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ABCDFLOUWP - Nodo 50

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pisos compartidxs o incluso en pisos “patera”. De hecho la expansión económica<br />

de los últimos años en Occidente, sumándose a la difícil y endémica<br />

situación de miseria en la mayor parte de las zonas del mundo, ha provocado<br />

que un estado como el español, que solía tener emigradxs y corrientes migratorias<br />

internas, en apenas dos décadas, a pasado a recibir varios millones de<br />

personas de otra zonas.<br />

Esta llegada masiva de personas es consecuencia de la propia lógica<br />

capitalista, y, por desgracia, ha provocado que, por cuestiones “raciales” o<br />

“étnicas”, existan numerosos ejemplos de racismo y xenofobia, provocando<br />

divisiones entre explotadxs, recelos y prejuicios. Este contingente inmigrante<br />

es el equivalente a la clase obrera de los 70, que en aquel entonces solía<br />

venir principalmente de zonas como el sur peninsular. Ahora vienen de todos<br />

los rincones del planeta. Y Barcelona ha vivido esto de una forma impactante.<br />

En apenas 10 años hemos pasado de unas calles monocolor a pasear por<br />

nuestros barrios y ver diversidad de tonalidades, lenguas, costumbres... Es la<br />

nueva lógica del Capital, del capitalismo global, en dónde todo es mercancía,<br />

incluyendo las personas.<br />

Y si hablamos de las nuevas tecnologías vemos como estamos<br />

inmersxs en una revolución de consecuencias superiores o equiparables a las<br />

revoluciones industriales del XIX, que asentaron las bases del capitalismo del<br />

s.XX. El capitalismo de finales del XX e inicios del XXI es un capitalismo en<br />

exponencial expansión, en donde los estados son parte activa y manifiesta de<br />

estos procesos y en donde el panorama siempre es cambiante. En un plano<br />

local, vemos que la Barcelona de los 70 es diferente a la Barcelona actual. En<br />

las calles de Barcelona la conciencia obrera es minoritaria, incluso movimientos<br />

y luchas sociales que en los últimos años se han manifestado son más<br />

importantes e influyentes que la lucha en el campo laboral. El primerizo movimiento<br />

de objeción de conciencia, tras la propuesta integradora del estado de<br />

crear una prestación social substitutoria (PSS), se radicalizó hacia posturas<br />

insumisas, tanto al servicio militar como a la PSS, y al final ese movimiento<br />

social se puede afirmar que consiguió parte de sus objetivos, ya que esas formas<br />

de trabajo esclavo llamadas servicio militar o prestación social han terminado<br />

desapareciendo, sin embargo esa lucha no significó un riesgo para la<br />

estructura del Sistema ni el fin de los ejércitos, pero si un problema.<br />

Al calor de esta lucha, así como del asociacionismo y colectivos existentes<br />

a finales de los 80 surgió la lucha por la okupación, lucha diversa que<br />

en la ciudad de Barcelona, al abrigo del clima de especulación urbanística y<br />

cientos de propiedades abandonadas o en desuso, con una parte importante<br />

de la juventud marginada, un Poder más preocupado en otros asuntos, así<br />

como a otros factores, encontró un excelente lugar para arraigar, logrando ser<br />

un referente internacional en poco tiempo. La okupación fue vista con despreocupación<br />

en unos inicios por el Sistema, tras los sucesos del desalojo del<br />

permitido un proceso productivo más descentralizado, como porque cada vez<br />

más el tipo de trabajo necesario en las fábricas es en gran medida sólo supervisar<br />

y mantener las máquinas.<br />

A un nivel práctico esto significa que todxs somos, como individuos,<br />

prescindibles para el proceso de producción, porque todxs somos reemplazables,<br />

ese hermoso igualitarismo capitalista en el que todos somos iguales a<br />

cero. En el primer mundo, esto ha tenido el efecto de empujar a un creciente<br />

número de explotadxs a posiciones cada vez más precarias: trabajo temporal,<br />

trabajos en el sector servicios, desempleo crónico, el mercado negro y otras<br />

formas de ilegalidad, indigencia y prisión. El trabajo fijo con su garantía de una<br />

vida un tanto estable - incluso si esa vida no es propia- está dejando paso a<br />

una carencia de garantías donde las ilusiones proporcionadas por un consumismo<br />

moderadamente cómodo ya no pueden seguir ocultando que la vida<br />

bajo el capitalismo siempre se vive al borde de la catástrofe.<br />

En el tercer mundo, gente que ha sido capaz de crear su propia existencia,<br />

aun cuando ésta haya sido en ocasiones difícil, se está encontrando<br />

con que su tierra y otros medios para hacerlo le están siendo arrebatados al<br />

invadir (literalmente) las máquinas del capital sus casas y minar cualquier<br />

posibilidad de continuar viviendo de su propia actividad. Arrancadxs de sus<br />

vidas y tierras, se ven forzadxs a trasladarse a las ciudades donde hay poco<br />

empleo para ellxs. Surgen barrios de chabolas alrededor de las ciudades, a<br />

menudo con una población mayor que la de la propia ciudad. Sin ninguna<br />

posibilidad de trabajo fijo, lxs habitantes de estos barrios de chabolas están<br />

obligadxs a formar una economía de mercado negro para sobrevivir, pero esto<br />

también sirve todavía a los intereses del capital. Otrxs, en su desesperación,<br />

eligen la inmigración, arriesgándose al encarcelamiento en campos de refugiados<br />

y centros para extranjerxs indocumentadxs con la esperanza de mejorar<br />

su condición.<br />

Así, junto con la desposesión, la precariedad y la prescindibilidad son<br />

cada vez más los rasgos que comparten quienes componen la clase explotada<br />

mundial. Si, por un lado, esto significa que esta civilización de la mercancía<br />

está creando en su interior una clase de bárbaros que realmente no tienen<br />

nada que perder en derribarla (y no de los modos imaginados por lxs<br />

viejxs ideólogxs obreristas), por otro lado estos rasgos no proporcionan en sí<br />

mismos ninguna base para un proyecto positivo de la transformación de la<br />

vida. La rabia provocado por las miserables condiciones de vida que esta<br />

sociedad impone puede fácilmente ser canalizada en proyectos que sirven al<br />

orden dominante o al menos al interés específico de alguno u otro de lxs<br />

dominantes. Los ejemplos de situaciones en las pasadas décadas recientes<br />

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