España de entonces no estaba muy
bien visto.
Muchos se relacionaron con ellas, y algunos de aquellos 'contactos' terminaron en matrimonio, como el de Pilo
Fernández. «Conocí a mi mujer aquí, en la alcantarilla que hay a la salida del Drink», comenta. Ella vivía en una
localidad situada al norte, entre París y Calais, y vino a Santander en 1968, a estudiar en la UIMP. «¿Qué recuerdo
tengo del Drink?. Mis primeras copas, mi primer trabajo, mi primera chica... Para mi el Drink fue empezar a vivir»,
sentencia.
Víctor, el músico, también conoció a su mujer en el Drink. Fue un poco más tarde, en el año 70. Cree que en el Drink
no se hacía nada malo, salvo divertirse, pero comparte la creencia de que no todo el mundo veía con muy buenos ojos
a aquellos pioneros. «A mi mujer no la dejaban venir aquí. Mi suegro a mi me odiaba porque tenía el pelo largo, era
músico y era amigo de los Calderón», nada menos.
Evidentemente, su suegro no veía con buenos ojos aquellos cambios, de los que su futuro yerno fue destacado
protagonista. Pero estos no eran sino el resultado de los nuevos tiempos, de la apertura que vivía el país ya en los
años sesenta, de la llegada de turistas extranjeros y la salida a Europa de los emigrantes, de los grupos musicales
británicos y franceses, de la radio y la televisión, de los nuevos hábitos de ocio... Fue una corriente profunda e
irreversible, que acabaría por empapar a todos los integrantes de aquella generación, y las posteriores. Sólo que
algunos pioneros, como Dito, Toti, Vitín, Óscar, Paco, Pilo, Nacho y, por supuesto, Ramón Calderón, abrieron camino y
se adelantaron algunas horas a su tiempo. Al menos, algunas horas.
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