El giro decolonial.indd - Patricio Lepe Carrión
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de principios del siglo XXI. Ningún respeto ni reconocimiento a formas de democracia indígenas, islámicas o africanas. Las formas de alteridad democráticas son rechazadas a priori. La forma liberal occidental de democracia es la única legitimada y aceptada, siempre y cuando no comience a atentar contra los intereses hegemónicos occidentales. Si las poblaciones no-europeas no aceptan los términos de la democracia liberal, entonces se les impone por la fuerza, en nombre del progreso y la civilización. La democracia necesita ser reconceptualizada en una forma transmoderna para poder decolonizarla de su forma liberal occidental, es decir, de la forma racializada y capitalista de la democracia occidental. Por medio de la radicalización de la noción de exterioridad de Lévinas, Dussel ve el potencial epistémico de aquellos espacios relativamente exteriores, que no han sido completamente colonizados por la modernidad europea. Estos espacios exteriores no son puros ni absolutos. Ellos han sido producidos y afectados por la modernidad/colonialidad del sistema-mundo. Es desde la geopolítica y corpo-política del conocimiento de esta exterioridad o marginalidad relativa, desde donde emerge el pensamiento crítico fronterizo como una crítica de la modernidad hacia un mundo descolonizado transmoderno pluriversal, de múltiples y diversos proyectos ético-políticos, en donde pueda existir una real comunicación y diálogo horizontal con igualdad entre los pueblos del mundo, más allá de las lógicas y prácticas de dominación y explotación del sistema-mundo. Sin embargo, para lograr este proyecto utópico es fundamental transformar el sistema de dominación y explotación del patrón de poder colonial del presente “sistema-mundo europeo/euronorteamericano moderno-colonial capitalista/patriarcal”. ¿POSMODERNIDAD VS. TRANSMODERNIDAD? Todo lo dicho hasta ahora no tiene nada que ver con la perspectiva posmodernista. La perspectiva transmoderna no es equivalente a la crítica posmodernista. La posmodernidad es una crítica eurocéntrica al eurocentrismo. Reproduce todos los problemas de la modernidad/colonialidad. Tomemos como ejemplo el posmodernismo de Ernesto Laclau y Chantal Mouffe (1985) y contrastémoslo con el zapatismo. Para Laclau y Mouffe los procesos de formación de hegemonía se constituyen cuando un sujeto particular se convierte en signifi cante vacío, a través del cual todos los particulares se identifi can y lo imprimen de sentido, estableciendo cadenas de equivalencia entre sí, y creando simultáneamente cadenas de diferencia contra un enemigo común. Este bloque de poder contra-hegemónico es siempre hegemonizado por un particular, que se convierte en representante de todas las formas de opresión contra un enemigo común, pero que no incorpora cada particularidad en sí misma, sino que las disuelve en el universal abstracto del signifi cante vacío, representativo del sujeto particular que articula las cadenas de equivalencia entre los oprimidos. Para 74
Laclau, un ejemplo de proceso hegemónico es el grito “Viva Perón” (Laclau, 2005). El grito “Viva Perón”, a través del cual todos los oprimidos se identifi - carían, disuelve todas las demandas particulares en un universal abstracto, en este caso privilegiando el movimiento peronista con su signifi cante, “Perón”, que hegemoniza el bloque de poder popular contra el enemigo común. El problema con Laclau y Mouffe es que no pueden concebir otra forma de universalismo que no sea la del universalismo abstracto eurocentrado, en donde un particular se erige en representativo de todos los particulares, sin reconocerlos a plenitud y disolviéndolos en su particularidad. Por supuesto, para Laclau y Mouffe la diferencia que se alcanza a reconocer tiene un límite: la alteridad epistémica. La alteridad epistémica de los pueblos no-europeos no es reconocida. Se reconocen solamente las diferencias en el interior del horizonte de signifi caciones de la cosmología, la epistemología y la política occidentales. Para Laclau y Mouffe no hay un afuera, ni siquiera relativo, al pensamiento occidental. Observemos el contraste entre esta forma de universalismo y la que proponen los zapatistas con la ‘Otra Campaña’. Vale aclarar que aquí no estoy prejuzgando el éxito o fracaso de una visión política, pues en la lucha política nada está garantizado. Se puede ganar o perder, lo que quiero enfatizar aquí es la concepción ‘Otra’ de hacer política. Los zapatistas, lejos de hablarle al pueblo con un programa pre-hecho y enlatado, como hacen todos los partidos de derecha e izquierda, parten de la noción de los indígenas tojolabales del ‘andar preguntando’. ‘Andar preguntando’ plantea una manera ‘Otra’ de hacer política, muy distinta del ‘andar predicando’ de la cosmología judeo-cristiana occidental, reproducida por los marxistas, conservadores y liberales por igual. El ‘andar preguntando’ está ligado al concepto tojolabal de democracia, entendida como ‘mandar obedeciendo’; donde ‘el que manda obedece y el que obedece manda’, lo cual es muy distinto de la democracia occidental, en donde ‘el que manda no obedece y el que obedece no manda’. Partiendo de esta cosmología ‘Otra’, los zapatistas, con su ‘marxismo tojolabaleño’, comienzan la ‘Otra Campaña’ desde el ‘retaguardismo’ que va ‘preguntando y escuchando’, en lugar del ‘vanguardismo’ que va ‘predicando y convenciendo’. La idea de la ‘Otra’ es, al fi nal de un largo diálogo crítico transmoderno con todo el pueblo mejicano, poder articular un programa de lucha, un universal concreto que incluya dentro de sí las demandas particulares de todos los sujetos y epistemes de todos los oprimidos mejicanos. Los zapatistas no parten de un universal abstracto (el socialismo, el comunismo, la democracia, la nación, como signifi cante fl otante o vacío) para luego predicar y convencer de la juzteza del mismo a todos los mejicanos. Ellos parten del ‘andar preguntando’, como ya se dijo, cuyo programa de lucha es un universal concreto construido como resultado, nunca como punto de partida, de un diálogo crítico transmoderno, que incluye la diversalidad epistémica y las demandas particulares de todos los oprimidos de México. Observen cómo éste es un Universal Otro, como diría Walter Mignolo (2000), un pluriversal muy distinto de los universales 75
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Laclau, un ejemplo de proceso hegemónico es el grito “Viva Perón” (Laclau,<br />
2005). <strong>El</strong> grito “Viva Perón”, a través del cual todos los oprimidos se identifi -<br />
carían, disuelve todas las demandas particulares en un universal abstracto,<br />
en este caso privilegiando el movimiento peronista con su signifi cante, “Perón”,<br />
que hegemoniza el bloque de poder popular contra el enemigo común.<br />
<strong>El</strong> problema con Laclau y Mouffe es que no pueden concebir otra forma de<br />
universalismo que no sea la del universalismo abstracto eurocentrado, en<br />
donde un particular se erige en representativo de todos los particulares, sin<br />
reconocerlos a plenitud y disolviéndolos en su particularidad. Por supuesto,<br />
para Laclau y Mouffe la diferencia que se alcanza a reconocer tiene un límite:<br />
la alteridad epistémica. La alteridad epistémica de los pueblos no-europeos<br />
no es reconocida. Se reconocen solamente las diferencias en el interior del<br />
horizonte de signifi caciones de la cosmología, la epistemología y la política occidentales.<br />
Para Laclau y Mouffe no hay un afuera, ni siquiera relativo, al pensamiento<br />
occidental.<br />
Observemos el contraste entre esta forma de universalismo y la que proponen<br />
los zapatistas con la ‘Otra Campaña’. Vale aclarar que aquí no estoy<br />
prejuzgando el éxito o fracaso de una visión política, pues en la lucha política<br />
nada está garantizado. Se puede ganar o perder, lo que quiero enfatizar aquí<br />
es la concepción ‘Otra’ de hacer política. Los zapatistas, lejos de hablarle al<br />
pueblo con un programa pre-hecho y enlatado, como hacen todos los partidos<br />
de derecha e izquierda, parten de la noción de los indígenas tojolabales del<br />
‘andar preguntando’. ‘Andar preguntando’ plantea una manera ‘Otra’ de hacer<br />
política, muy distinta del ‘andar predicando’ de la cosmología judeo-cristiana<br />
occidental, reproducida por los marxistas, conservadores y liberales por<br />
igual. <strong>El</strong> ‘andar preguntando’ está ligado al concepto tojolabal de democracia,<br />
entendida como ‘mandar obedeciendo’; donde ‘el que manda obedece y el que<br />
obedece manda’, lo cual es muy distinto de la democracia occidental, en donde<br />
‘el que manda no obedece y el que obedece no manda’. Partiendo de esta cosmología<br />
‘Otra’, los zapatistas, con su ‘marxismo tojolabaleño’, comienzan la<br />
‘Otra Campaña’ desde el ‘retaguardismo’ que va ‘preguntando y escuchando’,<br />
en lugar del ‘vanguardismo’ que va ‘predicando y convenciendo’. La idea de<br />
la ‘Otra’ es, al fi nal de un largo diálogo crítico transmoderno con todo el pueblo<br />
mejicano, poder articular un programa de lucha, un universal concreto<br />
que incluya dentro de sí las demandas particulares de todos los sujetos y<br />
epistemes de todos los oprimidos mejicanos. Los zapatistas no parten de un<br />
universal abstracto (el socialismo, el comunismo, la democracia, la nación,<br />
como signifi cante fl otante o vacío) para luego predicar y convencer de la juzteza<br />
del mismo a todos los mejicanos. <strong>El</strong>los parten del ‘andar preguntando’, como<br />
ya se dijo, cuyo programa de lucha es un universal concreto construido como<br />
resultado, nunca como punto de partida, de un diálogo crítico transmoderno,<br />
que incluye la diversalidad epistémica y las demandas particulares de todos<br />
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diría Walter Mignolo (2000), un pluriversal muy distinto de los universales<br />
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