ABCDFLOUWP - Nodo 50

veces se inscriben claramente en un contexto determinado, de hecho, en el
estudio del transcurso de nuestra especie tenemos mucho aún que descubrir
como para lanzar análisis o hipótesis creibles. Sin embargo, es cierto que hay
estudios de sociedades concretas en donde las relaciones jerárquicas, según
dichos estudios, son en algunos casos nulas o casi nulas.
El idealismo primitivista peca de querer volver a unos orígenes imposibles,
puesto que difícilmente podríamos volver a una situación sin tecnología,
sin lenguaje, sin sociedad, en fin, porque la inmensa mayoría de la gente,
por no decir toda, sería, hoy día, incapaz de vivir sin tecnología, sin lenguaje
y sin sociedad.
E, incluso, podemos analizar con más detenimiento sus palabras “fetiche”:
civilización, salvajismo, antitecnologismo… ¿Qué son? Sólo son palabras,
y como todas ellas, fruto de la cultura, es decir, construcciones sociales.
Desde el momento que el ser humano construyó el lenguaje, pensó y se
expresó bajo él, murió la posibilidad de volver a esa “edad dorada” primitiva.
Apelar a lo natural, a la Naturaleza, es fundamentar una teoría en una construcción
social. Y en el fondo esto lo hace cualquier propuesta teórica y/o
práctica, así que no hay que reprocharles nada, en todo caso, al igual también
hacen otrxs, afirmar que estan en contra de todas las contrucciones sociales,
y basarse ellxs también en unas. Sin embargo en este idealismo primitivista,
aunque ellxs nieguen en muchos casos “los idealismos”, reside su atractivo.
De hecho en cualquier idealismo revolucionario en el ámbito anarquista existe
un algo, intangible, algo que no se puede expresar con palabras, pero que
todxs aquellxs que han luchado lo han sentido. Lo siente la persona implicada
en la abolición del patriarcado, la que busca la destrucción de todas las
cárceles, quien quiere abolir el trabajo asalariado, quien desea tomar o destruir
los medios de producción, quien lucha por la liberación animal, contra la
destrucción de la “naturaleza”... En defintiva, entre quienes se cuestionan el
poder establecido, las jerarquías sociales existentes y, en síntesis, luchan por
lo que consideran justo. No afirmamos que todxs sientan lo mismo, pero
hablándolo y sintiéndolo en nuestras propias carnes, sabemos que dentro de
nosotrxs existe un deseo, no expresable en palabras, aunque a veces lo focalicemos
en una o varias de ellas, ya sea Libertad, Salvajismo, Igualdad,
Individualidad... Son sólo palabras, pero las ideas que hay detrás, son lo más
real que vamos a sentir en nuestras vidas. Lo importante no son tanto las
palabras como las ideas que hay detrás...
No debemos de caer en el relativismo, el decir que todo vale. No
todas las tácticas, estrategias y teorías son compatibles, y estamos lejos aún
de un discurso hegemónico, y posiblemente no lo logremos nunca. Sin
embargo si que se puede contribuir en el avance de la lucha con debates
basados en el respeto, la autocrítica y a la propia adaptación con la realidad
social. No somos partidarixs del dogmatismo, pero tampoco del relativismo.
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que sólo por sí puede dar fuerza a los demás, y que quienquiera se niegue
a obedecer la voluntad general será obligado a ello por todo el cuerpo.
Esto significa otra cosa sino que se le obligará a ser libre”. Nunca se
había dicho de una forma tan bonita, “obligar a ser libre”, algo tan sencillo
como la obediencia y sumisión. El palo y la zanahoria, te acercamos a vislumbrar
una utopía de Libertad, pero lo que de verdad nos interesa es que
obedezcas, y si no lo haces, te obligaremos a ello. No especificó cómo se
obliga a alguién a realizar algo en contra de su “voluntad”, pero sólo hay
unos cuantos métodos: la amenaza, el chantaje, el uso de la fuerza bruta
y tantas otras formas de explotación... No es consistente su teoría, y más
tras padecer sus consecuencias históricas.
Otros pensadorxs han corregido algunos aspectos de la obra de
Rousseau, incluso algunxs se han mostrado contrarixs a muchos de los
principios de él. Hobbes, por ejemplo, en su “Leviatán”, partió del principio
de que el ser humano era un “lobo para sí mismo”, malo por naturaleza,
por lo tanto, necesitaba al Estado para poder sobrevivir, ya que, pese a
reconocer su maldad (inherente a la naturaleza humana), no dejaba de
ser un “monstruo” por encima de la maldad individual, conteniendo así los
impulsos salvajes humanos, los cuales, según él, eran horribles. El utilitarismo
de John Stuart Mill nos habló de la Democracia, de que el bien de
la mayoría nos aportaba la felicidad, por lo tanto las sociedades basadas
en la democracia serían justas porque las leyes son realizadas por “la
mayoría”. Kant comentaba aquello de que no se debe de hacer a los
demás lo que uno no quiere para sí mismo, no está mal este principio, en
definitiva es ponerse en la piel del otro, sin embargo afirma que “la razón
humana es una razón legisladora, no sólo trata de entender o interpretar
la realidad, sino de imponerle una normativa referente al comportamiento
humano”. En otras palabras, el Estado, para todxs ellxs y sus seguidorxs
contemporáneos, es útil y necesario. Max Weber sintetiza los postulados
de Stuart Mill y los kantianos para justificar lo mismo de siempre. Hegel se
hizo multitud de pajas mentales para vendernos la moto de que el Sistema
perfecto era estatal, bajo una monarquía parlamentaria... Entre tanta miserable
filosfía es preferible el realismo político de Maquiavelo en su obra “El
Principe”, auténtico manual y libro de cabecera de muchx mandatarix y
carroña que abunda por los parlamentos, que toda la hipocresia ética que
abunda entre lxs justificadorxs de lo existente. Al menos Maquiavelo no
ocultaba que era preferible para el gobernante ser temido y odiado que
caer simpático pero no ser obedecido. La finalidad del Poder no es otra
que la obediencia, sea de la forma que sea.
No existe Libertad porque nuestra soberanía individual ha sido
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