El giro decolonial.indd - Patricio Lepe Carrión
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(trans)locales y las acciones de estos movimientos confrontan los legados y<br />
las relaciones del colonialismo interno —lo que Rivera Cusicanqui (1993)<br />
llama la larga duración del colonialismo—, tanto como los designios globales<br />
del mundo moderno-colonial. <strong>El</strong>los tienen mucho qué ofrecer en términos de<br />
geopolíticas del conocimiento y de la colonialidad del poder.<br />
Esta formulación ha sido más signifi cativa en Ecuador que en todas las<br />
otras naciones latinoamericanas, porque allí la interculturalidad —como<br />
principio clave del proyecto político del movimiento indígena— está directamente<br />
orientada a sacudir el poder de la colonialidad y del imperialismo. 1<br />
Particularmente, la interculturalidad, como había sido usada y comprendida<br />
por el movimiento hasta 1990, pone en cuestión la realidad sociopolítica del<br />
neocolonialismo como se refl ejaba en los modelos de Estado, democracia y<br />
nación. También invita a refl exionar sobre ellas como parte de un proceso de<br />
descolonización y transformación (Walsh, 2002b). 2<br />
La CONAIE —Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador— hace<br />
explícito en este proyecto político la signifi cación conceptual, política e ideológica<br />
del término:<br />
<strong>El</strong> principio de interculturalidad respeta la diversidad de los pueblos y nacionalidades<br />
indígenas tanto ecuatorianos como de otros sectores sociales. Pero, al mismo tiempo,<br />
demanda la unidad de ellos en los niveles económico, social, económico y político, con<br />
la mirada vuelta hacia la transformación de las estructuras presentes [...]. (CONAIE,<br />
1997, p. 12)<br />
Para CONAIE, interculturalidad es un principio ideológico (uno de los nueve<br />
que constituyen y dirigen su proyecto político), clave en la construcción<br />
de “una nueva democracia”, naturalmente “anticolonialista, anticapitalista,<br />
antiimperialista y antisegregacionista” —que garantiza “la máxima y permanente<br />
participación de los pueblos y nacionalidades (indígenas) en las tomas<br />
de decisión” (CONAIE, 1997, p. 11). <strong>El</strong> Estado Plurinacional, un concepto<br />
muy usado por el movimiento boliviano katarista en los años 80, 3 refi ere a<br />
1 Cuando el movimiento indígena boliviano utiliza el término ha sido más en el contexto de<br />
la educación bilingüe y no generalmente en el sentido mayor de las esferas económica,<br />
política y social, o en la forma en que se refi ere más directamente a la estructura del Estado<br />
y a las transformaciones institucionales.<br />
2 Esta estrategia también es puesta en evidencia en los esfuerzos del movimiento por construir<br />
su propio modelo de educación como una respuesta a la “práctica generalizada de actitudes<br />
neocoloniales que tienden a eliminar conocimiento como un instrumento de desarrollo y<br />
de solución a los problemas socioculturales y económicos existentes” (DINIEB).<br />
3 En contraste con el Ecuador, el interés actual de los movimientos indígenas bolivianos,<br />
particularmente el de los aymaras, no se centra en el Estado per se. Más bien su atención<br />
se orienta a la recuperación de la memoria en relación con la organización regional de los<br />
ayllus, como una forma para (re)pensar el proyecto estatal sin Estado. Tal pensamiento,<br />
a pesar de la diferencia de enfoque con la construcción ecuatoriana de un Estado Plurinacional,<br />
no es distinto en su intención política. Ambos movimientos nacionales forman<br />
parte de proyectos políticos que están pensados desde la experiencia vivida de la diferencia<br />
colonial y no desde la ideología del Estado.<br />
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