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de una institución académica; luego, porque refl eja un pensamiento que no se basa en los legados coloniales eurocéntricos ni en las perspectivas de la modernidad; y, fi nalmente, porque no se origina en los centros geopolíticos de producción del conocimiento académico, es decir, del norte global. Este trabajo explora la signifi cación de la interculturalidad como una perspectiva y práctica “otra”, que encuentra su sostén y razón de existencia en la colonialidad del poder. Su intención no es reifi car el concepto de interculturalidad o de “pensamiento indígena” en relación con ella. Al contrario, el trabajo busca llamar la atención sobre la relación entre la interculturalidad y la colonialidad del poder con la diferencia colonial, tal como son pensadas y practicadas particularmente por el pensamiento alternativo que el movimiento indígena produce con la mirada hacia la clasifi cación étnico-racial, la dominación estructural y la descolonización, tanto como hacia la contestación a y la distinción sobre las discusiones relativistas que efectúan sobre la diferencia cultural y la multiculturalidad. Poniendo un énfasis particular en la noción de “interculturalidad epistémica”, a la vez que como una práctica política como una contra-respuesta a la hegemonía geopolítica del conocimiento, el artículo busca moverse alrededor de una simple asociación de interculturalidad con política cultural o identitaria, a través de confi guraciones conceptuales que denotan otras formas de conocimiento, desde la necesaria diferencia colonial para la construcción de un mundo diferente. Su interés se orienta simultáneamente a clarifi car cómo esas confi guraciones son constitutivas del proyecto del movimiento indígena ecuatoriano y a considerar sus implicancias y posibilidades para el proyecto participativo del pensamiento crítico social, grupo en el que participa un creciente número de investigadores intervinculados en América Latina y EE.UU., y que se refl eja en este volumen. Con este objetivo en mente, espero actuar aquí como una suerte de mediadora, dialogando con el movimiento indígena, tanto como con algunos conceptos clave que orientan el proyecto de pensamiento crítico social —al que Escobar refi ere como “programa de investigación modernidad/colonialidad”. En particular, y como una demostración de lo que el proyecto participativo encierra, aproximo elementos para ampliar el diálogo que sostengo con Walter Mignolo sobre interculturalidad en relación con diferencia colonial, movimientos indígenas y colonialidad del poder. CONSTRUCCIÓN DE INTERCULTURALIDAD POLÍTICA, IDEOLÓGICA Y EPISTÉMICA DE LOS MOVIMIENTOS INDÍGENAS En la última década, la agencia de los movimientos indígenas andinos (en Ecuador y Bolivia) —cambiando la noción y la práctica del Estado-nación y construyendo una política diferente— ha invertido la hegemonía blancamestiza y, al mismo tiempo, ha posicionado a los pueblos indígenas local, regional y transnacionalmente como actores sociales y políticos. Las historias 48

(trans)locales y las acciones de estos movimientos confrontan los legados y las relaciones del colonialismo interno —lo que Rivera Cusicanqui (1993) llama la larga duración del colonialismo—, tanto como los designios globales del mundo moderno-colonial. Ellos tienen mucho qué ofrecer en términos de geopolíticas del conocimiento y de la colonialidad del poder. Esta formulación ha sido más signifi cativa en Ecuador que en todas las otras naciones latinoamericanas, porque allí la interculturalidad —como principio clave del proyecto político del movimiento indígena— está directamente orientada a sacudir el poder de la colonialidad y del imperialismo. 1 Particularmente, la interculturalidad, como había sido usada y comprendida por el movimiento hasta 1990, pone en cuestión la realidad sociopolítica del neocolonialismo como se refl ejaba en los modelos de Estado, democracia y nación. También invita a refl exionar sobre ellas como parte de un proceso de descolonización y transformación (Walsh, 2002b). 2 La CONAIE —Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador— hace explícito en este proyecto político la signifi cación conceptual, política e ideológica del término: El principio de interculturalidad respeta la diversidad de los pueblos y nacionalidades indígenas tanto ecuatorianos como de otros sectores sociales. Pero, al mismo tiempo, demanda la unidad de ellos en los niveles económico, social, económico y político, con la mirada vuelta hacia la transformación de las estructuras presentes [...]. (CONAIE, 1997, p. 12) Para CONAIE, interculturalidad es un principio ideológico (uno de los nueve que constituyen y dirigen su proyecto político), clave en la construcción de “una nueva democracia”, naturalmente “anticolonialista, anticapitalista, antiimperialista y antisegregacionista” —que garantiza “la máxima y permanente participación de los pueblos y nacionalidades (indígenas) en las tomas de decisión” (CONAIE, 1997, p. 11). El Estado Plurinacional, un concepto muy usado por el movimiento boliviano katarista en los años 80, 3 refi ere a 1 Cuando el movimiento indígena boliviano utiliza el término ha sido más en el contexto de la educación bilingüe y no generalmente en el sentido mayor de las esferas económica, política y social, o en la forma en que se refi ere más directamente a la estructura del Estado y a las transformaciones institucionales. 2 Esta estrategia también es puesta en evidencia en los esfuerzos del movimiento por construir su propio modelo de educación como una respuesta a la “práctica generalizada de actitudes neocoloniales que tienden a eliminar conocimiento como un instrumento de desarrollo y de solución a los problemas socioculturales y económicos existentes” (DINIEB). 3 En contraste con el Ecuador, el interés actual de los movimientos indígenas bolivianos, particularmente el de los aymaras, no se centra en el Estado per se. Más bien su atención se orienta a la recuperación de la memoria en relación con la organización regional de los ayllus, como una forma para (re)pensar el proyecto estatal sin Estado. Tal pensamiento, a pesar de la diferencia de enfoque con la construcción ecuatoriana de un Estado Plurinacional, no es distinto en su intención política. Ambos movimientos nacionales forman parte de proyectos políticos que están pensados desde la experiencia vivida de la diferencia colonial y no desde la ideología del Estado. 49

de una institución académica; luego, porque refl eja un pensamiento que no<br />

se basa en los legados coloniales eurocéntricos ni en las perspectivas de la<br />

modernidad; y, fi nalmente, porque no se origina en los centros geopolíticos<br />

de producción del conocimiento académico, es decir, del norte global.<br />

Este trabajo explora la signifi cación de la interculturalidad como una<br />

perspectiva y práctica “otra”, que encuentra su sostén y razón de existencia<br />

en la colonialidad del poder. Su intención no es reifi car el concepto de interculturalidad<br />

o de “pensamiento indígena” en relación con ella. Al contrario, el<br />

trabajo busca llamar la atención sobre la relación entre la interculturalidad<br />

y la colonialidad del poder con la diferencia colonial, tal como son pensadas<br />

y practicadas particularmente por el pensamiento alternativo que el movimiento<br />

indígena produce con la mirada hacia la clasifi cación étnico-racial,<br />

la dominación estructural y la descolonización, tanto como hacia la contestación<br />

a y la distinción sobre las discusiones relativistas que efectúan sobre<br />

la diferencia cultural y la multiculturalidad.<br />

Poniendo un énfasis particular en la noción de “interculturalidad epistémica”,<br />

a la vez que como una práctica política como una contra-respuesta a la<br />

hegemonía geopolítica del conocimiento, el artículo busca moverse alrededor<br />

de una simple asociación de interculturalidad con política cultural o identitaria,<br />

a través de confi guraciones conceptuales que denotan otras formas<br />

de conocimiento, desde la necesaria diferencia colonial para la construcción<br />

de un mundo diferente. Su interés se orienta simultáneamente a clarifi car<br />

cómo esas confi guraciones son constitutivas del proyecto del movimiento<br />

indígena ecuatoriano y a considerar sus implicancias y posibilidades para el<br />

proyecto participativo del pensamiento crítico social, grupo en el que participa<br />

un creciente número de investigadores intervinculados en América Latina y<br />

EE.UU., y que se refl eja en este volumen. Con este objetivo en mente, espero<br />

actuar aquí como una suerte de mediadora, dialogando con el movimiento<br />

indígena, tanto como con algunos conceptos clave que orientan el proyecto<br />

de pensamiento crítico social —al que Escobar refi ere como “programa de<br />

investigación modernidad/colonialidad”. En particular, y como una demostración<br />

de lo que el proyecto participativo encierra, aproximo elementos para<br />

ampliar el diálogo que sostengo con Walter Mignolo sobre interculturalidad<br />

en relación con diferencia colonial, movimientos indígenas y colonialidad del<br />

poder.<br />

CONSTRUCCIÓN DE INTERCULTURALIDAD POLÍTICA, IDEOLÓGICA Y EPISTÉMICA<br />

DE LOS MOVIMIENTOS INDÍGENAS<br />

En la última década, la agencia de los movimientos indígenas andinos (en<br />

Ecuador y Bolivia) —cambiando la noción y la práctica del Estado-nación<br />

y construyendo una política diferente— ha invertido la hegemonía blancamestiza<br />

y, al mismo tiempo, ha posicionado a los pueblos indígenas local,<br />

regional y transnacionalmente como actores sociales y políticos. Las historias<br />

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