ABCDFLOUWP - Nodo 50
ABCDFLOUWP - Nodo 50
ABCDFLOUWP - Nodo 50
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Se informa que el volumen de conocimientos se duplica casi cada cinco años;<br />
sin embargo en este mundo crecientemente tecnificado y homógeneo la<br />
“siempre eterna” realidad sigue adelante sin objeción, al menos hasta ahora.<br />
En la novela de Michel Houellebecq de 1998, Les Particules Elémentaires -un<br />
bestseller en Francia- se captura la triste, desilusionada modernidad en la que<br />
la clonación viene a ser como una redención. La civilización en sí misma ha<br />
fracasado y la humanidad termina liquidándose sometida por completo a la<br />
dominación. No puede ser más a tono con el total fiasco y cínico zeitgeist postmoderno.<br />
La cultura de los símbolos atrofió nuestros sentidos, reprimió nuestra experiencia<br />
no mediatizada, y nos condujoó, como predijo Freud, a un estado de<br />
“infelicidad interna permanente”. Hemos sido rebajados y empobrecidos al<br />
punto que estamos forzadxs a preguntarnos porqué la actividad humana se<br />
ha vuelto tan hostil a la humanidad –sin mencionar su enemistad hacia otras<br />
formas de vida en el planeta-.<br />
Dos libros publicados hace poco: All Connected Now: Life in the First Global<br />
Civilization (Todos conectados ahora: la vida y la primera civilización global) y<br />
What Will Be: How the New World of Information Will Change Our Lives (El<br />
mundo de la informática cambiará nuestras vidas) expresan desde sus mismos<br />
títulos el sometimiento a una cada vez más estandarizada e infeliz problemática.<br />
Estos trabajos reflejan el agotamiento de la creatividad y la bancarrota<br />
moral de una era que la masiva deshumanización y la rampante destrucción<br />
de la naturaleza se producen con el objeto de alcanzar frutos en sus proyectos<br />
interrelacionados.<br />
Entre los años 1997 y 1998 -y por muchos meses- se vio en el cielo del sudeste<br />
asiático una humareda: el producto de cuatro millones de hectáreas de<br />
bosques quemados. Cuatro años después, en el este de Australia, cientos de<br />
incendios consumieron sus bosques durante varias semanas, después de<br />
que algunos adolescentes decidieran prenderles fuego. En EEUU los niveles<br />
de contaminación del agua de napas subterráneas y suelos aumentan por<br />
efecto de la concentración de antidepresivos en la orina humana. La alienación<br />
en la sociedad y el aniquilamiento de las comunidades de plantas y animales<br />
se suman a una macabra, trabada danza de violencia que amenaza la<br />
salud y la vida.<br />
La existencia progresivamente cosificada incapacita cualquier cosa o sujeto<br />
que ose ponerla en duda. ¿De qué otra manera podemos dar cuenta de la<br />
asombrosa naturaleza complaciente del posmodernismo, alérgica a cualquier<br />
interrogante sobre los elementos básicos que constituyen la malevolencia<br />
tecno-capitalista? Sin embargo las interrogantes emergen con un perfil de<br />
52<br />
Rote Zora (RZ) fue un grupo alemán de guerrilla urbana de feministas<br />
antiimperialistas. Junto a las aliadas Células Revolucionarias, llevaron a cabo<br />
más de doscientos ataques, mayoritariamente poniendo bombas, durante los<br />
70 y 80. Apuntaron hacia pornógrafos; empresas explotadoras; edificios<br />
gubernamentales; compañias que traficaban con mujeres para ser esposas,<br />
esclavas sexuales y trabajadoras domésticas; entre otras cosas. En una<br />
entrevista anónima, integrantes del Rote Zora explicaron: “las mujeres del RZ<br />
empezaron en 1974 poniendo una bomba en el Tribunal Supremo en<br />
Karlsruhe porque queríamos la abolición total de la ‘218’ (la ley del aborto)”. A<br />
la pregunta de si la violencia daña al movimiento tanto como sus bombas, respondieron:<br />
“Zora 1: ¡Que daña al movimiento! Hable en todo caso de la instalación<br />
de la represión. ¡Las acciones no dañan al movimiento! Todo lo contrario,<br />
pueden y deben apoyarlo de una forma directa. Nuestro ataque contra los<br />
traficantes de mujeres, por ejemplo, ayudó a exponer a la luz pública sus<br />
negocios, a amenazarlos, y ahora ellos saben que tienen que anticiparse a la<br />
resistencia de las mujeres si quieren seguir adelante con sus negocios. Estos<br />
“caballeros” saben que tienen que prever la resistencia. A esto lo llamamos el<br />
fortalecimiento de nuestro movimiento. Zora 2: Hace ya mucho tiempo que la<br />
estrategia de la contrarrevolución ha comenzado a dividir totalmente al ala<br />
radical del resto del movimiento aislándolos para debilitar al movimiento entero.<br />
En los 70 tuvimos la experiencia de lo que significa que sectores de la<br />
izquierda adopten la propaganda del estado, cuando empiezan a presentar a<br />
aquellxs que luchan de manera autónoma como lxs responsables del estado<br />
de persecución, destrucción y represión. No solo confunden la causa con el<br />
efecto, sino que implícitamente justifican el estado de terror. Por lo tanto, son<br />
ellxs mismos quienes debilitan sus propias posiciones. Estrechando el marco<br />
de las protestas y las resistencias...”. La entrevista prosiguió planteando la<br />
siguiente cuestión: “¿Como pueden las mujeres no autónomas, no radicales,<br />
entender lo que queréis? Las acciones armadas tienen un efecto “ahuyentador”.<br />
Zora 2: Quizás es temible que la realidad del día a día sea cuestionada.<br />
Las mujeres a las que desde pequeñas se les ha machacado la cabeza con<br />
la idea de que son víctimas se vuelven inseguras si tienen que enfren- tarse<br />
al hecho de que las mujeres ni son víctimas ni son pacíficas. Esto constituye<br />
una provocación. Aquellas mujeres que experimentan su falta de poder con<br />
rabia pueden identificarse con nuestras acciones. Dado que cada acto de violencia<br />
en contra de una mujer crea una atmósfera de amenaza contra todas<br />
las mujeres, nuestras acciones contribuyen, incluso si sólo apuntan al responsable<br />
individual, al desarrollo de una atmósfera de ‘¡La resistencia es posible!’”.<br />
Hay, sin embargo, mucha literatura feminista que niega los efectos<br />
empoderadores (e históricamente importantes) de la lucha militante en el<br />
movimiento de mujeres y en otros movimientos, ofreciendo en su lugar un<br />
33